Lo engaña presentando como un documental, lo que es en realidad una ficción.
Con este juego nos muestra la sociedad iraní, llena de contradicciones, donde modernidad y tradición se mezclan, se confunden y colisionan.
Panahi no deja nada al azar y es el conductor de este taxi y de su peli.
Deposita mucha esperanza en su sobrinilla, una chica locuaz e inteligente que quiere seguir la carrera de su tío y nos expresa los límites que puede tener una peli en el Irán actual. Mucha sabiduría concentrada en un cuerpo pequeño.
El futuro del país está en esta niña y parece muy prometedor.
En Taxi Teherán, Panahi nos abre puertas a posibilidades narrativas para contar la vida cotidiana de un país.