Las dos primeras temporadas fueron muy regulares, especialmente la segunda. La tercera mucho mejor. Esta cuarta excelente.
Carrie Mathison mete el cuezo hasta la ingle y se carga a todos los invitados a una boda para intentar eliminar a un afamado terrorista.
Consigue que se la nombre Jefa de zona de la C.I.A. en Pakistán…
En esta temporada pasan mil cosas.
Investigaciones de la Agencia con una falta absoluta de escrúpulos y de moralidad para obtener objetivos antiterroristas, sin importar la legalidad y la justicia.
También hay de la vida privada de la protagonista con su niñita a la que deja en segundo plano. La hijita es clavada al padre.
La serie ocasionalmente nos da la visión de los terroristas y no es complaciente con el espionaje norteamericano.
Los desastres se van acumulando y nos hacen vivir estupendos momentos de tensión.
De hecho, Elena y yo nos hemos zampado los doce episodios, de casi una hora, en una semana.
Claire Danes está impresionante, componiendo un personaje con muchas sombras, con el que a veces empatizas y en ocasiones aborreces.
Rupert Friend interpretando al agente de campo Peter Quinn es un elemento muy turbador e interesante, espero verlo en las próximas. Por cierto, mucha tensión sexual no resuelta.
Me alegra mucho que Nicholas Brody haya desaparecido de la trama. ¡Qué gran acierto eliminarlo!
Aunque hecho de menos a su esposa Jessica Brody, interpretada por la magnética Morena Baccarin, ahora de moda por su intervención en Deadpool de Tim Miller.
Parece que cuando se menciona al director y productor Jeffrey Jacob Abrams haya que poner signos de admiración.
El debutante Dan Trachtenberg viene abalado por J. J.
Tres personajes encerrados en un búnker construido por un paranoico.
La historia es vista a través de los ojos de la aguerrida Mary Elizabeth Winstead. (Pongo foto).
Su problema (y el nuestro) es discernir la verdad de la mentira.
A pesar de los estrechos márgenes de la escenografía hay espacio para la intriga, la investigación, el retrato psicológico y después para el terror puro y duro.
No hay escenas gratuitas ni eliminables, todo está perfecto, lo suficientemente inquietante y cotidiano para llevarnos a las sorpresas, a los giros de guión, componiendo una peli soberbia.
Resulta muy inquietante ver al bueno de John Goodman en un papel de malo, que compone a las mil maravillas. Da más miedo cuando se afeita y se pone camisa limpia.
El final es chirriante, pero maravilloso. Hay un toque serie B. Un homenaje a las pelis de los ochenta superlativo. El complemento ideal.
Una peli de pretensiones modestas, pero de resultados mayúsculos.
Es el debut en el largo de Joel Edgerton, guionista, productor, director y actor de esta peli.
Podríamos decir que se trata de un thriller psicológico.
Dos son las reflexiones fundamentales en las que se basa esta peli:
– El pasado está escrito y nadie lo puede borrar. Las acciones buenas o malas de tu vida te acompañarán siempre. La venganza puede estar siempre al acecho.
– Las apariencias engañan. La verdad está muchas veces oculta.
La peli no es en absoluto convencional, aunque tiene estructura de telefilm, pero sobrepasa las convencioiones del género para ofrecernos una historia rica y compleja.
Rebecca Hall está impresionante, es el hilo conductor de la historia y asistimos a su compresión progresiva de la realidad. La apunto en mi lista de mejores actrices del momento.
En esta lista personal e intransferible incluyo a la londinense Rachel McAdams, a la americana de Arizona Emma Stone, a la californiana Brie Larson, la sueca Alicia Vikander, la galáctica británica Daisy Ridley y aunque parezca mentira a la británica Kate Elizabeth Winslet. (Pongo fotos abajo del todo).
Tengo amigos que esta peli les apasiona, pero Don Carlos Boyero, posiblemente el crítico español más influyente, escribió:
“Espantosa (…) Es una sucesión de tonterías sin gracia, los caprichos vacuamente surrealistas de un niño consentido e irritante.”
Denis Lavant va desplazándose en una limusina por las calles de París en una larga jornada de trabajo donde va representando diferentes personajes, desde los más miserables y estrambóticos, a los más cotidianos.
Comprendo que a algunos pueda espantar y a otros fascinar. Yo soy de los segundos.
Una vorágine incontenible de emociones y experiencias. Algo nunca visto e irrepetible.
El desconcierto inunda todo el metraje, lo que te hace realizar un esfuerzo especial para seguirla y comprenderla, pero este sacrificio tiene la recompensa de obtener una experiencia única.
Me alegro de volver a discrepar con Don Carlos (de nuevo).