Después de la proyección nos decidimos por una cena de comida étnica.
Z. la ciudad perdidaes el estreno potente de esta semana con los tres días de la Fiesta del Cine por delante.
En la sala hay varios grupos de adolescentes que no paran de entrar, salir y comentar. Ya sabemos que en esta etapa de la vida se despiertan zonas de estupidez que permanecían latentes.
Estos niñatos posiblemente esperaban ver una peli de aventuras de Indiana Jones y se han quedado descorazonados.
Esto es exactamente lo contrario.
Se trata de un biopic del explorador británico Percy Fawcett, pero contado en un matiz solemne y dramático.
Sus aventuras tienen el tono épico de la tragedia, del sufrimiento, del sacrificio.
Después de ver esta peli se te quitan las ganas de hacer cualquier viaje que no sea organizado y en hotel de cinco estrellas.
El descubridor es presentado como un defensor de los indígenas para darle un mayor grado de bondad.
No puedo decir que me aburriera, pero la ausencia absoluta de humor y su tono ceremonioso no invita a la diversión.
El mejor personaje y posiblemente el que terminaré recordando es el de la conyuge magníficamente interpretado por Sienna Miller, que no es la abnegada esposa de libro, su punto aventurero se ve cercenado por el machismo del marido, que defiende a los indios, pero no la igualdad de la mujer.
Me molesta el tono laudatorio al protagonista, sin fisuras en su comportamiento, incluso cuando ejercía de oficial en la Gran Guerra.
Una peli que a pesar de las muy buenas críticas me ha parecido mediocre.
Bien su dirección clásica a cargo del eficaz James Gray, pero le falta interés y pasión.
La serie de tele Black Mirror apuntaba certeramente los riesgos de las nuevas tecnologías.
La peli nos habla del poder de las nuevas empresas tecnológicas que controlan la información que masivamente les vamos dando.
Tengo a Facebook enfadado porque hay lagunas en mi biografía. No lo actualizo por pereza, no por proteger mi intimidad.
La trama nos plantea que un mundo donde todos seamos totalmente transparentes será un mundo sin delincuencia, un mundo mejor.
La reflexión de Mae Holland sobre que si nos sentimos observados nos comportamos mejor es totalmente cierta.
Una opción es dejar la intimidad reducida a cero para conseguir que los humanos seamos buenas personas.
Y yendo más lejos podríamos buscar y detener a todo delincuente en minutos con un mundo en el que todos compartamos nuestras experiencias.
Con un sistema unificado de sistemas en la red se podría alcanzar la democracia global, incluso obligando a los ciudadanos a votar.
El Gran Hermano llevado al extremo y a toda la humanidad.
¿Un mundo feliz? o ¿la dictadura de la transparencia?
El problema como siempre es quién y cómo se controla el sistema, quién y cómo se decide qué es visible.
La peli se desarrolla de manera entretenida con una Emma Watson magnética, que demuestra lo buena actriz que es. Con una gama de registros muy solventes.
Tal vez el film no termine resolviendo ninguna pregunta y no deja claro su postulado sobre las dudas que plantea.
Incluso la peli alcanza un punto en el que la solución llega a ser el propio problema. O el propio problema llega a ser la solución.
Dejando aparte el ambiente testosterónico, confieso que me entretiene.
Es un canto a lo irreal, a lo imposible.
Por ejemplo, uno de estos musculosos muchachotes consigue apartar un torpedo con la mano.
No hablemos de los que se introducen en un avión en pleno vuelo.
El delirio absoluto es ver a Jason Statham repartiendo metralla y hostias como panes con un tierno bebé en la mano.
El niñico lo hace fenomenal.
Frases para la historia:
– “Te vas a llevar un bofetón que te cambiará el signo del zodiaco“.
Hay una trama de cuernos con una Elsa Pataky madre, con muy poco papel para la española.
La cornuda es Michelle Rodriguez, que no se lo toma nada mal. Como no es ibérica.
La mala es Charlize Theron que sale guapísima, con trencitas.
Protagoniza uno de los momentos más demenciales y desternillantes.
Os cuento.
Dirige de modo remoto con un teclado un submarino nuclear, pero de pronto se da cuenta que va a ser torpedeado por un proyectil en superficie (es difícil de explicar, pero es así). Empieza a gritar: “¡inmersión, inmersión!“. De mear y no echar gota.
Me dormí un ratillo, cuando me recobro de la cabezada veo caer coches del cielo. Me explica Diego que han controlado todos los vehículos de la ciudad.
La peli termina con la típica escena familiar de una comida de buen rollo.
Veremos lo que hace el chiquillo en la novena entrega.
Os pongo fotos de la Theron y de la Rodríguez. Tremendas. (Tanto andrógeno se contagia).
La primera copia que llegó a los Multicines Guadalajara daba fallo y solo se pudo proyectar una sesión. Acertadamente se programa para la siguiente semana.
Es un relato fantástico sentimental, con un estilo narrativo de cuento.
Empezada la peli y con la oscuridad en la sala veo entrar a mi amiga Mari Asun que no ve nada por el contraste de luz.
Tambaleante sube la escalera de la sala, antes que arrolle a alguien o se intente sentar encima de un desconocido la llamo y la dirijo para que se siente a mi lado.
Cuando termina la peli compartimos nuestras impresiones.
Los dos coincidimos en lo estética de la propuesta visual con imágenes de una belleza plástica maravillosa, de tal manera que cada fotograma es una obra artística.
Pero curiosamente tanta belleza visual no llega a saturar al espectador, ni agotarlo que disfruta mucho de esta plasticidad.
La estética del relato no se circunscribe solo a lo más intenso, sino también en los momentos cotidianos.
La peli pasa por una etapa inicial muy divertida con ese intercambio de cuerpos.
Al final se vuelve más trascendente, más solemne.
Coincidimos Mari Asun y yo que a pesar de ser un relato complejo no resulta confuso. Aunque a la salida Jesús Hernando nos confiesa que sí se sintió mareado por lo complicado de los tiempos y los espacios.
Una peli para disfrutar.
No es animación infantil que quede claro.
Detrás una adolescente acompañada de sus padres les decía al terminar que le había gustado mucho. Se intuía que había sido llevada en contra de su voluntad. Se partió de risa cuando Taki explora los senos de Mitsuha.
Me dan ganas de visitar el resto de la filmografía de Makoto Shinkai.
Ya en la primera escena se nos anuncia como va a ser la peli.
Es un plano secuencia con la cámara fija donde el servicio prepara la mesa elegantosa para una recepción. Discursito del ministro brasileño y agradecimiento del escritor Stefan Zweig.
Esta primera en Río de Janeiro, las siguientes en Buenos Aires, Nueva York y Petrópolis en Brasil.
Es un biopic centrado en el exilio de este intelectual austriaco de origen judío.
Su postura respecto al régimen nazi fue, según se relata, ciertamente ambigua, evitando una condena explícita. Aunque no se podía ni dudar de su animadversión al régimen.
Como todos las biografías peca de episódica, pero este defecto, aquí es aún más explicito, más premeditado.
La realización por parte de Maria Schrader es muy limpia, muy elegante y su contenido lo es igual.
Esto le da un carácter frío y alejado a la narración, que trasmite poca pasión.
Pero estas personas tan cultas, tan elegantes, tan respetuosas son así y punto.
La peli me parece valiosa por la presentación del personaje y su actitud ante la vida.
Optimista a largo plazo y muy pesimista en lo corto.
Puede atraer a ciertos críticos y a pocos espectadores.
Mi amigo Jesús Hernando me invita a este espectáculo.
Me dice que es una sorpresa para este jueves 27 de Abril.
No puedo resistir la tentación de buscarlo.
La idea me atrae.
La localidad que ha elegido es inmejorable.
En la fila uno en el lateral izdo.
Al lado de la pianista que me permite ver a la orquesta y el escenario a las mil maravillas.
Mi cabeza bascula durante todo el espectáculo entre esos tres puntos.
La mayoría de los espectadores solo pueden ver al orfeón en el escenario.
Se trata de una sucesión de elementos musicales de películas recientes, pero no de los temas principales que tenemos tan oídos sino de otros menos conocidos, pero identificables.
Stars Wars. la Amenaza fantasma, Eduardo manostijeras, Juego de tronos, La lista de Schindler, Forrest Gump, Alicia, La novia cadáver, Moulin Rouge, La caza del Octubre Rojo, Up y un montón más. Pero el que consigue emocionarme hasta soltar alguna lagrimilla es Los miserables, del que soy devoto.
Destacar el entusiasmo de todos los participantes que le ponen unas ganas que se trasmiten en forma de emoción.
Impresionante su director Sergio Cano Ortiz que canta todas las canciones y derrocha energía consiguiendo una coordinación impecable de todos los participantes, cuestión muy complicada.
Tanto a la salida como a la entrada me encuentro mis mis amigos Tanín y Chus con los que conversamos un ratillo.
También puedo saludar a unos cuantos pacientes.
Una noche realmente estupenda.
Dar las gracias a Jesús (y por extensión a los Multicines Guadalajara) que además de agraciarme con esta sorpresa, ha hecho realidad uno de los sueños de mi vida: ir al cine gratis.
Su argumento gira en gran parte sobre el cómo de la creación artística y sus efectos colaterales.
Su protagonista es un genial coreágrafo y director… Un artista.
Joe Gideon (Roy Scheider) mantiene unos hábitos de vida que yo calificaría de suicidas.
De hecho el hilo conductor de la trama son sus conversaciones con esa bella muerte interpretada por la seductora Jessica Lange.
Aunque su salud no es envidiable, su actividad sexual sí que lo es.
Las chicas con las se relaciona Joe Gideon son de bandera.
La peli también nos presenta a los productores solo interesados en los beneficios y la envidia que rodea al mundo del artisteo.
Se insertan 13 números musicales, algunos impresionantes y uno el más sexual de la historia del cine.
La película está inspirada en el intenso período de trabajo de Bob Fosse cuando editaba su película Lenny y simultáneamente preparaba el musical Chicago, para Broadway en 1975.
Ganadora de cuatro Oscar: a la mejor dirección artística, al mejor diseño de vestuario, al mejor montaje y a la mejor banda sonora; nominada a cinco premios más.
Ganadora del Premio BAFTA a la mejor fotografía y al mejor montaje.
Ganadora de la Palma de Oro del Festival de Cannes.
Hay pelis que de tan malas terminan siendo buenas.
John Wick: Pacto de sangre es un sucesión incesante de despropósitos.
No te la puedes tomar en serio.
Si entras en ese juego mental de aceptarla como una comedia te puedes divertir de manera inesperada.
Es todo de chiste.
Keanu Reeves es incapaz de modificar la expresión de su cara. Da igual que mire la foto de su esposa fallecida o que reviente los sesos de un sicario. Permanece impasible el ademán.
Pega tiros y puñetazos de manera incesante.
Perdí la cuenta, pero creo que asesina a 83 hombres y dos mujeres.
¿Dónde queda la paridad?
Propongo que para la tercera entrega se cuiden más estos detalles y los homicidios sean paritarios.
Las escenas violentas que ocupan alrededor del 110% del metraje son de un realismo tan exagerado, tan virulento, que llega a convertirse, paradógicamente , en puro slapstick.
Casi todas las situaciones son ridículas.
Por ejemplo, Laurence Fishburne interpreta a un jefe de una especie de mafia de mendigos.
En el palomar va con un abrigo cochambroso y cuando baja a una especie de vestuario cutre se pone una bata de estar por casa elegantosa.
La escena de la pelea en el metro es delirante a más no poder. Se acribillan a navajazos y los usuarios permanecen en su asiento tranquilamente y nadie lo graba con el móvil.
No hay poli por ningún sitio. Puedes soltar mil balas que ahí nunca se escuchan las sirenas.
Cuanto más pienso en la peli más me divierte.
Si vas con amigos se pueden hacer miles de chistes.
Para la tercera entrega hay dos malos que se han conservado vivos.
Uno con un puñal en la aorta que si no se mueve se salva.
Otra un sordomuda cosida a navajazos, pero que John Wick se olvidó rematarla con un tiro en la cabeza.
Cuando voy a coger la entrada, Jesús Hernando no me la quiere dar.
Le tengo que insistir y alegar que me la recomienda Diego.
He vencido todas las dificultades y estoy sentado en mi butaca de los Multicines Guadalajara, dispuesto a ver Power Rangers.
Me suenan los muñequillos de la infancia de mi hijo, pero de manera confusa.
Tal vez recuerde alguna serie muy cutre de tele.
Se trata de la historia de cinco adolescentes no integrados que descubren que su fuerza está en la amistad y la colaboración.
Un mensaje muy positivo.
Estos chicos ni se conocen y mucho menos se aprecian, pero terminan haciéndose amigos y encontrando superpoderes en ese cambio de actitud.
Al final la peli se convierte en cine de escombro con el enfrentamiento de un bicho malo de oro puro y los Power Rangers integrados en un solo super-robot.
La idea que los malos sean la estupenda Elizabeth Banks (fotos) y un gigante de joyería me hace mucha gracia.
La bella y el vil metal son los poderes maléficos.
La peli tiene un cierto aire cutre de baratillo, que lejos de molestarme me divierte.
Vamos, que contra todos y contra todo he disfrutado (moderadamente).
Además he conocido este “universo” del que no tenía ni idea.
Yo solo tengo palabras de elogio para esta serie danesa.
Me quedé prendado de su protagonista, la obsesiva y poco higiénica, Sarah Lund.
Empiezo a ver con recelo esta versión yankee.
La ambientación es en la ciudad de Seattle y su parecido con Copenague es sorprendente.
Las dos son fotografiadas con una luz gris, llueve, hace frío…
Voy a dejar ya las comparaciones que no nos llevan a nada.
Sarah Linden y Stephen Holder son los dos detectives encargados de resolver el asesinato de una adolescente.
Ella es una madre divorciada que tiene que viajar a la soleada California con su hijo para una boda (su boda).
De pasado triste, que vamos descubriendo, es una mujer obsesiva y delicada en apariencia, pero que su afán de conseguir descubrir la verdad le da una fuerza y energía inusitadas.
Ese viaje será pospuesto una y otra vez.
Su hijo es un tocapelotas. Se siente abandonado por su madre, con razón, y no deja de líarla para llamar su atención.
Su compañero es un toxicómano de antecedentes y de aspecto. Podría infiltrarse en cualquier cártel sin llamar la atención.
La serie discurre por tres senderos.
La investigación policial.
La familia de la víctima, que ocupa un papel muy importante.
La política municipal, en campaña para la alcaldía, con corrupción y juego sucio.
No me ha decepcionado en absoluto.
La temporada termina sin dejar resuelto el caso, lo cual nos obliga a Elena y a mí a seguir, sin solución de continuidad, con la segunda temporada.
Su protagonista es la delgaducha Mireille Enos.
Os pongo tres fotos. Como sale en la serie, un poco arreglada y muy arreglada. ¡Qué diferencia!
No tenía ninguna intención en ver esta superproducción palomitera.
El mundo de Hollywood está seco de ideas y echa mano, una y otra vez, de lo ya visto.
Pero varios comentarios elogiosos me llevan a la sala de los Multicines Guadalajara, mi segunda casa.
Después de mi hogar y el trabajo, es donde más tiempo paso.
Kong: La isla calaveraes una peli de aventuras a la vieja usanza, pero con una mano de pintura renovadora.
Con elementos de cine bélico y de ciencia ficción.
Algún toque de comedia.
Si metemos en una batidora: Apocalypse Now, Robinson Crusoe, King Kong, Gozzilla, Parque Jurásico, el cine de catástrofes de los ochenta y a Brie Larson en camiseta (que no deja de recordarnos a Sigourney Weaver en Alien) tenemos Kong: La isla calavera.
Lo mejor de todo es que esta combinación de géneros e ideas funciona como un reloj, que no deja de marcar minuto a minuto la hora de la diversión y el entretenimiento.
Comprendo que el incomprendido Kong se enamore de la Larson en tirantes, la más guapa del lugar. Las aborígenes se arreglan fatal.
Por recomendación de Marcos aguanto los 8 minutos de créditos finales.
Si ve tanta gente la peli como la que ha intervenido en su producción, tiene una gran taquilla asegurada.
Después de los cartelicos hay unos segundos que anuncian las dos probables secuelas.
Acabo de leer alguna crítica negativa, con el argumento que se trata de una peli pesada y complicada.
¡Cuánto tonto hay por el mundo!
Si no la has entendido es que eres torpecico.
Tú no tienes la culpa. No todo el mundo nace con un C.I. de más de ochenta.
Denial no es cine de palomitas. Es cine de fabada asturiana.
Unas palomitas las digiere cualquiera.
Una fabada solo unos cuantos somos capaces de repetir.
Denial es cine de digestión lenta. Si eres un buen gourmet disfrutarás de cada cucharada que va ofreciendo la peli.
Negación es un drama judicial que enfrenta a dos personajes.
Por un lado el negacionista británico David Irving (Timothy Spall), al que vamos descubriendo durante el metraje. Un ser despreciable, pero que sabe ganarse a cierto público con sus bravuconadas y sus chistes racistas.
Por otro la historiadora Deborah E. Lipstadt (Rachel Weisz), engreída y petulante. Sabedora de poseerse en la verdad que se resiste a aceptar la defensa que le propone ese abogado concienzudo interpretado por el gran Tom Wilkinson.
La peli nos propone ideas interesantes, dignas de meditación y de reflexión.
La más importante la diferencia entre la mentira y la libertad de expresión.
No hay ni un solo bocado a lo largo del metraje que no tenga sustancia.
Hay que paladear el chorizo, la morcilla y las alubias.
Los actores están impresionantes y todos te sacan de quicio en algún momento.
Un acierto la programación de esta original peli en el Cine Club Alcarreño.
Se trata de una especie de cuento relatado por un guineano con su visión personal del colonialismo.
Para la composición de la trama se usan imágenes y vídeos de archivo, animaciones que se mueven entre lo artístico y lo cutre y material rodado convencionalmente.
Un collage que resulta tan diferente como atractivo.
El viejo indígena nos relata la historia de la colonización.
Enfrenta dos mentalidades absolutamente diferentes.
La de los colonizadores, poseedores de la superioridad intelectual y moral.
La de los colonizados que actúan dócilmente y no comprenden muchas de las actitudes de los dominadores.
El espíritu mágico, que impregna su vida, les permite ver y sentir cuestiones que los blancos no van a poder apreciar, ni disfrutar.
Aunque se trata de un relato con formato de cuento, salpicado de magia y subjetividad, resulta un retrato de lo más certero de la injusta y humillante colonización española de Guinea Ecuatorial.
Una auténtica joya, de la que no tenía ni noticia.
Se trata de una historia de grandes pasiones, de ambiciones con el fondo del frente de Aragón en la Guerra Civil.
Está claro que Agustí Villaronga sabe retratar a las mil maravillas la miseria material y moral.
Las imágenes que se nos presentan tienen una inmensa fuerza visual.
Los personajes están magníficamente bien construidos y no hay nada gratuito, nada que quede sin explicación y sentido.
Tal vez el final termine siendo demasiado folletinesco, pero aún así funciona.
Núria Prims interpretando a la Carlana está impresionante. Su existencia ha sido un calvario, pero sabe aprovechar las ocasiones que le brinda la vida para salir de la miseria y prosperar.
Su ideología es la supervivencia, lista y calculadora.
Marcada físicamente por el sufrimiento.
Destacar a unos magníficos secundarios que dan la máxima categoría a la producción.
Terele Pávez, Juan Diego y Fernando Esteso, los tres demostrando lo grandes actores que son. Capaces de hacer enorme lo pequeño.