Silent Friend – 2025 – Ildikó Enyedi – SEMINCI. Semana Internacional de Cine de Valladolid 2025 – @SEMINCI – #70Seminci

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Comentario de Ramón:

 

Ginkgo biloba.

 

Ildikó Enyedi (Budapest, 1955) es una directora y guionista húngara de mirada poética y profundamente humanista.

 

Ganó el Oso de Oro en Berlín con En cuerpo y alma (2017), una historia de amor tan delicada como extraña ambientada en un matadero.

 

Ya había dejado huella con Mi siglo XX (1989), que obtuvo la Cámara de Oro en Cannes.

 

Su cine combina realismo y fantasía con una sensibilidad única: parece rodar los sueños… pero con los pies descalzos en la tierra.

 

El nombre completo del árbol que protagoniza esta película es Ginkgo biloba, tal cual: “ginkgo” es el género y “biloba” la especie.

 

También se le conoce como árbol de los cuarenta escudos o árbol del templo, y es famoso porque es una especie muy antigua, casi un fósil viviente, originaria de China.


Vamos, que lleva en pie desde antes de que existieran los dinosaurios… y ahí sigue, tan campante.

 

Ildikó Enyedi convierte la ciencia en poesía, y a Tony Leung Chiu-Wai en su médium más silencioso.

 

La directora húngara Ildikó Enyedi vuelve con Silent Friend, una película que se atreve a fusionar la botánica, la neurociencia y la filosofía del alma vegetal.

 

Tres historias, tres épocas y un solo protagonista inmóvil: un majestuoso ginkgo biloba que observa cómo cambian los humanos a su alrededor, sin moverse un ápice.

 

Desde un punto de vista científico, la cinta plantea un interrogante fascinante: ¿pueden los árboles tener una forma de conciencia?

 

En la parte contemporánea, Tony Leung Chiu-Wai interpreta al doctor Tony Wong, un investigador de Hong Kong que, en plena pandemia, intenta registrar la actividad eléctrica del árbol como si buscara en él una inteligencia alternativa.

 

Su interpretación es impecable: contenida, elegante, llena de matices. Uno de esos papeles en los que su silencio dice más que cualquier monólogo.

 

El film, sin embargo, no es fácil. Su estructura tripartita, que salta entre 1908, 1972 y 2020, apuesta más por la resonancia simbólica que por la claridad narrativa.

 

El resultado es tan hermoso como difuso: planos sublimes, ritmo hipnótico y una narración que a veces parece perderse entre hojas y raíces.

 

La fotografía de Gergely Pálos es un prodigio.

 

Cada era se filma con una textura distinta —del blanco y negro al digital—, y el árbol se convierte en el verdadero protagonista, filmado con una reverencia casi mística.

 

Silent Friend exige paciencia, pero recompensa con una experiencia visual y sensorial poco común.

 

Es una obra que no se mira, se contempla.

 

Y en medio de ese silencio, Tony Leung brilla con la luz tranquila de los grandes intérpretes.

 

Mi puntuación: 7,88/10.

 

 

 

Ficha: En este enlace.

 

 

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Muchos besos y muchas gracias.

¡Nos vemos en el cine!

 

 

 

Chistes y críticas en holasoyramon.com

Crítico de Cine de El Heraldo del Henares

 

 

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