Última jornada en Donosti: despedida del festival y balance final.
La 73ª edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián se despide con emoción, cine de alto nivel y un día soleado que puso el broche final a nueve jornadas marcadas por la pasión cinematográfica.
Por Gema Santamaría, crítica de cine y colaboradora de Nueva Alcarria.
San Sebastián, sábado 28 de septiembre de 2025.
El noveno y último día del Zinemaldia ha sido una jornada luminosa y especial. Tras varios días de lluvia y frío, hoy el sol ha brillado sobre la bahía de La Concha, como si la ciudad quisiera despedir con una sonrisa esta 73ª edición del festival. Un cierre perfecto para nueve días de emociones, estrenos y debates cinéfilos.
La mañana comenzó con La Grazia, la esperadísima película de Paolo Sorrentino, presentada en la sección Perlas tras su estreno en Venecia. La cinta nos traslada al Palacio del Quirinal, donde el presidente ficticio de la República Italiana, Mariano De Santis, interpretado magistralmente por Toni Servillo, debe tomar tres decisiones cruciales antes de abandonar el cargo: dos indultos y la aprobación de una ley sobre la eutanasia. El filme explora la moralidad del poder, la fragilidad de las relaciones humanas y el peso de la memoria, con especial atención a la relación que el protagonista mantiene con el recuerdo de su esposa fallecida hace ocho años.
A mí me ha parecido una de las tres mejores películas de todo el festival. Sorrentino vuelve a demostrar por qué es uno de mis directores favoritos. Su estilo visual, poético y elegante, invita a la reflexión.
La trama de la ley de eutanasia, tratada con una enorme sensibilidad, abre un debate profundo y necesario. Además, las relaciones entre el presidente, su hija —que trabaja con él— y su equipo de gobierno están retratadas con una naturalidad y hondura emocional que conmueven.
Toni Servillo, habitual en el cine de Sorrentino, está sencillamente brillante.
A mediodía asistí a la ceremonia del Premio Feroz Zinemaldia, otorgado por la Asociación de Informadores Cinematográficos de España. Este año, el galardón fue para Los Domingos, dirigida por Alauda Ruiz de Azúa, una película que narra la historia de una joven que siente la llamada religiosa y cómo su familia afronta esa decisión.
El evento, presentado por Pepa Blanes, fue breve pero emocionante.
El actor Tamar Novas entregó el premio a Alauda, que agradeció con emoción el apoyo constante de la prensa.
Por la tarde, seguí desde la sala de prensa la retransmisión en directo de la gala de clausura, celebrada en el Kursaal. La gran triunfadora de la noche volvió a ser Los Domingos, que se alzó con la Concha de Oro. Alauda Ruiz de Azúa, que ya nos había conquistado con Cinco Lobitos y la serie Querer, recibió el premio entre aplausos y una ovación cerrada.
El Gran Premio del Jurado fue para Historias del Buen Valle, un documental de José Luis Guerín, quien aprovechó su discurso para defender el cine documental y recordó que hace 25 años ganó la Concha de Oro con En construcción, obra fundamental del cine español.
El Premio del Público recayó en La Voz de Hind, que ha emocionado a los espectadores con su dramatismo y autenticidad.
Uno de los momentos más cómicos de la jornada lo protagonizó la actriz de la película china Her Her Heart Beats in Its Cage, dirigida por Xiaoyu Qin , que ganó el premio a Mejor Interpretación Femenina. La película narra la historia de una mujer encarcelada por el asesinato de su marido, que tras cumplir condena se reencuentra con su hijo, criado por su suegra. Durante la ceremonia, la actriz ofreció un discurso larguísimo en chino, mientras el traductor intentaba seguirle el ritmo. La situación se repitió en la rueda de prensa posterior, donde la intérprete se extendió tanto que casi tuvieron que guiarla amablemente hacia la puerta para poder continuar. Fue un momento simpático que provocó las risas de todos los presentes.
La actriz interpretaba a su propio personaje, ya que ha sido la protagonista real de esta historia.
Este festival me ha dejado tres películas favoritas.
En primer lugar, Mala Suerte (The Ballad of a Small Player), dirigida por el alemán Edward Berger y protagonizada por Colin Farrell y Tilda Swinton. Es una obra que combina una estética fascinante, con elementos de thriller y del fantástico, una especie de fábula moral, y que me atrapó por completo.
En segundo lugar, Frankenstein, de Guillermo del Toro, presentada como película sorpresa. Una joya gótica ambientada en la época victoriana, con un vestuario espectacular, un guion sólido y unas interpretaciones de primer nivel.
Y, por último, La Grazia, de Paolo Sorrentino, la película que hoy ha puesto el broche de oro a esta edición.
Haciendo balance de todo lo vivido en el festival, tal vez, el momento más especial para mí fue la rueda de prensa con el equipo de Mala Suerte.
Nunca había tenido la experiencia de ver una película y, acto seguido, escuchar a su director y protagonistas hablar sobre su creación. Saber cómo surgió la idea inicial, cómo se desarrolló el proyecto y cómo trabajaron los actores en Macao y Hong Kong durante el rodaje fue fascinante. Fue un privilegio que recordaré siempre. También disfruté mucho de mi encuentro con Oliver Laxe, pero nada ha superado la emoción de aquella rueda de prensa.
En términos generales, éste ha sido un festival apasionante.
He podido ver estrenos inéditos, compartir opiniones con críticos y cinéfilos, y sumergirme en el ambiente único de San Sebastián. La ciudad es preciosa y, aunque durante la mayor parte del festival el tiempo ha sido lluvioso y frío, hoy el sol ha brillado como despedida.
Me han fascinado lugares como el Teatro Victoria Eugenia y el Teatro Principal, escenarios que respiran historia y cine por cada rincón. Resulta muy relajante desplazarse de un espacio a otro durante la jornada, para visionar las diferentes películas, sin olvidar los Multicines Príncipe, que aportan más comodidad en sus salas que los teatros.
Otro aspecto que me ha encantado es la diversidad de opiniones entre los críticos. Es increíble cómo una misma película puede generar entusiasmos y rechazos. Esa falta de unanimidad enriquece los debates y refleja la magia del cine: cada espectador vive la historia de una manera única y personal.
Un dato curioso que me gustaría destacar es que cada día del festival en la zona de prensa se han dispensado un promedio de 650 cafés y 120 litros de leche. Las galletas se agotaron al tercer día.
Hoy, mientras el atardecer iluminaba la bahía, me despedí del festival con la sensación de haber vivido algo irrepetible.
El Zinemaldia no es solo un certamen de cine: es una experiencia vital que transforma a quienes la viven. Y ya estoy contando los días para la próxima edición.
Gema Santamaría.
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Muchos besos y muchas gracias.
¡Nos vemos en el cine!
Chistes y críticas en holasoyramon.com
Crítico de Cine de El Heraldo del Henares
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Estupendo resumen sobre lo vivido en Donosti
Haré caso a tus recomendaciones
Ya sabes que la próxima vez habrá que llevar más galletas -:)
Fin del festival, aunque con ganas de ver más pelis, y por supuesto de verte a tí, Ramón. A pesar de que nuestros gustos sean tan distintos.
Nos vemos en el cine de Zarautz. Muchos besos.
Infinitas gracias por tu comentario.
Nos vemos en Zarautz querida amiga de siempre.