Encontrar elementos nuevos en el cine de terror resulta muy difícil.
Generalmente nos conformamos con que los elementos tradicionales del cine de género ensamblen medianamente bien, con eso nos damos por satisfechos.
Cementerio de animales comienza, tal vez, de forma rutinaria, pero cuando avanza la peli aporta elementos muy turbadores, para acabar con una fuerza que realmente causa desazón.
Llega un momento en la que somos capaces de prever lo que va a ocurrir y eso nos causa un profundo malestar, sabedores que aquello no va a terminar bien.
Efectivamente el relato acaba con el Rosario de la Aurora.
Siempre resulta difícil digerir la maldad en la infancia y complicado justificar la agresión a un niño, como bien se preguntaba en el título de su película Narciso Ibáñez Serrador en ¿Quién puede matar a un niño?
No diré que llegué a pasar miedo, pero salí del cine con la extraña sensación que iba a padecer pesadillas.
Cada semana se estrena una comedia española, en ocasiones incluso dos.
Ésta viene patrocinada por Tele 5 con su maquinaria publicitaria detrás.
Plantea la historia de unos jóvenes que se dejan la vida estudiando para sacar una carrera y luego quedan condenados al paro o al empleo precario.
Un tema muy actual, muy real.
Se trata de una comedia loca, incluso salvaje, con buenos momentos de comicidad, pero con, también, elementos chirriantes.
Muy bien todos los actores con grandes dotes para la comedia.
Yo me parto con Ernesto Sevilla.
Las tres chicas protagonistas (Cristina Castaño, Miren Ibarguren y Amaia Salamanca) interpretan papeles potentes y no desentonan en el registro de comedia. Maravillosas.
Una sorpresa ver a David Verdaguer en este género, nos tiene más acostumbrado a verle en pelis serias.
Cumple como comedia de evasión, siendo más interesante su planteamiento que su desarrollo.
Elena consigue aguantar los 188 minutos de proyección, lo cual habla muy a favor de la peli.
Es la biografía de los treinta primeros años del pintor Kurt Barner.
De fondo el nazismo, la guerra y la posguerra con las dos alemanias enfrentadas.
Se trata de una peli ambiciosa en muchos sentidos, que podía haber patinado, pero su comedimiento la hace muy eficaz.
Una gran virtud es su relato lineal, huyendo de flashbacksinnecesarios.
En el meollo de la peli hay una sustancia didáctica sobre el arte y su interpretación.
El arte en la Alemania nazi como representación del poderío de una raza, un arte al servicio de la política.
El arte en la órbita soviética, ese realismo social propagandístico.
Y por último las vanguardias. Esa búsqueda, a veces un poco loca, de nuevas expresiones artísticas. Esa necesidad vital de hacer algo nuevo, algo diferente.
Efectivamente el título es muy acertado.
La sombra del pasado persigue a ese psicópata ginecólogo, un hijo de la gran puta, asesino despiadado que antepone los valores de la raza incluso antes que la salud de su propia hija.
Una arribista sin escrúpulos que puede servir al Tercer Reich tanto como al Sóviet Supremo.
Pero esta peli es sobre todo un análisis de la verdad.
Esa búsqueda de la verdad de nuestro pintor protagonista es la esencia.
Los nazis se creían en la posesión absoluta de la verdad, eso les llevó a hacer las más grandes atrocidades, incluso con sus compatriotas.
Las personas más débiles, aquéllas en las que la sociedad se debería volcar para proteger y cuidar, eran exterminadas.
Los soviéticos también defendían una verdad única, no había espacio para la opinión, ni para la libertad.
Nuestro artista aprende de su tía, esquizofrénica, pero clarividente, que no tiene que dejar de ver, de mirar y esa realidad que va a representar la distorsiona, la desenfoca. Porque la verdad no suele ser diáfana, trasparente, única. La verdad es borrosa y difícil de alcanzar.
Huyamos siempre del que se dice en posesión de la verdad, del que está seguro de todo, del que no puede aceptar la diferencia, lo nuevo, lo marginal.
¡Qué acertado el cartel de esta peli, qué se puede ver al final del post!
No ha gustado a la crítica, pero a nuestro amigo Jesús, a Elena y a mí sí.
A los que amamos el cine, nos ponen las pelis largas.
Una cuidada producción británica que nos relata la última gira que realizaron estos dos grandes de la comedia por el Reino Unido.
Son dos actores en el crepúsculo de su carrera.
Dos achacosos cómicos muy diferentes, pero complementarios.
Ollie arruinado por los divorcios y por las apuestas en las carreras y un Stan soñando con realizar una última película.
Los números cómicos funcionan muy bien, apelando a la nostalgia de los que disfrutamos de su ingenio en las tardes de los sábados en la tele única de mi infancia.
Stan & Ollie es sobre todo una historia de amistad, de esas relaciones inquebrantables, que pueden estar surcadas de inconvenientes y desencuentros pero que son irrompibles.
Llegué a emocionarme en su tramo final, cuando se vuelve sensiblera, soltando algo más que unas lágrimas.
La peli tiene como elemento a favor el relato entrañable del mundo del cine y del espectáculo en la época dorada del viejo Hollywood.
Antes de comenzar a comentar la peli quería contar algunas cuestiones sobre los Estados Intersexuales.
Yo cuando los estudié se llamaban Hermafroditismos.
Antes que nada diferenciar entre genotipo y fenotipo.
Lo primero se refiere a la carga genética.
Tenemos dos cromosomas sexuales. En hombres XY y en mujeres XX, como todos sabemos.
El fenotipo se refiere al aspecto exterior de la persona.
Puede ocurrir que un individuo tenga un fenotipo masculino, con barba, pene, escroto, pelo en el pecho y todos los tópicos consecuentes, pero en cambio tenga ovarios y no testículos. A eso se le llamaba antes Pseudohermafroditismo femenino.
Pero también puede darse el trastorno contrario. El Pseudohermafroditismo masculino, con testículos, pero fenotipo femenino, con mamas, vagina, distribución de la grasa corporal ginecoide, etc…
Un ejemplo de esto es el síndrome de insensibilidad a los andrógenos, síndrome de Morris o feminización testicular es una condición genética en la cual las hormonas encargadas de desarrollar las características físicas masculinas (andrógenos), no son asimiladas por las células.
Estas chicas suelen ser altas y bellas. Su insensibilidad a los andrógenos las hace muy femeninas. Hay muchas leyendas sobre famosas que tienen esta “alteración”.
Por otra parte las personas con Síndrome de Klinefelter, tienen un cromosoma X de más.
Poseen XXY, como el título de la peli.
Su fenotipo es masculino, pero especial como se describe en el dibujo de abajo.
A lo largo de mi vida profesional he conocido a varias personas con este trastorno.
La mayoría tienen vidas normales y cuando deciden tener hijos, sus esposas no se quedan embarazadas. Al hacer el espermiograma se comprueba la ausencia de espermatozoides. Y a algún médico espabilado se le ocurre pedirle un cariotipo y se descubre la presencia de ese cromosoma X de más.
En mi experiencia, se suele aceptar bien y eso explica su aspecto, un poco peculiar.
Hace muchos años, en mi época de médico penitenciario, ingresó en prisión un chico que había asesinado a dos compañeros realizando el servicio militar.
Al parecer era objeto de bromas por parte de unos desgraciados, que le estaban haciendo la vida imposible.
Este muchacho una noche cogió su Cetme y descerrajó varios tiros sobre los acosadores.
Cuando lo conocí en la cárcel, parecía un muchacho apocado, con cara de susto, muy prudente, no muy listo, pero educado.
Contaba su historia sin muchos tapujos y recuerdo como le había impresionado el ver salir la sangre de sus víctimas.
Por su aspecto le hicimos un cariotipo y resultó tener un Síndrome de Klinefelter.
Álex la protagonista de esta historia parece tener un hermafroditismo verdadero y no un Síndrome XXY.
Pero eso, en definitiva, es poco importante.
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Vamos a la peli:
Nos cuenta la dificultad para encontrarse a sí misma de esta jovencita.
Si la adolescencia ya es una época complicada en la vida, mucho más si tu sexo no está bien definido por la naturaleza, ni por tus padres.
Ricardo Darín es un padre que no ha sabido decidir.
Cuando nació Álex podía haber tomado el camino de determinar, con cirugía la identidad sexual de su hija, pero prefirió posponer esa decisión hasta que ella la tomara.
Tal vez, es lo más ético, pero no lo más práctico.
La protagonista se considera un monstruo, y no ayuda nada la actitud de otros muchachos o de los amigos de los padres.
Pero encuentra compresión en sus progenitores y en dos amigos, que deberán ser su apoyo.
Ella tendrá que aprender a aceptarse y decidir.
Lucía Puenzo maneja bien los tiempos cinematográficos y realiza un relato sincero de los personajes.
Su retrato del desconcierto es muy realista, muy veraz.
Su peli es un reto, una experiencia de equilibrista para no caer en el folletín, ni en la banalidad, ni en lo escatológico, para ello se centra en los sentimientos.
Una peli que vi, en su estreno, hace más de diez años y que casi no recordaba.