2006: 3 nominaciones al Oscar: Mejor guión adaptado, fotografía, montaje
2006: 2 Premios BAFTA: Mejor diseño de producción y fotografía. 3 nominaciones
2006: Festival de Venecia: Mejor contribución técnica (escenografía)
2006: Círculo de Críticos de Nueva York: Nominada a Mejor fotografía
2006: Asociación de Críticos de los Angeles: Mejor fotografía
2006: Asociación de Críticos de Chicago: Mejor Fotografía
2007: Premios Sur: Nominada a mejor película extranjera
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Comentario:
Vuelvo a ver esta maravilla de peli.
Me detengo a revisar algunos planos-secuencia que me parecen tan impresionantes que no dejan de aturdirme, por mucho que los contemple.
No me extraña que esta peli se estudie en las facultades de cine.
Otro de los elementos que me entusiasma es ese futuro distópico más cercano que nunca con Brexit, Trump y Vox llamando a nuestra puerta.
Uno de los argumentos de la peli es la utilización política de la maternidad que ahora estamos viviendo en nuestras carnes en esta precampaña que padecemos.
Una peli tremendamente actual, filmicamente impresionante. Una maravilla. Una obra maestra.
También es verdad que en aquella ocasión no había recibido ningún regalo y por eso no me corté un pelo en mi crítica.
Como soy claramente influenciable por dádivas y halagos, voy a ser generoso.
Podría copiar mi crítica de agosto del 2013. Con borrar unos párrafos acertaría, pero insisto voy a ser generoso.
La peli se basa en un principio básico: la complicidad del espectador.
Tienes que entrar en el juego que te proponen.
Creerte una historia inverosímil, sin pies ni cabeza.
Aceptar como posibles los trucos de magia que te van ofreciendo, aunque ofendan las neuronas más nobles de tu cerebro.
Además de compartir un sentido del humor que se basa en la estupidez, en la idiotez y en la imbecilidad.
Si entras en este juego con estas tres premisas y aguantas un montaje trepidante, con efectos visuales electrizantes y una música estridente podrás admitir este bodrio.
No puedo pedir a nadie que le guste, como mucho sobrellevar los 129 minutos de insufrible aridez intelectual.
Penoso, triste y defraudante ver a grandes actores como Morgan Freeman y Michael Caine participar en este engendro.
Le pido a Dios que me dé lucidez para que cuando llegue mi ocaso profesional sepa abandonar mi actividad laboral con dignidad, dejando un buen recuerdo y no me pase como a estos dos actorazos que por el vil metal se han metido en esta producción de tan escaso nivel.
Como veis por unos tristes regalos soy capaz de hacer una crítica condescendiente y generosa.
Soy un vendido. Lo sé.
Pero la baraja tiene todas las cartas y las gafas son plegables.
El Taller de Cine de Azuqueca de Henares nos ofrece una oportunidad única de ver en pantalla grande este clásico de aventuras. Un lujazo.
Es una de mis pelis de cabecera. La vi en su estreno y muchas más veces en la tele.
Huston nos introduce en paisajes exóticos a dos personajes perdedores, dos truhanes que son conscientes de su valía personal y de sus sueños imposibles.
Despreciados se defienden afirmando que “con sujetos como ellos se ha construido el Imperio Británico”.
Toda la peli está impregnada de un gran sentido del humor que ayuda a suavizar momentos duros, que gracias a la comicidad son digeribles.
Por otro lado hay una gran nostalgia de una época que tal vez los protagonistas ni siquiera llegaron a vivir.
Estos dos perdedores llegan a triunfar, de hecho Danny Dravot llega a ser Dios en Kafiristán.
Solo una mujer logra romper sus sueños.
El homenaje a Rudyard Kipling es manifiesto, interpretado por un joven Christopher Plummer.
La trama, aunque poco creíble, está bien hilvanada.
Formidables Sean Connery y Michael Caine que componen dos personajes bien diferentes, pero complementarios.
Envidiable la amistad que los une.
Una peli de aventuras que lo tiene todo: viajes, emoción, peleas, amor, camaradería, humor, batallas y épica.
Pero la épica es de los perdedores, de los que nunca consigue triunfar.
Curiosidades:
John Huston trató de realizar la versión cinematográfica de “El hombre que pudo reinar” muchas veces antes.
Se concibió originalmente como un vehículo para Clark Gable y Humphrey Bogart en los años cincuenta, y más tarde para Burt Lancaster y Kirk Douglas.
También se barajaron nombres como Robert Redford y Paul Newman.
Este último sugirió a Sean Connery y Michael Caine .
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John Huston también consideró a Richard Burton y Peter O’Toole como Dravot y Carnehan.
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Karroom Ben Bouih (Sumo Sacerdote Kafu Selim) era el vigilante nocturno de un olivar cerca de la localización de la película.
Fue contratado después que John Huston accidentalmente se encontrara con él.
Se quedó dormido un par de veces durante el rodaje, descubriéndose que todavía había mantenido su trabajo de vigilante nocturno.
Huston tuvo que explicarle que no necesitaba ese trabajo, la compañía cinematográfica le pagaría lo suficiente y así podría dormir por las noches.
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Karroom Ben Bouih llegó a vivir 103 años.
Hizo su primera y única aparición en el cine con esta peli.
Al ver a algunas de las imágenes, declaró que ahora iba a vivir para siempre.
Sean Connery ha declarado que es su película favorita.
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Christopher Plummer interpreta a Rudyard Kipling.
Sean Connery tuvo que insistir en la participación de este actor. Los productores no lo querían.
Connery tuvo que amenazar con dejar el rodaje si no se le contrataba.
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El director John Huston no había adjudicado el papel de Roxanne antes de empezar a rodar.
Durante la filmación, en una pequeña cena para algunos técnicos y actores, se le preguntó si él todavía no había pensado en alguna actriz para el personaje.
Cuando respondió que no, todas las cabezas se volvieron hacia Shakira Caine, esposa de la estrella Michael Caine.
Huston le dio el papel en el acto.
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Michael Caine y Sean Connery estaban preocupados por la falta de dirección y retroalimentación con Huston.
Caine se acercó a Huston y preguntó si algo estaba mal y si estaba contento con sus actuaciones.
Huston respondió:
“Estás cobrando un montón de pasta por hacer esto, Michael, creo que deberías hacerlo por ti mismo”.
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La escena en la que Danny se reúne con Peachy recibe un disparo en la kasbah de Ait Benhaddou, justo al norte de la ciudad del sur marroquí de Ouarzazate.
Este sitio fue utilizado en Gladiador (2000) como la arena del norte de África donde Maximus combate en sus primeras peleas.
Ouarzazate es conocido como el “Hollywood de Marruecos“, ya que muchas producciones internacionales, como El reino de los cielos (2005) y Las Colinas Tienen Ojos (2006), fueron rodadas en la zona.
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La primera de las dos películas que los amigos en la vida real, Michael Caine y Sean Connery, protagonizaron juntos.
Su segunda colaboración fue “Un puente lejano” (1977).
Promocionada como una parodia de las pelis del 007.
Me sorprendo.
Se trata de una producción británica.
Kingsman es un producto bien elaborado. Con mucho sentido del humor, con una comicidad que se arriesga sin llegar a caer en el ridículo, aunque aveces, lo roza peligrosamente.
Hay un derroche de violencia, que a mí me dejó atónico y que casi me llega a irritar.
Es una producción arriesgada porque está pensada para un público adulto que puede agradecer los desmadres formales y de la trama, percibiendo el peligro que se corre.
Me gusta que se ría de todos los tópicos de las pelis de espías. Con un tono gamberro y excesivo.
Me encanta el final. La princesa de un país escandinavo concede un premio especial por salvar al mundo.
Estupenda la recuperación de un Mark Hamill muy estropeado.
Matthew Vaughn es un director que promete. Ésta es su quinta peli. ¡Sigue así!
Christopher Nolan ha demostrado, a lo largo de su filmografía, que es un gran creador de atmósferas.
Tal vez su cine peque de excesivo, de cierto colosalismo, sobre todo en sus últimas producciones.
Aquí se muestran estos dos aspectos.
Vayamos por partes, como decía el Descuartizador.
El inicio como drama familiar en un futuro distópico, pero posiblemente cercano, es brillante.
La presentación de los personajes y del planeta asolado por plagas y tormentas de polvo es acertada. Se agradece la ausencia de todos los datos, para que podamos sacar conclusiones personales.
Cuando la peli se convierte en aventura espacial las imágenes se vuelven deslumbrantes, arrolladoras, de una belleza asombrosa.
Hay un esfuerzo notable en dar verosimilitud científica a la historia, tal vez al final se pase de frenada en un intento brutal de dar coherencia argumental a todo, lo cual es imposible.
A mí el rollito de máster de física me ha gustado mucho. Hay una especie de ejercicio intelectual (o intelectualoide) que me atrae, me fascina. Los gusanos, los agujeros negros, las incoherencias espacio tiempo, la relatividad, la gravedad como fuerza universal…
En el tramo final se apela en exceso al sentimentalismo con una claudicación absoluta al happy end, al más puro estilo americano.
Matthew McConaughey recrea un personaje complejo, muy alejado del héroe convencional, con el dilema imposible, de elegir entre salvar a la humanidad o pasar una vida con sus hijos.
Me gustaría volver a ver a Anne Hathaway con el pelo largo. Como siempre estupenda.
Jessica Chastain se consolida como una de las grandes actrices del momento.
Michael Caine cumple su papel, pero da la impresión que lo hace de una forma rutinaria. Es un habitual de las pelis de Christopher Nolan.
A pesar de sus defectos, Interstellar me ha parecido fascinante, incluso en ocasiones arrebatadora.
No sé si llegará a marcar un antes y un después en la ciencia ficción, pero desde luego es una de las grandes de este género.
Vemos esta peli en el Club Amigos del Cine, con ella cerramos el ciclo sobre Cine y Teatro.
No recuerdo cuando fue la primera vez que la vi pero es muy posible que fuera en algún cine de Zaragoza en su estreno. Desde el principio me fascinó y la he visto unas cuantas veces.
La producción teatral original de “Sleuth” de Anthony Shaffer se estrenó en Broadway el 12 de noviembre de 1970. Fue protagonizara por Anthony Quayle como Andrew y Keith Baxter como Milo. Se realizaron 1.222 actuaciones y ganó el Premio Tony 1971 como la Mejor Obra.
Generalmente, a los que nos gusta el cine, las adaptaciones teatrales no son santo de nuestra devoción. ¿Qué tiene La Huella para que me parezca tan atractiva?
El duelo interpretativo de dos grandes en un ambiente realmente desasosegante.
Los autómatas dan bastante grima e incluso algo de miedo.
Esa casa parece un museo de objetos que solo sirven para ensalzar el ego del escritor Andrew Wyke, un presuntuoso de tomo y lomo que se cree superior intelectualmente al resto de los mortales.
Al verse herido su ego por un asunto de cuernos, idea una trama de humillación hacia el amante de su esposa, un empresario de origen italiano, Milo Tindle.
Cuando Milo se burla de él, Wyke no lo acepta y termina asesinándolo. Él que se jacta de ser una mente noble comete un crimen de manera zafia. Después de todo no era tan listo como presumía.
En La Huella todo encaja como una maquinaria de relojería, todo está bien engrasado. Los diálogos fluyen de manera infatigable y consiguen mantener la atención.
El guión es un desafío intelectual y explicar la trama resulta complicado.
Michael Caine era la tercera opción para el papel de Milo Tindle después de Albert Finney (que fue considerado demasiado regordete) y Alan Bates (quien rechazó el papel).
Michael Caine estaba muy impresionado por actuar junto a Laurence Olivier pero éste le quitó importancia asegurando que: “en realidad solo somos Larry y Mike“.
El premio Edgar Allan Poe en la repisa de la chimenea de Andrew Wyke es en realidad el que obtuvo Anthony Shaffer por su obra teatral “Sleuth“.
Joseph L. Mankiewicz también ganó un Edgar por la películaOperación Cicerón (1952).
La fotografía que tapa el disparo en la pared es de Agatha Christie.
John Addison fue nominado a un Oscar por la banda sonora. Sin embargo, no fue originalmente uno de los cinco nominados. Formó parte de la lista después que fuera eliminada la banda sonora de El padrino (1972).
Eve Channing, el nombre de la esposa, es una combinación de Eve Harrington y Margot Channing, los dos personajes principales de Eva al desnudo (1950).
La peli fue promocionada con la intervención de varios actores más, además de sus dos protagonistas, para evitar que el público la rechazara a priori.
Si veo en el cartel de una peli los nombres de Michael Caine y Morgan Freeman supongo que es una buena peli. Cualquier cosa en la que intervengan estos dos veteranos se espera que tenga calidad.
Ahora me ves es una peli hecha como una receta de cocina. Metes en una cazuela grande actores solventes de reconocido prestigio, otros más jóvenes de moda, una chica con minifalda, un romance entre un americano y una francesita, alguna peleíta, una persecución en coche, y (el secreto de esta receta para hacerla diferente) una trama de magia con prestidigitadores justicieros de por medio. Seis semanas de rodaje con muchos efectos especiales y una cámara ágil. Y ya está: peli rematada.
Había visto el trailer y me había seducido. Tal vez las piernas de Isla Fisher.
La presentación de los personajes es simplista pero efectista y el discurrir es un absurdo total desquiciante por su inverosimilitud por su falta de coherencia.
Pensé: Esto es cuestión de dejarse llevar y no plantearse demasiadas cuestiones básicas. Intentar disfrutar.
Pero me resultó imposible. El guión ofende la inteligencia. Solo la abstracción absoluta del sentido común y de la lógica pueden hacer digerible este plato.
La química entre Mark Ruffalo y la parisina Mélanie Laurent no es nula es negativa y hacen ese romance emético.
La sorpresa final (que yo esperaba) es tan descacharrante como absurda. Volví a pensar: ¿Se están burlando del espectador? ¿Me están tomando el pelo?
Solo el vil metal ha podido convencer a los actores en intervenir en un proyecto así.
Es insultante como Hollywood pretende colocar este engendro a los espectadores de todo el mundo, suponiendo que se van a tragar cualquier cosa.
Desde hace más de 30 años leo revistas de cine y en todo ese tiempo no había visto críticas tan elogiosas como las que recibe esta película de Christopher Nolan.
La admiración que ha despertado en los críticos ha sido unánime lo que suele despertar en mí unos sentimientos contradictorios. Primero: deseo de ver la película. Y segundo: cierta desconfianza. A veces el gusto de los críticos no coincide con el mío.
Origen requiere un esfuerzo de comprensión intenso. El director se esfuerza en explicarnos los mecanismos íntimos de esa excursión en los sueños de las víctimas. Estas explicaciones no resultan tediosas ni ralentizan la acción y ayudan a entender de que va este galimatías. Cuando salí del cine me dio la sensación que quedaba algún cabo suelto. Hace unos días oí a un comentarista de cine en la radio que había necesitado 3 visiones de la peli para entenderla. Esto os dará una idea.
A pesar de esta complejidad en el guión, Origen es una película de acción, con tiros y persecuciones al más puro estilo americano con un montaje magnífico.
Los efectos visuales son apabullantes. Ese París que se dobla sobre sí mismo o esos rascacielos desplomándose a la orilla de la playa o esa pelea en la ingravidez. Todo muy espectacular y deslumbrante.
La incursión en el mundo de los sueños no usa de efectos sub-realistas ni de giros inexplicables sino que mantiene una coherencia visual y argumental que es de agradecer.
Leonardo DiCaprio es el gran protagonista y está correcto con una historia de fondo, atormentado por la muerte de su esposa. Pero Ellen Page, la actriz que se hizo famosa por Juno, está formidable.
Christopher Nolan demuestra gran maestría al escribir un guión enrevesado que trata al espectador de inteligente (o al menos de esforzado) y al dirigir una película mezclando acción y psicoanálisis. Se ha creado un nuevo género: el psicoanálisisficción.
Mi gran amigo Julito me decía este martes respecto a mis comentarios sobre películas: “te gustan todas”. Es casi verdad, mi afición al cine hace que casi siempre me divierta viendo pelis, también elijo las que me parece van a gustar. Intentaré ser más severo, pero no va con mi carácter.
Por lo anterior diré que Origen está bien pero no es para tanto como la han puesto los críticos, ¿o tal vez sí?
Este mes de Agosto se han ido dos amigos míos. Ellos no se conocían entre sí. Pero tenían mucho en común. Eran vitalistas, joviales y muy buena gente. Mari-Jose y Enrique os echaré de menos.