‘El Padrino‘ ha sido recientemente elegida como la segunda película con el mejor guión de la historia del cine por el Sindicato de Guionistas de América, únicamente detrás de ‘Casablanca’.
‘El Padrino‘ (The Godfather), dirigida por Francis Ford Coppola y escrita por el propio Coppola y Mario Puzo.
Empecemos con 40 (o más) preguntas básicas sobre el rodaje de El Padrino:
¿Qué día empezó el rodaje de ‘El Padrino’?
El 29 de marzo de 1971.
¿Cuál fue la primera escena que se rodó?
Michael y Kay saliendo con regalos navideños de los almacenes Best & Co.
¿Cuántos años tenía Francis Ford Coppola cuando empezó a dirigir la película?
32 años.
¿Cuáles eran las tres reglas básicas de Coppola como realizador?
1ª. Empezar con el guión acabado.
2ª. Trabajar sólo con gente de total confianza.
3ª. Rodar de manera que la productora no pueda cambiarle nada.
Coppola reconoció al final que no pudo cumplir ninguna de la tres.
¿Cuántas veces estuvo a punto de ser despedido Francis Ford Coppola?
Cinco.
Cuando defendió a Brando para el papel de Corleone.
Cuando a la Paramount le entró el pánico por el retraso del rodaje.
Cuando insistió en rodar una parte en Sicilia.
Cuando se pasó del presupuesto.
Cuando dijo que quería una película de más de tres horas de duración.
¿Cuántas páginas tenía el guión original de ‘El Padrino’?
160 páginas, 40 páginas más de lo habitual en un guión cinematográfico.
¿Que día empezó a rodar Marlon Brando?
El 12 de abril de 1971.
¿Cuánto tiempo trabajó Brando en la película?
Seis semanas.
¿Cuantos años tenía Brando cuando interpretó a Corleone?
47 años.
¿Y qué edad tenía Corleone durante la película?
53 cuando empieza la historia y 62 cuando muere.
¿Qué actores compitieron con Marlon Brando por el papel de Don Vito?
Ernest Borgnine, Richard Conte, Anthony Quinn y Raf Vallone estuvieron en la línea de salida.
También Carlo Ponti, marido de Sofia Loren y productor cinematográfico.
Los finalistas fueron Brando, Laurence Olivier, la lucha fue entre ellos, y George C. Scott, como tercero en discordia.
¿Cuánto dinero se apostó, y perdió, el productor Albert Ruddy con Coppola a que la Paramount no aceptaría a Brando?
200 dólares.
¿Qué tres condiciones le puso la Paramount a Brando para darle el papel de Don Vito Corleone?
No cobrar hasta que no concluyera su trabajo.
Descontar de sus emolumentos todos los gastos superfluos que provocara.
Y someterse a una prueba, algo que Brando no hacía nunca, para ver si era idóneo para el papel.
¿Aceptó Marlon Brando hacer esa prueba?
La hizo tras una conversación con Coppola.
Se engominó el pelo con betún negro y se rellenó las mejillas con bolas de pañuelos kleenex porque quería parecer un bulldog.
Fue el propio Brando el que se inventó el aspecto de Corleone, una de las claves del gran éxito de su interpretación.
El texto que ensayaron es el que abre la película: la conversación entre el funerario Bonasera y Corleone.
¿Cuales son las primeras palabras que se pronuncian en la película?
«Yo creo en América. América ha hecho mi fortuna». (Lo dice Bonasera delante de Don Vito).
¿Qué actores disputaron a Al Pacino el papel de Michael Corleone?
Robert Redford era el favorito del productor Albert Rudy, aunque casi nadie lo veía en el papel.
Después estuvieron en danza Warren Beatty, Rod Steiger, Dustin Hoffman, Ryan O’Neal, Jack Nicholson, Martin Sheen y Tony Lo Bianco.
Y también, David Carradine y James Caan, que luego interpretaría a Sonny Corleone. F
ue Caan el que más interés puso en hacerse con el papel de Michael, pero al final fue para Pacino.
¿Y el resto de papeles?
El de Kay Adams (la mujer de Michael Corleone) fue para Diane Keaton, que hasta entonces sólo había hecho comedia, por delante de Jill Clayburgh, Jennifer O’Neill, Anne Archer, Genevieve Bujold, Karen Black, Cybill Shepherd e incluso Ali MacGraw, esposa de Evans, el productor.
El de Sonny Corleone fue sin discusión para James Caan, que también había optado al de Michael.
John Cazale se hizo, también sin oposición, con el de Fredo, el otro hermano Corleone.
El de Connie Corleone fue para Talia Shire, hermana de Coppola, que se impuso a Maria Tucci, Brenda Vaccaro, Penny Marshall y Julie Gregg.
Mamma Corleone, esposa de Don Vito, fue para la cantante de jazz Morgana King, por delante de Anne Brancroft.
¿Optó Robert de Niro a algún papel en ‘El Padrino’?
Sí.
Optó a varios y estuvo a punto de hacerse con uno de ellos (el de Paulie Gatto), aunque afortunadamente para él lo rechazó al ofrecerle el papel protagonista en otra película.
Si lo hubiera aceptado, jamás hubiera podido hacer ‘El Padrino II’, encarnando al joven Vito Corleone.
¿Quién interpretó a Luca Brasi?
Lenny Montana.
Medía más de dos metros y pesaba 150 kilos.
Era conocido como Zebra King y Chief Chicawicki.
Este fue su primer papel en el cine.
¿Cuantas muertes violentas hay en ‘El Padrino’?
22 en total, 16 de ellas en pantalla.
¿Cuántos capos acuden a la cumbre de mafiosos convocada por Corleone?
12
¿Cuántos pistoleros atacan a Don Vito Corleone y cuántos disparos recibe?
Dos pistoleros y nueve impactos de bala.
¿Cuál es el número de teléfono de la casa de Vito Corleone?
Long Beach 4-5620.
¿En qué periódico lee Michael Corleone el atentado contra su padre?
En el ‘Daily Mirror’.
¿Que condecoración le fue impuesta a Michael Corleone durante la II Guerra Mundial?
La Cruz Naval.
¿Cómo se llama la mujer con la que Michael se casa en Sicilia?
Apollonia.
¿Y cómo se llama el padre de Apollonia?
Vitelli.
¿Cual es la relación de Tom Hagen, el consigliere, con la familia Corleone?
Sonny lo encontró en la calle de niño, se hicieron muy amigos y lo llevó a vivir a su casa hasta que los Corleone lo adoptaron y pasó a ser uno más de la familia.
¿Cuál era el negocio legal de Vito Corleone?
La importación de aceite de oliva.
¿Cómo se llama el aceite que importaba?
Genco Pura.
¿Cómo se llama el restaurante donde Michael Corleone mata a Sollozo y al capitán de la policía McClusky?
Louis’s.
¿Qué le dice Clemenza a Rocco después de que éste elimine a Paulie?
«Tira la pistola y coge los ‘cannoli’».
¿Cómo se llama el caballo de carreras cuya cabeza acaba en la cama del productor cinematográfico Woltz?
Jartum.
¿Dónde tuvieron lugar los funerales de Don Corleone?
En el cementerio de Calvary, en Queens.ç
¿Cuántas escenas había en el guión original de ‘El Padrino’?
50 escenas divididas en cinco partes.
Algunas escenas no se llegaron a filmar o no se utilizaron en el montaje definitivo.
¿Cuáles fueron algunas de las escenas que no se utilizaron?
Vito y Michael visitando en el hospital al amigo más antiguo de Corleone y primer ‘consigliere’ de la familia, poco antes de que éste muera.
Sonny comunicándole a su madre la muerte del Don.
Paulie y dos sicarios dando una paliza a los jóvenes que habían violado a la hija de Bonasera.
¿En qué escenas de la película salen los padres de Coppola?
Podemos ver a Carmine e Italia Coppola cenando en el restaurante donde Michael Corleone acaba con la vida de Sollozo y el capitán McClusky.
Italia también sale como telefonista en la oficina de Genco.
Carmine toca el piano en la escena donde los hombres de Corleone se preparan para la guerra con otra familias.
¿Cuántos besos y abrazos, desde el punto de vista de saludo mafioso, hay en la película?
Según los estudiosos del filme, hay siete besos y ocho abrazos.
¿Quién es conocido como ‘El Turco’?
Sollozo.
¿Con qué es realmente bueno Sollozo?
Con la navaja.
¿Y cuál es su territorio?
El Bronx.
¿Y el de Tesio?
Brooklyn.
¿Cuántos acres tiene la finca de Don Corleone?
56.
¿Cuántos colchones le pide Clemenza a Paulie cuando empieza la guerra de familias?
18.
¿Cuántas veces se habla en el filme de una oferta que no se podrá rechazar?
Cuatro:
Michael a Kay:«Mi padre le hizo una oferta (al director de orquesta) tan buena que no pudo decir que no; Luca Brasi le puso una pistola en la nuca y mi padre le dijo que podía escoger entre su cabeza o firmar el contrato».
Vito a Jonny Fontane, refiriéndose a al productor Woltz: «Le haré una oferta que no podrá rechazar».
Sonny a Michael: «Han prometido que el trato será tan bueno que no nos podremos negar», al hablar de la oferta de los Tattaglia.
Michael a Fredo, refiriéndose a Moe Greene: «Voy a hacerle una oferta que no podrá rechazar».
¿Cuántos coches se emplearon en la realización de la película?
Más de 80.
Además, el ruido del motor de los coches que aparecen en la película era real, se grabó en un museo de coches de San Francisco.
¿Estaba previsto en el guión el papel del gato que acaricia Corleone en la primera escena de la película?
No.
Fue una improvisación de Brando.
Se lo encontró por el plató y pensó que podría quedar creíble.
El gato se lo pasó tan bien que sus ronroneos hicieron que no se oyera correctamente a los protagonistas, provocando que hubiera que doblar, posteriormente, la escena.
¿Cuánto le costó a la Paramount cada día de producción?
40.000 dólares.
4.000 dólares a la hora.
¿Cuál era el presupuesto inicial de la película y cuánto acabó costando?
El presupuesto ascendía a un millón de dólares, pero se incrementó hasta los 6,2 millones.
¿Cuántos días de rodaje solicitó Coppola?
80.
¿Cuántos días le dio la Paramount?
53.
¿Y cuántos tardó al final?
77.
¿Cuántos metros de película se rodaron?
150.000 metros, que equivalían a 90 horas.
La relación entre metraje grabado y metraje usado fue de 30 a 1.
¿Cuánto ganó Coppola con la película?
Recibió el 6% de los beneficios netos.
Con los dos primeros ‘padrinos’ ganó alrededor de 7 millones de dólares, más 175.000 por ayudar con el guión y 1.500 dólares semanales para gastos.
¿Cuál fue el salario de Marlon Brando?
50.000 dólares por seis semanas de trabajo, más 1.000 dólares semanales para gastos.
También se llevó el 5% de los beneficios, con un máximo de 1,5 millones de dólares, que fue lo que finalmente se llevó.
¿Y el de Pacino, Caan y Keaton?
35.000 dólares.
¿Que le regaló la Paramount a Coppola por haber hecho el filme más exitoso de todos los tiempos hasta entonces?
Un Mercedes Benz 600 valorado en 45.000 dólares.
Pero Coppola lo dejó aparcado en su garaje y siguió utilizando su pequeño Honda.
¿Cuántas nominaciones para los Oscar tuvo ‘El Padrino’?
Nueve.
¿Cuántos ganó?
Tres.
Mejor película, mejor guión adaptado (Francis Ford Coppola y Mario Puzo) y mejor actor principal (Marlon Brando).
¿Cómo se llama el último hombre que besa la mano de Michael Corleone en la última escena de la película?
Rocco Lampone.
Basada en la novela homónima de Mario Puzo.
Francis Ford Coppola no quería dirigir en un principio ‘El Padrino’.
Lo que pasó fue que no le quedaba más remedio.
Con 31 años y una carrera en el mundo de la serie B, el director estaba endeudado hasta las cejas por haberle producido ‘THX-1138’ a su amigo George Lucas, con lo que aceptó dirigir un filme que había sido rechazado por Sergio Leone y Peter Bogdanovich.
La razón de Robert Evans para elegirle fue, según sus palabras, que una peli de mafiosos dirigida por un italoamericano sería “lo bastante realista como para que se oliesen los espaguétis”.
Y, claro está, que Coppola cobraría poco, pues su principal acreedora era la propia Paramount.
El rodaje de ‘El Padrino’ comenzó el 29 de marzo de 1971.
El guión original de ‘El Padrino’ tenía 160 páginas, 40 más de lo habitual en un guión cinematográfico.
El libro de Mario Puzo fue un éxito de ventas, llegando a vender 10 millones de copias.
Tanto Coppola como Mario Puzo lo tenían claro: el actor de ‘Un tranvía llamado deseo’ era el hombre idóneo para encarnar a Don Vito.
Pero la productora quería a Laurence Olivier o a Ernest Borgnine.
Incluso se oyó hablar del mismísimo Frank Sinatra, el cual conocía el tema a fondo.
Coppola tuvo que ceder a tres condiciones para que los productores aceptasen contratar a Marlon Brando:
1) El actor trabajaría por el salario mínimo.
2) Pagaría de su bolsillo en caso de un retraso en el rodaje.
3) Tendría que hacer una prueba de cámara, algo que Brando nunca hacía.
Cuando Coppola fue a su casa para grabarle, Marlon se presentó con el pelo largo y vestido de corto.
Antes de que el director tuviese tiempo para desmayarse, Brando sacó al actorazo que llevaba dentro.
Oscureció su pelo con betún y se llenó la boca de papel higiénico, mientras repetía: “Es un bulldog. Parece malo, pero en el fondo es cariñoso”.
En esa misma sesión, Brando improvisó la cascada voz del Padrino, y su forma de mover las manos.
Fue el propio Brando el que se inventó el aspecto de Vito Corleone, una de las claves del gran éxito de su interpretación.
Cuando Coppola enseñó la cinta a Buldhorn, sin revelarle de qué actor se trataba, el magnate exclamó:
“¿Quién coño es este viejo? ¡Es fantástico!”.
El texto que Brando ensayó en su prueba de cámara es el que abre la película: la conversación entre el funerario Bonasera y Corleone.
El productor Albert Ruddy apostó (y perdió) con Coppola 200 dólares a que la Paramount no aceptaría a Marlon Brando.
Marlon Brando trabajó en la película ‘El Padrino’ un total de seis semanas.
Brando tenía 47 años cuando interpretó a Vito Corleone, un personaje de 53 años al comienzo de la historia y que fallece a los 62 años.
La primera escena que se rodó fue la de Michael y Kay saliendo con los regalos navideños de los almacenes Best & Co.
La presencia de naranjas en las tres películas de ‘El Padrino’ indica que una muerte o una llamada cercana va a suceder pronto.
Woody Allen se marcó una broma de altura en Annie Hall, diciéndole a Diane Keaton aquello de “¡Me has dejado solo con dos extras de El Padrino!”.
Porque, efectivamente, los tipos con pinta de mafiosos que acosaban al pobre Alvy Singer habían sido extras en El Padrino… ¡Y además eran chicos de la ‘Cosa Nostra’!
Coppola empleó a gángsters auténticos en muchas escenas.
El mejor caso de todos fue el de Lenny Montana, un campeón de lucha libre que se ganaba un sobresueldo como guardaespaldas de un capo.
El director se quedó tan impresionado con él que le adjudicó el papel de Luca Brasi, ejecutor en jefe de Don Corleone.
Cuando le tocó rodar su escena con Brando, Montana se puso tan nervioso que no atinó a repetir bien sus líneas. A Coppola le gustó y dio la toma por buena.
Estos fueron algunos de los candidatos para interpretar a Michael Corleone (Al Pacino):
- Robert Redford.
- Ryan O’Neal.
- Warren Beatty.
- Dustin Hoffman.
- Martin Sheen.
- Jack Nicholson.
Sin embargo, Coppola no cedió: si ese desconocido actor italoamericano (“Demasiado bajito”, decía Robert Evans) no entraba en el filme, él se largaría.
El espíritu animoso de Brando se transmitió a sus compañeros.
Mientras Marlon improvisaba su monumental collejón a Al Martino para conseguir que el cantante actuase un poco (el ataque de risa de Robert Duvall en la escena también es imprevisto), James Caan se contagiaba de la violencia de Sonny hasta el punto de que los demás actores tuvieron que llegar a sujetarle en más de una ocasión para que no lastimase a Gianni Russo, su cuñado maltratador Carlo en la película.
Estas salidas de tono, que encantaban al propio Coppola, al director de fotografía Gordon no le hacían tanta gracia.
Coppola consiguió colar a unos cuantos de sus familiares en algunas escenas: además de su hermana Talia Shire y sus hijos Gian Carlo y Roman, su padre Carmine Coppola es el gángster que toca el piano durante el montaje de las masacres de Sonny, su madre Italia Coppola y, por supuesto, a su hija pequeña Sofia Coppola.
La futura directora de ‘Lost In Translation’ es el bebé al que bautizan mientras los esbirros de los Corleone masacran a los jefes de las Cinco Familias.
Coppola adquirió el macabro resto de caballo en una fábrica de comida para perros, para después convencer al actor John Marley de que utilizaría una cabeza de atrezo.
El gesto de horror de Marley cuando vio un auténtico pedazo de cadáver equino a los pies de su cama quedó fenomenal en la pantalla.
Raro es que Stanley Kubrick llegara a elogiar un filme.
Así que imaginen la sorpresa de Michael Herr, guionista de ‘Apocalypse Now’ (Francis Ford Coppola) y ‘La chaqueta metálica’ (Stanley Kubrick) cuando el genio del Bronx le reconoció que consideraba ‘El Padrino’ la mejor película de la historia de Hollywood, o como mínimo la que tenía el mejor reparto.
Durante el rodaje de ‘El Padrino’, el pobre Coppola lo pasó realmente mal.
Profesionales curtidos como Gordon Willis no le tenían el menor respeto y le tomaban el pelo continuamente.
Tras una bronca particularmente intensa en el plató, Coppola se encerró en su despacho, cerrando la puerta con tanta violencia que el equipo corrió a buscarle.
Pensaban que se había pegado un tiro.
Por más que el montador William Reynolds se quejase de sus secuencias largas y sus montajes paralelos (“¡Esto es un jodido rompecabezas!”, llegó a decir), uno de los aciertos de ‘El Padrino’ fue la concisión empleada por Coppola: de las casi cuatro horas rodadas, sólo tres llegaron a las pantallas.
Las escenas inéditas pudieron verse en 1977, cuando el director montó las dos primeras películas para la serie de TV ‘La saga de El Padrino’.
Entre ellas, figuraban una discusión entre Don Vito y Michael, y un final alternativo en el que el personaje de Diane Keaton encendía velas en una iglesia por el alma de su marido.
Mario Puzo, autor de la novela original era ludópata.
Sus deudas con los corredores de apuestas le llevaron a plantear un best seller seguro sobre el mundo del crimen.
“Tengo una deuda de once de los grandes: o me compras esto, o me parten las piernas”, fueron sus palabras a Robert Evans (jefe de producción de Paramount) cuando fue a venderle los derechos para el cine de un manuscrito que, por entonces, se titulaba ‘The Mafia’.
“Toma doce mil quinientos y escribe el puto libro”, respondió Evans, y la inversión le salió bien: el volumen, titulado finalmente ‘El Padrino’, estuvo durante 67 semanas en la lista de best sellers de The New York Times.
El actor joven más famoso que participó en ‘El Padrino’ fue James Caan, considerado en principio para encarnar a Michael.
Caan se hizo con el papel de Sonny Corleone de una forma bastante peculiar:
Robert Evans ofreció un ultimátum a Coppola diciéndole que, si Caan no entraba en el filme, Pacino se quedaba fuera.
Esto dejó fuera, no sólo a la opción de Coppola, un tal Carmine Caridi, sino también a otro jovenzuelo que daría mucho de qué hablar en el futuro (Robert De Niro).
Según Nicolas Pileggi, guionista de ‘Uno de los nuestros’, uno de los actores principales de ‘El Padrino’ se tomó tan en serio la preparación de su papel que acompañó a un grupo de auténticos mafiosos en una misión.
Por otra parte, Robert Duvall consiguió que se le invitase a una reunión de ‘chicos listos’.
El actor les observó con tanto detenimiento que su contacto le susurró:
– “No les mires tan fijamente, están sospechando que eres marica”.
Sin duda, la decisión de casting más imprevisible de la película fue la del gato de Don Vito.
Por más que Coppola afirme que incluyó al animal para mostrar las “garras” ocultas en el amable semblante del personaje, la verdad es menos pretenciosa:
Brando encontró al felino deambulando por el estudio de Paramount, se encariñó con él y se lo llevó al plató.
A Marlon se le debían dar muy bien los animales porque, aunque eliminados en el doblaje castellano, los ronroneos del felino fueron tan intensos que obligaron a Coppola a doblar algunas frases de la escena.
Es evidente que el personaje de Johnny Fontane es un trasunto de Frank Sinatra.
Pues el propio Sinatra era consciente de ello, y no le hacía ni maldita la gracia.
Incluso llegó a tomar medidas legales para detener el rodaje.
Una noche, Mario Puzo y Al Rudi se lo cruzaron en un night club, al grito de “¡Os voy a partir las piernas! ¿Os pasó el FBI información para escribir el puto libro?”.
El actor de la película más cercano a la ‘Cosa Nostra’ fue Al Martino, quien interpretó a Johnny Fontane.
El cantante, que no había actuado en su vida, trató de persuadir a Coppola gastándose 78.000 euros en convidarle a un fin de semana loco en Las Vegas.
Cuando vio que la cosa no resultaba, acudió a su auténtico padrino, el jefe mafioso Russ Rufalino, para que presionara a los productores.
Robert De Niro fue considerado inicialmente para interpretar a Sonny, papel que fue a parar finalmente a manos de James Caan.
¿Qué hubiese pasado si los productores no hubiesen presionado para que Caan interviniese en la película?
Nunca lo sabremos.
Lo que sí sabemos, es que no hubiésemos visto la magistral actuación de De Niro como el joven Vito Corleone en ‘El padrino: Parte II’.
Al Pacino se tomó muy a pecho la parte física de su papel.
En una de las escenas más míticas (cuando Michael mata a Solozzo y al capitán McCluskey) puede verse en su cara un gesto de apuro que no tiene nada de artificial.
Pacino se había torcido el tobillo, lo que causó retrasos en el rodaje desde la primera semana.
Además de ser una de las escasas películas con un 100 por cien de aprobación en Rotten Tomatoes, ‘El Padrino’ es la segunda mejor película de la historia según el American Film Institute.
Quedó cuarta (tras ‘Ciudadano Kane’, ‘La regla del juego’ y ‘Vértigo’) en la encuesta de 2002 de la revista Sight And Sound.
En 1990 pasó a formar parte de los fondos de la Biblioteca del Congreso de EE UU.
Recientemente su guión ha sido elegido como el segundo mejor de la historia por el Sindicato de Guionistas de América.
Coppola se empleó a fondo con el libro.
Llenó su ejemplar de anotaciones, modificó tramas y eliminó personajes y líneas argumentales enteras, consiguiendo un guión que respeta bastante el trabajo de Puzo y que al mismo tiempo funciona en la pantalla.
Sin duda, su medida más sabia fue omitir la historia de Lucy Mancini, la amante de Sonny, que pese a aparecer brevemente en el filme cuenta en la novela con una trama ginecológica digna de un Cronenberg, con operaciones de reconstrucción vaginal y todo.
El imprevisible Brando se convirtió en el corazón de la película.
Pese a su fama de difícil, el actor tomó bajo su ala a sus compañeros más jóvenes, aconsejándoles, cuidándoles y bromeando con ellos.
Según recuerdan James Caan y Robert Duvall, el punto álgido del cachondeo llegó cuando Brando y ellos organizaron un concurso de hacer ‘calvos’ en el plató.
En palabras de Caan, Marlon se ganó el primer puesto mostrando su trasero a la cámara 500 veces en un día.
Los sociólogos de EE UU hablan de “el efecto El Padrino” para señalar el impacto de la película en la cultura italoamericana.
Un impacto que, huelga decirlo, alcanzó sobre todo a la propia Mafia.
Los capos que habían tratado de sabotear la película observaban con agrado cómo sus soldati más jóvenes recuperaban viejas tradiciones, como llamarles de ‘Don’ y besarles la mano, mientras que el vocabulario de los ‘chicos listos’ se enriquecía con expresiones como “¡Bada Bing!” (la onomatopeya de un tiro a bocajarro), “el especial Moe Greene” (matar a alguien de un disparo en el ojo), entre otras.
El palo que Sonny Corleone le lanza a Carlo en la escena de la pelea entre ambos, fue algo totalmente improvisado por James Caan para acentuar la actuación de perplejidad de Gianni Russo.
En la escena de la boda en que Johnny Fontaine está cantando, los planos cortos de la conversación entre Kay y Michael fueron rodados de noche ya que el tiempo se les echó encima, cosa que enfureció al director de fotografía Gordon Willis.
La escena en la que Vito Corleone se burla de Johnny Fontane imitando sus sollozos no estaba prevista en el guión, sino que fue improvisada por Brando.
Ninguno de los participantes en la escena se lo esperaba, por lo que la cara de sorpresa de Al Martino y las sonrisas nerviosas de Robert Duvall y Richard Wright son auténticas.
Tan grande fue la popularidad de ‘El Padrino’, que en 1972 apareció un juego de mesa basado en la película.
Robert Evans quería incluso lanzar al mercado salsas italianas con el rostro de Marlon Brando.
En 2006, por su parte, apareció un videojuego con las voces de James Caan, Robert Duvall, Abe Vigoda (Tessio) y un Marlon Brando ya muy enfermo.
Pacino, que había vendido sus derechos de imagen para el juego de ‘El precio del poder’, pasó del tema y Coppola se molestó con Paramount por haber tomado la iniciativa sin contar con él.
Tan pegadiza como atmosférica, la BSO de ‘El Padrino’ es tan icónica como las imágenes de la película.
Pero su autor, Nino Rota, se quedó sin nominación al Oscar por haber reutilizado parte de su música para la película italiana ‘Fortunella’ (1956).
Nominada a cinco estatuillas, la película se llevó tres.
Desde la publicación del libro de Mario Puzo, los principales enemigos de ‘El Padrino’ no fueron sólo los ejecutivos de Paramount, sino también los propios “goodfellas”.
El capo Joe Colombo, a través de su organización-tapadera Liga Italoamericana, presionó públicamente para que la película no se rodase.
Todos los implicados en la producción sufrieron amenazas telefónicas y se amenazó con boicotear el rodaje de forma “persuasiva”.
La insistencia de Coppola en localizar los exteriores en Little Italy no puso las cosas más fáciles, hasta que una reunión entre Al Rudi y el jefe arregló las cosas.
‘El Padrino’ podría rodarse, siempre que en sus diálogos no se mencionase la palabra que empieza con “M”.
El marido maltratador de Connie Corleone también surgió del mundo del hampa.
Bisnieto de un gángster y protegido del capo Frank Costello, Russo contrató un equipo de rodaje para rodar una prueba de cámara.
A fin de ponerla en manos de Coppola, Russo acudió a una showgirl asiática, a la que vistió de uniforme y envió rumbo a Los Ángeles con la cinta de vídeo.
El director dijo que no, así que Russo (quien afirma “haber matado a tres hombres en legítima defensa”) se ganó su papel invocando la ayuda de amigos que habían prestado dinero a Charles Buhldorn.
En cuanto a la ragazza, la leyenda afirma que acabó en brazos de Marlon Brando.
¿En qué “padrinos” de la vida real se basó Mario Puzo para el personaje?
En varios; las conexiones políticas del patriarca y su voz rasposa salieron de Frank Costello.
Mientras que su habilidad para la diplomacia entre mafiosos tuvo su origen en Carlo Gambino.
Otros fundadores de la ‘Cosa Nostra’ estadounidense, Joe Profanti y el mítico Lucky Luciano, aportaron los buenos modales del ‘Don’ y su condición de capo “di tutti capi”, respectivamente.
Su nombre y apellido, finalmente, fueron una combinación del de Vito Genovese y de una población siciliana que aparece en la película.
Pese al perfeccionismo de Coppola, se le escaparon algunos gazapos en el guión.
Por ejemplo, cuando el viejo Clemenza (Richard Castellano) explica a Michael Corleone cómo preparar los espaguetis perfectos, el guión indicaba: “tuesta un ajo picado”.
Mario Puzo tachó inmediatamente el verbo de la frase, reemplazándola por “fríe un ajo picado”.
Según el autor, “ningún mafioso que se respete usaría la palabra ‘tostar”.
Pese a los arriesgados experimentos de Willis, ‘El Padrino’ se rodó bajo un clasicismo absoluto.
No se usaron recursos tan característicos del cine de los 70 como zooms o tomas aéreas, y su uso del claroscuro quedó como un hito en la historia del cine.
Sin embargo, los ejecutivos no pensaron lo mismo al ver los copiones:
– “¿Qué pasa aquí, es que llevo aún mis gafas de sol?”, protestó uno de ellos cuando se le proyectó la primera escena.
–
Tras recibir las primeras noticias del éxito de la película, el director partió raudo y veloz a comprarse un Mercedes a cuenta de Paramount junto a George Lucas.
A bordo de ese mismo coche, y a la salida de una fiesta, Coppola quedó parado frente a un semáforo junto a algunos amigos.
Uno de ellos, William Friedkin, asomó la cabeza por la ventanilla de su coche y gritó:
– “French Connection: ocho nominaciones y cinco Oscar, incluyendo Mejor Película”.
Peter Bogdanovich, que también estaba en la caravana, respondió:
– “La última película: ocho nominaciones, y encima es mejor que la tuya”.
Para no ser menos, Coppola sentenció:
– “El Padrino: 150 millones de dólares”.
Según cuenta el periodista Peter Biskind, la premiere de ‘El Padrino’ fue un fenómeno que nadie se esperaba.
Las primeras reacciones de la crítica, que anunciaba una obra maestra, atrajeron a muchísimos espectadores pese a que aquel día nevaba en Nueva York y a que el filme se estrenaba fuera de la temporada de Oscar.
Eso sí, pese a todos los esfuerzos de Robert Evans, Brando (considerado como la gran atracción de la noche) logró escabullirse de la premiere en el último momento.
En el año de su estreno, ‘El Padrino’ amasó en los cines la friolera de 1062,9 millones de euros , convirtiéndose automáticamente en una de las películas más taquilleras de la historia.
Esto lo consiguió de una forma sencilla.
En lugar de las formas tradicionales de distribución, basadas en el sistema de reestrenos, Paramount optó por una campaña muchísimo más agresiva.
A cambio de un anticipo de 316.000 euros, cualquier cadena de cines podía proyectar la película, lo cual consiguió que esta llegara a 366 salas de EE.UU. en su primer fin de semana.
Durante abril de 1973, los réditos de la película ascendieron a 3 millones de euros diarios.
Todo un triunfo para la compañía, pero también el comienzo del declive de las salas pequeñas y los cines de barrio.
En la primavera de 1971, Martin Scorsese acudió a visitar a su amigo Coppola al rodaje de ‘El Padrino’ en el cementerio Calvary de Queens.
Nada más ver aparecer a ‘Marty’, un Francis totalmente deshecho se sentó sobre una lápida llorando, rodeado por los 121 extras y las coronas de flores por valor de casi 50.000 euros que había encargado para la escena del funeral.
El comportamiento de Coppola durante este tramo del rodaje era totalmente descontrolado.
Compraba compulsivamente, se escapaba del plató para realizar reescrituras del guión, y acabó enganchado a las pastillas para dormir que su médico le recetaba.
Robert Evans y el productor Albert Ruddy se la jugaron vendiéndole el proyecto al mandamás de Paramount, Charles Bluhdorn.
Este millonario australiano, cabeza del grupo “Gulf + Western”, había adquirido el estudio en 1966, y era muy aficionado a imponer su ley a gritos y garrotazos.
Sabedor de los rumores que vinculaban a Bluhdorn con los altos mandos de la ‘Cosa Nostra’, Ruddy presentó ‘El Padrino’ de forma muy arriesgada:
– “Charles, quiero hacer una película fría y terrorífica sobre tus amigos”, le soltó.
El magnate casi le suelta una galleta de las suyas, pero dio luz verde al filme.
Gordon Willis, el director de fotografía que imprimió a ‘El Padrino’ su tono tenebrista, era un maniático del control y poco afectuoso con el cineasta (a quien consideraba un advenedizo).
Willis se desesperaba cada vez que uno de los actores se salía de su marca.
Sus juegos de iluminación eran tan complejos que un paso en falso colocaba a los intérpretes en puntos oscuros, obligando a repetir la toma.
“Gordon se comportó como un futbolista en medio de una pandilla de nenazas”, recordó Coppola años después.
“Yo era un Hitler”, admitía, por su parte, Willis.
El productor Robert Evans amenazó varias veces a Coppola con despedirle en mitad del rodaje para sustituirle por Elia Kazan.
Lo único que salvó al director fue el Oscar al Mejor Guión que acababa de recibir por ‘Patton’.
Cuando la película ya estaba finiquitada, Evans amenazó con llevarse el metraje en bruto a Los Ángeles para montarlo él mismo.
Concretamente fueron cinco las veces que Coppola estuvo a punto de ser despedido:
1) Cuando defendió a Brando para el papel de Vito Corleone
2) Cuando a la Paramount le entró el pánico por el retraso del rodaje.
3) Cuando insistió en rodar una parte en Sicilia.
4) Cuando se pasó del presupuesto.
5) Cuando dijo que quería una película de más de tres horas de duración.
En la película ‘El Padrino’ hay un total de 22 muertes violentas. 16 de ellas transcurren en la pantalla.
En una de las escenas eliminadas del montaje, Vito y Michael visitan en el hospital al amigo más antiguo de los Corleone y primer “consiguiere” de la familia, poco antes de que este muera.
Otras de las escenas eliminadas son las de Sonny comunicándole a su madre la muerte de su padre, y Paulie junto a dos sicarios dando una paliza a los jóvenes que habían violado a la hija de Bonasera.
En total, cuatro son las ocasiones en que en ‘El Padrino’ se habla de “una oferta que no podrá rechazar”.
Para la realización de la película se emplearon más de 80 coches.
El ruido del motor de los coches que aparecen en la película real se grabó en el museo de coches de San Francisco.
La Paramount se gastó en ‘El Padrino’ una media de 40.000 dólares por cada día de producción. 4.000 dólares la hora.
La película partió con un presupuesto inicial de un millón de dólares, pero se fue incrementando hasta alcanzar los 6,2 millones.
Francis Ford Coppola solicitó 80 días de rodaje, la Paramount le dio 53 y acabó tardando unos 77 días en total.
Se rodaron un total de 150.000 metros de película, lo que equivalía a 90 horas.
Coppola recibió el 6% de los beneficios de ‘El Padrino’.
Con las dos primeras entregas ganó alrededor de 7 millones de dólares, más 175.000 por ayudar con el guión y 1.500 dólares semanales para gastos.
Marlon Brando cobró 50.000 dólares por seis semanas de trabajo más 1.000 dólares semanales para gastos.
También se llevó el 5% de los beneficios con un máximo de 1,5 millones que fue lo que finalmente se llevó.
Al Pacino, James Caan y Diane Keaton cobraron 35.000 dólares
Todo empezó con una deuda…
Mario Puzo, autor de la novela original (arriba, junto al productor Pierre Spengler) no sabía demasiado de las cosas de la ‘Cosa Nostra’…
Salvo en un aspecto: el escritor italoamericano era un feroz ludópata, y sus deudas con los corredores de apuestas le llevaron a plantear un best seller seguro sobre el mundo del crimen.
“Tengo una deuda de once de los grandes: o me compras esto, o me parten las piernas”, fueron sus palabras a Robert Evans (jefe de producción de Paramount) cuando fue a venderle los derechos para el cine de un manuscrito que, por entonces, se titulaba The Mafia.
“Toma doce mil quinientos y escribe el puto libro”, respondió Evans, y la inversión le salió bien: el volumen, titulado finalmente El Padrino, estuvo durante 67 semanas en la lista de best sellers de The New York Times: ahí había tema…
Un tal Coppola (y un tal George Lucas)
En realidad, Francis Ford Coppola no quería dirigir El Padrino.
Lo que pasó fue no le quedaba más remedio: con 31 años y una carrera en el mundo de la serie B, el director estaba endeudado hasta las cejas por haberle producido THX-1138 a su amigo George Lucas, con lo que aceptó dirigir un filme que había sido rechazado por Sergio Leone y Peter Bogdanovich.
La razón de Robert Evans (en la foto, junto al interfecto) para elegirle fue, según sus palabras, que una peli de mafiosos dirigida por un italoamericano sería “lo bastante realista como para que se oliesen los espaguétis”.
Y, claro está, que Coppola cobraría poco: su principal acreedora era la propia Paramount.
Un productor ‘de la casa’
Robert Evans y el productor Albert Urdí se la jugaron, pero bien, vendiéndole el proyecto al mandamás de Paramount, Charles Bluhdorn.
Este millonario australiano, cabeza del grupo Gulf+Western, había adquirido el estudio en 1966, y era muy aficionado a imponer su ley a gritos y garrotazos.
Sabedor de los rumores que vinculaban a Bluhdorn con los altos mandos de la ‘Cosa Nostra’, Ruddy presentó El Padrino de forma muy arriesgada:
“Charles, quiero hacer una película fría y terrorífica sobre tus amigos”, le soltó.
El magnate casi le suelta una galleta de las suyas, pero dio luz verde al filme.
Una producción de serie B
En números rojos y buscando locamente un taquillazo, Paramount quería una película de presupuesto ínfimo, rodada a toda prisa y en la cual (a fin de ahorrar costes) se trasladaría la historia de los años 40 a los 70.
Justo entonces, Coppola comenzó a dar muestras de quién era en realidad.
No sólo se empeñó en mantener la época original, sino que celebró su nombramiento como director con un crucero en transatlántico.
Acaparando para él solo el restaurante del navío, Francis comenzó la escritura de un guión que costaría mucho más de lo previsto.
Finalmente, la película requirió el equivalente actual a 27 millones de euros, a lo largo de 6 meses de rodaje.
¿Quién es Don Vito Corleone?
Antes de hablar sobre el dantesco proceso que supuso el casting del anciano mafioso, nos centramos en otro tema con su aquél.
¿En qué ‘padrinos’ de la vida real se basó Mario Puzo para el personaje?
Pues en varios: las conexiones políticas del patriarca y su voz rasposa salieron de Frank Costello (foto) mientras que su habilidad para la diplomacia entre mafiosos tuvieron su origen en otro boss histórico Carlo Gambino.
Otros fundadores de la ‘Cosa Nostra’ estadounidense, Joe Profanti y el mítico Lucky Luciano, aportaron los buenos modales del ‘Don’ y su condición de capo di tutti capi, respectivamente.
Su nombre y apellido, finalmente, fueron una combinación del de Vito Genovese y de una población siciliana que aparece en la película.
“¿Brando? ¡Ni hablar!”
Tanto Coppola como Mario Puzo lo tenían claro: el actor de Un tranvía llamado deseo era el hombre idóneo para encarnar a Don Vito.
Pero en Paramount no pensaban lo mismo: ¿te imaginas al Padrino encarnado por Laurence Olivier?
¿O por Ernest Borgnine?
Pues todos esos nombres se barajaron en preproducción.
Incluso se oyó hablar del mismísimo Frank Sinatra, el cual (todo hay que decirlo) conocía el tema a fondo.
“¿Quién es ese Pacino?”
Si los candidatos para el papel de Don Vito dan risa, los actores propuestos para dar vida al benjamín de los Corleone son, directamente, disparatados.
Desde Robert Redford (explicación: en la novela, Michael Corleone es rubio) al muy irlandés Ryan O’Neal, pasando por Warren Beatty, Dustin Hoffman, Martin Sheen y Jack Nicholson.
Sin embargo, Coppola no cedió: si ese desconocido actor italoamericano (“Demasiado bajito”, decía Robert Evans) no entraba en el filme, él se largaría.
Marlon y Francis se salen con la suya
Para que los productores se planteasen contratar a Brando, Coppola tuvo que ceder a tres condiciones:
Primero, el actor trabajaría por el salario mínimo.
Segundo, pagaría de su bolsillo en caso de un retraso en el rodaje.
Y, tercero, tendría que hacer una prueba de cámara.
Cuando Coppola fue a su casa para grabarle, Marlon se presentó ante él hecho un hipster, con el pelo largo y vestido de corto.
Pero, antes de que el director tuviese tiempo para desmayarse, Brando sacó al actorazo que llevaba dentro: oscureció su pelo con betún y se llenó la boca de papel higiénico, mientras repetía:
“Es un bulldog. Parece malo, pero en el fondo es cariñoso”.
En esa misma sesión, Brando improvisó la cascada voz del Padrino, y su forma de mover las manos.
Cuando Coppola proyectó la cinta a Buldhorn, sin decirle de qué actor se trataba, el magnate exclamó:
“¿Quién coño es este viejo? ¡Es fantástico!”.
“Si no hay Caan, no hay Pacino”
Aunque, con el tiempo, las cosas han cambiado mucho, el actor joven más famoso que participó en El Padrino fue James Caan.
El cual, considerado en principio para encarnar a Michael, se hizo con el papel de Sonny Corleone de una forma bastante peculiar: Robert Evans ofreció un ultimátum a Coppola diciéndole que, si Caan no entraba en el filme, Pacino se quedaba fuera.
Tras unos cuantos portazos y llantos por parte del cineasta, el trato quedó sellado.
Lo cual dejó fuera, no sólo a la opción de Coppola, un tal Carmine Caridi, sino también a otro jovenzuelo que daría mucho de qué hablar en el futuro.
¿Qué hubiese pasado si Robert De Niro hubiese dado vida a Sonny?
Pues, por lo pronto, que el actor se hubiese quedado sin encarnar al joven Don Vito enEl Padrino II,un papel por el que se llevó el Oscar.
No hay mal que por bien no venga…
La Mafia no quiere que se diga “Mafia”
Desde la publicación del libro de Mario Puzo, los principales enemigos de El Padrino no fueron sólo los ejecutivos de Paramount, sino tambiénlos propios goodfellas.
El capo Joe Colombo (foto, a la derecha) a través de su organización-tapadera Liga Italoamericana, presionó públicamente para que la película no se rodase.
Entre bambalinas, la cosa fue a más: todos los implicados en la producción sufrieron amenazas telefónicas, y se amenazó con boicotear el rodaje de forma ‘persuasiva’.
La insistencia de Coppola en localizar los exteriores en Little Italy no puso las cosas más fáciles, hasta que una reunión entre Al Rudi y el boss arregló las cosas:
El Padrino podría rodarse, siempre que en sus diálogos no se mencionase la palabra que empieza con “M”.
Los Corleone ríen los últimos
Tras sus trapacerías contra el rodaje de esta película, no podemos sino considerar justicia poética el final de Joe Colombo.
El 28 de junio de 1971, el capo recibió un tiro en la cabeza, que le dejó paralizado durante años, mientras daba un mitin público.
Ese mismo día, Coppola estaba rodando la escena de la masacre final.
¿Coincidencia?
Al Martino tenía padrinos
El actor de la película más cercano a la ‘Cosa Nostra’ fue Al Martino, corner de Las Vegas que interpretó a Johnny Fontane.
El cantante, que no había actuado en su vida, trató de persuadir a Coppola gastándose 78.000 euros (ajustados) en convidarle a un fin de semana loco en Las Vegas.
Cuando vio que la cosa no resultaba, acudió a su auténtico padrino, el jefe mafioso Russ Rufalino, para que presionara a los productores.
La ira de Frank (Sinatra)
Ya que mencionamos a Johnny Fontane, está bastante claro que ese personaje es un trasunto de Frank Sinatra, ¿verdad?
Pues el propio Sinatra era consciente de ello, y no le hacía ni maldita la gracia.
‘La Voz’ tomó medidas legales para detener el rodaje, y cuando una noche Mario Puzo y Al Rudi se lo cruzaron en un night club, al grito de “¡Os voy a partir las piernas! ¿Os pasó el FBI información para escribir el puto libro?”.
Ya sabemos que tus amistades mafiosas no tuvieron nada que ver con tu papel en De aquí a la eternidad, Frank, pero quien se pica…
Gianni Russo, otro que tal
El marido maltratador de Connie Corleone también surgió del mundo del hampa: bisnieto de un gángster y protegido del capo Frank Costello.
Russo contrató un equipo de rodaje para rodar una prueba de cámara.
A fin de ponerla en manos de Coppola, Russo acudió a una showgirl asiática, a la que vistió de uniforme y envió rumbo a Los Ángeles con la cinta de vídeo.
El director dijo nones, así que Russo (quien afirma “haber matado a tres hombres en legítima defensa”) se ganó su papel invocando la ayuda de amigos que habían prestado dinero a Charles Buhldorn.
En cuanto a la ragazza, la leyenda afirma que acabó en brazos de Marlon Brando.
Las mil y un reescrituras de Coppola
No pecamos de pretenciosos si decimos que, lo que es calidad literaria, la novela original de El Padrino no tiene demasiada.
Por eso, Coppola se metió a fondo con el libro: llenó su ejemplar de anotaciones, modificó tramas y eliminó personajes y líneas argumentales enteras, consiguiendo (¡milagro!) un guión que respeta bastante el trabajo de Puzo y que al mismo tiempo funciona en la pantalla.
Sin duda, su medida más sabia fue omitir la historia de Lucy Mancini, la amante de Sonny, que pese a aparecer brevemente en el filme cuenta en la novela con una trama ginecológica digna de un Cronenberg, con operaciones de reconstrucción vaginal y todo.
¿Tuestas, o fríes?
Pese al perfeccionismo de Coppola, se le escaparon algunos gazapos en el guión.
Por ejemplo, cuando el viejo Clemenza (Richard Castellano) explica a Michael Corleone cómo preparar los espaguetis perfectos, el guión indicaba: “tuesta un ajo picado”.
Mario Puzo tachó inmediatamente el verbo de la frase, reemplazándola por “fríe un ajo picado”.
Su explicación: “Ningún mafioso que se respete usaría la palabra ‘tostar”.
Marlon se hace de querer
Mientras los productores lidiaban con la Mafia, y Coppola con un rodaje que se adivinaba infernal, el (en teoría) imprevisible Brando se convirtió en el corazón de la película.
Pese a su fama de difícil, el actor tomó bajo su ala a sus compañeros más jóvenes, aconsejándoles, cuidándoles y bromeando con ellos.
Según recuerdan James Caan y Robert Duvall, el punto álgido del cachondeo llegó cuando Brando y ellos organizaron un concurso de hacer ‘calvos’ en el plató.
Siempre en palabras de Caan, Marlon se ganó el primer puesto mostrando su trasero a la cámara 500 veces en un día.
El ‘Padrino’ más felino
Sin duda, la decisión de cásting más imprevisible de la película fue la del gato de Don Vito.
Por más que Coppola afirme que incluyó al animal para mostrar las “garras” ocultas en el amable semblante del personaje, la verdad es menos pretenciosa.
Brando encontró al micho deambulando por el estudio de Paramount, se encariñó con él y se lo llevó al plató.
A Marlon se le debían dar muy bien los animales, porque (aunque eliminados en el doblaje castellano) los ronroneos del felino fueron tan intensos que obligaron a Coppola a doblar algunas frases de la escena.
Por desgracia, el brillante y peludo actor no aparece en IMDb.
¡Ay, Pacino!
El tímido Al se tomó muy a pecho la parte física de su papel.
En una de las escenas más míticas (cuando Michael mata a Solozzo y al capitán McCluskey) puede verse en su cara un gesto de apuro que no tiene nada de artificial.
Pacino se había torcido el tobillo, lo que causó retrasos en el rodaje desde la primera semana.
¡Improvisación!
El espíritu animoso de Brando se transmitió a sus compañeros, desde los actores masculinos a Diane Keaton y Talia Shire (hermana, por cierto, del director).
Mientras Marlon improvisaba su monumental collejón a Al Martino para conseguir que el cantante actuase un poco (el ataque de risa de Robert Duvall en la escena también es imprevisto), James Caan se contagiaba de la violencia de Sonny hasta el punto de que los demás actores tuvieron que sujetarle en más de una ocasión para que no desgraciase a Gianni Russo, que interpretaba a su cuñado maltratador Carlo.
Estas salidas de tono encantaban a Coppola, pero había alguien a quien no hacían tan feliz…
Gordon arma la gorda
Ese “alguien” era nada menos que Gordon Willis, el director de fotografía que imprimió a El Padrino su tono tenebrista.
Maniático del control y poco afectuoso con el cineasta (a quien consideraba un advenedizo), Willis se desesperaba cada vez que uno de los actores se salía de su marca.
Sus juegos de iluminación eran tan complejos que un paso en falso colocaba a los intérpretes en puntos oscuros, obligando a repetir la toma.
“Gordon se comportó como un futbolista en medio de una pandilla de nenazas”, recordó Coppola años después.
“Yo era un Hitler”, admitía, por su parte, Willis.
“¡Aquí no se ve nada!”
Pese a los arriesgados experimentos de Willis, El Padrino se rodó bajo un clasicismo absoluto.
No se usaron recursos tan característicos del cine de los 70 como zooms o tomas aéreas, y su uso del claroscuro quedó como un hito en la historia del cine.
Sin embargo, los ejecutivos no pensaron lo mismo al ver los copiones:
“¿Qué pasa aquí, es que llevo aún mis gafas de sol?”, protestó uno de ellos cuando se le proyectó la primera escena.
El equino sangriento
Suéltale a alguien de improviso las palabras El Padrino, y su respuesta no será:
“Yo creo en América” o “Le haré una oferta que no podrá rechazar”, sino “cabeza de caballo”.
Una escena esta que no da tanta grima por casualidad.
Coppola adquirió el macabro resto en una fábrica de comida para perros, para después convencer al actor John Marley de que utilizaría una cabeza de atrezo.
El gesto de horror de Marley cuando vio un auténtico pedazo de cadáver equino a los pies de su cama queda fenomenal en la pantalla…
Los extras saben del asunto
Woody Allen se marcó una broma de altura en Annie Hall, diciéndole a Diane Keaton aquello de “¡Me has dejado solo con dos extras de El Padrino!”.
Porque, efectivamente, los tipos con pinta de mafiosos que acosaban al pobre Alvy Singer habían sido extras en El Padrino…
Y eran chicos de la ‘Cosa Nostra’.
A fin de calmar los ánimos, Coppola empleó a gángsters auténticos en muchas escenas.
El mejor caso de todos fue el de Lenny Montana, un campeón de lucha libre que se ganaba un sobresueldo como guardaespaldas de un capo.
El director se quedó tan impresionado con él que le adjudicó el papel de Luca Brasi, ejecutor en jefe de Don Corleone.
Cuando le tocó rodar su escena con Brando, Montana se puso tan nervioso que no atinó a repetir bien sus líneas…
Y a Coppola le gustó, con lo que dio la toma por buena.
Hasta las últimas consecuencias
Según Nicolas Pileggi, guionista de Uno de los nuestros, uno de los actores principales de El Padrino se tomó tan en serio la preparación de su papel que acompañó a un grupo de auténticos mafiosos en una misión.
El problema: los gángsters habían anotado mal la dirección del soplón al que debían despachar, con lo que volvieron a sus casas con el rabo entre las piernas.
Por otra parte, Robert Duvall consiguió que se le invitase a una reunión de ‘chicos listos’.
El actor les observó con tanto detenimiento que su contacto le susurró:
“No les mires tan fijamente, están sospechando que eres marica”.
‘¡Bada Bing!’
La verdad es que, durante el rodaje de El Padrino, el pobre Coppola las vio venir por todas partes.
Para empezar, aguantó carros y carretas del equipo de rodaje, formado por profesionales curtidos que, como Gordon Willis, no le tenían el menor respeto y le tomaban el pelo continuamente.
Tras una bronca particularmente intensa en el plató, Francis se encerró en su despacho, cerrando la puerta con tanta violencia que el equipo corrió a buscarle, pensando que se había pegado un tiro.
“O acabas, o te despedimos”
Otros sufrimientos para el director llegaron de manos de los ejecutivos de Paramount, llevándose la palma Robert Evans.
El productor amenazó varias veces a Coppola con despedirle en mitad del rodaje para sustituirle por Elia Kazan.
Lo único que salvó al director fue el Oscar al Mejor Guión que acababa de recibir por Patton.
Cuando la película ya estaba finiquitada, Evans amenazó con llevarse el metraje en bruto a Los Ángeles para montarlo él mismo.
Francis pierde la cabeza
Estamos en primavera de 1971, y Martin Scorsese acude a visitar a su amigo Coppola al rodaje de El Padrino en el cementerio Calvary de Queens.
Nada más ver aparecer a ‘Marty’, un Francis totalmente deshecho se sienta sobre una lápida llorando, rodeado por los 121 extras y las coronas de flores por valor de casi 50.000 euros que había encargado para la escena del funeral.
El comportamiento de Coppola durante este tramo del rodaje era totalmente descontrolado.
Compraba compulsivamente, se escapaba del plató para realizar reescrituras del guión, y acabó enganchado a las pastillas para dormir que su médico le recetaba.
¡Ah, la famiglia!
Fiel al espíritu de la película, pese a todo, Coppola había conseguido colocar a unos cuantos de sus familiares en algunas escenas.
Además de su hermana Talia Shire y sus hijos Gian Carlo y Roman, podemos ver a su padre Carmine Coppola (es el gángster que toca el piano durante el montaje de las masacres de Sonny) su mamma Italia Coppola y, por supuesto, a la piccola figlia Sofia Coppola: la futura directora de Lost In Translation es el bebé al que bautizan mientras los esbirros de los Corleone masacran a los jefes de las Cinco Familias.
Luego llegaría El Padrino III, y muchos pensarían que con aquella intervención debería haber sido suficiente.
Quien resta, suma
Por más que el montador William Reynolds se quejase de sus secuencias largas y sus montajes paralelos (“¡Esto es un jodido rompecabezas!”, llegó a decir), uno de los aciertos de El Padrino fue la concisión empleada por Coppola.
De las casi cuatro horas rodadas, sólo tres llegaron a las pantallas.
Las escenas inéditas pudieron verse en 1977, cuando el director montó las dos primeras películas para la serie de TV La saga de El Padrino.
Entre ellas, figuraban una discusión entre Don Vito y Michael, y un final alternativo en el que el personaje de Diane Keaton encendía velas en una iglesia por el alma de su marido.
Un estreno tumultuoso
Según cuenta el periodista Peter Biskind, la premiere de El Padrino fue un fenómeno que nadie se esperaba.
Las primeras reacciones de la crítica, que anunciaba una obra maestra, atrajeron a muchísimos espectadores pese a que aquel día nevaba en Nueva Cork y a que el filme se estrenaba fuera de la temporada de Oscar.
Eso sí, pese a todos los esfuerzos de Robert Evans, Brando (considerado como la gran atracción de la noche) logró escabullirse del sarao en el último minuto.
El fin de los cines de barrio
En el año de su estreno, El Padrino amasó en los cines la friolera de 1062,9 millones de euros ajustados, convirtiéndose automáticamente en una de las películas más taquilleras de la historia.
¿Cómo se logró semejante taquillazo?
Sencillo: en lugar de las formas tradicionales de distribución, basadas en el sistema de reestrenos, Paramount optó por una campaña muchísimo más agresiva.
A cambio de un anticipo de 316.000 euros ajustados, cualquier cadena de cines podía proyectar la película, lo cual consiguió que esta llegara a 366 salas de EE UU en su primer fin de semana.
Durante abril de 1973, los réditos de la película ascendieron a 3 millones de euros diarios: todo un triunfo para la compañía, pero también el comienzo del declive de las salas pequeñas y los cines de barrio.
Nino Rota se queda sin Oscar
Tan pegadiza como atmosférica, la BSO de El Padrino es tan icónica como las imágenes de la película.
Pero su autor, Nino Rota, se quedó sin nominación al Oscar por haber reutilizado parte de su música para la película italiana Fortunella (1956).
Nominada a cinco estatuillas, la película se llevó tres: Mejor Guión Adaptado, Mejor Actor (para Brando, que no acudió a recogerlo) y Mejor Película.
En los Globos de Oro, por su parte, cosechó las categorías de Mejor Película Dramática, Mejor Guión Dramático, Mejor Director, Mejor Guión Adaptado… Y Mejor Banda Sonora.
Salsas y juegos
Tan enorme fue la popularidad de El Padrino, que en 1972 apareció un juego de mesa basado en la película.
Pero eso no era todo, porque Robert Evans quería lanzar al mercado salsas italianas con el rostro de Marlon Brando como gimmick promocional.
En 2006, por su parte, apareció un videojuego con las voces de James Caan, Robert Duvall, Abe Vigoda (Tessio) y un Marlon Brando ya muy enfermo.
Pacino, que había vendido sus derechos de imagen para el juego de El precio del poder, pasó del tema y Coppola se ciscó en Paramount por haber tomado la iniciativa sin contar con él.
Perfume embriagador
Original o no, el tema de amor de marras, titulado Speak Softly Love en su versión cantada en inglés, es la pieza más conocida de la banda sonora de El Padrino.
Entre los cantantes que lo han interpretado se hallan Scott Walker, Dalida (Parle Plus Bas y Gianni Morando (Parla piu piano).
En España, la versión traducida que reza “Estoy sintiendo tu perfume embriagador…” recibió el título (poco adecuado) de El milagro del amor.
Los ‘mafiosi’ son fans
Los sociólogos de EE UU hablan de “el efecto El Padrino” para señalar el impacto de la película en la cultura italoamericana.
Un impacto que, huelga decirlo, alcanzó sobre todo a la propia Mafia.
Los capos que habían tratado de sabotear la película observaban con agrado cómo sus soldati más jóvenes recuperaban viejas tradiciones, como llamarles de ‘Don’ y besarles la mano, mientras que el vocabulario de los ‘chicos listos’ se enriquecía con expresiones como “¡Bada Bing!” (la onomatopeya de un tiro a bocajarro), “el especial Moe Greene” (matar a alguien de un disparo en el ojo) y otras más que seguramente habrás oído utilizar en Los Soprano.
Y Stanley Kubrick también
Para que Stanley Kubrick elogiase un filme ajeno, casi que tenía que llover fuego del cielo.
Así que imaginemos el pasmo del guionista Michael Herr (Apocalypse Now, La chaqueta metálica) cuando el genio del Bronx le reconoció, a finales de los 80, que consideraba El Padrino la mejor película de la historia de Hollywood, o como mínimo la que tenía el mejor reparto.
Un Mercedes, y una ‘fantasmada’
“El Padrino me destruyó”, declaró en los 90 un Coppola en bancarrota, lamentando que La conversación (un proyecto más personal, que llevaba desarrollando desde los 60) quedase eclipsada por este filme.
Sin embargo, hay dos anécdotas de la época que prueban que lo de Francis es pura retórica.
Tras recibir las primeras noticias del éxito de la película, el director partió raudo y veloz a comprarse un Mercedes a cuenta de Paramount junto a George Lucas.
A bordo de ese mismo coche, y a la salida de una fiesta, Coppola quedó parado frente a un semáforo junto a algunos amigos.
Uno de ellos, William Friedkin, asomó la cabeza por la ventanilla de su coche y gritó:
“French Connection: ocho nominaciones y cinco Oscar, incluyendo Mejor Película”.
Peter Bogdanovich, que también estaba en la caravana, respondió:
“La última película: ocho nominaciones, y encima es mejor que la tuya”.
Para no ser menos, Coppola sentenció:
“El Padrino: 150 millones de dólares”. Y se hizo el silencio….
Medallas y galardones
Además de ser una de las escasas películas con un 100 por cien de aprobación en Rotten Tomatoes, El Padrino es la segunda mejor película de la historia según el American Film Institute, quedó cuarta (tras Ciudadano Kane, La regla del juego y Vértigo) en la encuesta de 2002 de la revista Sight And Sound, y en 1990 pasó a formar parte de los fondos de la Biblioteca del Congreso de EE UU.
No está mal para una película de serie B en la que no creía casi nadie, ¿verdad?
Muchos besos y muchas gracias.
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