No recomiendo a nadie visitar Derry en Maine, y mucho menos residir.
El payaso da miedo de verdad, pero esta ciudad más.
Andrés Muschietti utiliza todos los recursos del género hasta la saciedad.
Hay muchos sustos y retuerce todos los trucos (ya sabidos) para intentar alterarnos.
Pero detrás del artificio para meter miedo hay una sociedad profundamente enferma.
Acoso escolar llevado al extremo.
Padres maltratadores.
Madres obesas con Síndrome de Münchhausen por poder.
Mucha soledad y desvalimiento infantil.
Esta pandilla a la que llaman y se hacen llamar Los fracasados son el resultado de una sociedad americana que se mueve por prejuicios, por estereotipos, por valores sin fundamento.
Estos niños necesitan unirse para combatir sus miedos y para intentar ser mejores que los adultos que les rodean.
Con Tom Cruise de actor principal nada bueno se puede esperar.
Es proverbial su descomunal ansia de protagonismo y su necesidad de acallar sus complejos por ser pequeñete.
En sus últimas pelis ha hecho de héroe o super-héroe, incapaz de realizar un personaje más creíble.
Los prejuicios son muy nocivos.
Dejarse llevar por ellos es uno de los grandes errores que se pueden cometer.
Barry Seal: El traficante es una peli divertida a más no poder, con un aire juguetón y con una intensa carga de profundidad hacia las veleidades de la Administración norteamericana.
Además de ser el retrato de un personaje que nunca perdía la sonrisa y que era un buen trabajador es la descripción de cómo los americanos flexibilizan la moral, la justicia y el delito según su conveniencia.
Ya estoy cansado de repetir que la voz en off no solo es innecesaria sino un gran estorbo.
Cruise está estupendo (pensé que esto nunca saldría de mi teclado), gracioso, divertido, convincente.
Su pareja en la ficción, Sarah Wright, ejecuta un estupendo papel que aporta realismo y comicidad.
Como el que no quiere la cosa Doug Liman nos relata de manera minuciosa las implicaciones del Gobierno norteamericano en el narcotráfico, en la Contra, en el tráfico de armas…
Una peli más que recomendable.
Tom por favor sigue así. No vuelvas a Misión Imposible.
Ya sé que resulta poco moderno afirmar que nunca he consumido drogas.
Viendo Valerian y la ciudad de los mil planetas me he sentido bastante colocado.
Se trata de una space-opera de lo más lisérgica.
Te introduces en un mundo colorista y ochentero lleno de sorpresas.
Besson te coloca en un laberinto que te confunde.
No sabes si es una engañifa de tercera o es un arco iris de originalidad.
Pero cuando llevas un buen colocón te tienes que dejar arrastrar para disfrutar (supongo) dejando atrás razonamientos sesudos o pensamientos filosóficos que ante este engendro/maravilla no sirven para nada.
Cara Delevingne me ha seducido y mira que me caía mal.
En cambio Dane DeHaan no deja de ser un mindungui de cuarta, con menos carisma que una mosca en una chabola.
La modelo y actriz se lo merienda con patatas.
Rihanna tiene un número musical arrebatadoramente seductor, que pasará a la historia.
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No sé si me han tomado el pelo o las neuronas, pero me lo he pasado como en un parque de atracciones.