Cutrecomentario de Ramón:
El monico mimosón.
Johannes Roberts es ese director británico que parece tener fobia a la superficie: todo lo rueda bajo el agua o en lugares donde no entra la luz.
Se hizo famoso con A 47 metros, demostrando que los tiburones también merecen un sindicato.
Luego nos llevó de excursión zombi con Resident Evil: Bienvenidos a Raccoon City, donde el mayor susto fue la crítica.
En resumen, un tipo que convierte el oxígeno en un lujo narrativo.
Aquí nos presenta un slasher clásico. Chicas guapas en una casa y un asesino despiadado.
Pero no se trata de Michael Myers, Jason Voorhees, Freddy Krueger, Ghostface o Leatherface.
Esta vez es un chimpancé listico que se comunica con una tablet.
Se gradecen los momentos de gore que arrancaron aplausos en la sala.
Novedades narrativas o argumentales ninguna, pero resulta divertida.
Mi puntuación: 6,55/10.
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Cinco asesinos míticos del slasher:
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Michael Myers – el silencioso de La noche de Halloween, que nunca corre pero siempre te alcanza.
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Jason Voorhees – el de Viernes 13, campeón mundial de machetazos acuáticos.
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Freddy Krueger – el pesadilla de Pesadilla en Elm Street, que ni dormido te deja tranquilo.
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Ghostface – el parlanchín de Scream, que mezcla cuchillos con cultura pop.
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Leatherface – el de La matanza de Texas, amante del bricolaje extremo y las motosierras.
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Crítico de Cine de El Heraldo del Henares
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