Kenji Tanigaki es el tipo que convierte una pelea en algo tan elegante como un vals, pero con más huesos rotos.
Maestro de las artes marciales cinematográficas, ha coreografiado a Donnie Yen en joyas como Flash Point o Raging Fire.
Cuando dirige, como en Enter the Fat Dragon, la cámara parece bailar con los golpes.
Si te cruzas con él, sonríe… y reza para que no diga “¡acción!”.
Un periodista buscando a su esposa desaparecida y un padre a su hija. Mientras las intentan encontrar, se dedican a repartir hostias como panes a diestro y siniestro.
Las coreografías de peleas están maravillosamente rodadas con una cámara siempre bien colocada.
La película resulta superdivertida. El público del Auditori de Sitges no dejó de aplaudir y corear.
Mariano Baino es un director italiano especializado en terror atmosférico y surrealista.
Su película más conocida, Dark Waters (1993), es una pesadilla gótica rodada en Ucrania que recuerda al mejor Lovecraft.
Es un autor de culto, más preocupado por la inquietud estética que por los sustos fáciles.
Analizando la filmografía de este director afincado en los USA, me asombra que no haya hecho un film desde hace 32 años. Mucho tiempo.
Aquí compone el retrato de la desesperación de una madre que ha perdido a su hijo. Intenta desesperadamente refugiarse en la religión. Colecciona estampitas de santos que han sido martirizados.
A esta madre le da vida Coralina Cataldi-Tassoni, que acapara la pantalla.
La película resulta monótona, aburrida, insoportable…
Durante su visionado solo tenía ganas de gritar: ¡Socorro!!!
Paul Urkijo Alijo es un director y guionista vasco nacido en Vitoria en 1984, amante del folclore, la fantasía y los monstruos de toda la vida.
Se dio a conocer con Errementari (El herrero y el diablo), una joya oscura producida por Álex de la Iglesia.
Después siguió explorando la mitología vasca con Irati, donde mezcló épica medieval y euskera ancestral.
Es de esos cineastas que harían que hasta un ogro te cayera bien.
La historia de una muchacha maltratada por su esposo en un ambiente rural en el siglo XVII, donde la Inquisición perseguía a las brujas.
Una película fantástica contada en episodios que componen la historia a modo de puzle, con un capítulo final dedicado al Aquelarre que me pareció estupendo.
Con la triste reflexión de que las mujeres han sido y son víctimas de los hombres y de la sociedad, ya sean consortes, curas o inquisidores.
Michael Shanks es un director, guionista y actor australiano con un sentido del humor muy peculiar y una creatividad desbordante.
Se hizo popular por sus cortos y series web como Time Trap o The Wizards of Aus, donde mezcla fantasía, comedia y sátira social.
Es de esos tipos que parecen haber crecido viendo a Monty Python… y tomando apuntes.
Aquí nos presenta un relato muy perturbador y estimulante.
La recreación de los personajes es estupenda. Un músico nini, que a los 35 años aún sueña con ser un crack. Una maestra de escuela necesitada de cariño, que inspira ternura, siempre frustrada sexualmente ante la falta de actividad de su novio.
El bosque como constante elemento inquietante y sorpresivo. Y el agua de esa gruta excavada por una secta.
Va del relato de la pareja distanciada a un escalofriante “vamos a compartirnos de verdad”.
Emilie Blichfeldt es una joven directora noruega que debutó, con esta que nos ocupa, The Ugly Stepsister.
Me encanta la idea de revisitar el cuento de La Cenicientay que nos lo ofrezcan desde el punto de vista de la hermanastra.
Por cierto, la idea de este cuento es de lo más rancio. Salir del tugurio social, gracias a la magia y la belleza, conquistando a un príncipe, que siempre he pensado que era gay y que buscaba esposa por compromiso social. Nada de esfuerzo y de superación personal. Confiar en la magia del hada madrina. Vamos… Una mierda de cuento.
Si las quelis de este mundo piensan obtener reconociento y subidas salariales por la magia, lo tienen claro, por eso las convoco a la lucha sindical.
Emilie Blichfeldt nos habla del dolor y de los sacrificios que se soportan para ser guapa. En esto enlaza con la sensacional La sustanciaque vimos hace un año.
También nos habla de la crueldad humana y de la envidia. Se deja a un lado el mito de la sororidad femenina.
En esta película hay resonancias claras del cine de Cronenberg, con elementos notorios del body horror.
Estupenda la interpretación de la noruega Lea Myren dando vida a la sufrida Elvira.
Mi puntuación: 7,86/10.
Toda la información sobre la película en #Sitges2025
Johanna Moder (Viena, 1979) es una directora y guionista austriaca con debilidad por las relaciones humanas en crisis y los dilemas morales con vino blanco de por medio.
Debutó con High Performance (2014) y consolidó su estilo con The Trouble with Being Born y The Great Freedom, aunque su película más reconocida es Waren einmal Revoluzzer (Once Were Rebels, 2019).
Su cine combina drama, ironía y crítica social con esa elegancia centroeuropea que te incomoda… pero te hace pensar.
Marie Leuenberger es la gran protagonista de esta película austriaca, una prestigiosa directora de orquesta que cuando tiene su bebé no termina de aceptarlo.
Estamos ante un drama familiar que coquetea con elementos fantásticos, creando un relato turbador e inquietante.
El trastorno psicológico que ocasiona este niñico tan bonico lo vamos compartiendo con la protagonista.
Su actriz principal Marie Leuenberger (Zúrich, 1980) es una actriz suiza que saltó a la fama con El orden divino (Die göttliche Ordnung, 2017), donde interpretó a una mujer que lucha por el voto femenino en la Suiza de los 70.
Ganó varios premios por ese papel, incluido el del Festival de Locarno.
Tiene ese talento suizo de parecer tranquila… hasta que te suelta una mirada que lo dice todo.
Aquí está magnífica, es el alma de una estupenda película.
Julia Ducournau (París, 1983) es esa directora que te hace mirar tu filete con sospecha después de ver Crudo (Raw, 2016).
Con Titane (2021) se llevó la Palma de Oro y dejó claro que los coches pueden ser más cariñosos de lo que pensábamos.
Su cine mezcla vísceras, poesía y una imaginación que ni Freud sabría por dónde coger.
Le encantan los cuerpos raros y las emociones extremas, como si Cronenberg y Almodóvar hubieran tenido una hija en una rave.
En resumen: si ves su nombre en el cartel, mejor merienda algo ligero.
Aquí nos ofrece un dramón familiar con elementos de fantástico y de terror.
Intenta asombrarnos y perturbarnos con escenas que tienen que ver con cuestiones médicas como cuerpos convertidos en cerámica, epistaxis, secreciones purulentas o paradas cardio respiratorias por sobredosis de opiáceos.
A veces, consigue sus objetivos, pero en otras mete el cuezo y ofende al intelecto.
La parte de drama familiar está exagerada y sobreactuada convirtiéndose en un folletín penoso e insoportable.
Los actores están desbocados con una pésima dirección de éstos.
Una cuestión importante. Encima de una cama no se puede hacer la RCP. La presión sobre el tórax hará bajar el cuerpo entero y es inútil, una pérdida de tiempo que costará la vida del paciente, bien seguro. Siempre hay que realizar la RCP sobre una superficie dura, lo ideal el suelo con el reanimador de rodillas junto al paciente. Por favor, Julia búscate un asesor médico para tus películas, puedes contar conmigo.
En resumen, un mojón de muchísimo cuidado, que solo tiene algún elemento fantástico salvable.
Un western agrio y cruel que tiene por escenario la estepa británica de finales del siglo XVIII.
Un grupo de despiadado forajidos, un niño espabilado, un veterano samurái, una cuadrilla de feriantes y una jovencita decidida forman el conjunto de personajes que conforman este relato lleno de angustia, de desheredados y de malvados.
Destaca la maldad de un despiadado Sugarman, al que da vida un Tim Roth eficaz.
Una historia de venganza y redención.
Me lo he pasado super bien. Más que recomendable.
Mi puntuación: 7,87/10.
Toda la información sobre la película en #Sitges2025
El director Martín Mauregui se estrena en el largo con este thriller psicológico que combina terror con toques de humor.
El elemento vertebrador de la trama es Alicia, una anciana interpretada por una magnífica Carmen Maura. Además de un cuadro de demencia presenta un trastorno delirante paranoico, que unido a una personalidad psicopática, conforman un personaje muy siniestro y peligroso.
La película se basa en la perversa relación de la anciana y su antiguo yerno al que da vida un aterrorizado Daniel Hendler.
La película avanza muy lenta, rozando siempre la línea del aburrimiento, hasta que llegan los minutos finales en la que coge fuerza y ritmo. Pero eso no es suficiente para salvar esta película.
El documental se centra en los interrogatorios que la policía realizó a Netanyahu y sus alrededores, sobre los casos de corrupción que se le imputaron siendo presidente del gobierno.
Hay elementos de mucho interés especialmente para analizar psicológicamente al personaje y a su esposa.
Un paranoico de tomo y lomo, que ha empleado el miedo a los palestinos para alimentar sus traumas y mantenerse en el poder.
Las imágenes de su esposa, totalmente fuera de quicio ante los policías, se mueven entre lo cómico y lo patético.
Puede resultar aburrido, porque es reiterativo, pero es muy esclarecedor de cómo funciona la mente de un genocida.
Tal vez no sea una joya cinematográfica, pero resulta necesario.
Pau Freixas (Barcelona, 25 de octubre de 1973) es un director, guionista y productor español con una sólida trayectoria en cine y televisión.
Debutó en el cine con Cactus y ganó reconocimiento con el thriller psicológico Cámara oscura.
En televisión ha sido creador y director de series como Pulseras rojas (Polseres vermelles), Sé quién eres y Todos mienten, todas con gran éxito de público y crítica.
Se define como showrunner, implicado en cada fase de sus proyectos, desde el guion hasta el montaje final.
Una película que apela a la nostalgia de las amistades de la infancia.
Se mueve en dos épocas, apostando a que el espectador juegue a identificar a los personajes adultos con los niños.
La mayor parte del relato lo ocupan las peripecias sentimentales de los personajes niños.
Una película buenista y buen royera, que incluye algún elemento trágico para impresionar al espectador e intentar lograr arrancarle una lagrimita.
Como no podía ser de otra manera, ganó el premio del público en el Festival de Málaga en su edición de 2010.
Este tipo de película son las que más gustan al público menos interesado en productos novedosos y más radicales. Un publico que apuesta siempre por valores seguros que no salgan de su zona de confort.
“La infancia es ese lugar al que siempre queremos volver, aunque ya no exista.”
“De niños queríamos crecer; de adultos, sólo queremos una siesta y una merienda como las de antes.”
“Nada huele igual que el verano de tu infancia.”
“La nostalgia es recordar sin poder tocar.”
“La infancia no se pierde: se esconde en algún rincón del alma, esperando que la despiertes.”
“De pequeño jugabas a ser mayor; ahora juegas a recordar cuándo eras feliz sin saberlo.”
“Crecí, pero sigo buscando las canicas que se me escaparon bajo el sofá.”
La película comienza como un film de acción de delincuentes que pertenecen a bandas juveniles.
Un inicio muy orgánico que funciona a las mil maravillas.
Pero conforme avanza el metraje abandona el género quinqui para adentrarse en el cine de terror, el de maldiciones demoniacas y posesiones.
La niña Noakis Salazar está estupenda dando vida a su personaje que nadie hace caso.
El joven Blas Polidori defiende bien el papel de Kevin, un joven que tiene que cuidar a su hermana y asumir sus nuevas responsabilidades delincuenciales.
Su transformación en película de terror convencional destroza su brillante inicio.
Antonio Hernández (nacido en Peñaranda de Bracamonte, Salamanca, en 1953) es un director y guionista español con una filmografía muy variada.
Ganó el Goya al Mejor Guion Original por En la ciudad sin límites (2002), un intenso drama familiar con Leonardo Sbaraglia y Geraldine Chaplin.
También ha dirigido títulos como Los Borgia, El gran marciano o Matar el tiempo, combinando siempre intriga y crítica social.
Ahora nos ofrece este thriller que funciona porque percibimos la realidad del relato desde los diferentes puntos de vista de los personajes.
Se va reconstruyendo la historia de manera muy eficaz y vamos conociendo los recovecos y los engaños de cada perspectiva.
Tal vez, el personaje que menos me creo y más cliché es al que da vida Tamar Novas.
Es curioso que Marián Álvarez sea , ahora, una secundaria habitual en producciones españolas, cuando en otros tiempos era la protagonista. La acabo de ver en un papel similar de buena amiga en Mi amiga Eva.
Blanca Suárez es muy posible que se pase de intensita.
Pero a pesar de sus defectos es un criminal muy resultón.
Película basada en la novela de Paloma Sánchez-Garnica.
Imanol Uribe es un director, guionista y productor nacido en El Salvador en 1950 y criado en Euskadi.
Figura clave del cine español, ha abordado temas políticos y sociales con películas como La muerte de Mikel, Días contados (Concha de Oro en San Sebastián) o El rey pasmado.
Su cine combina compromiso, tensión y mirada humanista.
Es uno de los grandes cronistas del País Vasco contemporáneo.
Aquí compone un relato de espías enrevesado y demasiado culebrón.
La trama se anuncia desde el principio folletinesca, que lastra el thriller que debería ser este film.
Con escasos medios se retrata bien la República Democrática Alemana de los cincuenta, aunque se nota mucho el cartón piedra.
Lilja Ingolfsdottir es una directora y guionista noruega formada en la London Film School.
Éste es el primer largometraje, ha sido muy bien recibido en festivales por su sensibilidad y su mirada intimista sobre las relaciones de pareja.
Antes había destacado con varios cortos multipremiados en su país.
Los nórdicos son sensacionales para componer retratos de familias en descomposición.
Helga Guren da vida a esta mujer arrastrada al abismo de la depresión, por la sobrecarga de cuatro hijos y un segundo marido, siempre ausente por trabajo.
La directora y la actriz consiguen su objetivo de trasladarnos a la mente en desánimo de la protagonista.
Ben Safdie (nacido en 1986, Nueva York) es uno de los dos hermanos detrás del tándem Safdie Brothers, junto a Josh Safdie.
Se ha ganado fama por su estilo nervioso, realista y casi documental en películas como Good Time (2017) y Diamantes en bruto (2019), ambas protagonizadas por actores fuera de su zona de confort.
Además de dirigir, Ben también actúa —lo hemos visto en Oppenheimer (2023)—, demostrando que su talento no se limita a la cámara.
Nos ofrece un drama biográfico deportivo.
La típica historia de superación ante el fracaso. El deportista que cae en las drogas y renace con nuevos bríos.
Una historia de redención personal que hemos visto miles de veces en el cine USA.
La película está rodada como si fuera un documental, como es habitual en Safdie, con una cámara que se empeña en tambalear y en parecer que retrata realidades improvisadas.
El interés que me despierta el personaje es nulo. No me atrae una mierda un luchador de artes marciales mixtas, que más o menos quiere decir que vale todo.
Las peleas son reiterativas. Vista una, vistas todas.
Sí me llama la atención lo atractiva que está Emily Blunt, que no comprendo porqué su personaje se ve atraído por un energúmeno como al que da vida Dwayne Johnson, que, con una clara ausencia de control de impulsos, destroza puertas a puñetazos.
La película me ha aburrido soberanamente. No aporta nada y la supuesta buena interpretación de La Roca no la veo por ninguna parte, peluquín aparte.
Paul Thomas Anderson nació en 1970 en California y, desde entonces, parece empeñado en contar la historia de su país… pero a su manera: con petróleo, música, porno, sectas y un poco de locura genial.
Su filmografía es como un álbum familiar de los Estados Unidos: cada película muestra una cara distinta de ese país que siempre está al borde del colapso emocional.
En Boogie Nights nos metió en los setenta más delirantes a ritmo de disco y celuloide para hablarnos, en realidad, del sueño americano visto desde un rodaje porno.
En Magnolia, montó un culebrón coral donde la culpa y el perdón llueven (literalmente) del cielo.
Luego llegó Pozos de ambición, donde convirtió la fiebre del petróleo en una metáfora brutal del capitalismo salvaje.
Y por si faltaba elegancia, con El hilo invisible retrató la obsesión y el control con más precisión que un sastre inglés con TOC.
Anderson tiene ese don de filmar lo íntimo como si fuera épico y lo épico como si fuera terapia de grupo.
Su cine es denso, hipnótico y lleno de personajes que se arrastran entre la genialidad y la ruina.
Así que sí, puede que Paul Thomas Anderson sea un narrador de la historia de los Estados Unidos… pero uno que, en vez de escribirla, la desenrolla plano a plano, mientras te deja con la mandíbula por el suelo y el alma hecha trizas
Si Una batalla tras otra no es una obra maestra, le falta poco.
Una película que las escenas de acción parecen filmadas por Christopher Nolan.
El humor parece sacado de las películas de los Hermanos Coen.
Pero todo ello dando un aire épico al relato, que a ratos es una comedia negra y a ratos un denso thriller policiaco.
Nos presenta unos USA polarizados donde los radicales extremistas se enfrentan para dominar el país.
Los anticapitalistas han sido derrotados y depositan sus esperanzas en las generaciones venideras.
Los segregacionistas y supremacistas están en el vértice de la pirámide del poder económico y político.
Es portentoso cómo construye sus personajes.
Impresionante Leonardo DiCaprio en bata huyendo.
Colosal Sean Penn que no puede controlar su lívido ante el cuerpo de una negra, que asegura sufrió una violación inversa. Desternillante y patético.
Hay secuencias que perdurarán en la retina de los espectadores para siempre.
Una película en la que se respira y se vive buen cine en cada fotograma.