Pocas veces figura en los titulares, pero la provincia de Guadalajara mantiene desde hace décadas un vínculo constante con el Festival Internacional de Cine de San Sebastián, uno de los escaparates más prestigiosos del séptimo arte. Rodajes en localizaciones emblemáticas, cineastas ligados a la tierra y colaboraciones culturales e institucionales confirman que Guadalajara es un “invitado invisible” que siempre acaba encontrando su hueco bajo la Concha.
Desde los años 60, enclaves como Brihuega, Sigüenza o la propia capital han sido platós de películas que después han triunfado o dejado huella en San Sebastián. Clásicos como La tía Tula (1963), de Miguel Picazo, rodada entre la ciudad de Guadalajara y Brihuega, obtuvo la Concha de Plata a la Mejor Dirección en 1964.
Décadas después, la vieja cárcel provincial de Guadalajara se convirtió en escenario de El patio de mi cárcel (2008), ópera prima de Belén Macías, seleccionada en la Sección Oficial a competición.
El propio Pedro Almodóvar eligió la plaza de toros de Brihuega para rodar una escena de Hable con ella (2002), proyectada en la sección Made in Spain.
También figuran conexiones más recientes, como The Trip to Spain (2017), que llevó la gastronomía de Sigüenza al certamen donostiarra dentro de la sección Culinary Zinema. Rodajes que dan visibilidad internacional a paisajes y rincones de la provincia.
No sólo los escenarios, también los nombres propios vinculan Guadalajara y el Zinemaldia: de Fernando Fernán Gómez, que filmó en Atienza y Lupiana parte de El viaje a ninguna parte, al joven Jorge Sanz, galardonado en 1986 junto a todo el elenco de El año de las luces. Sin olvidar homenajes y retrospectivas a leyendas como Orson Welles, que rodó en Brihuega y Atienza.
A nivel institucional, iniciativas como la Castilla-La Mancha Film Commission o la participación de chefs de Sigüenza en el Basque Culinary Center muestran cómo la provincia aprovecha cada ventana para proyectarse como destino de rodajes y creatividad.
Aunque no siempre figure en la alfombra roja, Guadalajara demuestra que su relación con el Festival de San Sebastián es tan discreta como inquebrantable: un invitado invisible que siempre regresa.
Más directa ha sido la relación mantenida con el festival en los últimos años gracias a la productora de Guadalajara, Pilar Sancho, que fue galardonada con el Premio Lau Haizetara del Festival por el cortometraje Ajar, dirigido por Atefeh Jalali e incluida en la Sección Oficial de cortometrajes.
La que no ha tenido tanta suerte ha sido María Luisa Gutiérrez, la productora de más éxito del panorama nacional, de Yunquera de Henares, no llegó a estrenar allí La Infiltrada, largometraje que posteriormente se haría con el Goya. Aunque se especuló con esta posibilidad en algunos medios, hay quien considera que la historia política que cuenta, centrada en una agente de policía que se infiltró en ETA, pudo alejarla del festival.
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Muchos besos y muchas gracias.
¡Nos vemos en el cine!
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Crítico de Cine de El Heraldo del Henares
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