Un grupo de jóvenes directoras decidieron conducir una furgoneta hasta diversos lugares para rodar las alternativas, ya en marcha, a la forma de vida actual.
Se parte de la tesis que el crecimiento no puede ser infinito porque el planeta con sus recursos naturales limitados no es capaz de soportarlo.
Se nos muestran pueblos abandonados que han sido rehabilitados, espacios urbanos inutilizados que han sido aprovechados, y proyectos vitales alternativos a la sociedad de consumo.
Con un relato muy vivo con un uso de la voz en off muy medido y con unas entrevistas muy interesantes se visitan, con interés, formas diversas de ver la vida.
Es muy posible que el sistema económico actual esté agotado. El consumo no puede ser ilimitado porque los recursos no lo son.
Hay personas en el mundo que buscan un camino diferente y este documental nos lo muestra.
Cuando íbamos a la Casa de la Cultura de Azuqueca de Henares a ver esta proyección dentro del Ciclo Cine en Valores, Elena y yo comentábamos que no es más rico el que más tiene sino el que menos necesita.
La felicidad nunca está en los bienes materiales pero hay que satisfacer unas necesidades básicas que son imprescindibles. Lo triste es que esta sociedad próspera y supuestamente desarrollada no es capaz de proveer esas necesidades en un sector muy grande de la población. Una cuestión absolutamente intolerable.
Después de ver este documental mis esperanzas en una sociedad mejor son mayores. Da alegría comprobar que por el mundo hay personas que pretenden cambiar un sistema ya caduco.
En esta web rodandoelcambio.com se puede ver la peli entera. Muy recomendable.
Luchino Visconti, cineasta que pertenece al neorrealismo italiano, fue miembro del Partido Comunista italiano, condenado a muerte por Mussolini, se salvó gracias a la llegada de las tropas americanas.
A través de la historia de una familia aristocrática alemana nos relata la ascensión del partido nazi en la Alemania de la República de Weimar.
Una familia que mantiene las apariencias pero que se encuentra en situación de descomposición absoluta. Hay envidias, luchas por el poder, odios y crueldad.
La influencia nazi va moviendo sus hilos para colocar al frente de la familia a la persona más conveniente a sus intereses.
En la peli hay asesinatos, incesto, pedofilia, abusos, homosexualidad, travestismo, masacres…
La atmósfera es desasosegante y turbadora, viciada por la depravación de los personajes y la degradación moral de esa sociedad.
Isabelle Huppert interpreta tres personajes que viven situaciones parecidas, los mismos secundarios y diálogos calcados.
Hong Sang-soo es un director de culto que despierta admiración por parte de muchos críticos.
Esta película coreana fue presentada en Cannes y gracias a la presencia de la actriz francesa ha tenido cierta distribución en Occidente.
La peli discurre entre la banalidad y el tedio. Me resultaron insoportables las escenas repetidas con las mismas conversaciones.
El director coreano coloca la cámara como un principiante y utiliza recursos asombrosos, por lo pasados de moda, como el zoom.
Algunos lo equiparan a Éric Rohmer. Pero yo encuentro una gran diferencia: el maestro francés sabía introducir planteamientos interesantes. Y un gran parecido: la peli discurre con la incómoda sensación que no pasa nada.
Aún así no me importa haberla visto. Tiene toques de peli costumbrista, plantea la relación entre nativos y extranjeros con ese papanatismo que suele estar omnipresente.
Isabelle Huppert llena de matices defiende sus papeles con soltura.
Don Jon es un tío de éxito con las chicas pero encuentra en el porno una satisfacción más completa. Se enamora de la chica diez Scarlett Johansson…
El debut de Joseph Gordon-Levitt en la dirección me ha parecido brillante. Plantea una peli divertida que cuando ha agotado el tema renace para brindar una reflexión.
Don Jon tiene una vida superficial, sus relaciones no son nunca profundas. Incluso la confesión semanal resulta impersonal. Las emociones más intensas las encuentra en el cine para adultos.
Vive o mejor dicho vivimos en la cultura de la superficialidad, de lo virtual. Hablamos pero no nos comunicamos. Sentimos experiencias con la tele, el cine, los videojuegos, el porno… Pero no terminan de llenarnos.
Julianne Moore, una viuda llorosa por la desaparición de su familia le hace experimentar al superficial Don Jon sentimientos de verdad.
Scarlett Johansson está estupenda, superapretada y apretable. Ha ganado peso y aunque está fenomenal tiene cierto aire de muñeca chochona.
Los padres y amigos de Don Jon la aceptan solo porque está superbuena.
Magnífico el retrato de la familia de Don Jon, hilarante.
Después de haber visto la peli no sé a quien prefiero si a la neumática Scarlett o la pecotosa pero sincera Julianne.
Superproducción que ha costado 110 millones de dólares. La de pelis buenas que se podrían hacer con este dineral.
Quiero distinguir dos partes en esta peli. Una la que se dedica al entrenamiento militar de unos muchachillos encargados de la lucha final contra unos insectóvoros (o algo así), raza alienígena supuestamente malísima.
Dejando a parte la cuestión ética de los niños-soldados. Esta parte me recordó a La chaqueta metálica de Stanley Kubrick. Con mucho: “Señor sí Señor” a grito pelado, como si el sargento fuera hipoacúsico.
Ender cae simpático porque no es un super-héroe y sufre y padece pero es listo como pocos y de estrategia sabe un rato largo.
La otra parte es la de videojuego. Soy un apasionado de los juegos de PC, pero teórico, porque al no tener tiempo, no juego, pero me gustan. Solo me dedico a este menester en la Euskal Party.
Los juegos son divertidos si uno es el que los maneja, no hay nada más aburrido que ver jugar a otros. Se podría aplicar también a otras cosas, pero no al fútbol que parece más divertido verlo en el sofá.
Esta parte es un coñazo. Muy bonitos los efectos visuales pero un coñazo.
Los chicos lo hacen bien. Ponen interés a diferencia de Harrison Ford que últimamente se dedica a toma el dinero y corre. La cara de desgana es increíble. Se lleva la pasta y pasa de todo. ¡Con lo qué ha sido este hombre en el cine del siglo XX!
Vi la peli sin disgusto pero no me inspiró nada de nada.
De lo más olvidable.
Al terminar la proyección me saludó una paciente que iba con su pareja. Les había gustado. Él comentó lo buenos que eran los efectos especiales.
Pensé: es como hablar de la fotografía cuando no tienes otra cosa que decir.
Poco se puede decir de Ser o no ser que no se haya dicho ya. Una de las mejores comedias de la historia del cine.
Diálogos ingeniosos, divertidos, dichos a velocidad de vértigo. Con un ritmo impresionante. Sin que la trama decaiga en ningún momento.
Actores en estado de gracia.
Frases memorables. Hemos hecho con Polonia lo mismo que Joseph Tura hizo con Hamlet.
Es un gran homenaje a los actores de teatro. ¿Quién mejor que ellos para interpretar una trama de espías?
Carole Lombard está maravillosa es el núcleo de la trama y el único personaje femenino. Fue su última peli. Murió en un accidente aéreo después de regresar de una gira de venta de bonos de guerra. Lógicamente la frase de “¿Qué puede suceder en un avión?” fue eliminada de la película.
Después de terminar el rodaje, Carole Lombard dijo a mucha gente que esta película fue la experiencia más feliz de su carrera de principio a fin.
Cuando el padre de Jack Benny fue a ver esta película, se indignó al comprobar a su hijo con uniforme nazi en la primera escena y salió de la sala.
Cuando estalla la guerra en Polonia hay una escena donde lápidas son destruidas por los bombardeos de las fuerzas alemanas. Una de las tumbas de piedra que se rompe tiene el nombre de “Benjamin Kubelsky“, el nombre de nacimiento de Jack Benny.
Según el libro ‘The United Artists Story‘ de Ronald Bergan: “Desafortunadamente, en su lanzamiento, Pearl Harbor había sido atacado, Alemania estaba barriendo a toda Europa, y la estrella de la película, Carole Lombard, murió en un accidente aéreo. Por tanto, ni los críticos, ni los públicos estaban de humor para reír, encontraron la película de mal gusto y cruel. A través de los años, sin embargo, recuperó sus costes de producción y se convirtió en un clásico”.
Ernst Lubitsch era judío, nacido en Rusia pero nacionalizado alemán, se trasladó a EE.UU. a los treinta años. Fue guionista, actor, productor pero su faceta más conocida fue la de director de más de 70 películas. Supo imprimir a todas sus obras de un carácter especial, lo que se ha dado en llamar el toque Lubitsch.
Como decía su colega y admirador Billy Wilder: “durante veinte años todos nosotros intentamos encontrar el secreto del toque Lubitsch. De vez en cuando, con un poco de suerte, lográbamos algún que otro metro de película que brillaba momentáneamente como si fuera de Lubitsch, pero no era realmente suyo”.
El toque Lubitsch era como el aroma de un buen vino que todo el mundo detecta y degusta pero que nadie acierta a explicar del todo. Estaba compuesto por un argumento elegante y sofisticado, por un refinamiento que se deslizaba a menudo hacia la ironía fina. En cada escena era tanto lo que se sugería como lo que se mostraba y, en muchas de sus películas, subyacía un erotismo tan sutil, que los censores nunca podían cortarlo, porque no se puede cortar un aroma.
Eran las de Lubitsch comedias de apariencia ligera pero que deslizaban un compromiso moral y social.
El 13 de marzo de 1947, Hollywood le dedicó un Oscar especial por toda su carrera. En el escenario sufrió un súbito dolor en el pecho. Logró recuperarse, pero ocho meses más tarde otro ataque al corazón acabó con él. Tenía 55 años.
Cuando terminó el entierro, Billy Wilder le comentó con tristeza al director William Wyler: “Se acabó Lubitsch”. Y Wyler replicó: “Peor aún, se acabaron las películas de Lubitsch”.
No recuerdo cuando fue la primera vez que vi esta peli, pero desde luego fue en mi infancia en televisión. En casa la hemos visto en muchas ocasiones. Me sé las escenas y tengo risa anticipatoria, me parto antes de tiempo porque sé lo que va ocurrir.
Se ha injuriado a Lubitsch calificando de ligera una comedia sobre la ocupación alemana de Polonia. A mí me parece que la mejor manera de vencer a la fuerza bruta de las armas y a la sinrazón de la violencia es con la inteligencia del humor y la ironía.
Quiero empezar dando las gracias a David Trueba. Cuenta una historia en la España de 1966, en esa España en blanco y negro, de caspa y nacionalcatolicismo, con optimismo y en color.
Tres incomprendidos e inadaptados se juntan por casualidad o por el destino. Un niño que se fuga de casa porque le gusta llevar el pelo largo, una jovencita embarazada y un profesor de inglés que quiere ver a John Lennon.
Personajes entrañables y admirables. Personas que hacían el país mejor.
Se huye de la sensiblería para encontrar ese punto de ternura mezclado con alegría que hace que te sientas bien sin que te hayan engañado.
Doy las gracias a Javier Cámara por ser tan buen actor. Un tío feo (como yo) puede hacer grandes cosas y encontrar el éxito en una profesión tan difícil. En nuestra filmografía hemos tenido feos que han sido inmensos actores. Destacar al gran Pepe Isbert que intervino en 117 películas y supo hacerlo siempre bien.
Quiero dar también las gracias a los jóvenes actores por su empuje, sus ganas de mejorar.
Mención especial merece Francesc Colomer que interpreta al catalán afincado por amor en Almería y que se ha quedado esperando por amor. A él también le doy las gracias.
Agradezco a mi amigo Teo y a mi amiga Mercedes que me hayan recomendado leer el artículo de Luis Alegre titulado Javier Cámara, maestro que me parece absolutamente imprescindible.
Luis Alegre es un aragonés de pro, profesor, cineasta, dinamizador cultural, escritor, cantaor de coplas, amigo de Teo y Mercedes, primo de mi amigo Agustín de Calamocha y natural de Lechago.
David Trueba homenajea a esta localidad turolense haciendo que El Catalán estuviera en la Guerra Civil en Lechago.
Señor Montoro, usted se ha equivocado mucho en esta vida pero decir que nuestro cine no tiene calidad es el colmo.
Ryan Gosling llega al colmo su inexpresividad y su falta de locuacidad, a pesar de ser el protagonista no pronuncia más de 30 palabras en toda la peli.
Los planos fijos y el subrayado esteticista se suceden sin solución de continuidad.
Presentada en la Sección Oficial del Festival de Cannes fue abucheada después de la proyección.
He leído más de veinte críticas sobre la peli. Hay una clara división de opiniones. Casi todos la catalogan de pretenciosa y vacía y unos pocos la consideran interesante.
A mí me parecido una peli notable.
Hay que hacer un esfuerzo para averiguar qué es lo que los personajes son y pretenden. Ese acto voluntario de investigación hace que las escenas tengan que ser analizadas e interiorizadas y en consecuencias transformadas en la mente del espectador, que visiona una peli u otra según su predisposición y su estado de ánimo. Esto explicaría la división de opiniones.
A mí me gustan que me den pistas pero no que me lo cuenten todo. En cierto modo, me atrae construir una historia con los datos incompletos que me aportan. Suponer es mejor que solo entender.
No hace muchas semanas vi varias pelis de Jean-Pierre Melville, máxino representante del neo-noir francés. Esta peli que nos ocupa me ha recordado en parte a este cineasta.
Los escasos diálogos de Ryan Gosling los compensa su madre en la ficción, una arrebatadora Kristin Scott Thomas, verborreica, pérfida, malvada. Todo un personaje. Pero maravillosa, atractiva y subyugante.
Delante de mí se sentaron cinco señoras que parecían GTV (de Guadalajara de toda la vida). No pararon de hablar en toda la peli. Cuando ya estaba harto les dije: por favor señoras, guarden silencio. Me miraron con cara de susto pero no me hicieron ni el más mínimo caso. En las escenas violentas una se tapaba los ojos. Decía a las amigas: avisadme cuando termine. Antes que la escena se interrumpiera le espetaban: ya ha acabado. Y se partían de risa.
Esta peli paraguaya la veo dentro de las proyecciones del Cine Club Alcarreño.
Se intenta mantener la atención del espectador con una acción frenética, con una puesta en escena artificiosa pero efectiva. El guión encaja de forma perfecta (o casi pues presenta un par de fallos, tal vez perdonables).
Es un producto que pretende deslumbrar incluso abrumar con violencia, acción y comedia.
Cuando terminó la proyección oí comentarios elogiosos. Pero a mí no me gustó.
Me resultó una obra impersonal que se desarrolla en un mercado paraguayo pero que podría ser adaptada a cualquier otro lugar.
Ningún personaje me calló bien. Todos los personajes se mueven por el dinero, no hay altruismo, ni solidaridad ni siquiera algo de amor. A su joven protagonista también le motiva salir en televisión (muy admirable).
No hay ni el más mínimo atisbo de retrato social.
Es curioso que poco se cuidan los temas médicos. Cuando acuden a una farmacia para comprar un medicamento presentan una receta de insulina y el niño lo que tenía es fiebre.
La música me pareció insoportable, estridente.
Hay una ausencia absoluta de sutileza y algunos personajes son más que ridículos.
Pero mi opinión contrasta con que fue nominada a Mejor película hispanoamericana en los Goya 2012 y obtuvo el premio de la Juventud en el Festival de San Sebastián de ese mismo año.
En cualquier caso me gustó ver una rareza de una filmografía tan escasa como la paraguaya.
Hace unos días encontré esta foto que os pongo. Estaba perdida entre el desorden total.
No he podido resistir la tentación de colgarla. A la mayoría de los niños que aparecen no los recuerdo, no puedo dejar de preguntarme ¿qué habrá sido de sus vidas?
La monja se llamaba Sor Rosario y daba unos bofetones de campeonato.
Si me reconocéis hacedlo constar pero por favor no indiquéis el sitio exacto para que se mantenga la incertidumbre.
Mi admiración es tal por John Ford que todas sus pelis me gustan, pero ésta no es una de sus mejores obras.
Es un drama romántico ambientado en la Escocia del siglo XVI que nos cuenta las tribulaciones políticas y sobre todo amorosas de esta reina. Su vida fue ciertamente novelesca y con solo 45 años de existencia fue reina de Francia y Escocia, casada en cuatro ocasiones, terminó ajusticiada.
La protagonista absoluta de la peli es una esplendorosa Katharine Hepburn que llena la pantalla con su presencia y su belleza.
Se nota que John Ford admiraba a la actriz a la que dedica unos primeros planos maravillosos (de los pocos en su larga filmografía).
Tando Ginger Rogers como Bette Davis estuvieron interesadas en interpretar el papel de María Estuardo pero la Hepburn se llevó el gato al agua. Llegó a proponer interpretar también el personaje de la Reina Isabel de Inglaterra.
Ford encontraba que la historia tenía poca fuerza y perdió el interés conforme avanzaba la filmación y dejaba que algunas escenas las dirigiera la Hepburn.
La Reina de Escocia es retratada como víctima del amor y de la política, como seguramente fue en la realidad.
En general los personajes son muy esquemáticos y alguno incluso caricaturesco. Las conspiraciones palaciegas y diplomáticas carecen de sutileza son pueriles.
Me ha llamado especialmente la atención la fotografía con abundantes toques de calidad.
Dentro del decálogo del buen crítico de cine hay una norma que indica nunca hablar de la fotografía, si hablas de la técnica es que no sabes que más decir de la peli.
Se adapta una novela de Don DeLillo de ambiente apocalíptico. El ex-vampiro Robert Pattinson recorre la ciudad de Nueva York en su limusina extralarga para ir a su peluquería favorita y por el vehículo desfilan un surtido grupo de extraños personajes.
De una buena novela y de una buena idea se puede parir de todo. Aquí se ha parido un engendro lleno de reflexiones sobre el capitalismo y sobre el dinero, de situaciones inquietantes y de aburrimiento, mucho aburrimiento.
Conforme avanza la peli el teórico interés que pudiera despertar se desvanece y solo hay tedio.
Empatizar con un multimillonario que malgasta el dinero en caprichos vacuos es imposible y la interpretación de Robert Pattinson no ayuda en absoluto.
Pensando mucho solo he encontrado un elemento positivo, la siempre estimulante presencia de Juliette Binoche.
Me acosté a la cama triste, muy triste. Una peli deprimente y tan poco entretenida destroza a cualquiera.
Aki Kaurismäki es un prolífico cineasta finés, director de 31 pelis, productor y guionista.
El Havre es una ciudad costera francesa del Canal de la Mancha. Allí llegan por error un grupo de inmigrantes. El niño Idrissa es recogido y ocultado de la policía por Marcel Marx un limpiabotas que lleva una vida tranquila y humilde.
El director nos presenta en forma de fábula una historia contemporánea y actual. La ficción sirve mejor que nunca para retratar la realidad.
Rodada con austeridad sin aspavientos con una visión cercana pero lo bastante alejada para evitar la sensiblería y solo llegar levemente a los sentimientos en una especie de respeto moral a los personajes que son observados pero no analizados, eso se lo deja al espectador para después de la proyección.
Kaurismäki contrapone dos mundos que viven en tiempos diferentes. La realidad actual que se ve reflejada en la policía, los andenes del metro, la ciudad. Otro ambiente anclado en los años cincuenta o sesenta del pasado siglo donde reside el barrio de Marcel Marx y los personajes que le apoyan, su esposa, el médico, el comisario, los clientes de la taberna, los vecinos…
Esa contraposición espacio-temporal inquieta pero atrae y nos presenta un mundo de buena gente, contra un mundo en el que la represión del estado no conoce de sentimientos ni de derechos humanos.
Una peli extravagante, atractiva, magistral. Parte de esa maestría recae en la humildad, su director solo quiere hacer una obra sencilla y modesta.
Resulta que me pongo a poner la peli en el listado de críticas y ya la había visto cuando se estrenó. No me acordaba de ella para nada. La había olvidado absolutamente.
Ahora parece que me ha gustado más. Cosas de la vida.
Esta peli se basa en una obra de Broadway estrenada en 1975 que alcanzó más de seis mil representaciones, solo superada por Cats. Obtuvo el Tony al mejor musical en 1976.
Como anécdota más llamativa: Madonna se presentó al casting de la película con su nombre verdadero Madonna Ciccone y no fue elegida.
La peli se desarrolla durante un duro día en que se seleccionan unos pocos bailarines para un musical entre más de cien aspirantes.
Los números musicales se suceden mientras vamos conociendo a los personajes que nos van enamorando.
Siempre me ha admirado el empuje de los jóvenes bailarines. En esta peli, la fuerza arrolladora de la juventud, el entusiasmo y las ganas de triunfar se palpan como absolutamente veraces. Pero también sus miedos, sus inseguridades, sus debilidades son manifestadas y eso les hace más humanos y nos permite quererlos más, sentir con ellos.
Que la acción sea casi en tiempo real y en un único escenario es un reto que podría hacernos pensar que va a ser poco más que una representación teatral, pero en absoluto, es puro cine, con un montaje excelente y una cámara ágil que se mueve con soltura entre los actores.
Se trata de la primera peli saudí dirigida por una mujer, Haifaa Al-Mansour que se ha basado en la vida de su sobrina.
El ambiente opresivo es trasgredido por una niña de 10 años despierta y alegre que por un instinto natural se desliza por el límite de lo permitido.
Su directora nos presenta a varias mujeres que enfocan de manera diferente la vida en la sociedad árabe. La madre, la profesora, las amigas… Todas aceptan el sistema pero de alguna forma manifiestan cierta rebeldía hacia un machsimo insoportable.
La joven actriz Waad Mohammed resulta encantadora, expontánea, admirable…
La dirección de actrices es estupenda. Es una peli contada desde el punto de vista femenino.
Tal vez peque de complaciente pero su carácter didáctico y su desarrollo armonioso la hacen entretenida.
La historia que se cuenta es pequeña, casi minimalista, pero desde lo sencillo se explica lo complejo se da una visión panorámica de la vida en Arabia Saudí.
Los prejuicios de una sociedad inculta sobre el uso de la bicicleta en las mujeres (produce infertilidad, destruye la virginidad) no nos es demasiado lejano, cuando yo era crío oía observaciones parecidas.
Hay un momento, hacia el tercio final, que la peli parece decaer y se roza el tedio pero de pronto recobra brío y termina siendo emotiva.
El oír recitar versículos del Corán durante varios minutos es de lo más aburrido.
Pocas veces ver a una niña en una en una bicicleta verde ha emocionado tanto.
He comprado una colección de musicales de la Universal. Entre éstos se encuentra esta peli que es una obra de culto entre el público gay.
En su estreno obtuvo el Premio Razzie al peor director. En 2004 fue nominada al peor musical de 25 ediciones.
Su historia es disparatada: Kira es una de las hijas de Zeus y musa de las artes. Cumpliendo ese trabajo, visita al pintor Sonny Malone, a quien inspira con un beso…
Los efectos especiales son penosos y la trama avanza a trompicones de una manera totalmente previsible.
Los números musicales salvan la papeleta. Se contrapone la música de los años 40 y la de los 80 en un contraste de estilos que resulta moderadamente atractivo.
Lo mejor es la presencia del único Gene Kelly, un grande entre los grandes, que a pesar de sus años da una lección magistral de buen bailarín.
Esta peli se pensó para encumbrar en el estrellado a Olivia Newton-John pero resultó ser un fracaso estrepitoso en taquilla. La Newton está penosísima como actriz pero aceptable como bailarina.
El afeminado Michael Beck tiene una actuación tan patética que su presencia resulta insoportable.
Propongo hacer un montaje nuevo con solo los números musicales y sustituir digitalmente en todas las tomas a Michael Beck por el genial Gene Kelly.
El título original de la peli The Way Way Back hace referencia al asiento supletorio que tienen algunos vehículos. Tal vez este título hubiera sido más adecuado que el olvidable El camino de vuelta.
El adolescente Duncan pasa unas vacaciones con su madre, el novio de ésta y su posible hermanastra. Pero resulta que su futuro papá es un gilipollas integral (Steve Carell).
El jovencito va despistado por la vida pero su mamá también. Encuentra la salvación en un cachondo mental, el propietario de un parque acuático con un piterpanismo de tomo y lomo (Sam Rockwell).
Con estos mimbres se conforma una peli divertida y llena de emociones.
Duncan en ese verano aprende a afrontar la vida con más optimismo y alegría.
Es una peli de bajo presupuesto, tan solo cuatro millones seiscientos mil dólares.
El escenario es el típico pueblo de veraneo de las costas de Massachusetts pero que tampoco se diferencia tanto de muchos sitios de nuestro litoral.
En las vacaciones los supuestamente adultos juegan a ser adolescentes, se emborrachan, se drogan… A mí eso no me parece mal pero el tono impostado y superficial los convierten en detestables.
Steve Carell interpreta magníficamente su personaje de tontodelculo, totalmente odioso. Por cierto accedió a hacer este papel porque su lugar de vacaciones se encontraba muy cerca de donde se rodó la peli.
Toni Collette me da la impresión que siempre ha hecho de madre desde El Sexto sentido, aquí está correcta.
Sam Rockwell resulta muy entretenido. Al parecer su carácter en la vida real no se diferencia mucho del personaje.
El jovencito Liam James sabe dar a su personaje la profundidad adecuada y cabría pensar si se interpreta así mismo.
Una peli encantadora, divertida y moderadamente emotiva, bien dirigida y bien interpretada. No se puede pedir más.
En consecuencia no es una versión parcial de la historia.
El retrato que se hace de Assange es el de un hombre engreído, manipulador y casi mesiánico. En cambio Domscheit-Berg es presentado como una víctima de la seducción de Assange que quiere impedir poner en peligro la seguridad nacional con la publicación de los trapos sucios del gobierno norteamericano.
Ésta es la versión que más interesa a los yanquis.
Benedict intentó entrevistarse con Julian Assange pero éste se negó reiteradamente para no colaborar en absoluto con la realización de la peli.
Se relata bien como surge WikiLeaks con un tono didáctico que no resulta molesto al principio. Al final se vuelve todo excesivamente discursivo y la acción decae y languidece.
Hay momentos penosos como las fiestas de ocupas en edificios abandonados que más parecen una disco de moda.
Se esconde la reflexión sobre la caducidad de la prensa tradicional que parece que tuviera el monopolio del marchamo de calidad. Es presentada como la encargada de interpretar la información y de seleccionar lo que el público debe conocer. En contraposición está la postura de Julian Assange de dar la información y que sean los ciudadanos los que conformen su opinión.
La pregunta eterna: ¿hasta dónde llega la libertad de información? Difícil de contestar. Pero ahí va un consejo: si vas a hacer algo que no quieres que se sepa, no lo hagas.
Veo esta peli en pantalla grande con el Club amigos del Cine.
Asistí a su estreno y la recordaba levemente. Se me confunden en el tele-encéfalo las pelis de Allen y tenía un revoltijo de Hannah y sus hermanas, Maridos y mujeres y ésta que nos ocupa.
A Woody Allen no le gustaba la parte final de la peli. Durante la postproducción se deshechó un tercio de la película. Se reescribió y fueron suprimidas las escenas en las que participaba Daryl Hannah, su intervención quedó reducida a un simple cameo.
El profesor Louis Levy, terapéuta y amigo de Woody Allen, interpreta al filósofo Cliff Stern protagonista de los documentales que tanto fascinan al director.
Originalmente, Alan Alda sólo iba a aparecer en la escena de la fiesta de apertura con Daryl Hannah. Pero Woody Allen decidió ampliar su papel y aunque el actor quería improvisar, el director no lo permitió y escribió sus diálogos sobre la marcha.
Lester (el personaje de Alan Alda) se basa en Larry Gelbart guionista de muchas comedias y director de la serie de televisión MASH. Ni a Allen ni a Alda les gustaban sus maneras despóticas de tratar a los actores. Varios comentarios de Lester, como “La comedia es tragedia más tiempo” y “Si se dobla, es gracioso, si se rompe, no es gracioso”, son frases reales de Larry Gelbart. A pesar de esta aversión, Allen lo llamó “el mejor escritor de comedia que he conocido y uno de los mejores hombres” en una declaración poco después de la muerte de Gelbart.
Durante una discusión con Cliff (Allen), Lester dice que tiene un armario lleno de Emmys. En la vida real, Alan Alda ganó cuatro Emmys antes de aparecer en la película y tiene otro después.
Creo que me gustó más en su estreno, especialmente por sus reflexiones sobre el remordimiento y el límite entre lo tolerable moralmente y lo absolutamente reprobable. Tal vez el tiempo hayan hecho que estas meditaciones hayan perdido fuerza.
La contraposición entre los personajes de Cliff y Lester es de lo más interesante. Uno director de documentales sociales sin éxito y sin trabajo. Otro con mucha actividad laboral, popular y realizador de comedias. Pero los dos se desprecian mutuamente y consideran sin valor las actividades del contrario. Son cuñados. Real como la vida misma.
A parte de los planteamientos filosóficos-morales la peli me ha resultado demasiado discursiva. No hay espacios sin silencios, los diálogos son incesantes y muchas veces innecesarios.
Las escenas con muchos personajes funcionan mejor que las más íntimas.
Me ha dado la impresión que Allen a pesar de que se obstina en ponerse trascendente no termina consiguiéndolo y hay un cierto barniz de superficialidad.
Todos los actores están correctos aunque destaca un extraordinario Martin Landau.
La prueba del algodón de una peli es un segundo visionado. Las buenas parecen mejores, las malas peores y las mediocres nefastas. Y para mí ésta no está entre las primeras.
Paul Greengrass rueda eficazmente este thriller de piratas del siglo XXI. Iba a empezar diciendo con buen pulso, pero no. Me ha resultado especialmente molesto el continuo movimiento de la cámara y la insistencia en los primeros planos pegados al cogote o la nariz de los actores. Esta forma de rodar es, tal vez, lo único detestable.
La peli está llena de energía, de tensión, no da respiro al espectador.
El personaje de Captain Richard Phillips está muy bien construido. Es un buen profesional y actúa inteligentemente. Pero no es un héroe. Tiene miedo e intenta superarlo. Su astucia es fundamental.
Los piratas de nuestro tiempo han perdido el halo de aventureros que tenían en la edad dorada de Hollywood. Arrastrados por las circunstancias son violentos, desalmados y pordioseros. Son reales e infunden terror.
Barkhad Abdi interpretando al pirata Muse consigue mantener el tipo y dar la réplica al inconmensurable Tom Hanks.
Greengrass evitó que piratas y marineros se conocieran antes de la primera escena para aumentar la tensión entre ellos.
Hanks a lo largo de su dilatada carrera ha sabido encarnar al americano bueno y honrado pero siempre lo ha hecho con oficio. Ganador de dos Oscar y de cuatro Globos de Oro. Es seguro que será nominado y muy probable que sea premiado (merecidamente).
Tal vez al final del metraje, cuando se observa el descomunal despliegue de medios de la marina estadounidense, caiga en el estereotipo de americanada pero sin perder emoción en los personajes.
En definitiva: buen cine con un resultado brillante.
En El mayordomo nos relata la vida de un negro doméstico durante toda su existencia, con el fondo de la lucha por los derechos civiles y el trasfondo de los 8 presidentes a los que sirve.
Contar la historia del siglo XX de los USA es un propósito demasiado ambicioso y la peli resulta excesivamente episódica.
El retrato de los presidentes es muy complaciente y, en ocasiones, caricaturesca.
El planteamiento del enfrentamiento de las dos generaciones (negros y afroamericanos) es correcta y la tensión entre padre e hijo da los mejores momentos interpretativos.
Las relaciones de la pareja Forest Whitaker versus Oprah Winfrey esta bien construida, el personaje de esta esposa alcohólica y adúltera es extraordinariamente potente, posiblemente lo mejor de toda la peli.
Forest Whitaker es un gran actor pero su papel de mayordomo inexpresivo no da demasiado juego.
El reparto es apabullante, desfilando como secundarios muchísimas caras conocidas.
Destaco como lo peor al siempre penoso Cuba Gooding Jr., absolutamente insoportable.
Acudí un día del espectador a la segunda sesión. El cine casi lleno. Sobre todo público femenino y muchas señoras de cierta edad de GTV (Guadalajara de toda la vida). Oí comentarios como: “toda una lección de historia” o “pobres negros, lo que han sufrido”.
Alguna curiosidad:
Hay 41 productores acreditados, probablemente, un récord mundial para una sola película.
El personaje de Cecil Gaines se basó en Eugene Allen, quien sirvió como mayordomo de la Casa Blanca durante más de 30 años y 8 presidentes de Truman a Reagan.
A pesar de que no aparecer juntas en ninguna escena, Jane Fonda y Vanessa Redgrave vuelven a compartir peli después de Julia en 1977.
Está claro que el diseño de esta peli es para competir en los oscar. Pero el resultado no es el adecuado. En este caso la ambición ha roto el saco.
Aunque Una cuestión de tiempo es una comedia romántica se desenvuelve con total naturalidad y evita el exceso de edulcorante.
Es difícil encontrar el límite entre lo dulce y lo empalagoso, entre lo sensible y lo sensiblero, entre lo tierno y lo insufrible…
Curtis se arriesga y está, en ocasiones, a punto de caer en el lado oscuro pero aguanta el tirón. Por eso su peli se ve con una sonrisa en la boca y con una lágrima a punto de desbordar el ojo.
No hay público más frío que los críticos, ni ambiente más gélido que el de un pase de prensa. Yo reí, lloré, me emocioné y creo que no fui el único.
Acudo al pase de prensa de esta peli. Eso significa ir a Madrid, encontrar aparcamiento, hallar la sala de proyección. A veces sin tiempo para comer. Pero esa tarde todo fue suave-suave.
Llegue al sitio con tiempo. Aparqué sin problemas, y no era zona azul. Me senté en un banco a la sombra y me comí el bocadillo tranquilamente. Me sobraba tiempo.
La sala de exhibición de Paramount Pictures es pequeña pero con unos asientos muy cómodos con peligro de siesta. Mi disposición era excelente.
Lo bueno de los pases de prensa es que ves a críticos conocidos y, a veces, admirados. Esta vez reconozco a Jordi Costa.
Desde el primer fotograma la peli me empezó a interesar. El sueño había desaparecido.
El personaje de Tom Selznick interpretado por (el antes mediano) Elijah Wood es presentado con eficacia y en poco tiempo.
El desarrollo frenético. La intriga máxima. La música estupenda. La tensión en alza. Una cámara potente. Unos planos muy bien rodados…