Remake del exitoso film italiano “Perfetti sconosciuti” (2016), de Paolo Genovese.
Tal vez el que más sepa de nuestras vidas en este momento sea nuestro móvil.
Conoce todos nuestros contactos, nuestras conversaciones, nuestros deseos, nuestras compras…
En cambio los mejores amigos, incluso la pareja desconocen muchos de nuestros secretos.
Todos, incluso el más sincero del mundo, tiene pequeños secretillos que no son confesables a todo el mundo.
Pero no solo no es necesario que sean conocidos, muchas veces incluso no son convenientes.
Cierta intimidad te da seguridad.
El tener una pequeña parcela propia que nadie conoce y que no quieres compartir es mentalmente higiénico.
Perfectos desconocidos es una peli muy divertida, hilarante, incluso descacharrante.
Con interpretaciones descomunalmente perfectas.
Bien dirigida. Siendo una pieza teatral, De la Iglesia sabe mover la cámara y montar las escenas para dar sensación de movilidad, trasformando el teatro en cine.
Su reflexión final coincide con la mía.
La sinceridad absoluta no es conveniente, ni deseable.
Cierto nivel de ignorancia produce felicidad.
Alguien dirá “falsa felicidad”. Pero más vale eso que verdadera desgracia.
Diego Gismero y Ramón Bernadó hemos pasado un rato estupendo entrevistando a Beatriz Martínez que demuestra ser una gran experta en cine español actual.
Mamma Mia! es la peli ideal para ver un sábado por la tarde con frío glacial.
Dos opciones, o te vas a un centro comercial para idolatrar al dios Consumo o te quedas en el sofá viendo Mamma Mia!.
Todo trasmite alegría en esta peli.
Una fotografía luminosa y brillante.
Un paisaje idílico, de calas y mar con aguas templadas.
Números musicales simpáticos y jocosos.
Personajes entrañables.
Amanda Seyfried llena de juventud y vitalidad.
Cuando la vi en su estreno sirvió para que me reconciliara doblemente.
Meryl Streep siempre me había caído gorda, muy buena actriz, pero siempre con papeles dramáticos. Verla en una comedia musical cambió mi opinión sobre ella, desde entonces soy fan.
La música de ABBA era despreciada por mí en los setenta y ochenta. Me consideraba un intelectual, más bien un cultureta. Yo era de cantautores y de música clásica. La estupidez congénita que siempre me ha acompañado.
Oír las canciones del grupo sueco en este musical, me hizo comprender que lo mío era solo postureo.
Me asombra que Phyllida Lloyd haya dirigido solo dos películas.
Tanto en ésta como en La Dama de Hierro demuestra ser una buena directora.
En Guadalajara de Cine no dejamos de traer grandes invitados para realizarles nuestra entrevista cinéfila.
Esta semana, junto con Diego Gismero, hemos tenido la suerte de tener a Lourdes Muñoz, una gran anestesista y una magnífica cinéfila como nos demuestra sobradamente.
Cuando me enteré que Andy Serkis había dirigido una peli me pregunté: ¿será Smeagol o Gollum?
Una razón para vivir es una producción británica que habla de la superación personal ante la mayor de las adversidades.
Llena de momentos sentimantoloides, se trata de la típica película buenista que obvia los aspectos negativos para centrarse en los positivos.
Resulta difícil criticar una peli así, porque se puede interpretar que no apoyas este tipo de actitudes.
Me molesta que la carga del esfuerzo recaiga en el enfermo, cuando está claro que su cuidadora es la que más ha hecho por su enfermo.
Se pone al descubierto el interés por llevar una vida “normal” de este tetrapléjico.
Se olvidan elementos básicos de la vida cotidiana que son cuando menos molestos.
Cuestiones como la higiene, la alimentación, incluso la movilidad. Al paciente lo vemos en la cama y en el fotograma siguiente en la silla de ruedas como si esta operación fuera sencilla.
Movilizar a un enfermo de estas características exige mucho esfuerzo, desde luego su abnegada esposa por sí sola no lo podría hacer de ningún modo.
La peli además se mueve entre el drama y la comedia, confundiendo al espectador.
En una escena en la que se para el respirador y el protagonista comienza a sufrir de axfixia, parte del publico se reía antes las muecas y aspavientos del sufridor.
Lo más catastrófico es la parte que se desarrolla en España.
Vemos en un camino la señal de Tarragona, en un paisaje de tierras rojizas, alejado del ambiente mediterráneo.
Cuando una avería les deja paralizados en la cuneta aparecen un grupo de gitanos con guitarras cantando por bulerías. Una cosa muy catalana.
Diego, que me acompañó a la proyección, y un servidor nos quedamos hasta el final de los créditos para comprobar que había sido rodada en Sudáfrica e Inglaterra, ni un fotograma en Cataluña, como ya presentíamos.
Por cierto en el pasaje que se desarrola en Kenia (aunque en realidad es Sudáfica) los negros aparecen como elemento decorativo.
Decidamente esta peli la ha rodado Gollum y no Smeagol.
Ana Murugarren Fabo (Marcilla, Navarra, 1961) es una directora y editora de cine de larga trayectoria en la industria audiovisual española. Pertenece a la Asociación de mujeres cineastas y de medios audiovisuales CIMA.
La peli comienza con la descripción terrible de los “escuadrones de la muerte falangistas” que en base a delatores iban dando “el paseíllo” a los desafectos al Régimen.
Aunque se llenaban la boca que estaban realizando una misión honorable, incluso sagrada, en el fondo de sus corazones sabían que eran miserables y temían la justicia (humana o divina).
Karra Elejalde ve en la mirada de un niño la posibilidad de la venganza y perdiendo la razón (o tal vez recobrándola) se convierte en una especie de anacoreta custodiando a la sombra de una higuera la tumba de sus víctimas.
La peli toma caminos berlanguianos por momentos.
Karra inconmensurable como siempre, pero el que me sorprende es un Carlos Areces, que esta vez no hace reír.
Este paisano de corazón sucio trasmite repugnancia y representa lo más miserable de la condición humana, sin redención ni ganas de tenerla.
Todos los actores estupendos. Pepa Aniorte es una especie de isla de sentido común en medio de un mar de sinsentidos.
Mikel Losada está irreconocible. Da miedo.
Es una peli que no todos los paladares disfrutarán, pero el mío sí.
A Elena siempre le han gustado las pelis de nazis (y a mí también).
Nos decidimos a ver esta producción francesa.
La parte inicial relata el ascenso dentro en el mundo nazi de Reinhard Heidrych, interpretado por un más que convincente Jason Clarke.
La segunda se centra en las peripecias de dos jóvenes que aterrizan con sus paracaídas en Praga para cargarse al malvado alemán.
Mientras la primera es muy interesante con el retrato de un psicópata, que es impulsado por su ambiciosa esposa, una especie de mujer fatal gamada.
En la segunda el relato del atentado y los preparativos resultan rutinarios, incluso irritantes.
Porque estos dos soldados se echan novia, cumpliendo con los requisitos necesarios para componer el telefilm más rutinario que se puede idear.
La fotografía es muy bonita con planos virtuosos que no pueden disimular la falta de fuerza narrativa de una historia que podría haberla tenido y se ha quedado en muy poco.
Rosamun Pike interpreta a una nacionalsocialista cautivadora. Tal vez el que se la eche de novia estaría destinado a idear “la solución final”.
Jean Servais interpretando a Tony “El Stéphanois” es la encarnación pura del declive personal.
Enfermo, para terminar moribundo, emprende una hazaña, que él y todos saben, está destinada al fracaso.
La bella Madó ejerce de mujer fatal, cuya fidelidad a Tony duró lo que un paquete de droga en la puerta de un instituto, pero tal vez, era solo pura supervivencia.
Sin personajes buenos, sin redención, sin misericordia.
Malhechores con sus códigos de amistad y de lealtad.
Blanco, negro y cielos grises.
Cine negro en estado puro.
Curiosidades:
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Julius Dassin (18 de diciembre de 1911, Middletown (Connecticut), Estados Unidos – 31 de marzo de 2008, Atenas, Grecia) fue un guionista, escritor, actor y director de cine estadounidense de origen judío-ruso.
Es padre del cantante Joe Dassin.
Tras una importante carrera cinematográfica, entre 1941 y 1950, acabó trasladándose a Francia, al ser incluido en la lista negra de Hollywood durante el macarthismo.
Allí cambió su nombre por el de Jules, continuando con su profesión. Finalizó rodando en colaboración con Grecia.
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Una larga secuencia:
La secuencia de robo dura más de 32 minutos de duración y no contiene una sola línea de diálogo o música.
El equipo de producción y el compositor Georges Auric pensaron que sería un desastre tener una secuencia tan larga sin diálogo.
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Imitadores:
Las autoridades mexicanas prohibieron la película de los cines después que se cometieron varios robos con métodos similares a los que se muestran.
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Rififi:
En el argot francés, “Rififi” se define libremente como conflicto violento entre hombres en tugurios parisinos.
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Dassin es César:
El escritor y director Jules Dassin interpretó a César, el Milanés; solo porque el actor que fue contratado tuvo problemas justo antes del rodaje.
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Trucos:
Para la escena en la que Jo y Mario informan a Tony de su intención de atracar Mappin & Webb, el equipo colocó una mesa y tres sillas frente a un marco de ventana falso en el medio de la calle para crear la ilusión de que estaban sentados en un café al otro lado de la calle de los joyeros.
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Sin ruidos:
Dassin afirma que su razón para el largo silencio era el realismo.
Reforzaba el armonioso trabajo en equipo bien planificado.
Trabajan en un estado de completo silencio donde cualquier sonido (como Jo golpeando el piano) era su enemigo mortal.
Cesar usa zapatillas de ballet durante el atraco.
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Dassin en la ruina:
La película fue realizada con un presupuesto extremadamente pequeño (tan escaso que Dassin afirma que las personas no le creen cuando él les dice la cantidad), y esa es la razón por la que tantas personas desesperadas (incluido él mismo) o inexpertas fueron contratadas para la producción.
El director estaba tan arruinado en el festival de cine de Cannes en 1955 (donde ganó el premio al mejor director) que, mientras veía a uno de los productores jugar en los casinos, tuvo que pedir algo de dinero para apostar.
Luego preguntó en qué fecha habían comenzado a filmar Rififi.
Cuando se le informó de la fecha (el día 18), Dassin puso todo su dinero en 18 y ganó.
Él afirma que su familia logró vivir de este dinero por un tiempo.
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En argot:
La jerga en la que se escribió la novela era incomprensible para el escritor y director Jules Dassin.
Cuando llegó a comprender la novela convenció al escritor, Auguste Le Breton, para que cediera los derechos.
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Días grises:
Dassin, con el objetivo de realizar una película oscura y sombría, con grises profundos, se negó a filmar en hermosos días soleados.
Esto supuestamente causó mucha frustración entre los productores, ya que el rodaje se alargó.
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De argelinos a franceses:
Dassin se vio obligado a abandonar los USA al estar en la lista negra de Hollywood.
Un asunto polémico fue que varios de los personajes de la novela eran argelinos.
En esa época estaba en plena efervescencia el “Problema Argelino”.
Los productores querían que Dassin convirtiera a los personajes en estadounidenses.
El director acordó que solo fueran franceses.
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Joyas buenas:
Las joyas robadas durante el atraco fueron auténticas cedidas por el joyero Jean Dusausoy, con la condición de que estuvieran protegidas por la policía.
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Truffaut:
El crítico, actor y director de cine François Truffaut dijo lo siguiente: “de la peor novela que he leído, Dassin hizo la mejor película de cine negro que yo haya visto nunca“.
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Premios:
1955: Cannes: Mejor director (ex-aequo con Vasilyev por “Los héroes de Chipka”)
1956: National Board of Review: Top mejores películas extranjeras
Todas las semanas Guadalajara Media nos brinda la oportunidad de realizar una entrevista a un aficionado al cine.
Diego Gismero conduce el programa que realizamos en los Multicines Guadalajara.
Esta semana hemos tenido la suerte de contar con Julio Cuevas, uno de los grandes médicos de atención primaria de la provincia y Presidente del Colegio de Médicos de Guadalajara.
Lo hemos pasado fenomenal, hablando de John Wayne.
Más de treinta años después que se presentara Rocío de Fernando Ruiz Vergara, José Luis Tirado realiza este documental sobre el rodaje y los problemas de exhibición de esta película.
Cuenta con los testimonios de los técnicos, de los productores y del propio director antes de su fallecimiento.
El equipo de rodaje se involucró plenamente en la realización de la peli.
Durmió en tiendas de campaña los días de filmación.
Vivió, comió y mal durmió como los propios peregrinos.
Se metieron con sus cámaras en medio de la muchedumbre, que incluso les aupaban para que pudieran grabar mejor.
Ruiz Vergara daba unas instrucciones generales y los profesionales filmaban sin conocimiento.
El documental se montó en Lisboa, donde se cedió todo el equipo necesario.
Este trabajo duró más de un año.
La polémica surgió por dos cuestiones.
Por un lado la mención sobre unos asesinatos durante la Guerra Civil donde se relacionaba a unos de los presidentes de la Hermandad del Rocío.
El supuesto criminal ya estaba fallecido, pero su familia interpuso una demanda.
El director se responsabilizó de todo lo expuesto y fue condenado a prisión y a una cuantiosa indemnización.
Ya no volvió a rodar ninguna película más.
Además la peli fue prohibida durante unos años y posteriormente se obligó a cortar determinados segmentos de película, que cuando se volvió a exhibir aparecían en negro con una leyenda sobre la sentencia del juzgado correspondiente.
Además la Iglesia Católica interpuso otra demanda sobre “escarnio a la religión” que no prosperó.
El material sobre los asenitatos durante la guerra, se lo encontró el director de casualidad, sin buscarlo.
No venía muy al caso en un documental sobre la Romería del Rocío, pero eran testimonios de tanta potencia que no pudo evitar la tentación y los expuso en la película. Sin suponer el lío en el que se metía.
Lo que se exponía en esta película rompía el “Espíritu de la Transición“.
Ese pacto en el que no se podían remover asuntos pendientes de la Guerra Civil, en el que no se podían poner en cuestión los poderes establecidos, donde no había sitio para lo que después se llamó “la memoria histórica”.
Lo curioso es que no fueron los poderes políticos los que prohibieron la peli, sino el judicial que ejerció de brazo ejecutor para impedir la libertad de expresión.
El Jurado Internacional de la Sección Oficial del Festival de Sevilla 2017, compuesto por THOMAS ARSLAN, AGATHE BONITZER, FERNANDO FRANCO, PAOLO MORETTI y VALÉRIE DELPIERRE, ha decidido otorgar los siguientes premios:
GIRALDILLO DE ORO
Película: A FÁBRICA DE NADA (Portugal, 2017)
Dirigida por: Pedro Pinho
El documental, la ficción y el musical conviven brillantemente en esta atrevida y cercana película, que lleva al espectador a un viaje visionario y dramáticamente realista. Por centrarse en la compleja situación económica contemporánea con una enfoque antirretórico, poético y profundamente original.
A partir de una historia aparentemente marginal y “local”, el director crea un retrato social metafórico preciso y tenso, que trasciende poderosamente lo real para adquirir una gran magnitud sociopolítica.
MENCIÓN ESPECIAL DEL JURADO
Película: ZAMA (Argentina, España, Francia, Holanda, EEUU, Brasil, México, Portugal, Lebanon, Suiza, 2017)
Director: Lucrecia Martel
Transnacional, transterritorial, poética y políticamente, la película explora un universo fantasioso pero histórico que nunca deja de evocar el tiempo presente.
He conocido algún crítico sevillano y al director del Festival de Cortos de Fantástico y Terror la Vieja Encina que se celebra en la localidad sevillana de San Nicolás del Puerto.
He asistido a pocos saraos para centrarme más en ver pelis.
He terminado mucho menos cansado que en otros festivales al acostarme a horas prudentes.
Repasemos un poco el Palmarés.
Es siempre difícil coincidir con los jurados.
Suele haber intención de repartir los premios para contentar a casi todos, cuestión siempre imposible.
El Giraldillo de oro se lo ha llevado A fábrica de nada de Pedro Pinho, un drama social portugués que entraba dentro de las quinielas y que yo había avanzado en EsRadio Guadalajara con Mónica Gallo que podía ser una de las ganadoras.
A pesar de sus casi tres horas de metraje no se hace larga. Es un Ken Loach a la portuguesa.
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No comprendo tanto el Gran Premio del Jurado a Western de Valeska Grisebach, una producción búlgara que no recomiendo a nadie. Pero que puede tener cabida en el Cine Club Alcarreño.
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Zama de Lucrecia Martel ha recibido una mención especial, que entiendo porque es una peli muy de festival.
Además viene apadrinada por El Deseo la productora de Agustín Almodóvar, que acudió a la rueda de prensa a defenderla.
Me pareció un coñazo.
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Mathieu Amalric se llevó el premio a la mejor dirección por el biopic (raro) musical Barbara, que a mí me fascinó.
Una peli con una excelente fotografía (y no esta Hermanos de invierno) es Les gardiennes de Xavier Beauvois que se ha quedado sin nada, siendo una de las que esperaba fuera premiada, a pesar de su ritmo pausado y de su corta historia.
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Como veis todo muy repartido. Premios a una portuguesa, a una búlgara, a una española, a dos francesas, a dos italianas y a una danesa.
Las mejores pelis han estado fuera de la Sección Oficial en secciones como Special Screening o Selección EFA.
Y la rusa Sin amor de Andreï Zviaguintsev una peli estupenda, que si no es exhibida en salas comerciales se merece un espacio de lujo en los Cine Clubes. Mezcla de drama familiar e intriga. Desgarradora y triste.
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Voy a poner la lista de pelis que he visto en el Festival ordenadas de peor a mejor, según mi criterio (claro) y con la puntuación:
Rachid Hami | Francia | 2016 | 96 min. V.O. Francés subtitulada en español e inglés.
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Simón (Kad Merad, Los chicos del coro, Bienvenidos al norte) es un distinguido violinista que, a los 50 años y en horas bajas personales y profesionales, termina dando clases a una orquesta de sexto curso de una escuela parisina. Un plato que acogerá con bastantes reparos, sin darse cuenta de que se enfrenta al reto de su vida. Una película que plasma con emoción los desafíos de la educación a día de hoy y las dificultades para transmitir la pasión artística, en un mundo en que el arte se revela fundamental para formar a seres humanos cabales.
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Dirección: Rachid Hami
Guion: Guy Laurent, Valérie Zenatti, Rachid Hami
Fotografía: Jérôme Almeras
Montaje: Joëlle Hache
Música: Bruno Coulais
Sonido: Laurent Poirier, Éric Tisserand, Hélène, Lelardoux, Arnaud Rolland
Intérpretes: Kad Merad, Samir Guesmi, Renely Alfred
Producción: Nicolas Mauvernay
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Este tipo de películas se ha prodigado mucho en los últimos años en el cine francés.
La educación como elemento de redención de los más desfavorecidos socialmente.
En este caso se trata de clases de violín en un colegio multirracial.
Tanto el profesor como los alumnos terminan encontrando el gustillo al asunto.
Todo sale perfecto. Se superan las desavenencias y todos felices.
Hablar mal de una peli buenista es peligroso.
Pero la realidad no suele ser tan bonita.
Esa es la palabra.
Unas señoras al salir decían con acento sevillano: ¡Qué boniiiita!
Será un éxito en las salas porque tal vez es lo que a todos, incluido un servidor, nos gusta pensar.
Llegará un profesor de violín a un colegio y los niños ya no estarán abocados a la droga, al paro, a la marginalidad, porque el arte ejerce un efecto redentor.