

Cutrecomentario de Ramón:
Taxi, toros y oposiciones: cuando la vida te pone un capote en el asiento de atrás.
Paco Plaza es uno de esos directores españoles con pulso propio y cero miedo al riesgo.
En su filmografía destacan títulos muy reconocibles como [REC] (codirigida), que revolucionó el terror patrio a base de cámara en mano y mal rollo del bueno.
Luego llegaron Verónica y La abuela, donde el miedo se vuelve más íntimo, más psicológico y más cabrón.
Con Quien a hierro mata demostró que también sabe manejar el thriller seco y moralmente incómodo.
No repite fórmula: cambia de género, pero mantiene mirada y mala leche elegante.
Vamos, que Paco Plaza no va dando palos de ciego… va dando en el nervio.
La suerte: una serie de casualidades me ha parecido absolutamente sorprendente, de esas que empiezas con prevención y acabas defendiendo en la barra del bar como si la hubieras parido tú.
La serie plantea dos mundos que, en principio, no deberían coincidir ni en Google Maps… y los hace convivir con una naturalidad pasmosa.
Por un lado está el chaval interpretado por Ricardo Gómez, al que llaman José Antonio o David según les venga en gana (detalle maravilloso que define al personaje mejor que diez monólogos).
Licenciado en Derecho, opositor sin vocación clara, intentando sacarse unas oposiciones a abogado del Estado mientras gana un dinerillo con el taxi de su padre.
Taxi que, ojo al dato importante, es una furgoneta Toyota de ocho plazas idéntica a la mía.
Esto no aporta nada al análisis académico, pero refuerza mi vínculo emocional con la serie.
Y enfrente, el mundo del toreo.
El maestro, interpretado por Óscar Jaenada, que se come la pantalla con patatas.
Ritos, supersticiones, silencios, miradas, ese aroma añejo y casi místico que rodea a los toros.
Un tipo que vive su profesión con entusiasmo, fe y entrega absoluta.
Vamos, lo contrario exacto del muchacho que, aun teniendo entradas para los festejos, decide no ir porque no le interesa lo más mínimo. Ni curiosidad antropológica, oye.
Lo brillante es cómo estos dos mundos tan dispares se encuentran y, contra todo pronóstico, surge la amistad, la comprensión y el apoyo mutuo.
Sin moralinas, sin discursos forzados.
Personas muy diferentes que colaboran, se ayudan y se respetan.
Un mensaje estupendo, de los que entran sin empujar, y que a mí, qué quieres que te diga, me gana.
Los secundarios son de auténtico lujo.
Carlos Bernardino está absolutamente exuberante, explosivo, desatado y magnífico, de esos que cuando aparecen suben el voltaje de la escena.
Óscar Higares hace de hermano y asesor-apoderado del personaje de Óscar Jaenada, y resulta muy curioso —y muy eficaz— ver a un torero de la Abadía haciendo de actor e interpretándose casi a sí mismo.
Y Manuel Morón, que siempre cumple, siempre suma y nunca molesta, como debe ser.
En cuanto a las interpretaciones, el contraste es clave: la personalidad fuerte, soberbia e impresionante de Óscar Jaenada frente al perfil bajo de Ricardo Gómez, un actor con poco carácter aquí… pero ojo, porque el personaje lo exige.
Ese ninguneo constante, ese chico discreto, poco brillante, que probablemente tenga éxito en la vida haciendo algo que no le gusta demasiado.
Y ese choque con el torero apasionado, entregado y visceral funciona de maravilla.
La serie también habla de eso: de mirar la vida desde la lejanía, incluso con cierto desprecio, frente a vivirla con intensidad casi religiosa.
Y sí, lo confieso sin pudor: ha habido momentos en los que me ha emocionado.
Y no por trampas lacrimógenas, sino porque está contado con verdad.
Una serie que cruza taxis y capotes, oposiciones y supersticiones, y demuestra que, a veces, juntar mundos incompatibles no acaba en accidente… sino en algo bastante hermoso.
Y eso, hoy en día, ya es tener mucha suerte.
Mi puntuación: 7,58/10.

Paco Plaza (Creador), Pablo Guerrero (Creador):

Ficha: En este enlace.
Otros posts relacionados

Muchos besos y muchas gracias.
¡Nos vemos en el cine!

Chistes y críticas en holasoyramon.com
Crítico de Cine de El Heraldo del Henares
Para poner un comentario:
Hay 3 casillas.
En la superior va tu nombre.
En la segunda, la del medio, pon una dirección de correo electrónico.
La tercera, la de abajo de las tres, puedes dejarla en blanco o poner tu web.