La idea de juntar a dos o tres decenas de superhéroes en una peli me parecía innecesario y megalómano.
Presentía que no sería capaz de identificar a cada superhéroe con sus poderes y sus nombres, que solo los grandes fans serían lo suficientemente listos.
Pero cuando veo la peli me encuentro que identifico a todos y más o menos sé que son capaces de hacer.
Es lo que tiene ver todas las pelis.
Además descubro dos horas y media que se pasan muy rápido y que son muy divertidas.
Hay batallas bien construidas, hay emoción, hay épica, hay rollo shaquesperiano y sobre todo hay mucho sentido del humor.
Salvo en algunas contadas escenas la peli tiene un tono cómico, ligero que huye de grandes solemnidades y que la dan un carácter fresco.
Y ademas y sobre todo hay un malo colosal, una especie de Hitler global que quiere reducir a la mitad la población del universo con fines conservacionista, pero sin rollo supremacista, un contrasentido tan loco y terrible que resulta atractivo. Es un malo poderoso, pero que en algún momento parece que puede ser vencido.
Un convincente Josh Brolin interpretando a Thanos.
Hay momentos sublimes que van a pasar a la historia del cine como el encuentro de Guardianes de la Galaxia con Thor.
Estupendo también el problemilla de Bruce Banner que dura toda la peli.
Una sala casi llena en la primera sesión del viernes, día del estreno. Con una jovencita a mi lado que terminó llorando desconsoladamente al final de la proyección asistida por su también tocado novio.
Porque el final de la peli provoca el llanto. Yo me contuve.
Tendremos que esperar un año para conocer el final de esta Guerra Infinita.
La peli tiene todos los ingredientes bien cocinados para ser un bombazo en taquilla.
Si eres fan de Marvel te va a entusiasmar. Si no conoces a los superhérores haz un cursillo antes de ver la peli.
El experto en series exitosas Aaron Sorkin se atreve, en su debut, con una peli biográfica.
Molly Bloom es una chica que ha recibido una estricta educación por parte de su padre. Le han enseñado que está destinada para triunfar.
Tiene que competir con sus hermanos medallistas olímpicos.
Decide meterse en un ambiente donde va a poder ganar mucho dinero, pero es un mundo hostil.
Tal vez, cualquier sector es hostil para una mujer triunfadora, pero el de las timbas de póquer más.
Encuentra machismo y violencia.
Termina encausada por el F.B.I.
Pero Molly es una buena chica, con dignidad, con ética y nunca consentirá que sufran otras personas por sus declaraciones aunque aquello sea su perdición.
La Bloom lo tiene todo: inteligencia, belleza, astucia y… dignidad.
Como veis el personaje es un bombón y además interpretado por una diosa de la escena como Jessica Chastain poco más hay que agregar.
Solo por contemplarla merece verse esta película.
La presencia que me ha resultado penosa es la del veterano (fracasado?) Kevin Costner por el personaje que interpreta y por su actuación, terriblemente mala.
Sorkin emplea un estilo narrativo vigoroso, electrizante, con constantes flash-backs, pero peca de reiterativo al emplear una voz en off innecesaria.
A la peli no la pongo por las nubes pero a Jessica la coloco en el cielo.
Siempre se ha dicho que eres de Star Trek o de Star Wars.
Como si no pudieras apreciar las dos sagas.
Yo he sido de Stars Wars, de toda la vida de Dios.
De pequeño veía en la tele la serie inicial “Viaje a las estrellas“.
Nunca me gustó. Me parecía que carecía de ritmo, con personajes muy esquemáticos, con poca garra. Aburrida.
Desde entonces no había vuelto a ver nada de esta saga. O tal vez, no lo recuerdo.
Se han hecho ocho series de televisión y trece pelis.
He pasado de todo ello.
Pero me decido a ver esta nueva entrega.
Compruebo que siguen vistiendo esquijamas.
Los personajes son más jóvenes, pero los mismos que hace cincuenta años.
Spoch, el capitán Kirk, el Doctor McCoy, Sulu…
Poca evolución para tantos años.
La peli es como uno de los antiguos episodios.
Destaco la falta de originalidad del guión.
La nave Enterprise va en misión de rescate, pero hay malos con cara de lagarto que les tienden una trampa.
Se intentan meter con calzador elementos cómicos, de los que no tienen gracia.
La peli discurre de la manera más previsible.
Solo la alienígena”buena” Jaylah y la minifaldera teniente Uhura dan cierta alegría en la pantalla. La primera interpretada por la desconocida Sofia Boutella y la segunda por Zoe Saldana.
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El malo, con pasado tormentoso (como no), es el desaprovechado Idris Elba al que no se le conoce por estar disfrazo de anfibio o de reptil, no lo sé muy bien.
Un bodrio de película.
¡Qué bien he hecho todos estos años (50) ignorando esta saga!
No puedo evitar recordar la versión en dibujos animados de 1967, llena de alegría y vitalidad.
Este remake es técnicamente perfecto, rodado, como dice en los créditos al final, íntegramente en los Ángeles, como si eso fuera un mérito.
La selva y los animales recreados por ordenador son igual de reales que los que aparecen en un documental del National Geographic.
El director de Iron Man 2 le da un tono serio, incluso solemne e inserta las canciones del clásico del 67. Es un contraste chirriante que no entra ni con calzador.
La peli se desarrolla aburrida, solo al final adquiere algo de energía, de fuerza.
Pero lo peor es la escasa credibilidad que da ese pequeño actor a su personaje. Da la impresión que le decían: pon cara de susto, pon cara de miedo, pon cara de alegría y el niño respondía con una mueca.
Porque Neel Sethi no sabe dar vida a Mowgli, pero la culpa no es suya sino del director de casting. El pobre solo tiene 13 años.
La perfección técnica no va unida a la emoción.
Esta peli no resiste comparaciones.
Me dan ganas de ver la de dibujos y olvidarme de ésta.
Viendo los dos carteles se confirma todo lo que he dicho.
Esta peli es la primera producida por la plataforma de visionado de series y pelis online Netflix.
Fue estrenada en unos pocos cines de los USA con un resultado modesto, pero en Netflix ha sido la peli más vista en la red.
Su realizador Cary Joji Fukunaga ha colaborado en la dirección de la serie True Detective.
La peli cuenta las desgracias de un niño soldado reclutado por un Señor de la guerra durante la Guerra civil de un país africano.
Mantiene un tono realista, descarnado que nos ofrece, o más bien nos castiga, con las fechorías de la guerra y las penalidades de este niño obligado a hacer cosas horribles.
Pero a mí personalmente no me ha impresionado demasiado. Podría haber sido un film que te cogiera por las tripas y te removiera, pero no lo consigue.
Tal vez estemos desensibilizados ante la tragedia humana.
Los pensamientos en off del niño protagonista lastran la narración y son absolutamente eludibles.
Idris Elba configura un personaje monstruoso con una interpretación soberbia. Hubiera sido de agradecer una nominación al Oscar.
Espero que tras el éxito comercial y artístico de esta producción, Netflix siga este camino que tan buenos resultados le ha dado.
Si algo hemos aprendido a lo largo de todos los episodios de The Wire es que nadie es bueno o malo íntegramente.
Esta quinta temporada está dedicada a la Mentira.
Porque esta cualidad está instalada en la ciudad de Baltimore como paradigma de la sociedad norteamericana.
Cuando se habla de verdad y mentira no se puede olvidar a la prensa.
David Simon nos enseña como es la redacción de un periódico y nos enfrenta dos tipos de periodismo.
Uno en el que se defiende ese viejo dicho de: “no dejes que la verdad estropee una buena noticia“.
Y otro basado en la rigurosidad del relato, en la comprobación de los hechos.
El objetivo es vender periódicos. ¿Está justificado todo para obtener este fin?
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Esta misma pregunta nos la podemos hacer cuando los detectives James ‘Jimmy’ McNulty y Lester Freamon deciden inventarse un asesino en serie para conseguir fondos para detener a Marlo “Black” Stanfield el asesino de las Casas Vacías.
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Mientras la vida y la muerte se sucede en las esquinas de la ciudad.
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Omar Little continua su peculiar cruzada contra los narcos.
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Bubbles lucha por rehabilitarse y olvidar su pasado.
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El Alcalde Carcetti deja atrás sus sueños de honradez. Todo vale para llegar a Gobernador del Estado.
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El Senador Clayton Davis, paradogma del político corrupto, sale indemne de las acusaciones echando mano de todo el asqueroso populismo que se pueda imaginar.
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Podríamos hablar también de los trapicheos de jueces y abogados, en un todo vale para prosperar.
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La vida continua en Baltimore, en los USA y posiblemente en el mundo impregnada de mentira.
Sigo con Elena, en el salón de mi casa, esta serie.
Conforme avanza se va convirtiendo en diseccionadora de la realidad norteamericana.
En esta temporada nos muestra nuevos escenarios y los ya conocidos.
Las calles de Baltimore siguen siendo protagonistas con sus “esquinas” donde se vende y compra la droga y donde la vida no vale nada.
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A la policía se le acumulan los cadáveres en las calles de la ciudad y en las casas abandonadas con muy escasos resultados prácticos.
La Brigada de crímenes especiales se disuelve y cada uno de sus componentes ocupa puestos diferentes.
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El detective James ‘Jimmy’ McNulty parece que encuentra la armonía en su vida patrullando por las calles y con su pareja (la maravillosa oficial Beatrice ‘Beadie’ Russell interpretada por Amy Ryan).
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En esta temporada ocupan un lugar importante las escuelas de la ciudad y la experiencia de inserción que realiza el expolicía Ervin H. Burrell.
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Un personaje que cobra protagonismo es el indigente Reginald ‘Bubbles’ Cousins.
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El otro gran escenario es el de la política municipal con el Concejal Thomas ‘Tommy’ Carcetti, interpretado por Aidan Gillen (Meñique en Juego de tronos).
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Estos escenarios que se nos presentan componen un fresco realista y macabro de la sociedad norteamericana.
La dura realidad alejada de la gente guapa y de los barrios residenciales de Mujeres Desesperadas o del glamour neoyorkino de Sexo en Nueva York.
El desarrollo de la trama tiene varios escenarios.
Las calles de Baltimore con los personajes ya conocidos, Avon Barksdale y Russell ‘Stringer’ Bell, y otros que van ocupando más protagonismo como el malvado Marlo Stanfield.
Ocupa un lugar destacado el ladrón de narcotraficantes Omar Little. Un personaje que venero.
Por otro lado la Brigada de homicidios de la ciudad y la Unidad de Crímenes especiales donde se realizan las escuchas.
Pero en esta temporada irrumpe con fuerza la cúspide de la policía de Baltimore y el Comandante Howard ‘Bunny’ Colvin con su experiencia de apartar de las esquinas habitadas el tráfico de drogas.
Otro nuevo escenario es el de los políticos con su alcalde corrupto y el concejal Thomas ‘Tommy’ Carcetti, interpretado por Aidan Gillen, el maquiavélico Meñique de Juego de tronos.
El Detective James ‘Jimmy’ McNulty sigue operando por libre y sumergiéndose en una espiral autodestructiva de alcohol y desobediencia, aunque al final parece encontrar el camino.
Los personajes ya conocidos se entremezclan entre los nuevos, todos bien definidos y bien dibujados, exigiendo un esfuerzo al espectador que si lo realiza no se va haber defraudado.
Porque el resultado es muy brillante.
Hay realismo y verdad en cada episodio y en cada secuencia.
Pero además hay emoción y una trama que te engancha, que te impide dejar de verla y te exige más y más atención, y la prestas porque lo que da a cambio es muy grande.
Esa impresión de que no te están engañando, que te están contando la verdad te emociona y te entristece.
En The Wire hay intriga, crimen, corrupción todo sabiamente dosificado para que sientas que estás delante de una de las grandes series de la historia de la televisión.
En este tiempo ha aumentado su popularidad gracias a que líderes mundiales las consideran de las mejores. Es el caso de Barack Obama y Pablo Iglesias.
En esta segunda temporada el Coronel jefe de homicidios de la ciudad de Baltimor tiene una cuestión personal con el jefe del sindicato de estibadores, Frank Sobotka.
Encarga a un grupo de policías que investiguen sus presuntos asuntos sucios.
Se vuelve a formar el grupo que dirigía el Teniente Cedric Daniels, incluyendo al autodestructivo Detective James ‘Jimmy’ McNulty.
Otro de los escenarios son las calles de los suburbios de la ciudad norteamericana con sus líos de drogas y la lucha por conseguir el mercado de estas sustancias ilegales.
Además la Brigada de homicidios tiene que investigar el asesinato de unas mujeres que eran trasladadas en un contenedor para ejercer la prostitución.
Avon Barksdale el narcotraficante condenado en la primera temporada pasa su pena en prisión y desde ahí intenta controlar su negocio.
La peli está contada desde diferentes puntos de vista y en estos diversos escenarios.
Seguimos el duro trabajo policial y nos introducimos ocasionalmente en las vidas de estos servidores de la ley.
Como fondo está el decorado de una ciudad corrompida con marginalidad, drogas, delincuencia, paro y pobreza.
Tiene un claro carácter desmitificador tanto de los delincuentes como de los policías.
Sean Penn tiene un prestigio demostrado y una valía y solvencia profesionales fuera de toda duda.
Lo esperable es que una peli protagonizada y producida por él tenga un marchamo de calidad.
Mi decepción ha sido máxima.
No me podía esperar tal desastre.
Una peli mal dirigida, mal interpretada, con una trama entre delirante y cómica.
Javier Bardem perpetra un personaje imposible. Una caricatura del buen actor que un día fue, y tal vez, siga siendo.
Su desarrollo no solo resulta insoportable sino que se va degradando paulatinamente para terminar siendo ridículamente desternillante.
Se supone que están en Barcelona en una corrida de toros (¡!). Es claramente la Plaza de Toros de Las Ventas. Yo soy capaz de identificarla, pero por si hubiera dudas aparece la bandera de la Comunidad de Madrid de un tamaño respetable.
Este final resulta tan grotesco, tan imposible, tan penoso que tuve, por momentos, ganas de vomitar, pero me controlé y comprendí que era mejor encontrarle el lado cómico.
Es una peli insultantemente penosa. Un producto de cuarta fila que degrada a todos los que han intervenido o colaborado.
Querido Sean Penn: no se puede caer más bajo.
La verdad es que sí se puede: haciendo una secuela.
El inicio de la peli es sensacional. Un plano secuencia imposible, rodado con todas las herramientas de la tecnología actual.
En ese plano que abre el film está la esencia de la peli. Es resto del metraje se podría obviar y simplemente poner: Los 140 minutos restantes son lo mismo , pero un poco peor.
Estos Vengadores se agotan al comenzar, en un torbellino de imágenes, en una montaña rusa mareante que no da respiro al espectador, con una vocación de divertir, a toda costa.
Pero todo es más de lo mismo, sin nada de originalidad, con poco humor (que es lo que suele salvar estas producciones), con un guión calcado a su anterior… Todo suena a ya visto.
Empiezo a estar confuso, sumergido en este mar sin fondo de super-hérores: los Fantásticos, los X-men, los Guardianes de la Galaxia (que es de lo mejor), Superman, el Arañita, el Murcielaguito…
Todos se mezclan en mi senil cabeza y no salvo ya nada.
Hay un público, juvenil, que solo consume estos productos de seres con superpoderes, a los que también debería incluir, Sinsajos y Divergentes, que no quieren más que otra vez lo mismo, ver en bucle la misma peli.
Me considero un tragaldabas, pero esto es demasiado.
Imaginemos que me gustan las ensaladas y el brócoli, pero dejo de consumir carne, pescado, huevos y me hago vegano. En primer lugar mi vida sería más triste y en segundo seguramente no estaría bien nutrido (lo digo con fundamento que tengo un máster en nutrición).
Esto está pasando con nuestros jóvenes que se han vuelto superhéroenívoros.
El biopic es un género difícil. Suele ser episódico con una línea argumental demasiado quebrada y suele ser hagiográfico.
Esta peli evita lo primero y cae en lo segundo.
Su desarrollo es bastante aceptable creciéndose en la parte final de la peli, la más interesante.
Apela en demasía al sentimentalismo y yo, que soy de lágrima fácil, llegué a llorar en varias ocasiones, incluso a sollozar, llamando la atención del resto del público.
¿Cómo poner mal una peli que me ha emocionado tanto?
Hablando con una amiga profesora comentaba que era perfecta para exhibirla en los colegios. Recordé a mi hija que siempre recuerda como le ponían en clase, durante varios años, la peli, de Richard Attenborough, Gandhi.
Supongo que mis nietos (cuando los tenga) me contarán que les han puesto ésta de Mandela.
Efectivamente, lo mejor de esta producción de 139 minutos de duración y 35 millones de dólares de presupuesto, es el mensaje de pacifismo, de reconciliación.
Justin Chadwick, su director, ha ejecutado una obra impersonal, una peli de encargo que cumple con su misión.
Esas batallas de Kaijus contra Jaegers tienen mucho de añoranza de la infancia y en eso comprendo a Guillermo. Cuando era niño me encantaban las pelis de Godzilla con esa mezcla de terror y catástrofes, dos de los géneros más comerciales. Mazinger Z me fascinó más bien poco. Los Transformers ya me pillaron mayor (de la peli no he podido olvidar a Megan Fox).
Si a un director como Guillermo del Toro le das la friolera de 180 millones de dólares (unos 140 millones de euros) y le dices que haga una guerra entre Transformers y Godzillas la puede liar parda.
Pero hacer una película colosal no garantiza que sea buena.
Las peleas entre monstruos y robots están bien rodadas, no son confusas (no demasiado) pero son excesivamente largas y al final se hacen eternas.
Del Toro se apunta al cine de escombro como El Hombre de Acero o la por estrenar Elysium. A mí esa veneración por la destrucción me molesta gravemente.
Además Pacific Rim está llena de tópicos, con personajes de palo, que son más esteoreotipos que personas de verdad.
No me voy a extender comentando las penosas interpretaciones de los actores. Al parecer se barajó el nombre del inefable Tom Cruise para protagonizar esto que nos ocupa. Posiblemente no fue elegido porque el presupuesto se hubiera disparado más aún.
Rinko Kikuchi, la sordomuda que no usaba bragas en Babel, ha prosperado y tal vez sea la única interpretación salvable.
No cometí el error de verla en 3D. La peli es demasiado oscura, con mucha lluvia, mucha noche y mucho fondo del mar. En 3D debe ser tenebrista.
He oído decir que del Toro da un sello de autor a su superproducción palomitera. A mí, muy al contrario, me parece una obra absolutamente impersonal.
Hace unos días que vi esta peli y casi no la recuerdo. Es asombroso lo inteligente que es el cerebro que consigue olvidar lo mediocre.
Si casi no la recuerdo es porque no me emocionó en absoluto. La vi pensando en un producto de entretenimiento con una trama bien urdida sobre atracos. Tal vez esperaba ver The Town. Ciudad de ladrones, una magnífica película.
La peli es un bodrio de tomo y lomo, ni atracos bien elaborados, ni personajes interesantes, ni nada de nada.
La banda sonora es un aspecto que para mí suele pasar desapercibido. Aunque como todo el mundo sabe soy buen cantante de karaoke pero no tengo mucho oído. Para que la música de una peli me llame la atención o tiene que ser muy buena o muy pero que muy mala. Adivina cual es el caso de esta peli. Dejemos el asunto solo en claramente inadecuada.
Estoy intentando recordar y no encuentro nada que salvar. Hay que olvidarla y punto.
Voy corriendo a ver de nuevo The Town. Ciudad de ladrones.