Esta quinta entrega de aventuras de parque de atracciones da lo que promete.
Unos efectos especiales apabullantes.
Acción a raudales.
Un amorío juvenil.
El capitán Jack Sparrow tan desatado como siempre, con Perla Negra incluida.
Javier Bardem haciendo de malo por enésima vez, como es de esperar. Un español en Hollywood solo puede hacer de asesino o narcotraficante.
Más de lo mismo.
No soy devoto de esta saga. Tan apenas tengo tenues recuerdos de las anteriores.
Ésta ya he empezado a olvidarla.
Porque tanta pirotecnia, tanto ruido de feria solo me aturde, pero no me levanta ni el más mínimo interés y no me despierta ningún sentimiento.
Mi corazón late cansino desprendiendo displicencia.
Sin comprender donde está la gracia de este espectáculo lleno de efectos especiales, pero vacío de nervio y de músculo.
Afortunadamente Johnny Depp está menos expansivo que en otras ocasiones, claro que para eso ya está el español.
Me identifico con los despistados actores que han rodado en Australia en unos estudios, que bien podrían haber estado en Pinseque. No han visto el mar, rodando todo con croma.
Por eso en los créditos se observa una legión de animadores y creadores de Fx.
En Piratas del Caribe todo es falso. Ni siquiera de cartón piedra. Solo digital.