Para mí John Hamm está asociado con tabaco y alcohol después de haberle visto en la afamada serie Mad Men.
Aquí no me defrauda demostrando que es el que mejor se toma los sorbos de bourbon.
Le secunda la estupenda Rosamund Pike que interpreta un difícil papel que se mueve en la década de los ochenta como si fuera una mujer de los dos mil.
Brad Anderson, el director, tiene una carrera portentosa en la tele, interviniendo en series, para mí, míticas. Cito algunas: The Sinner, En hombre en el castillo, The Killing, Boardwalk Empire, Fringe, The Wire…
Tony Gilroy es el guionista de la Saga de Bourne y de Rogue One: Una historia de Star Wars, por poner dos ejemplos.
Con todos estos elementos se puede hacer una buena peli. O no?
El rehén es una historia de espías al estilo clásico. Los agentes secretos no son superhombres ni se dedican a dar mamporros a diestro y siniestro.
Esta peli tiene un carácter realista y se empeña en exponernos con claridad la problemática de El Líbano antes y después de la Guerra.
Un conflicto imposible de entender y de explicar, pero ahí reside una de las fortalezas de este film. El espectador sale con la impresión que ha comprendido algo de este galimatías de intereses en esta zona siempre en conflicto.
Otra de las bazas es el personaje de Mason Skiles (Jon Hamm) que nos convence como negociador y como hombre perdido y derrotado por la vida que no encuentra refugio en la bebida, por mucho que insista en buscarla.
A la salida un amigo me preguntó si se entendía. Lo le dije: “si la entiendo yo, la entiende cualquiera“.
Me la recomienda un amigo esta peli. No puedo recordar quien lo hizo.
Con la palabra llamada hay varias pelis en este siglo que vivimos.
Está Última llamada de Joel Schumacher de 2002, La llamada de los Javis de 2017, Llamada perdida de Takashi Miike de 2003, Llamada perdidade Eric Valette de 2008, La llamada de Jason Stone de 2014, Llamada oculta de Amariah Olson de 2014, otra vez La llamada de David Nieto Wenzell de 2012 (una peli ecuatoriana) y otras cincuenta más.
Esta es La última llamadade Brad Anderson protagonizada por Halle Berry.
No comprendo el entusiasmo del que me la recomendó.
Se puede calificar de entretenida, si tus pretensiones son más bien tirando de bajas a nulas.
Una trabajadora del 112 a la que da vida la actriz mencionada vive a través de su teléfono una experiencia traumática que años después va a repetir tratando de evitar los mismos errores.
No hay profundización en los personajes, especialmente en el malo que no está ni perfilado.
Todo se mueve dentro de la senda del telefilm, con una realización rutinaria, sin ni un atisbo de originalidad o interés.
El guión sigue el camino ya perfilado desde el principio sin dar un solo paso hacia la sorpresa.
En definitiva, un producto rutinario de clase B sin el más mínimo interés.
Me la recomienda mi amigo Jesús Hernando. Siempre me da buenos consejos.
Se trata de una intriga policial donde el asunto no está en encontrar al asesino, sino en descubrir el porqué.
La serie atrapa desde el primer episodio.
El elemento de la búsqueda de la verdad me resulta de lo más atractivo.
Me encanta ver a ese policía que insiste e insiste hasta saber que pasó en realidad.
Por otro lado la cuestión de la infancia torturada y de cómo hiere en el alma el sentimiento de culpa.
Los dos protagonistas, la asesina y el inspector, están marcados por esa señal lo que les obliga a sufrir para expiar sus pecados y les impide ser felices.
Jessica Biel está estupenda, además es productora de esta miniserie. Llora muy bien.
Bill Pullman, posiblemente, interprete el mejor personaje de su carrera, de una manera contenida y sensible.
La serie se ve en un suspiro y no tiene continuación (de momento). Está en Netflix.
No puedo evitar que las distopías o ucronías me entusiasmen.
Las pelis de nazis siempre me han atraído.
La combinación de estas dos cuestiones está claro que me tenía que encantar.
La idea de un mundo dominado por alemanes y japoneses que han ganado la Segunda Guerra Mundial es estupenda.
La presentación de esta realidad alternativa es muy atractiva.
Solo la ambientación y la descripción de estas sociedades ya tienen máximo interés.
Eso es lo que mejor funciona en la serie.
Pero también ruedan bien las intrigas de “alta política”.
Los personajes están bien construidos en ese ámbito.
Lo que peor funciona son las cuestiones de la Resistencia, con personajes más simples y con una protagonista Juliana Crane que se pasa todo el metraje lloriqueando, sin terminar de definirse, que no se mueve por fines patrióticos sino sentimentales.
He deseado que se la cargaran, de hecho nadie la quiere, pero no hay manera.
El toque fantástico, le da un atractivo aumentado. Confunde y despista, pero hipnotiza.
El macguffin es claramente las cintas, que no entiendo, ni entenderé supongo, pero que es chulo.
El final de la segunda temporada es apoteósico.
Un final que podría ser un perfecto colofón, pero supongo que habrá tercera temporada.
Si algo hemos aprendido a lo largo de todos los episodios de The Wire es que nadie es bueno o malo íntegramente.
Esta quinta temporada está dedicada a la Mentira.
Porque esta cualidad está instalada en la ciudad de Baltimore como paradigma de la sociedad norteamericana.
Cuando se habla de verdad y mentira no se puede olvidar a la prensa.
David Simon nos enseña como es la redacción de un periódico y nos enfrenta dos tipos de periodismo.
Uno en el que se defiende ese viejo dicho de: “no dejes que la verdad estropee una buena noticia“.
Y otro basado en la rigurosidad del relato, en la comprobación de los hechos.
El objetivo es vender periódicos. ¿Está justificado todo para obtener este fin?
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Esta misma pregunta nos la podemos hacer cuando los detectives James ‘Jimmy’ McNulty y Lester Freamon deciden inventarse un asesino en serie para conseguir fondos para detener a Marlo “Black” Stanfield el asesino de las Casas Vacías.
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Mientras la vida y la muerte se sucede en las esquinas de la ciudad.
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Omar Little continua su peculiar cruzada contra los narcos.
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Bubbles lucha por rehabilitarse y olvidar su pasado.
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El Alcalde Carcetti deja atrás sus sueños de honradez. Todo vale para llegar a Gobernador del Estado.
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El Senador Clayton Davis, paradogma del político corrupto, sale indemne de las acusaciones echando mano de todo el asqueroso populismo que se pueda imaginar.
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Podríamos hablar también de los trapicheos de jueces y abogados, en un todo vale para prosperar.
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La vida continua en Baltimore, en los USA y posiblemente en el mundo impregnada de mentira.
Sigo con Elena, en el salón de mi casa, esta serie.
Conforme avanza se va convirtiendo en diseccionadora de la realidad norteamericana.
En esta temporada nos muestra nuevos escenarios y los ya conocidos.
Las calles de Baltimore siguen siendo protagonistas con sus “esquinas” donde se vende y compra la droga y donde la vida no vale nada.
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A la policía se le acumulan los cadáveres en las calles de la ciudad y en las casas abandonadas con muy escasos resultados prácticos.
La Brigada de crímenes especiales se disuelve y cada uno de sus componentes ocupa puestos diferentes.
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El detective James ‘Jimmy’ McNulty parece que encuentra la armonía en su vida patrullando por las calles y con su pareja (la maravillosa oficial Beatrice ‘Beadie’ Russell interpretada por Amy Ryan).
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En esta temporada ocupan un lugar importante las escuelas de la ciudad y la experiencia de inserción que realiza el expolicía Ervin H. Burrell.
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Un personaje que cobra protagonismo es el indigente Reginald ‘Bubbles’ Cousins.
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El otro gran escenario es el de la política municipal con el Concejal Thomas ‘Tommy’ Carcetti, interpretado por Aidan Gillen (Meñique en Juego de tronos).
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Estos escenarios que se nos presentan componen un fresco realista y macabro de la sociedad norteamericana.
La dura realidad alejada de la gente guapa y de los barrios residenciales de Mujeres Desesperadas o del glamour neoyorkino de Sexo en Nueva York.
El desarrollo de la trama tiene varios escenarios.
Las calles de Baltimore con los personajes ya conocidos, Avon Barksdale y Russell ‘Stringer’ Bell, y otros que van ocupando más protagonismo como el malvado Marlo Stanfield.
Ocupa un lugar destacado el ladrón de narcotraficantes Omar Little. Un personaje que venero.
Por otro lado la Brigada de homicidios de la ciudad y la Unidad de Crímenes especiales donde se realizan las escuchas.
Pero en esta temporada irrumpe con fuerza la cúspide de la policía de Baltimore y el Comandante Howard ‘Bunny’ Colvin con su experiencia de apartar de las esquinas habitadas el tráfico de drogas.
Otro nuevo escenario es el de los políticos con su alcalde corrupto y el concejal Thomas ‘Tommy’ Carcetti, interpretado por Aidan Gillen, el maquiavélico Meñique de Juego de tronos.
El Detective James ‘Jimmy’ McNulty sigue operando por libre y sumergiéndose en una espiral autodestructiva de alcohol y desobediencia, aunque al final parece encontrar el camino.
Los personajes ya conocidos se entremezclan entre los nuevos, todos bien definidos y bien dibujados, exigiendo un esfuerzo al espectador que si lo realiza no se va haber defraudado.
Porque el resultado es muy brillante.
Hay realismo y verdad en cada episodio y en cada secuencia.
Pero además hay emoción y una trama que te engancha, que te impide dejar de verla y te exige más y más atención, y la prestas porque lo que da a cambio es muy grande.
Esa impresión de que no te están engañando, que te están contando la verdad te emociona y te entristece.
En The Wire hay intriga, crimen, corrupción todo sabiamente dosificado para que sientas que estás delante de una de las grandes series de la historia de la televisión.
En este tiempo ha aumentado su popularidad gracias a que líderes mundiales las consideran de las mejores. Es el caso de Barack Obama y Pablo Iglesias.
En esta segunda temporada el Coronel jefe de homicidios de la ciudad de Baltimor tiene una cuestión personal con el jefe del sindicato de estibadores, Frank Sobotka.
Encarga a un grupo de policías que investiguen sus presuntos asuntos sucios.
Se vuelve a formar el grupo que dirigía el Teniente Cedric Daniels, incluyendo al autodestructivo Detective James ‘Jimmy’ McNulty.
Otro de los escenarios son las calles de los suburbios de la ciudad norteamericana con sus líos de drogas y la lucha por conseguir el mercado de estas sustancias ilegales.
Además la Brigada de homicidios tiene que investigar el asesinato de unas mujeres que eran trasladadas en un contenedor para ejercer la prostitución.
Avon Barksdale el narcotraficante condenado en la primera temporada pasa su pena en prisión y desde ahí intenta controlar su negocio.
La peli está contada desde diferentes puntos de vista y en estos diversos escenarios.
Seguimos el duro trabajo policial y nos introducimos ocasionalmente en las vidas de estos servidores de la ley.
Como fondo está el decorado de una ciudad corrompida con marginalidad, drogas, delincuencia, paro y pobreza.
Tiene un claro carácter desmitificador tanto de los delincuentes como de los policías.
Hemos visto cada año Boardwalk Empire desde 2010. Espero a que termine toda la temporada y la vemos de tirón.
Este año no recordaba bien todos los detalles de la trama de las temporadas previas. No había olvidado a los personajes.
Enoch ‘Nucky’ Thompson es el puto amo de Atlantic City (Nueva Jersey), se dedica al contrabando de alcohol y al tráfico de influencias. Ha tenido problemas graves, pero ha terminado saliendo airoso de los conflictos. Sus poder ha ido disminuyendo, pero el alcalde le sigue comiendo en la mano.