El incio es un alarde de barroquismo visual y de intento imaginativo que resulta a veces irritante.
Los personajes son poco consistentes lo que impide que conectemos con ellos. La insistencia en pretender sorprender resulta agotadora.
Poco a poco el colorido visual inicial se va transformando en blanco y negro y el optimismo se torna tristeza y desolación. Aparece un cuento tenebroso y terrorífico, asfixiante y terrible. Produce auténtico miedo.
Audrey Tautou le imprime a su interpretación un tono de novela romántica que recuerda a las tuberculosas del siglo XIX.
Hay un personaje muy interesante que es interpretado por Gad Elmaleh, obsesionado con comprar novelas o artículos de coleccionista de un escritor llamado Jean-Sol Partre, su compulsión le lleva a la ruina personal y económica.
Esta peli puede apasionar o molestar pero no es fácil de olvidar.
En la ficha técnica de la peli consta una duración de 125 minutos pero la versión que vi yo solo dura 95. No he encontrado explicación.
Acudo a ver esta peli aconsejado por los críticos que la han puesto estupenda.
Ha costado 38 millones de dólares que para ser un producto made in Hollywood no es demasiado.
El mundo del automovilismo me interesa menos que nada. No soy aficionado a los coches.
Tengo un coche de 10 años con 230 mil kilómetros y estoy encantado. Ojalá me dure dos lustros más.
En consecuencia todo el rollito de bólidos y carreras me ha parecido un coñazo. Reconozco que está bien montado, con oficio, incluso con maestría. Pero a mí me aburre.
El tema de la rivalidad entre los dos pilotos James Hunt y Niki Lauda es interesante. Ya lo habíamos visto en todas las pelis de superhéroes. Lo que hace grande al héroe es el villano. Siempre es más interesante el malo que el bueno. Aunque aquí no me queda claro quien es cada cual.
Las dos personalidades contrapuestas y las dos maneras de entender la vida no tienen que ser antagónicas, más bien diría que son complementarias.
La épica del triunfo no la entiendo bien. Ser un tipo mediocre que nunca ha ganado en nada hace que para mí sea incomprensible.
Ron Howard demuestra ser un gran director imprimiendo a la peli un buen ritmo que no desfallece.
Es posible que esta peli se encuentre entre las candidatas a los oscars. El rollito de espíritu de superación y los coches son dos cosas que gustan mucho a la Academia.
Hago una propuesta. ¿Porqué no hacer Rush pero basado en el mundo del cine? Seguro que hay personajes que cumplen los requisitos. Me interesaría más que el mundo del Scalextric a escala natural.
Jean-Pierre Melville vuelve a realizar un paradigma de cine negro en estado puro. En Francia a esta reconversión de este género se le llamó Neo-noir.
Alain Delon interpreta al Comisario Edouard Coleman, hasta cierto punto corrupto, usa medios poco ortodoxos e incluso comparte ambientes y mujeres con los criminales.
Esta ambigüedad moral es muy propia del cine de este director.
Aquí los ladrones actúan con profesionalidad, hablan lo mínimo y cada uno se mueve por razones muy diferentes.
Los policías son también competentes y llegan hasta los criminales porque conocen bien su trabajo.
Llama la atención la presencia de una jovencísima Catherine Deneuve que ya apuntaba maneras y que ya era un témpano de hielo.
Muy contento de haber realizado este miniciclo de Jean-Pierre Melville y haber descubierto estas cuatro maravillas.
He tenido que comprar los deuvedés ya que este cine menos popular y poco comercial no se encuentra para descargar. 🙂
Vemos por casualidad esta peli de Jacques Deray. Había comprado un lote de deuvedeses de Jean-Pierre Melville y entre ellos había uno con dos pelis. La segunda era Flic Story (Historia de un policía).
Su trama se desarrolla en 1947 en París.
Emile Buisson, interpretado por Jean-Louis Trintignant, se escapa de la cárcel. El inspector Roger Borniche (Alain Delon) se encarga de su captura.
Es un thriller pero, en mi opinión, no se adapta bien a los convencionalismos del cine negro.
Alain Delon no es un personaje turbio, sino más bien es un poli ejemplar. Enemigo de la tortura y de la violencia. Con un pasado patriótico intenta realizar su trabajo con profesionalidad.
En cambio Jean-Louis Trintignant es un malhechor despiadado y sin escrúpulos. No es un buen profesional, se deja arrastrar con demasiada vehemencia por su instinto asesino.
Un guión muy bien estructurado con un curso lineal que avanza basado en los secundarios.
Me ha llamado la atención el realismo con el que están realizadas las escenas de persecuciones y de acción. Ese espectáculo visual a la americana está descartado. Cuando saltan a un tejado sus movimientos parecen de verdad. Eso precisamente lo hace más impresionante.
Hay momentos únicos en el cine de policías. Ese inspector repartiendo bocadillos y cervezas a los que realizan labores de vigilancia.
De alta tensión es la escena de la detención del villano.
El duelo interpretativo entre dos de los grandes del cine francés es otro de los alicientes. Siempre he pensado que Jean-Louis Trintignant era mejor actor que el guapo Alain Delon. Aquí la balanza está muy equilibrada
Una peli estupenda. Una lástima que esta joya no sea recordada.
De la Iglesia ha cogido la idea y la elevado hasta el infinito y más allá.
Como buen bilbaíno al director de La Comunidad le gusta hacer las cosas a lo grande.
Hay que reconocer que rueda magníficamente las escenas de acción. Con tan solo 4 millones de euros de presupuesto alcanza resultados de máxima espectacularidad.
Durante todo el metraje se pueden encontrar elementos valiosos. Diálogos chispeantes, ideas geniales o, al menos, originales… Se nota la mano de su coguionista habitual Jorge Guerricaechevarría.
Hay mucho humor, mucha acción y algo de terror. Lo que más miedo me dio fue ver a José Luis Moreno en la tele del bar de Zugarramurdi.
La historia es devorada por el propio exceso. La hipérbole es tan desmedida que puede resultar indigerible.
La Venus de Willendorf mastodóntica en esa cueva es el colmo del despropósito.
Para soportar esta bacanal de sinsentidos hay que dejarse arrastrar por el juego, dejarse llevar. La reflexión ha de quedar desplazada por la imagen, si no puedes acabar ingresado en un box de urgencias psiquiátricas.
Estoy en muchas cuestiones con las tesis de la peli: Dios es mujer. Los hombres son tontos. Las mujeres son unas brujas…
Los actores todos muy bien. Carolina Bang impresionante (quiero una). Mario Casas cada vez me parece mejor actor.
Las señoras de Bilbao (Santiago Segura y Carlos Areces) muy graciosas. Es curioso que al verlos identificamos de inmediato a los actores pero eso no impide que nos abstraigamos y percibamos a los personajes.
Me viene a la cabeza un viejo chiste.
– ¿Qué harían las mujeres si los hombres desaparecieran de la faz de la tierra?
David Galán Galindo primero presentó su corto y después agradeció el segundo premio.
Dentro de esta sección se han visto cosas estupendas.
Push up destaca porque es tremendamente gracioso. No pude evitar reírme a mandíbula batiente.
David contó que en un curso en su colegio había 28 chicos y solo dos chicas. Años después se encontró con una de las muchachas y ésta le contó lo mal que lo había pasado. Él pensaba que estas chicas habían estado encantadas al poder eligir entre tantos.
Otros van al psicoanalista. Él prefiere hacer cortos que le resultan terapéuticos.
Y efectivamente ver Push up tiene carácter medicinal.
Aitor Marín Correche es el director, guionista, montador, productor, distribuidor y encargado del sonido de este original corto que le habrá costado trabajo pero pocos euros.
Un ejemplo brillante que con nada se puede hacer mucho.
La idea es divertida. Su desarrollo entretenido. Te quedas deseando saber más, por lo menos lo que dice el cartelito.
Un padre que quiere que su hijo estudie y es capaz de todo.
Con mucho humor, posiblemente negro, se nos presenta este corto de 4 minutos en esta Sección del FESCIGU 2013 en la que la duración debe ser menor de 6 minutos.