La historia es simple. La familia es un tema eterno de chistes y de pelis.
Siempre he defendido la teoría que no hay nada peor que una cuñada, incluso por encima de la suegra. Pero esta peli me ha enseñado que hay algo más maléfico y eso es la ex.
Hace casi tres lustros leí la novela de Noah Gordon en la que se basa esta peli. Me gustó y se convirtió en una de mis favoritas.
No voy a comenzar haciendo comparaciones entre obra literaria y producción cinematográfica. Ya sabéis todo eso: son lenguajes diferentes, siempre el lector se ve defraudado…
El maestro Berlanga relataba este chiste:
Estaban dos cabras comiéndose unos rollos de celuloide:
– Esta peli están muy rica.
– Sí. Pero el libro era mejor.
El médico es una producción alemana que adapta la novela de un norteamericano.
La parte que se desarrolla en Inglaterra, en realidad rodada en Escocia, es algo más creíble que lo que desarrolla en Persia, rodada en Marruecos.
La sección oriental es de palo total, todo suena y parece falso, de palo total. Ni por un momento me creí nada de lo que contaba. Demasiado rebuscado. Muy penoso.
Tal vez la presencia de Stellan Skarsgård interpretando a Barber sea lo mejor. Aunque el episodio de la intervención en la vista por parte de los médicos judíos es muy decepcionante.
Su protagonista Tom Payne, que hasta ahora se había dedicado a la televisión en series para mí desconocidas, podría haberse mantenido escondido. La humanidad hubiera ganado.
Hay escenas que se suponen deben conmover la espectador como la despedida entre el médico afamado Ibn Sina y su discípulo Rob Cole. Se pone de fondo una música de emociones, se ambienta con llamas (de lo más falso), un diálogo para hacer llorar… Mi única reacción fue un bostezo.
Al salir, Elena me dijo que le había gustado mucho: “una historia muy bonita y el protagonista precioso“.
No conozco ninguna de las anteriores películas de Philipp Stölzl y ésta hubiera preferido no haber tenido el gusto.
Por cierto, era mucho mejor el libro. Esto es como una miniserie de baja calidad.
Esta peli la vieron mis compañeros del Club de Amigos del Cine hace unas semanas, yo no pude asistir. La había visto cuando se estrenó y guardaba un vago recuerdo de ella.
La vuelvo a ver en DVD.
En el coloquio posterior, el jueves siguiente a su proyección en el Club, hubo un agrio debate entre los que no se la creían, capitaneados por Carlos, y los que se habían emocionado, dirigidos por una apasionada Mercedes. Me divertí mucho. No hay nada más interesante y enriquecedor que la polémica.
La historia de estos jóvenes actores que no quieren aceptar las normas me parece atractiva pero es triste, muy triste.
La juventud tiene la gran ventaja del ímpetu, de la pasión. Estos muchachos andan sobrados de ella.
La idea de cambiar la sociedad con el arte es de lo más atractiva. Ellos lo intentan, a su manera.
Pero, es curioso, que lo primero que hacen es autoimponerse unas normas, tan artificiosas como inútiles. No cobrar, solo interpretar teatrillos que hayan ingeniado ellos, sin recurrir a obras de otros autores, actuar en la calle…
A mí esas normas me parecen innecesarias y solo encorsetan su actividad y su futuro.
Personalmente lo que hacen en la vía púbica tiene el puntito de la provocación pero ese tono exagerado e histriónico me molesta.
Cuando el asunto degenera (y lo digo con intención) en lo que llaman el teatro documental (una idea atractiva por la paradoja) con una dramatización de un atentado, se ve que aquello se ha salido de madre.
Su intervención en el Teatro Real, interrumpiendo una ópera, me gustaría por lo transgresor, si hubiera calidad artística en su actuación pero solo es una burda pantomima que a nadie puede agradar y a todos molestar.
He leído críticas de la época y en general no fueron nada alentadoras.
El maestro Boyero escribía: “Grandilocuente, increíble y decepcionante.”
En el diario El País se publicaba: “Una película que se propone a sí misma como si nadie antes hubiese debatido sobre estas cuestiones -de ahí su inmensa pedantería- (…) Es tan ingenua que bordea la tontería, tan inane que provoca aburrimiento”
A mí como experimento cinematográfico me gusta. Es una peli de buena factura técnica. Las escenas rodadas como falso documental son estupendas. Las explicaciones de los actores ya maduritos muy interesantes. Hay episodios muy divertidos.
Pero no acabo de entender bien el mensaje de la peli. Mañas parece que hiciera una dura crítica de estos jóvenes con inquietudes pero por otro lado los presenta como héroes.
Hannah Arendt es la antítesis de las pelis de entretenimiento hollywoodienses.
La peli exige un esfuerzo intelectual para seguir la trama y los razonamientos del personaje protagonista.
Hay reflexión moral pero también didactismo filosófico.
Margarethe von Trotta nos cuenta una historia interesante, fascinante, con una protagonista encarnada en Barbara Sukowa que impresiona con una entereza arrolladora.
La historia es absorbente.
El personaje apasionante.
La explicación intelectual del totalitarismo impresionante.
Adolf Eichmann era un burócrata encargado del transporte de judíos a los Campos de Concentración. Se ocupaba con eficacia de esa labor y solo cumplía órdenes. No le importaba si estaba contribuyendo a un genocidio, solo cumplía órdenes. A esto la filósofa Hannah Arendt lo llamó la banalización del mal.
He disfrutado, he aprendido, he pensado, he salido sabiendo más y sintiéndome mejor persona. No se puede pedir más.
Solo un pero. No paran de fumar durante toda la peli.
Vemos esta peli en el Club Amigos del Cine, con ella cerramos el ciclo sobre Cine y Teatro.
No recuerdo cuando fue la primera vez que la vi pero es muy posible que fuera en algún cine de Zaragoza en su estreno. Desde el principio me fascinó y la he visto unas cuantas veces.
La producción teatral original de “Sleuth” de Anthony Shaffer se estrenó en Broadway el 12 de noviembre de 1970. Fue protagonizara por Anthony Quayle como Andrew y Keith Baxter como Milo. Se realizaron 1.222 actuaciones y ganó el Premio Tony 1971 como la Mejor Obra.
Generalmente, a los que nos gusta el cine, las adaptaciones teatrales no son santo de nuestra devoción. ¿Qué tiene La Huella para que me parezca tan atractiva?
El duelo interpretativo de dos grandes en un ambiente realmente desasosegante.
Los autómatas dan bastante grima e incluso algo de miedo.
Esa casa parece un museo de objetos que solo sirven para ensalzar el ego del escritor Andrew Wyke, un presuntuoso de tomo y lomo que se cree superior intelectualmente al resto de los mortales.
Al verse herido su ego por un asunto de cuernos, idea una trama de humillación hacia el amante de su esposa, un empresario de origen italiano, Milo Tindle.
Cuando Milo se burla de él, Wyke no lo acepta y termina asesinándolo. Él que se jacta de ser una mente noble comete un crimen de manera zafia. Después de todo no era tan listo como presumía.
En La Huella todo encaja como una maquinaria de relojería, todo está bien engrasado. Los diálogos fluyen de manera infatigable y consiguen mantener la atención.
El guión es un desafío intelectual y explicar la trama resulta complicado.
Michael Caine era la tercera opción para el papel de Milo Tindle después de Albert Finney (que fue considerado demasiado regordete) y Alan Bates (quien rechazó el papel).
Michael Caine estaba muy impresionado por actuar junto a Laurence Olivier pero éste le quitó importancia asegurando que: “en realidad solo somos Larry y Mike“.
El premio Edgar Allan Poe en la repisa de la chimenea de Andrew Wyke es en realidad el que obtuvo Anthony Shaffer por su obra teatral “Sleuth“.
Joseph L. Mankiewicz también ganó un Edgar por la películaOperación Cicerón (1952).
La fotografía que tapa el disparo en la pared es de Agatha Christie.
John Addison fue nominado a un Oscar por la banda sonora. Sin embargo, no fue originalmente uno de los cinco nominados. Formó parte de la lista después que fuera eliminada la banda sonora de El padrino (1972).
Eve Channing, el nombre de la esposa, es una combinación de Eve Harrington y Margot Channing, los dos personajes principales de Eva al desnudo (1950).
La peli fue promocionada con la intervención de varios actores más, además de sus dos protagonistas, para evitar que el público la rechazara a priori.
Maxime Stransky nos va contando sus peripecias con el material básico de sus películas caseras y dramatizaciones que se van intercalando.
Este personaje fue revolucionario, espía, productor cinematográfico, falsificador, amigo de Sergei Eisenstein, realizador de películas, amigo de Stalin…
Más que las imágenes que vemos, lo atrayente es la transmisión de las increíbles peripecias de este personaje. Podría funcionar como relato radiofónico.
Las imágenes son a veces realistas y en ocasiones oníricas como el recuerdo de un pasado lejano.
También hay un aspecto importante basado en la rivalidad y amistad de Stransky y Eisenstein. Sus concepciones del cine y de la revolución son diferentes e incluso antagónicas.
Maxime Stransky partidario del ojo cine, de trasmitir la realidad sin aditamentos.
Sergei Eisenstein mantiene que hay que domesticar la vida que la cámara recoge, por medio del montaje.
Los dos terminarían sacrificados por el stalinismo.
Una experiencia estética y narrativa de lo más interesante.
La entrada era gratuita. La sala del San José se llenó de público.
Los directores fueron presentando sus películas.
Las proyecciones fueron amenizadas con toques de humor y con vídeos reivindicativos como protesta por el cierre del Teatro Moderno.
Todo muy divertido y con muy buen ambiente.
Solo dos peros. Comenzó con mucho retraso. El presentador se refirió a la “onceava” Muestra.
He hecho un post de casi todos los cortos.
Lo siento pero “Todo lo que es hermoso” no lo recuerdo y no he conseguido información en internet y mira que he buscado. Si alguien me da algún dato para poder refrescar mi penosa memoria se lo agradecería. Está colgado en Youtube como privado.
Pedro Solís ha participado en la creación de videojuegos, ha sido animador 3D en las dos pelis de Tadeo Jones y fue premiado por una anterior producción La Bruxa con un Goya en 2011.
Cuerdas nos relata una historia llena de sentimientos que emociona desde los primeros fotogramas.
Sus personajes de dibujos respiran realidad y ternura.
Que la factura técnica sea perfecta es accesorio en relación a una historia absolutamente conmovedora.
Soy rendido seguidor de esta saga. Acudo con Fer a una sala con muchos niños, algunos demasiado pequeños.
Peter Jackson nos ofrece más de lo mismo: aventuras, acción, emoción, fantasía… Todo con una factura técnica perfecta. Con unas imágenes estupendas. Lo dicho, más de lo mismo.
La labor de Jackson es colosal. Coordinar a un equipo tan extenso de personas, para que el resultado final sea tan brillante, es muy meritorio.
Aparecen enanos, hobbits, humanos, horcos, brujos, cambiapieles, elfos, dragones, huargos… ¿Y los trasgos, dónde están los tragos?
Los críticos han dicho maravillas. Ha obtenido muchos premios y la Palma de Oro en el último Festival de Cannes.
Carlos Boyero ha escrito de ella: “Kechiche cuenta esta historia con desarmante verdad (…) filma las escenas de sexo con una autenticidad insólita (…) todo es placentera o dolorosamente real”.
Por una vez y sin que sirva de precedente, estoy de acuerdo con el maestro Boyero y suscribo todas sus palabras, pero a mí no me ha gustado.
Resulta insoportable esta manera de rodar con la cámara pegada a las caras de las actrices. Más del ochenta por ciento de la peli son primeros planos. Detesto profundamente este estilo. Ahora parece que si no ruedas así no eres un autor.
Esta manera de filmar es deudora de la televisión que precisa de planos cortos en un pantalla pequeña. Ni siquiera tiene un origen cinematográfico. Señor Kechiche vea cine de verdad como el de Ford y aprenda a rodar.
Para trasmitir sentimientos no hay que ver salpicar las lágrimas hacia la cámara, es el recurso más barato y más tramposo que existe.
La historia que cuenta no es nada del otro jueves. A estas alturas del siglo XXI a nadie debe sorprender el amor entre dos chicas.
Curiosamente las situaciones de dominación que se viven en parejas heteros también se reflejan aquí en esta pareja de lesbianas.
Para relatar esta historia no son necesarios 180 minutos, con mucho menos tiempo se podría haber contado lo mismo y mejor.
Sí, es cierto que la peli trasmite realidad. Las escenas de sexo explícito (que no me desagradaron) son excesivamente extensas, innecesarias, superfluas.
Léa Seydoux está estupenda pero la que me ha enamorado ha sido Adèle Exarchopoulos. Su interpretación es colosal, con una capacidad de emocionar, de hacer sentir emociones extraordinaria. Reconozco el mérito de Kechiche en la dirección de las actrices. Pero que quede claro: esto no salva una película claramente fallida.
Elena elige un DVD casi al azar. El título es lo suficientemente explicativo.
La peli da lo que promete. Nos relata la vida sentimental de la famosa escritora en su juventud.
A finales del siglo XVIII una chica bien, solo tenía como opción hacer un buen matrimonio. La mujer era tratada como una indigente intelectual y solo se concebía como accesorio del marido. Ahora que lo pienso, en este siglo XXI hay gente que sigue pensando así.
Su director Julian Jarrold es un experto en telefims y ha realizado unas pocas incursiones en el cine.
La peli se ve con agrado. Con escasas pretensiones. Divertidas las reflexiones sobre la ironía.
Con una maravillosa Anne Hathaway de la que todos los jóvenes se enamoran y no me extraña. Ella elige al más malote.
¿Porqué esa tendencia femenina hacia el chico malo?
Elena, experta en esta escritora, encuentra en sus experiencias juveniles muchos de los elementos que incluyó en sus novelas.
James McAvoy compone un personaje de vividor y rendido enamorado, muy predecible pero interesante.
¿Qué hubiera sido de Jane Austen si se hubiera casado con Tom Lefroy? ¿Habría sido escritora?
Veo esta peli con mis amigos del Club amigos del Cine. Es difícil, pero cada vez voy más contento.
El subgénero de los timos me resulta especialmente atractivo.
Los timadores son guionistas, directores y actores de una farsa destinada a embaucar al incauto. La gracia está en hacer cómplice al timado para que no pueda denunciarlo, si se llega a dar cuenta.
Hay dos obras maestras del género. La muy conocida El golpe de 1973 dirigida por George Roy Hill. Recuerdo perfectamente cuando la vi en su estreno, en una sesión de noche, en el Coliseo Equitativa. Otra menos popular, Nueve reinas de 2000 de Fabián Bielinsky.
David Mamet nos presenta a una psiquiatra de prestigio (interpretada por su esposa Lindsay Crouse) pero que vive una vida insulsa. Cuando descubre a un grupo de tunantes se siente atraída y cae en sus redes.
El personaje de Margaret Ford, psicoanalista y escritora de éxito, está muy bien compuesto. Su estilo de ropa y su peinado de mujer independiente y segura solo es una fachada que esconde a una muy mala persona. Incapaz de urdir una buena trama para la venganza recurre al asesinato. ¡Será asquerosa la tía!
Precisamente lo que un timador, de pro, intenta evitar es la violencia. El timo debe ser un acto limpio de engaño y solo de engaño.
Hace unos meses todo el mundo puso por los cielos Shame de este director británico afincado en Amsterdam. A mí me pareció regularcilla, aunque con puntos de interés.
Ahora en 12 años de esclavitud la crítica se ha vuelto a entregar.
Nada de lo que se cuenta es novedoso. El sufrimiento que los seres humanos pueden infringir es inmensa. La institucionalización y la legalidad de la crueldad es una vergüenza para esto que llamamos civilización.
Sobre este tema se ha hecho de todo, bueno y malo. Steve McQueen es muy hábil en tocarnos en la fibra más sensible para nosotros que es la pérdida de la libertad y la posterior esclavitud. No usa recursos trillados de emocionar con sensiblería y solo se rinde a esta tentación al final de la peli.
El mundo depravado que se nos muestra contrasta con el paisaje idílico de Luisiana que sirve de escenario a la tragedia.
Pero no solo hay maldad en los hombres sino en el sistema que oprime hasta el punto de hacer cómplice a la víctima de la misma estructura orgánica que le ataca.
Nos lo muestra McQueen, cruelmente, en varias escenas. Horrorosa e interminable en la que Solomon Northup permanece colgado ante la indiferencia del paisaje y del paisanaje. O cuando es obligado a azotar al personaje que interpreta Lupita Nyong’o.
La propia estructura crea en la víctima el sentimiento de complicidad y de culpabilidad.
Estos aspectos, tal vez, sean los más novedosos de la peli del británico.
La música es perfecta y maravillosa. La fotografía impresionante. La realización, técnicamente muy conseguida, con planos generales, huyendo de la moda de los primeros planos que detesto profundamente.
Con todo lo dicho ¿porqué no termina de parecerme la maravilla que a todo el mundo?
Su insistencia en el sufrimiento me ha recordado La Pasión de Cristo (2004) de Mel Gibson pero sin hablar en arameo, ni en latín. En estas dos pelis, siendo muy distintas, se produce un efecto de saturación. La insistencia en mostrar el dolor con imágenes impactantes genera una desensibilización en el espectador. Llega un momento en el que, por muy horroroso sea lo que se ve, ya no te llega.
El personaje de Edwin Epps, sádico esclavista, sería imposible de creer sino lo interpretara un Michael Fassbender que compone una actuación más que magistral, un hombre atormentado que reprime sus pulsiones con una crueldad insoportable. Pero para mala-mala su esposa, celosa, despiadada, cizañera y vengativa.
No quiero olvidarme de Paul Dano que interpreta a un capataz con muy mal perder que este año también compuso un muy buen papel en Prisioneros, también de malo.
Brad Pitt se reserva el papel de productor y de salvador, se las sabe todas, el muy pillín.
Supongo que 12 años de esclavitud se llevará un buen montón de oscars pero a mí me sigue gustando más esta Prisioneros que acabo de mencionar.
Documental sudafricano que ha codirigido el español Carlos Agulló. Curiosamente es su primer documental, habiendo realizado previamente solo pelis de ficción.
Complot para la paz nos cuenta las andanzas del empresario francés Jean-Yves Ollivier que consiguió que se iniciaran y prosperaran negociaciones entre todos los países implicados en el conflicto sudafricano en los años ochenta, consiguiendo la liberación de Mandela y el final del odioso apartheid.
Resulta difícil seguir las maquiavélicas intrigas políticas que se nos explican, tan interesantes en el fondo como en la forma.
La historia es absorbente y sorprendente.
La realización es ágil con una buena combinación de imágenes y entrevistas.
Un ejemplo de cómo con un tema interesante hacer un magnífico documental.
Tenía mucho interés en ver esta peli. Premiada en el Festival de Sitges al mejor guión y a la mejor actriz (Alice Lowe). La veo dentro de las proyecciones del Cine Club Alcarreño.
Salgo confundido del cine. Necesito unas horas para aclarar mis ideas.
Me gusta el aspecto salvaje y transgresor. El viaje de esa pareja de raros, visitando sitios tan extraños como un museo del tranvía o del lápiz, recorriendo bucólicos terrritorios, tiene algo muy atrayente.
Sus dos protagonistas intencionadamente feos y desaliñados componen una pareja de enamorados seriamante reales.
La madre de Tina, una mujer egoísta y manipuladora, es un personaje de lo más detestablemente atractivo.
En cambio, la violencia descontrolada y sin sentido me descentra. No encuentro una explicación coherente a ese impulso criminal. Los personajes actúan de manera terriblemente impredecible y eso me desconcierta y no consigo comprenderlos y mucho menos empatizar con ellos.
Habría que dejar a un lado las valoraciones morales y solo ver la peli como un divertimento, una comedia muy oscura, para que me consiguiera gustar pero entonces la habría vaciado de contenido y tampoco podría atraerme lo suficiente.
Acudo al pase de prensa en la sala de proyecciones de Sony Pictures.
Vi la primera hace unos meses y me divirtió mucho.
Esta secuela es colorista, con un diseño de los alimentos convertidos en seres animados sensacional.
Me dieron una gafas 3D superchulas pero demasiado pesadas. Salvo en algún detalle el 3D aporta poco. Sigo sin verle la gracia al invento en cuestión.
La aventura es una adaptación de Parque Jurásico pero en lugar de dinosaurios son hamburguesas, pepinos, fresas, nubes…
El despliegue de personajes calóricos es desbordante.
La pena es que el guión no está a la altura de la animación. Tal vez para paladares poco exigentes sea suficiente pero la peli carece de originalidad. La historia es conocida y los chistes escasos y con poca gracia.
Algún juego de palabras (en inglés) moderadamente ingenioso y poco más.
Tal vez no aburra porque el despliegue de color es apabullante y su medido metraje impide que canse.
En cualquier caso, no me arrepiento de haberla visto.