Primero intensas ante la perspectiva de un thriller español con Marta Etura.
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Después leí y oí malas críticas.
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La nueva polémica sobre el boicot, porque una actriz secundaria en un programa de humor había llamado paletos a los españoles.
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En las taquillas del cine me encuentro con mi cinéfilo amigo Santiago. “Dale una oportunidad” me dice.
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Lo mejor de la peli es la ambientación.
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Esos pueblos del Valle del Baztán en Navarra, con esa lluvia que no para, están muy bien fotografiados.
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Marta Etura es un valor seguro. Felicidades por su reciente maternidad.
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Pero ni el planteamiento, ni el desarrollo son lo suficientemente potentes y originales como para atraerme.
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El asesinato de varias niñas y las elucubraciones de la investigadora suenan demasiado a serie norteamericana al uso. De esas que llevan veinte temporadas y repiten capítulo tras capítulo el mismo esquema.
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Los líos familiares son demasiados burdos.
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Esa madre da miedo, pero hay una sensación de impostura que te hace percibirlo como falso.
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El trasfondo moral ideológico del asesino es de chiste. Se intenta buscar una explicación hacia su actitud, cuando el mal no suele tener razones.
Los programas de televisión en los que salen cantantes no profesionales imitando o haciendo versiones de artistas consagrados tienen un punto de hipnóticos.
No lo digo con mala leche.
Si pasas por delante de un televisor y ves cantar Extraños en la noche, no puedes evitar pararte y mirar un rato.
Te hipnotiza, te emboba.
Sentado en el sofá, te da un sueño que no veas.
Te hipnotiza, te adormece.
Canta!cuenta la historia de unos fracasados, en un “Zootrópolis”, donde se hacen valer gracias a la música.
No es difícil confraternizar con estos personajes divertidos y sin éxito.
Los temas musicales son variados.
Todo combina bien para crear un producto agradable, que se ve con una sonrisa en los labios.
Pensada para entretener también a los padres.
Si hubieran salido los minions hubiera sido mejor.
Afortunadamente hipnotiza con el primer significado.
Mis últimos encuentros con la comedia francesa han sido más bien nefastos.
De ésta me esperaba lo peor.
Pero me equivocaba.
Lo cual demuestra que siempre hay que dar una oportunidad a una película.
Constance es una chica que no tiene suerte en la vida.
No consigue sacarse el carné de conducir, ni aprobar una asignatura que le queda para pasar de curso.
Sus relaciones con los hombres son poco acertadas.
Cuando deja la vivienda de sus padres, su madre aprovecha para dedicar su habitación a un despachito.
Su padre, lejos de apoyarla, le reprocha su inutilidad.
Le gustaba la música, pero un mal profesor la hizo desistir de sus ilusiones.
El abuelo Henri tampoco es muy feliz.
Fue contable por resignación.
Su hijo ha seguido su mismo destino, cuando él esperaba algo mejor.
Su esposa perdió la vida en un ridículo accidente por culpa del alcohol.
Su nuera es tontica, de esas personas que no son mala gente pero insoportables.
Vive solo y amargado.
Admite a Constance porque accede chantajeada a un plan absurdo para deshacer el matrimonio de su hijo…
La peli es, en realidad, una dramedia, con momentos tristes y otros de comedia, pero sin perder el norte de la realidad, sin volverse chabacana.
Contrastan mucho los dos personajes protagonistas, los ya mencionados, muy de verdad, con el hijo y la nuera que son bastante ridículos, poco creíbles.
La peli habla de las ilusiones rotas y de lo importante que es contar con apoyo para luchar e intentar conseguirlas.
Cuando el relato avanzaba esperaba un avance simplista con el típico abuelo huraño que se transforma en bondadoso. Eso ocurre, en parte, pero la peli es más rica con muchos más elementos de interés.
Destacar a la suiza Noémie Schmidt que interpreta a una muchacha torpe y encantadora.
¿Sirve esta peli para que me reconcilie con la comedia francesa?
Leo críticas muy malas de especialistas españoles.
En cambio, mi amigo Diego Gismero la alaba. Es un gran especialista en cómics.
Me encuentro en la fila de las taquillas de los Multicines Guadalajara con Santiago, otro gran cinéfilo, o como él se define coprocinéfago y se la está recomendando a un amigo que, de hecho saca su entrada.
El cine de super-héroes se ha ido infantilizando y una una revisitación del género como la que realiza James Mangold hacía falta.
Logan es un western crepuscular.
Lobezno es un héroe caído. Hastiado de la vida y de su existencia, atormentado, lleno de remordimientos, de pesares, alcoholizado, incapaz de empatizar y netamente autodestructivo.
Solo le mueve sostener al decrépito Profesor Xavier.
Ambientado en 2029. Unos USA distópicos donde se persigue a los mutantes hasta el exterminio y donde la esperanza está en Canadá.
La peli se rodó antes que Donald J. Trump llegará a ganar las elecciones. Por lo tanto es una parábola involuntaria de la Nueva América.
Si hay dos palabras en el cine que me motivan son: crepuscular y distópico.
En consecuencia la peli me ganó desde el principio.
Para colmo de venturas la presencia superpotente de X-23 (Laura Kinney), interpretada por ese portento de niña Dafne Keen Fernández, de origen español.
No puedo pedir más.
La peli es violenta, triste, desoladora, pesimista. Un chute en vena de buen cine.
No olvidar el homenaje explícito a Raíces profundasde George Stevens, protagonizada por Alan Ladd.
El concepto de solitario errante en busca de justicia, posiblemente dé sentido a la vida futura de Laura.
Esta semana hemos hablado, Mónica Gallo, Diego Gismero y yo, del Cine Club Alcarreño, del Taller de Cine de Azuqueca de Henares y de las siguientes películas: Bar Bahar, El discreto encanto de la burguesía y Logan.
Drew Barrymore, una agente inmobiliaria enseñando una casa se pone loca vomitando litros y litros de bilis y un zurullo, cuando se recupera es un zombi.
El primer capítulo no pierde el tiempo y nos desarrolla la historia con una magistral mezcla de síntesis y humor.
El tono gore ocasional de los primeros capítulos se desinfla y va volviéndose más blandita, lo que hace que decaiga el interés.
Porque ver a la siempre joven Barrymore devorando ansiosamente a un chicarrón tiene mucho atractivo.
Tal vez, después de ella, los personajes más interesantes estén en la casa de al lado.
La madre, más que interesante Mary Elizabeth Ellis, y su hijo, adolescente friki enamorado Skyler Gisondo.
El desarrollo en ese barrio residencial, con amplios jardines y muchos secretos, me recuerda a la magnífica serie Mujeres desesperadas.
La primera temporada se pasa en un suspiro.
A la segunda temporada le pido más violencia, más gore y menos rollito blandito familiar.
Este japonés solo aporta en su curriculum haber escrito un libro hace quince años.
Ahora se dedica a espiar a su ex, realizar pequeñas extorsiones y dar sablazos a su hermana y su madre.
La esposa (por interés te quiero Andrés) festeja con un gordote gritón, pero con poderes.
El hijo quiere ser funcionario de mayor.
La abuela, es el mejor personaje, con comentarios irónicos y sarcásticos aporta el punto más divertido a la historia. Sigue empeñada en que los divorciados se junten y aprovecha un ciclón…
A diferencia de la peli belga, ésta es más entretenida y tiene más fondo, más poso.
La película pretende ser divertida y cómica con tres premisas fundamentales.
Primera:
Los cuñados aliándose.
Situación absolutamente inverosímil. Todo el mundo sabe que los cuñados nunca se ponen de acuerdo.
Segunda:
Los novios de las hijas.
No sé porqué, pero los novios de las hijas, por muy perfectos que sean, nunca te terminan de gustar.
Tercero:
Los actores.
José Coronado, Javier Cámara y Roberto Álamo, los tres inconmensurables y saben componer unos padres cabreados estupendos.
Con estas tres patas se sostiene esta comedia.
El problema es que se agota ocasionalmente y las situaciones cómicas solo funcionan de vez en cuando.
Hay momento hilarantes y otros francamente torpes y en los que se pasa vergüenza ajena.
Nunca llega a ser hiriente, se queda en un humor blanco desprovisto de mala leche (desnatada y sin lactosa) para que no moleste a nadie, para que nadie se pueda sentir ofendido.
Siempre he defendido que el gran Agustín González era el que mejor se cabreaba en el cine español.
Ya tiene un magnífico sucesor en Roberto Álamo.
Cuando se enfada tiembla el misterio.
Estupendos los cameos de Manolo Solo, Luis Callejo y Manuel Burque, este último también guionista.
La conclusión final y triste es que cualquier tiempo pasado fue mejor.
Ninguno de los personajes ha triunfado, ni lleva una vida normal, ni ha conseguido integrarse.
El estilo narrativo, descarado y desafiante de Boyle en Trainspotting de 1996 se mantiene, incluso se amplifica.
Las referencias a la peli de hace veinte años son continuas.
Las relaciones entre Stoddart y Renton son de amor odio.
La búlgara Verónica tiene la capacidad de apreciar la intensa relación de estos dos personajes reviviendo un pasado, que recuerdan con una profunda nostalgia.
Spud se nos descubre como un magnífico escritor, también descubierto por Verónica.
Begbie sigue tan psicópata como siempre. Tal vez más.
Es el personaje más trágico, pero al mismo tiempo el más cómico.
Su nivel de control de impulsos no ha mejorado.
Afortunadamente su hijo no ha heredado sus “virtudes”.
El mejor personaje, el más positivo, el más inteligente, el que sabe aprovecharse de la situación es la bella Verónica.
Interpretada por la atractiva Anjela Nedyalkova, una actriz que tiene la virtud natural que la cámara la quiere.
Ojalá Dios nos dé salud a todos para dentro de veinte años ver T3.
Me la recomendó encarecidamente mi amigo Jesús Hernando.
También se puede interpretar como un western moderno.
Cinco hombres fracasados con pasados complicados que en lugar de acarrear ganado desde Texas a California, pintan la raya de una carretera de tercera en lo más profundo del México olvidado.
Como todos los viajes no solo son físicos sino, sobre todo, personales.
Estas almas solitarias evolucionarán y terminarán comprendiéndose.
La peli tiene un carácter agrio, pesimista, casi nihilista que lo enlaza con los westerns crepusculares.
Dos episodios que me sobran, que chirrían.
La muchacha de la finca La Chingada, demasiado enamoradiza.
La feria en el pueblo donde pernoctan, demasiado visto.
Además de lo dicho, la peli sabe combinar comedia y drama, como la vida misma.
Basa todo en los diálogos que son continuos y agotadores.
Denzel Washington no para de blablablá.
Está descomunal, pero Viola Davis se lo merienda.
Cada vez que la cámara la enfoca todo queda pequeño ante su presencia.
Su interpretación es soberbia, impresionante, poderosa.
Tal vez el Denzel Washington director se haya dado cuenta que el Denzel Washington actor queda eclipsado por el torrente (al que la cámara adora) de Viola.
Fences habla de la relaciones (difíciles) de un padre negro y sus hijos.
De las diferentes expectativas y anhelos, en una sociedad marcada por el racismo en Pittsburgh, en Pensilvania.
. Troy Maxson, a pesar de su verborrea, de su filosofía de barra de bar, de su encanto personal, no es una buena persona.
No se porta bien con sus hijos, ni con su esposa.
Se llena la boca diciendo que Rose Maxson es lo mejor que le ha pasado, pero busca fuera de su casa la felicidad o, tal vez solo, la diversión.
No para de echar en cara que todos comen gracias a él y la casa en la que vive la consiguió gracias a la enfermedad de su hermano al que termina recluyendo.
Cuando asciende en su trabajo olvida a su amigo Bono.
Troy no es buena gente.
Fences es demasiado teatral. Demasiado diálogo. Sobredosis de Denzel Washington.
“Se han cambiado los nombres para respetar a los vivos. Pero se han mantenido los hechos para respetar a los muertos”.
Este Fargo II recopila todo lo positivo que se puede esperar de una serie.
Hay elementos de comedia negra de los Cohen, intriga, asesinatos a lo Tarantino y mucha diversión y mala leche.
Con el retrato de fondo de esa América profunda, conservadora, rural, en la que nunca pasa nada hasta que de pronto la situación se derrumba y los crímenes se suceden en avalancha.
Donde dos personajes simples y bobalicones como son el carnicero y la peluquera, ni son tan simples, ni son bobos.
Saben defenderse y de ser las víctimas propiciatorias pasan a ser verdaderos supervivientes.
Hay algo en ellos que me crea complicidad. Con ellos me siento identificado.
Son el americano medio, con anhelos pequeños en mundos pequeños, pero que en situaciones extremas reaccionan y se hacen grandes, invencibles.
Imposible llegar a contar los cadáveres.
No hay personaje desperdiciado, ni mal construido.
Además se juega hábilmente con el tempo cinematográfico para contar la historia desde diferentes puntos de vista, jugando de manera fascinante con el espectador.
Una serie excepcional, de lo mejor que se ha hecho para televisión.
¿Porqué el indio hace lo que hace?
Nos quedaremos con la incógnita, lo que nos permite elaborar teorías personales.
La vi cuando se estrenó y no la había vuelto a visitar desde entonces.
Mi recuerdo estaba nublado.
Un placer inmenso disfrutarla en pantalla grande.
Me emociono al escribir de ella.
Porque El espíritu de la colmenarecoge y sintetiza todo lo que para mí es buen cine, cine de verdad.
Cine que no te lo explica todo, sino que tienes que descubrir, que indagar, que imaginar.
En el que las imágenes son más importantes que los diálogos.
Cine desnudo de artificios, con fotogramas tan potentes que te impactan de forma aislada y en conjunto te transforman.
Ese paisaje castellano de Hoyuelos en Segovia, donde el sol no luce, donde hace frío y viento.
La miseria se palpa, se siente. Calles de barro, edificios en ruinas.
La pobreza de la posguerra, que no hace falta que se verbalice para padecerla con sus habitantes.
Esa cruda realidad enfrentada al mundo infantil y onírico de estas dos hermanicas.
Por culpa de una película se encuentran con la verdad de la muerte.
Inmensa paradoja que por la ficción descubran la realidad.
Su manera de afrontarla es diferente.
Isabel la sume, incluso la simula engañando a su hermana.
Ana, en cambio, no es capaz de comprenderla y la mira con asombro.
Los personajes tienen los nombres de los actores porque Erice no conseguía hacer comprender a las niñas la diferencia entre realidad y ficción.
No entendían que cuando rodaban se llamaran de forma diferente, por eso decidió mantener sus nombres.
Con esto es fácil asimilar que las niñas no actúan sino que interpretan su realidad ante una cámara.
Por eso su actuación es perfecta, es verdad.
No sé cómo he podido vivir más de cuarenta años sin volverla a ver,
Esto es una obra maestra, es cine de verdad, del mejor.
Queridos Jose y Susana, siempre estáis acertados en la elección de las películas, pero con ésta, al menos conmigo, habéis dado en el clavo perfectamente.
Infinitas gracias.
Después vimos un montaje de los que elaboran los dos coordinadores sobre pintura y cine, sencillamente maravilloso.
Hace días mis hermanas me contaron que la recaudación que obtuviera esta peli era con fines solidarios.
Varios amigos me advirtieron también.
Cuando entro al cine me encuentro con el magnífico colaborador de El Heraldo del Henares José Manuel Belmonte y su esposa Ángela.
Me advierten en tono cariñoso: “habrá que hablar bien de la peli“.
Demasiada presión.
Solo un desalmado podría hablar mal de un producto buenista destinado a fines benéficos.
La sala estaba a rebosar, sobre todo público femenino.
Las personas que me rodeaban disfrutaron de la peli. Rieron, se emocionaron…
Me debato entre dar mi opinión (verdadera) o simplemente callar.
Cuando empecé a escribir de cine me prometí hacer comentarios sinceros, no dejarme influir por los críticos sesudos o por las circunstancias de la peli.
Pidiendo perdón por lo que voy a decir no puedo evitar decirlo.
La peli trascurre en una especie de realismo mágico, pero canadiense, lo cual no deja de ser francamente chirriante.
El protagonista no puede caer bien, incapaz de aceptar el don divino que posee, el de la sanación.
La mayoría de las escenas resultan ridículas y el tratamiento de las enfermedades es tan simplista que produce irritación.
El uso de la niña con cáncer es sencillamente obsceno, intentando emocionar al espectador de la manera más chapucera y vergonzante que se ha visto.
La realización es de telefilm barato, sin el más mínimo toque de originalidad.
Todo es buenismo y simplismo, con un tratamiento de los sentimientos tan burdo que resulta barato y lo degrada.
No todo son las buenas intenciones, que son loables, hay que adjuntar también un producto de calidad real para que ese voluntarismo sea de verdad.
Independientemente de lo dicho, deseo que recaude mucho.
Pero cada espectador que paga su entrada debe tener claro que el 21% se lo quedará el señor Montoro, que no ha manifestado la más mínima intención de darlo para los mismos fines benéficos que su creador.
D.W. Griffith en 1915 nos contaba una visión supremacista de la formación de los USA.
Realizando una obra maestra cinematográfica, pero con un mensaje partidista, racista y repugnante que no debe impedir apreciar los valores cinematográficos de la cinta.
Ahora Nate Parker nos da una visión descarnada y realista sobre la esclavitud.
Él se lo guisa y él se lo come. Dirige, escribe, produce y protagoniza esta película.
La peli funciona bien como relato cinematográfico y como alegato contra la esclavitud, pero no aporta nada nuevo a lo ya visto sobre el tema.
Si su director no hubiera estado implicado en un turbio asunto de violación a finales de los noventa, tal vez, estaría en la lista de las nominadas a los Oscars.
La peli está muy bien narrada y mantuvo mi atención todo el metraje.
Es una buena peli, pero en absoluto imprescindible.
Esta semana nos ofrece el Cine Club Alcarreño esta peli belga.
A priori su mayor atractivo es ver a la bella Bérénice Bejo (Buenos Aires, Argentina, 7 de julio de 1976), actriz franco-argentina.
Saltó a la fama mundial por su papel de Peppy Miller en la película The Artist(2011), que le valió no solo la aclamación por parte de la crítica sino también el premio César del cine francés a la mejor actriz y las nominaciones al Óscar a la mejor actriz de reparto, así como al Globo de Oro.
Se trata de la crónica de un divorcio.
Ella es una mujer trabajadora, amargada, casi superada por la situación de criar a sus dos hijas y sacar la familia adelante.
Él es un vago, mantenido por su esposa durante 15 años. Solo se le conoce haber hecho una reforma en la casa por la que reclama la mitad de su valor, siendo que no ha puesto un duro.
Como no tiene ni oficio, ni beneficio sigue viviendo en la casa de su ex, a pesar de la insistencia que se vaya.
Además tiene problemas con matones. ¿Juego?, ¿drogas?…
El metraje está salpicado de discusiones, algunas interminables y de situaciones paradógicas.
Todo en un único escenario. En esa casa que intuimos bonita, porque la cámara muy pegada a los actores no la deja ver bien.
En general resulta un coñazo, tediosa e insoportable.
Situaciones como la que se nos cuenta las he conocido mucho más difíciles, por lo que esta separación incluso puede parecer light.
En el cine el tempo es diferente al de la realidad.
En la vida una discusión puede durar horas o incluso semanas.
En una peli cualquier enfrentamiento por encima de unos pocos minutos se hace largo y reiterativo.
Las dos hermanitas lo hacen bastante bien y dan alegría a la trama.
La intoxicación al final de la peli para dar más tono dramático es absolutamente innecesaria, un truco de guión baldío.
De mis amigos de Cine Club solo la generosa Ana la defendía.
El mítico cómic de Alan Moore y Dave Gibbons se atrevió a llevarlo a la pantalla el polémico Zack Snyder.
El jueves pasado Jose y Susana, los excelentes coordinadores de Taller de Cine de Azuqueca de Henares, nos pusieron los créditos iniciales de esta película.
Ya los había visto y me volvieron a fascinar.
Decidí revisitar la película para volver a comprobar que mantenía mi interés.
Me quedé perplejo ante las sabias reflexiones de mis compañeros de curso. No pude más que callar e intentar comprender.
Lo mejor era aplicar ese viejo dicho: “más vale estar callado y parecer tonto que hablar y confirmar que lo eres“.
Watchmen me volvió a producir una intensa experiencia.
Ese pasado alternativo (mundo distópico que podía haber sido y no fue) me atrae sobremanera.
Me encanta que Nixon siga siendo presidente al ganar la Guerra de Vietnam con la inestimable ayuda de Doctor Manhattan.
Con la escusa de la investigación del asesinato de El Comediante vamos conociendo a estos super-héroes y sus historias.
Hay un fondo oscuro y deshonesto, con mucha turbiedad moral en la trama general de la historia, pero el final es un poco manido y desentona con lo anterior.
En general me arrebató.
Los personajes:
Jackie Earle Haley (1961, EE. UU.) como Walter Kovacs / Rorschach:
Un antihéroe que continúa con sus actividades aún cuando se encuentran prohibidas por la ley.
Con el transcurso del tiempo, pasa de ser un héroe «blando» a un asesino justiciero que ve el mundo como blanco o negro.
Cruel, calculador, descarnado.
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Patrick Wilson (1973, EE. UU.) como Daniel Dreiberg/Búho Nocturno II:
Un superhéroe retirado y experto en tecnología.
Un poco blandito para mi gusto, mucho más si lo comparamos con Rorschach o El Comediante.
El idilio que mantiene con Espectro de Seda II es un pastelón, con música de Leonard Cohen incluida.
No puede caer mal un tipo tan bueno.
Me gusta que le resulte tan estimulante volver a ponerse el disfraz.
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Billy Crudup (1968, EE. UU.) como Dr. Jon Osterman / Doctor Manhattan:
Un superhéroe y genio que trabaja para el gobierno de los Estados Unidos.
Su historia es muy humana y muy divina.
Sus poderes le convierten en una especie de dios y esta nueva naturaleza le hace ver a la humanidad desde un punto de vista nihilista.
Su distancia de lo humano le permite contemplar desde un prisma exterior la naturaleza del hombre.
El amor le redime y el descubrir el milagro que puede aparecer entre la raza humana.
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Jeffrey Dean Morgan (1966, EE. UU.) como Edward Blake / El Comediante:
Un vigilante respaldado por el gobierno de los Estados Unidos.
Un mal bicho, sin escrúpulos, sin barreras morales, un auténtico psicópata.
Tiene frases en la peli absolutamente destructivas, como cuando habla del “sueño americano cumplido“.
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Malin Akerman (1978, Suecia) como Laurie Juspeczyk / Espectro de Seda II:
Es el eje de la historia.
Varios de los personajes giran a su alrededor.
Impresionante en traje de faena.
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Matthew Goode (1978, Reino Unido) como Adrian Veidt / Ozymandias:
Un superhéroe que, tras haberse retirado, hizo pública su identidad.
El malvado que tira la piedra y esconde la mano.
Aunque las piedras que tira son de una destrucción bestial.
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Carla Gugino (1971, EE. UU.) como Sally Jupiter / Espectro de Seda:
Una superheroína ya anciana y retirada, madre de Laurie Juspeczyk.
El personaje de Gugino aparece con 25 años en los 40 y hasta los 67 años en los 80.
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Matt Frewer (1958, EE. UU.) como Edgar Jacobi / Moloch el Místico:
Un anciano a quien de joven se conocía como uno de los criminales más importantes y un ilusionista, actualmente rehabilitado.
Niall Matter (1980, Canadá) como Polilla:
Pese a que no forma parte de la trama principal de la historia, aparece en flashbacks cuando, durante sus últimos años, su cordura se vio comprometida.
El chileno Pablo Larraín compone un retrato de Jacqueline Kennedy, los días posteriores al asesinato de su esposo.
La historia está centrada en ella y en su manera de actuar en esos días de duelo.
Es retratada como una mujer que no solo quería dejar huella en la historia sino crear la historia.
Su pretensión era parecerse a las monarquías europeas que se perpetúan a través de las épocas.
Los tres años que ocupó la Casa Blanca la intentó convertir en un reflejo de la grandeza de un país para que fuera algo más que la residencia presidencial.
El meollo de sus actividades era la apariencia, desde el punto de vista que lo externo termina llenando de contenido una institución.
Los Kennedy tenían carisma, algo que es difícil de explicar, pero sencillo de detectar.
En esos días después que su marido muriera en su regazo camino al hospital, ella tomó la decisión que su funeral fuera todo lo ostentoso y espectacular posible.
Quería pasar a la historia.
Que la televisión permitiera que el mundo viera el dolor de una viuda y de una nación que perdía a uno de los presidentes que pasaría a la posteridad.
Y lo consiguió.
Si a cualquiera le preguntamos que diga algún presidente americano seguro que menciona John Fitzgerald Kennedy.
Cuando murió yo tenía cinco años y lo recuerdo.
No he podido olvidar a esos niños con sus abriguitos azules.
En el recreo fue tema de conversación. Con solo cinco años hablamos de ello.
Su muerte conmocionó al mundo.
Jacqueline contribuyó a ello.
Larraín no compone un retrato amable del personaje.
La presenta insegura, confundida pero firme en su decisión de hacer historia.
Una viuda de 34 años a la que Larraín presenta vagando por la Casa Blanca mientras los operarios van embalando sus enseres para que Lyndon B. Johnson la ocupe.
El relato en primera persona está bien construido. A veces parece un sueño o una pesadilla. Fiel a esos momentos de duelo por los que pasó y de los que sacó la entereza suficiente para salirse con la suya, en contra de la intención del nuevo presidente.
Una pena haberla visto doblada.
Con la voz de Natalie Portman seguro que la peli mejora aún más.
Después de Batman: La LEGO película completamos esta sesión doble de animación con esta producción francesa.
Ante el barroquismo formal de Batman: La LEGO película, se nos presenta una peli de formato visual más simple y estilizado.
La animación siempre tiene por norma la orfandad de sus protagonistas.
Aquí se cumple esa regla que ha dejado traumatizados a varias generaciones de niños.
La belleza visual de Ballerina está acorde con su mensaje y su trama.
Su perfecta animación y su elegante y virtuosa dirección permite trasmitir muy bien ese mensaje de afán de superación y de lucha por conseguir los sueños personales.
Ballerina quiere ser bailarina. No tiene técnica, pero tiene corazón…
Mi historia personal no es ni parecida, claro está.
Pero yo desde muy pequeño siempre deseé ser médico, nunca quise ser otra cosa.
Era torpe, no sacaba buenas notas, pero conseguí, con mucha suerte, empezar la carrera y mi vida cambió. En primero saqué unas calificaciones estupendas, estaba feliz con ese inicio.
Por eso comprendo a Ballerina.
Por eso he llorado viendo la peli y su historia me ha llegado al corazón.
Vivimos una época en que muchos niños y jóvenes no tienen pretensiones, yo les invito a que sueñen.
Y a los que ya los tienen que sigan luchando, a pesar de las dificultades.
Es curioso que una peli de dibujos animados me haya llevado a estas reflexiones de borracho de barra de bar a las cuatro de la mañana.
Ya disculparéis.
Recomiendo encarecidamente esta peli a todo tipo de público.
Una peli maravillosa.
De vez en cuando hay que imaginar que se puede volar.
Acudo con mis jóvenes amigos Claudia y Diego a una sesión doble de animación.
Antes me encuentro con Adolfo. Recordamos como compartimos sala para ver Tarde para la ira y como nos gustó. Más tarde se ha convertido en la gran peli del 2016.
Estar con gente joven me da mucha vitalidad. Yo que ya he llegado a la etapa final de mi vida, necesito esa ósmosis de energía que trasmite la juventud.
Aunque es lamentable que personas talentosas e incluso brillantes no se puedan desarrollar profesionalmente.
Vamos con la peli.
Batman: La LEGO película es un producto muy divertido.
Su diseño visual es apabullante, tanto que te llega a saturar.
Si pretendes pillar todos los detalles y las referencias que contiene te vas a volver majara.
Hay que dejarse llevar y disfrutarla.
El intento de asimilar todos los fotogramas es baldío y extenuante.
Desde luego los adultos y más si son seguidores de DC la disfrutan más que los niños.
Batman es presentado como un personaje atormentado y tormentoso con un ego impresionante.
Muy gratificantes las referencias a las anteriores versiones del personaje.
Comienza con un final para sorprender desde el principio.
Con moralina sobre el trabajo en equipo.
No defrauda a los padres ni a los hijos.
Es curioso que la mayoría de los espectadores fueran chicos.
Luego vimos Ballerina (que después comento) con un público de niñas.
Es como si la animación se hubiera especializado por sexos. Sorprendente y preocupante.
Mucho más expresivo este Batman de LEGO que el interpretado por el inefable Ben Affleck.