Cuando ya parecía que en el cine de super-héroes estaba todo visto, Black Panther aporta novedades.
Lo mejor es la descripción de Wakanda, un país africano escondido del mundo de manera voluntaria, rico y tecnológico aunque con una monarquía como sistema de gobierno, lo que demuestra que pueden ser avanzados en ciencia, pero retrasados políticamente.
Está bien la mezcla de indigenismo negro con tecnologías futuristas o alternativas.
Las peleas que van salpicando la trama son más de lo mismo, sin novedades.
Pero hay aspectos muy destacables.
Primero que es una peli interpretada casi exclusivamente por negros, menos dos pálidos, uno bueno y otro malo.
Segundo, el protagonismo de las mujeres que ocupan un papel muy activo en la peli y no son solo la novia de, o la hija de.
Tercero, el planteamiento político, con dos alternativas contrapuestas y beligerantes.
Por un lado los que pretenden seguir aislados del mundo, sin interferencias en su evolución y sin aceptar refugiados y por otro los que pretenden liarla parda, distribuyendo armas para hacer la revolución.
La peli se resuelve en una especie de solución de consenso a lo Obama.
Técnicamente perfecta con un aspecto visual muy atractivo ofrece una alternativa novedosa al cine Marvel.
Hace casi dos semanas que vi esta peli. El tiempo siempre cambia la perspectiva.
Llevamos unas pelis en las que se meten en la misma historia varios superhéroes.
Tal vez sea un signo de que la fórmula se va agotando.
Aquí encontramos una macedonia de gente con superpoderes que se enfrentan por una cuestión de método.
Unos aceptan el dominio de las Naciones Unidas y otros quieren ir por libre.
Como es de esperar, la lían gordísima en una batalla que no debe de ir muy en serio porque no hay muertos y pocas heridas.
Hay algún héroe realmente patético como Ojo de Halcón, el más cutre de todos, con una buena puntería y nada más.
A Ant-Man (el Hombre Hormiga) le toca el papel cómico y tiene gracia que lo conviertan en gigantón.
Sale alguno nuevo, por lo menos para mí, como Pantera Negra que es la versión Cat-Woman de Marbel en chico.
Spider-Man adolescente acude a ayudar a Iron-Man y su grupo. Se promete una nueva saga del arañita.
No me preguntéis quienes formaban cada pandilla. Ya no me acuerdo o tal vez nunca me enteré.
Vuelve a salir el asesinato de los padres de Iron-Man. Ya aburre el rollo de huérfano atormentado.
Las peleas son un guirigay, donde lo que más reina es la confusión. Movimientos de cámara mareantes y docenas de héroes con habilidades diversas me aturdieron.
No aparecen (sorprendentemente) ni Hulk, ni Thor, tal vez por ser los más poderosos. Uno es un dios y el otro una bestia.
Lo más curioso es que el villano es solo un tío malo, retorcido, pero sin superpoderes. Interpretado por el barcelonés Daniel Brühl (Barón Zemo).
Me planteo alguna pregunta:
¿Por qué los españoles hacen de malvados en Hollywood?
¿Es casualidad que hayan elegido a un catalán?
¿Se parecen Carles Puigdemont y Daniel Brühl?
En resumen: la peli se deja ver, pero confunde más que divierte.
Qué bello es vivir de Frank Capra es la película navideña por excelencia del siglo XX.
¿Love Actually podría ser el equivalente del siglo XXI?
Vemos Marta, Rubén y un servidor esta peli la noche del día de Navidad, en el salón de casa de mi madre.
Reconozco mi veneración por esta peli. Me resulta entrañable y divertida.
Las historias más o menos cruzadas con el tema central del amor y con el paisaje de la Navidad.
Es una producción británica plagada de grandes actores del Reino Unido: Hugh Grant, Liam Neeson, Colin Firth, Laura Linney, Emma Thompson, Alan Rickman, Keira Knightley, Bill Nighy…
Hay un aspecto que me agrada especialmente: la reivindicación de lo británico en contraposición a lo norteamericano.
Billy Bob Thornton, actor de Arkansas, representa a un presidente USA arrogante que además se intenta liar con la novia del presidente británico.
Me encanta el humor british, elegante, con fina ironía, sin aspavientos, sin esperpentos, que impregna todo el metraje.
La peli es un pastelón. Todo muy dulce, muy almibarado.
Pero a mí me gusta, me enternece, me conmueve y además me la creo.
Sería un buen propósito verla todas las navidades.
Comparto totalmente los gustos de Hugh Grant. Refiero mil veces a la rotunda Martine McCutcheon, que a la flacucha Keira Knightley.
En 1996 los hermanos Coen realizaron una película con este mismo título.
Casi veinte años después Noah Hawley retoma el ambiente y la idea central para realizar esta miniserie de diez episodios basada en hechos reales de principios de este siglo.
Se desarrolla en la pequeña y fría localidad de Bemidji, Minnesota.
Los personajes son los típicos americanos. Llevan una vida sencilla y anodina, comiendo de más y viendo concursos en la televisión.
Billy Bob Thornton encarna al personaje de Lorne Malvo, un sicario sin escrúpulos que trastoca el orden existencial de la comunidad, especialmente del fracasado y apocado Lester Nygaard (Martin Freeman).
La bien nutrida Molly Solverson es una agente de policía tenaz e inteligente, empeñada en encontrar la verdad. Le da vida una impresionante Allison Tolman.
La serie está impregnada de humor negro que, en ocasiones resulta, inquietante.
La trama es inteligente y elaborada, pero lo mejor son los diálogos, sembrados de pequeñas historias.
Por ejemplo, Keith Carradine que interpreta a Lou Solverson, cuenta sentado en un bar a su familia que se echó una novia cartera. Cuando estaban enamorados era bonito verla diariamente al entregarle el correo, pero cuando se dejaron pasó a ser incómodo y por ello cambió de domicilio…
Mi opinión es magnífica, pero hay un tufillo tan intenso a Coen que desdibuja la originalidad del relato.
Esta batalla de los cinco ejércitos resulta ser un magnífico colofón a esta precuela transformada en trilogía para llenar las arcas de Peter Jackson.
La Trilogía del Señor de los Anillos para mí fue una experiencia mística (o casi) al nivel de la saga de Star Wars.
Esta tercera entrega del Hobbit logra unas cualidades técnicas insuperables. Posee un atractivo visual excitante. Un diseño de producción insuperable.
Pero en sus imágenes no solo hay perfección técnica hay también belleza visual.
Soy un gran aficionado a las batallas y aquí se nos ofrece una de las mejores de la historia del cine.
Peter Jackson sabe darnos una visión de conjunto con la estrategia bien explicada. Baja también al nivel de los personajes para que luchemos y padezcamos con ellos.
En estas peleas hay emoción, sentimientos, honor, valentía, compañerismo, amor y dolor.
El motivo que mueve todo es la avaricia.
La guerra se desencadena por el vil metal. Triste, pensar que esa es la causa aquí y en el mundo real.
Pero cuando la batalla está en marcha se olvidan los bajos instintos que nos llevan al combate para abrazar como leitmotiv el honor y la justicia. (Aquí me he ido muy arriba, lo siento)
Acabo de ver la peli y la emoción me embarga.
He asistido a la primera sesión del día del estreno mundial (17-12-2014).
Colas en las taquillas y colas para entrar a los cines. Los detractores de Peter Jackson no podrán negar que sí sabe atraer público a las salas.
Soy rendido seguidor de esta saga. Acudo con Fer a una sala con muchos niños, algunos demasiado pequeños.
Peter Jackson nos ofrece más de lo mismo: aventuras, acción, emoción, fantasía… Todo con una factura técnica perfecta. Con unas imágenes estupendas. Lo dicho, más de lo mismo.
La labor de Jackson es colosal. Coordinar a un equipo tan extenso de personas, para que el resultado final sea tan brillante, es muy meritorio.
Aparecen enanos, hobbits, humanos, horcos, brujos, cambiapieles, elfos, dragones, huargos… ¿Y los trasgos, dónde están los tragos?
Acudo al pase de prensa de esta peli en una sala de Universal en el Paseo de la Castellana.
Ir a ver estas proyecciones supone un esfuerzo ímprobo. Conducir hasta Madrid. Aparcar, con su coste económico correspondiente. Comer un bocadillo o más bien engullirlo…
Pero hay recompensas. La mayor compartir sala con críticos conocidos. Me hace sentir importante.
Esa tarde pude reconocer a Carlos Marañón, director de la estupenda revista Cinemanía, que leo todos los meses, además de Fotogramas.
Los asientos extraordinariamente cómodos y mi costumbre por el sesteo invitaban a la somnolencia.
La idea inicial de la peli no es demasiado original. Un cuarentón incita a sus antiguos amigos de la adolescencia a terminar un circuito de bares, que no consiguieron acabar en su momento.
Cuando parecía que la peli iba a discurrir por los senderos trillados de resacón en, aparecen unos robots-barra-extraterrestres con sangre azul que pretenden robar los cuerpos.
Todo se salvaría si este disparate tuviera gracia, pero es que no la tiene.
Las escenas de acción son reiterativas y todo suena a ya visto.
Podría decir que las reflexiones sobre el peterpanismo y sobre los iguales que se vuelven las personas de cuarenta o más son interesantes pero eso ya lo han dicho otros.
A la vuelta a casa un atasco horroroso por un accidente con un camión cruzado.
Desde luego esa tarde no había valido la pena ir al pase de prensa. Así es la vida.
Me han permitido pertenecer en la Asociación de Informadores Cinematográficos de España. Sin la menor intención de menospreciar a esta prestigiosa asociación de críticos y periodistas de cine pero mi aceptación me hace pensar que admiten a cualquiera.