Ramón Nonato (Portell, 1204 – Cardona, 31 de agosto de 1240), religioso mercedario, fue un santo nacido en un pueblo de la antigua Corona de Aragón que, actualmente, forma parte de Cataluña, en España.
Su epíteto nonnatus (en latín: no nacido) se deriva de haber sido extraído del útero de su madre por cesárea después de que ella hubiera fallecido.
Es el santo patrón de los partos, matronas, niños, embarazadas y personas acusadas falsamente.
Estando cautivo, sus carceleros musulmanes lo martirizaron perforando sus labios con hierro candente para colocarle un cerrojo en su boca e impedir su prédica.
Muchos milagros le fueron atribuidos antes y después de su muerte.
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Según mi cuñado Fidel:
Ramón Bernadó (Zaragoza 1958 … y mucho más), matasanos a sueldo, periodista intrépido, jugador profesional de Trivial, criado y engordado a base de pollo y migas del Reino de Aragón.
Estuvo cautivo durante varios años en la cárcel de Alcalá Meco, donde ejerció de matasanos y curandero.
Monje que no respetó la castidad, se casó con la Reina Madre, Elena “la mártir”, con la que tuvo dos infantes.
El destino lo nombró visitador de plazas de toros y de salas de cine.
Muchos milagros se le atribuyen, como el poder mantenerse dentro del agua horas infinitas, beber líquido sin fin, desaparición de comida de forma celestial, otros milagros como el de retratar a todo lo que se le pone por delante.
Es un caminante de senderos y aceras… que sigue escribiendo su leyenda sin fin.
Es muy triste terminar esta temporada como una obligación, más que por diversión.
Tanto Elena como yo hemos notado desde el comienzo del primer episodio que la historia estaba desgastada, que nos enfrentábamos ante un alargamiento inútil y fracasado de una historia que se había retorcido para llenar episodios, y no para entretener al espectador.
Me ha sacado de quicio la falta de puntería. Mil disparos y ningún muerto, por lo menos conocido, solo algún figurante sin frase se veía caer, con la penosa sensación de tomadura de pelo.
Las escenas de batalla, que son abundantes. están rodadas como el culo. Montaje penoso, ausencia de racord.
Insultante que en medio de refriegas, supuestamente a vida o muerte, diera tiempo para consideraciones morales o escenitas de amor.
Lo peor con ventaja es la muerte de Carl. Dura dos episodios (eternos) y el duelo hasta el final de la temporada.
Carl ha sido un coñazo durante toda la serie, un niño torpe que encima deja un legado buenista de conciliación en un mundo donde la primera regla es sobrevivir y no hacer lo correcto.
Cuando un personaje tan penoso como Carl desaparece de una serie podría ser motivo de alegría, pero ocupa tanto espacio que ni siquiera su ausencia nos consuela a los espectadores.
Dejemos a Carl que descanse en paz.
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Estaba claro que Negan era un personaje que había que conservar para próximas temporadas a toda costa. Más de veinte oportunidades de eliminarlo son desperdiciadas de manera increíble. En lugar de matarlo y luego la charla, ésta precede de manera desesperante al acto que no se llega a ejecutar.
No hay drama ni tensión narrativa, hay cabreo puro y duro por unos personajes tan tontos.
Hay giros de guión que son de traca o escenas imposibles como cuando los Salvadores disparan todos a la vez con balas defectuosas fabricadas por un Eugene que nadie comprende porqué cambia de bando.
Aún recuerdo lo bien que lo pasábamos viendo a un grupo de supervivientes recorrer los caminos de la zona Este de los USA, intentando escapar de los zombis.
Ahora los caminantes son solo objetos decorativos que han perdido fuerza, de ser las estrellas han paso a secundarios o incluso figurantes.
De todos los personajes me quedo con dos mujeres de armas tomar, la “Viuda” Maggie que no olvida ni perdona y la competente Rosita que no deja de recordarme a Lara Croft.
Denzel Washington interpreta a una especie de vengador, que hace “favores” a buena gente. Pongo un ejemplo, libera a una niña del secuestro de su padre, “solo” mata a tres individuos, cronometrando sus asesinatos para hacerlos en un tiempo récord.
Es un antiguo agente de la CIA que abandonó la Agencia por un lío que ya he olvidado…
La peli está repleta de clichés de tono fascista, que encaja bien en esta época del conservadurismo de pistola en cinto de la Era Trump.
Denzel es posiblemente uno de los grandes actores de la cinematografía actual. Resulta penoso verlo metido en un engendro de tiros y tramas pueriles de espías de pacotilla.
La mezcla, al final de la peli, de vengador y catástrofe natural resulta insultantemente previsible.
No sé muy bien porqué siempre he tenido manía a Barbra Streisand.
Eso me ha impedido disfrutar, como debiera, de muchas de sus películas.
Al ver la maravillosa WALL•E de Andrew Stanton deseo revisitar esta peli que solamente he visto en la pequeña pantalla.
Lo primero que me llama la atención es lo colorista de su fotografía, que ayuda inestimablemente a crear una atmósfera optimista y alegre.
Los números musicales se nota que están dirigidos por el gran Gene Kelly, llenos de vitalidad y acrobacias, con una energía que se trasmite al espectador.
Los personajes me parecen todos tonticos, incluso alguno me irrita, pero esa desagradable sensación desaparece cuando se ponen a bailar y cantar.
Impresionante el derroche de medios y esas imágenes del desfile con miles de figurantes y actores usando grúas y planos generales que me apuballan.
La Streisand no me parece convincente, sosteniendo un guión de traca, pero cuando canta me encanta.
Un auténtico placer revisitar una de los últimos musicales clásicos.
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Curiosidades:
Judy Garland:
Originalmente, Carol Channing quien había protagonizado la versión en Broadway era la opción más lógica, pero después de su participación en Millie al director y productores les pareció exagerada y falta de talento y voz, entonces Gene Kelly pensó en Judy Garland. Su primera película había sido con ella y tenían varias juntos.
La película pudo haber sido protagonizada por Judy Garland, pero por sus problemas de salud los productores no querían arriesgarse a que parara la producción como en otras películas; Gene Kelly, decepcionado de no poder ayudar a su amiga, tuvo que desechar la idea y Garland moriría más tarde.
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B. Streisand en el personaje de Dolly:
Después de intentarlo con Garland, trataron con Ethel Merman, quien rechazó el papel, y con Mary Martin, que no llegó para cuando se le había requerido y fue apartada del proyecto. Bette Davis rechazó el papel al igual que Julie Andrews .
Finalmente fue escogida Barbra Streisand, que acababa de ganar un Oscar en su debut cinematográfico con Funny Girly tenía un contrato con la productora de la película que la obligaba a protagonizar otros dos musicales.
Barbra Streisand tenía entonces 27 años y a pesar de su ya consagrado estrellato, era por entonces una recién llegada al mundo del cine.
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W. Matthau en el papel de Horace:
El papel estaba escrito para una mujer con más años, y el actor que había de representar el protagonista masculino, Walter Matthau, había sido escogido con esa perspectiva.
Probablemente Streisand no contó con muchas simpatías en el set de filmación, ya fuese por su reciente éxito en Funny Girlo por las diferencias generacionales con el director y con Matthau.
Los conflictos durante la filmación se airearon y la prensa del corazón hizo su agosto, pero a pesar de ello la película fue un rotundo éxito comercial en su época, que ha continuado reportando grandes beneficios en las ventas en formato vídeo y aún es considerada uno de los últimos grandes musicales de Hollywood.
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El desencuentro de Barbra Streisand:
A lo largo de su carrera, Barbra Streisand nunca ha incluido canciones de la película en sus escasas giras.
Sólo una vez cantó alguna canción de Hello, Dolly!: fue en un espectáculo en Las Vegas, poco después del estreno de la película.
En el 2009 se dijo que se repondría la obra en Broadway, y el papel le fue ofrecido a Barbra Streisand para su regreso al teatro y, aunque en ese momento ella ya tenía la edad necesaria, su respuesta fue un rotundo no.
En una entrevista en la que le preguntaron cuál había sido su experiencia en el filme, la describió de desagradable y uno de los papeles que más insatisfecha la habían dejado.
A pesar de ello, se le sigue asociando al papel a tal extremo que la mayoría de las intérpretes que lo abordan en el teatro la toman como punto de referencia obligado.
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Homenajeada:
Aparecen menciones a la película en el largometraje animado WALL·E (Disney, Pixar), donde el robot WALL·E mira partes del filme y graba las canciones para escucharlas mientras trabaja.