Me encuentro en la sala con mi amigo Santiago, un gran cinéfilo.
Provisto de un inmenso recipiente de palomitas, para hacer más llevadera la tarde.
Santiago posee un blog de cine estupendo. Se califica como coprocinéfago.
Creo que esa definición se podría aplicar también a mí.
En Independence Day: Contraataque todo suena a ya visto, a copiado.
Se nos presenta un mundo distópico o más bien eutópico.
Hace veinte años, parece mentira, los alienígenas fueron derrotados y desde entonces el mundo ha vivido en paz preparándose para el contraataque.
Eso si que es ciencia ficción. ¡Un mundo en paz interna!
Los extraterrestres tienen parecido con los aliens del Octavo Pasajero y los zerg de StarCraft.
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La imagen de la nave enemiga tiene semejanza con los destructores imperiales de Star Wars.
La arenga del expresidente Bill Pullman ya la vimos hace veinte años.
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Las batallitas de naves tienen tanta similitud con las de la Saga Galáctica que me parecía estar en La Nueva Esperanza.
El rollito de los planos de la nave y la misión suicida también me recordaba a lo mismo.
El que matar a la Reina desactivaba al enjambre es muy Zerg.
Para atraer a un público juvenil se introduce un triángulo amoroso, con especímenes guapos y bien constituidos.
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Para conservar al público viejuno de hace cuatro lustros se conservan muchos de los personajes, alguno muy estropeado.
Todo es previsible y ya visto.
Pero como mi nivel de exigencia era tan bajo reconozco que me divertí, que me emocioné con el patrioterismo barato, y que me lo pasé bien.
Me encantó que pararan todo para salvar al perrito. Una prueba que Roland Emmerich no se toma en serio sus películas.
Es una peli de verano que da lo que promete.
Mi error no haber comprado un pozal de palomitas.
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Por cierto este director tiene un problema con la autoridad. No solo se carga a la Presidenta de los USA (Hillary Clinton?) sino también a las 18 personas en la línea sucesoria.
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Me olvidaba de mencionar el aire absurdo que alcanza su cénit mezclando psiquiatra de fenómenos paranormales, señor de la guerra africano, científico visionario, burócrata gafapasta con alma de marine, huerfanitos, marineros alcholizados…
¡Qué pinta la francesa Charlotte Gainsbourg en esta peli!
Antes de empezar conversé con mi amigo Daniel (un auténtico maestro). Le comenté que a esta peli solo podían acudir salidos, cinéfagos o cinéfilos de pro. Yo me incluía claramente entre los primeros.
Seguimos las desventuras de Joe ahora ya interpretada por Charlotte Gainsbourg. Esta chica sigue experimentando en el sexo y cae en el sadomaso.
Las escenas me desagradaron profundamente, incluso me resultaron insoportables. Pasé un rato francamente angustioso.
La sensación de repugnancia hacia lo que me mostraban hizo que mi primera impresión fuera muy negativa.
Estos días que he tardado en hacer este comentario me han permitido meditar.
El cine debe ser trasmisión de emociones. El muy h**** de p**** de Lars von Trier consigue llenarme de sentimientos, de manera perversa me comunica la degradación personal de esta ninfómana. Son emociones negativas que no desearía haber padecido.
La interpretaciones de las dos Joe (jovencita y adulta) me han parecido insuficientes, demasiado frías.
Desde luego el sexo que nos oferta el director danés no estimula ni al más salido del mundo. Esto no es una peli erótica (nada más lejos) es un tratado sobre sexo puro y duro, sin la más mínima dosis de amor.
No la volvería a ver ni por todo el dinero del mundo.
Me alegro de encontrar amigos en el Cine Club Alcarreño (Ana, Rafa, Daniel…).
Mis expectativas sobre esta peli eran de lo más bajas posibles. Acudo por el morbo de verla, con sus más de cinco horas del desconcertante y provocador Lars von Trier. Para su comercialización ha sido reducida a dos de unos 120 minutos cada una. El montaje no es del director pero ha dado su visto bueno.
Con un comienzo inquietante y lírico consigue atraparme desde el principio.
El director danés usa de todos los recursos narrativos cinematográficos para desarrollar su peli. Abusa de la voz en off, usa pantalla partida, primeros planos, de detalle, algún plano secuencia, generales, fotografía en blanco y negro o color…
Se da un barniz cultureta con las comparaciones entre sexo y pesca con mosca y después con la música polifónica.
Todo esto podría haber dado como resultado el desastre total, que era lo que yo temía.
Muy al contrario, Lars von Trier consigue transmitir una gama de sentimientos y emociones impresionante: vergüenza, insatisfacción, soledad, ternura, intranquilidad, desasosiego, incomodidad…
Pero además le imprime un cierto tono poético.
Joe relata su historia impregnada en un sentimiento de culpa, se cree malvada, pero su historia es, a veces, cómica y en ocasiones cruel para ella misma.
Se retrata con verismo la estupidez del sexo masculino, incapaz de decir no a las ofertas sexuales de una joven atractiva.
En el arte de la seducción se consigue la victoria cuando se estimula el deseo y se obtiene la derrota cuando se consuma. Esta brillante conclusión no es mía se la debo a mi amigo Daniel.
Esta primera entrega termina de manera abrupta (coitus interruptus). Te deja expectante.
Acudo con interés a ver esta película premiada como mejor film del cine europeo de este año, que además ha cosechado magníficas críticas.
Empezamos mal. Imágenes de gran belleza estética con música clásica de fondo. Todo tan bonito como aburrido.
El simpatizante nazi y director de esta peli nos cuenta una boda moviendo la cámara como si sufriera de temblor esencial desenfocando a los actores de vez en cuando. ¡Qué original y estiloso!
En general todas las bodas tienen mucho de farsa, de espectáculo carnavalesco, pues ésta es el colmo. Se desenvuelve entre lo divertido y lo penoso. El tratamiento de los personajes me parece superficial y gratuito, nadie se ocupa de explicar algo sobre ellos que justifique su comportamiento.
Luego llega el desarrollo de la familia esperando al planeta Melancolía. Mucho primer plano con el temblor que no mejora. El drama se vuelve intenso pero me resulta falso y artificioso. Reconozco que en algún momento me interesó el rollito de colisión sí, colisión no.
El final estéticamente está logrado y se agradece que termine la peli.