Mónica Gallo, Diego Gismero y Ramón Bernadó (que soy yo) hemos diseccionado las películas más importantes que podemos ver en los Multicines Guadalajara:
Esta semana el Cine Club Alcarreño nos obsequia con una película georgiana.
No podía imaginar una filmografía más extraña.
Tiene el valor de documento histórico.
Un grupo de jóvenes estudiantes universitarios se sienten presos dentro de las fronteras de la Unión Soviética y anhelan conocer y disfrutar la libertad del mundo occidental.
Gran parte de la peli se dedica a presentarnos los personajes, deseando que llegue el momento del secuestro.
Estas escenas se hacen de rogar, por lo que esta parte inicial se me hizo muy larga.
Me asombra el desastre organizativo del secuestro aéreo, un auténtico despropósito.
Estos jóvenes eran considerados como unos privilegiados dentro de la URSS (“lo tenían todo“), pero deseaban oír a los Beatles con libertad.
El miedo a la KGB se representa muy bien, como símbolo de la represión de un sistema paternalista, pero autoritario.
El sueño romántico y estúpido de salir airosos sin organización alguna de un secuestro aéreo, me parece tierno, pero penoso y peligroso.
Hacer una peli sobre la discapacidad y salir airoso tiene su mérito.
Desde el principio plantea descaradamente los prejuicios sobre estas personas en la voz de Marco (Javier Gutiérrez), para dejar claro que no se va a eludir el asunto.
Por cierto, Javier parece que se está especializando en personajes miserables (Vergüenza, El autor).
La peli está llena de buenas intenciones y de buenos sentimientos, con momentos muy emotivos que me emocionaron hasta la lágrima.
Tiene un aspecto didáctico para todos los menores y para algunos mayores.
El mensaje que todos somos más o menos discapacitados me parece muy sincero, auténtico y certero.
De una peli dedicada a reinvindicar estos valores no se puede hablar mal y de hecho ningún crítico se ha atrevido.
Pero, en mi opinión la peli peca de buenismo, tiene ese tufillo a buenrollismo impostado y resulta terriblemente previsible.
Desde su planteamiento inicial todo sigue el guión que el espectador espera. Eso complace en general, pero no hay ningún elemento turbador que haga realmente atractiva la trama.
Aún con todo se pasa un rato estupendo y sales contento con lo que has visto, aunque esta historia de superación personal, de valores del trabajo en equipo ya te la sabías.
La peli es tan divertida que aunque no tengas referencias de la cultura pop y no sepas nada de vídeojuegos te gustará seguro.
Steven ha hecho una peli que encaja perfectamente conmigo.
Todos conocemos la satisfacción que se siente al montar un puzzle. Cuando colocamos las últimas piezas y encajan a la perfección. No falta ninguna y cada una está en su sitio.
Esa misma sensación he tenido cuando ha terminado Ready Player One.
Empecemos por ese plano secuencia imposible con el que nos abre la película, ya casi me meo encima.
La presentación de ese futuro distópico es colosal, abrumadoramente certera y bien explicada.
La introducción en ese juego de realidad virtual (Oasis) está tan bien relatada que me olvido que es una voz en off (del protagonista).
Cuando la realidad es penosa encontramos la felicidad en la evasión de este Oasis (o del cine).
El recorrido por los espacios virtuales buscando los tres enigmas está fenomenal.
Las deducciones son verosímiles y bien contadas.
Hay aventura y épica.
El mensaje de la utilidad del grupo, del equipo y la lucha contra los grandes.
Pero además se incorporan miles de guiños de la cultura pop, que habrá que analizar en próximos visionados.
Sí, porque esta peli merece ser vista más de una vez, para encontrar referencias que conozco y otras muchas que no aprecio y debería saber, porque son puntos claves de una cultura que ha marcado nuestras vidas.
Ready Player One une dos grandes pasiones mías: el cine y los juegos de PC.
El cine lo ejerzo con voluntad, pero para los juegos no encuentro tiempo.
Solo me dedico a ello los días que visito anualmente la Euskal Encounter.
Se podría decir que soy un jugador teórico.
En los 140 minutos que dura la peli, que pasan como un relámpago, he vivido las aventuras de Wade Watts, he luchado, corrido, conducido, bailado, me he enamorado, he encontrado el valor de la amistad.
Steven Spielberg ha hecho una peli perfecta, menos para Don Carlos Boyero que se ha aburrido: “Puedo quejarme del inmenso tedio que me procura una historia frenética y llena de ruido, persecuciones y combates entre avatares. Y tampoco tiene el menor poder de conmoción la gente real”.