‘Gigantes’ es el nuevo proyecto de la plataforma Movistar+, la cual se encuentra embarcada actualmente en diferentes proyectos de ficción televisiva de producción propia. Tras ‘La peste’ y ‘Vergüenza’, ‘Gigantes’ es la tercera serie en la que Movistar+ se pondrá en marcha. En este caso, cuenta con el apoyo de una de las figuras de la dirección más importantes de España, Enrique Urbizu, director de ‘La caja 507’ y ‘No habrá paz para los malvados’. Será él el encargado de colocarse tras las cámaras en esta nueva apuesta de ficción española.
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Comentario:
La familia es un magnífico tema para desarrollar en la ficción.
Aquí la familia Guerrero es un buen ejemplo de disfuncionalidad.
El primer capítulo es tremendo con un José Coronado que sabe impregnar de crueldad su personaje y que produce auténtico miedo.
Aunque ya no tiene presencia en el resto de los episodios su halo (maléfico) se percibe.
Los tres hermanos protagonistas están magníficamente retratados, pero aunque es una peli muy masculina, el papel de las mujeres es fundamental.
Son mujeres fuertes y decididas, con una carácter arrebatador. Hablo de las dos policías y de la esposa y la hija.
Porque uno de los grandes descubrimientos de la serie es la joven Sofía Oria, una actriz que vamos a tener en cuenta a partir de ahora, a la que le auguro un futuro estupendo.
Yolanda Torosio interpreta a la gitana Sol, una mujer de armas tomar. Maravillosa.
La serie está marcada a fuego por la violencia y la crueldad. Hay una especie de juego interno a ver quien es más malo.
Es curioso que la violencia en la realidad me repugne, pero en la ficción me parezca atractiva, incluso adictiva.
Porque he de confesar que los momentos que más he disfrutado han sido los violentos.
El último episodio me ha parecido el más flojo, alargándose innecesariamente en diálogos que no conducen a nada.
Termina anunciando una segunda temporada que no dejaré de ver.
Esta semana EsRadio Guadalajara ha contado para hacer su programa de cine semanal con Mónica Gallo, Diego Gismero y desde Sevilla, un servidor, Ramón Bernadó.
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Hemos comentado especialmente estas películas que han sido presentadas en el Festival de Cine Europeo de Sevilla:
Agustín Díaz Yanes| España | 2017 | 102 min. | V.O. en español subtitulada en inglés .
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Un relato inédito de Arturo Pérez-Reverte es la base de Oro, donde Agustín Díaz Yanes (ganador de dos goyas por Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto, director de Sin noticias de Dios y Alatriste) se bate con un reparto de órdago: Raúl Arévalo, Bárbara Lennie, Óscar Jaenada, Jose Coronado, Antonio Dechent, José Manuel Cervino, Luis Callejo, Juan José Ballesta, Andrés Gertrúdix, Diego París, Anna Castillo y Juan Carlos Aduviri, y con la colaboración especial de Juan Diego. Un crudo relato del descubrimiento y la conquista de América, retrato de los hombres que la llevaron a cabo y de su búsqueda de El Dorado.
La película pretende ser divertida y cómica con tres premisas fundamentales.
Primera:
Los cuñados aliándose.
Situación absolutamente inverosímil. Todo el mundo sabe que los cuñados nunca se ponen de acuerdo.
Segunda:
Los novios de las hijas.
No sé porqué, pero los novios de las hijas, por muy perfectos que sean, nunca te terminan de gustar.
Tercero:
Los actores.
José Coronado, Javier Cámara y Roberto Álamo, los tres inconmensurables y saben componer unos padres cabreados estupendos.
Con estas tres patas se sostiene esta comedia.
El problema es que se agota ocasionalmente y las situaciones cómicas solo funcionan de vez en cuando.
Hay momento hilarantes y otros francamente torpes y en los que se pasa vergüenza ajena.
Nunca llega a ser hiriente, se queda en un humor blanco desprovisto de mala leche (desnatada y sin lactosa) para que no moleste a nadie, para que nadie se pueda sentir ofendido.
Siempre he defendido que el gran Agustín González era el que mejor se cabreaba en el cine español.
Ya tiene un magnífico sucesor en Roberto Álamo.
Cuando se enfada tiembla el misterio.
Estupendos los cameos de Manolo Solo, Luis Callejo y Manuel Burque, este último también guionista.
Me gusta mucho este thriller, pensé al terminar la proyección.
Cuando llego a casa me sorprende ver críticas tan negativas.
Incluso mi admirado Javier Ocaña la pone a parir:
“Hay una buena cantidad de inverosimilitudes; también de casualidades forzadas, incluso de arbitrariedades. Pero ese no es el problema. (…) una grisácea fotocopia de fotocopia (…) con aspecto de compleja cuando solo es confusa.”
Un exitoso empresario mata a su amante en un hotel pirenaico.
Con esta premisa se va rebuscando en la verdad, o mejor dicho en las posibles verdades.
Cada personaje tiene su punto de vista y de ahí tenemos que descubrir la realidad.
El planteamiento me parece brillante y la trama avanza con energía.
Tal vez sea demasiado discursiva, apoderándose, en ocasiones, la palabra a la imagen.
Llama la atención lo buena actriz que es Bárbara Lennie, sobre todo si la comparas con el inadecuadamente expresivo Mario Casas.
Porque Bárbara sabe llenar de matices su interpretación haciendo grande su papel.
Mario en cambio…
Una sala con bastante público, que creo que salió más que satisfecho.
Claro está que le interesa la historia reciente de España.
Hemos paseado por la Expo de Sevilla, la Transición y con ésta por la corrupción en la época de González.
El hombre de las mil caras funciona bien como relato periodístico de esa fuga del Director de la Guardia Civil.
Una trama que no termina de cerrar la historia dejando resquicios para las dudas.
Toda la peli está impregnada de un aire socarrón, con un fino humor subterráneo que me produjo alguna carcajada que nadie del público, que medio llenaba la sala, acompañó.
Varios factores lastran esta peli que no termina de ser redonda.
Por un lado la machacona voz en off que insiste en explicar lo que ya observamos, la mayor parte de las veces innecesaria.
Por otro la interpretación de Carlos Santos como Luis Roldán que no resulta convincente.
Es difícil meterse en la piel de un personaje que tenemos tan visto y que todos recordamos, tal vez esa sea la mayor dificultad que impide que identifiquemos el actor con el personaje.
En cambio Luis Callejo está soberbio metido en la piel de un Juan Alberto Belloch que parece el de verdad. Muy gracioso que le llamaran el cochero de Drácula, lo cierto es que lo parece.
No deja de impresionarme lo buen actor que es Eduard Fernández.
El Paesa que interpreta es un fullero, un timador de altos vuelos, un producto típicamente hispano. Un pillo listo que se llevó una pasta.
Hace tres años hice una crítica despiadada de Combustión la anterior peli de Calparsoro. Me defraudó profundamente.
De la que nos ocupa había visto el tráiler y me había gustado.
Esperaba un producto rutinario, una peli de atracos y poco más.
Pero Cien años de perdón me ha sorprendido gratamente.
Desde el principio engancha, con unas escenas potentes.
Conforme avanza la trama se va convirtiendo en una peli con tintes de denuncia social.
Calparsoro nos abre las puertas de un banco, pero además nos adentra en las cloacas del poder.
De hecho la corrupción se vuelve protagonista del relato.
En la peli se nos muestra como los corruptos y poderosos son capaces de cualquier cosa, y digo cualquier cosa, por taparla.
En la peli tenemos Presidenta del Gobierno que es tajante en sus órdenes. ¿En quién pensaría Calparsoro?
Para hacer aún más perfecto el relato, Daniel lo impregna de un intenso humor negro realista. Precisamente su verosimilitud lo hace mejor.
Imposible no empatizar con los asaltadores de bancos que han dejado a miles de familias en la calle, que nos han robado con las preferentes, las cláusulas suelo, los intereses de usura…
Tosar siempre solvente.
Rodrigo De la Serna sublime componiendo un personaje con muchas aristas y buen sentido del humor.
Nada mejor que un atracador argentino, ¡la concha de tu madre!
Me gusta la idea de los profesionales que saben manejar la información y los tiempos, que conocen cuales son los límites.
El final resulta catártico. El Uruguayo, el Gallego y los demás tienen cien años de perdón.
Salí satisfecho del cine pensando que al menos algo había aprendido de historia de España.
Mi idea de Juana la Loca es la que Juan de Orduña me trasmitió en Locura de amor con la actriz Aurora Bautista.
La corona partida es una peli política que relata la difícil transición de la Corona de Castilla desde la muerte de Isabel I hasta la llegada al trono de su nieto Carlos I de España.
Todo está impregnado de un carácter teatral, con un ritmo exasperantemente lento.
Los diálogos son enfáticos y demasiado rotundos, le dan a la narración un carácter pesado e irreal.
Los actores interpretan no a personajes sino a estereotipos.
Especialmente penoso Raúl Mérida destrozando a Felipe I, el Hermoso.
Salvo a Irene Escolar haciendo de Juana I de Castilla, que sabe mezclar cordura y trastorno mental componiendo un personaje muy interesante.
Me cae bien Rodolfo Sancho en Fernando de Aragón, ya se sabe la tierra tira.
La ambigüedad del Cardenal Cisneros (formidable Eusebio Poncela) es bastante atractiva.
Anima mucho el cotarro la calentorra Germana de Foix a la que da vida (y qué vida) la bellísima Silvia Alonso. Un gran descubrimiento.
A pesar de sus defectos y de algún error, creo que un cine que nos cuente nuestra historia es siempre bueno.
País: España Producción: Rodar y Rodar Cine, S.L., en coproducción con Sólo Química A.I.E., con la participación de Televisión Española (TVE) y CANAL+, y la colaboración de Televisió de Catalunya (TV3), ICAA, ICEC y financiación ICO Dirección: Alfonso Albacete Guion: Alfonso Albacete, Mireia Llinàs Reparto: Ana Carlota Fernández, Alejo Sauras, Rodrigo Guirao, María Esteve, José Coronado, Bibiana Fernández, Rossy de Palma, Jaime Olías, Martina Klein, Neus Asensi, Esmeralda Moya, Silvia Marsó, Natalia de Molina, Miranda Makaroff, Àlex Monner
Conociendo que este director es el perpetrador de la infumable Mentiras y Gordas no se podía esperar nada bueno. Estaba preparado par lo peor.
Sólo química tiene estructura de comedia romántica, pero se sumerge en el terreno de lo inverosímil y del ridículo, haciendo padecer al espectador una sucesión de escenas deslavazadas que resultan insoportables.
Todo es previsible, sin el menor atisbo de originalidad.
Ana Carlota Fernández es una chica muy mona, pero que no la quiere la cámara y su interpretación deja mucho que desear.
El actor argentino, Rodrigo Guirao, será muy guapo pero tiene un rostro clónico, sin personalidad, olvidable.
Éste es un momento muy difícil para mí: voy a hablar bien de Alejo Sauras. Aquí lo hace bien, rodeado de actores muy mediocres.
Tengo debilidad por Neus Asensi, que además baila fenomenal.
Pepe Coronado está para salvar las formas y poco más, en un trabajo de encargo, en el que no cree.
Es una pena que sea ésta la peli que clausure el Festival.
Es una peli olvidable.
Salvo los dos números musicales que me han parecido lo mejor con ventaja.
La Conferencia de prensa posterior ha contado con muchos de los actores.
Su director Alfonso Albacete la ha defendido con simpatía. Para él hay una mezcla de géneros que la hace muy vitalista (¡!).
Os pongo, al final del todo, un vídeo de la rueda de prensa.
Soy admirador de la filmografía argentina. Posiblemente El hijo de la novia de Juan José Campanella sea la peli que más veces he visto.
Durante unos años estuve dando cursos de Alzheimer y de Geriatría. Todas las veces que pude les ponía esta película y en cada ocasión me volvía a emocionar.
Cuando mi hija vivía con nosotros, todas las noches veíamos una peli y frecuentemente seleccionaba alguna argentina. Esto ocasionaba las protestas de Marta y Elena.
Betibú va en la línea de la oscarizada El secreto de tus ojos o la más reciente Tesis sobre un homicidio.
Tres periodistas investigan un asesinado de un ricachón en una urbanización de lujo.
Al mismo tiempo que se desarrolla la trama vamos conociendo a los tres personajes.
Mercedes Morán (Betibú), una escritora madurita, pero interesante, enriquece el relato de intriga con sus comentarios periodísticos.
El joven Alberto Ammann está eclipsado por sus dos compañeros.
El veterano Daniel Fanego lleno de intensidad, socarrón a vuelta de todo, da un empaque especial a su personaje.
Su director Miguel Cohan trata al espectador como un adulto. Vamos descubriendo la trama al mismo tiempo que los personajes, sin trampas ni cartón. Todo lo cual es muy de agradecer.
A mí me chirrió todo el rollo ese de la Organización, que aunque probable, no deja de ser una excusa demasiado fácil para encajar todos los crímenes.
El final abierto no contentará a todos, a mí me encantó.
Una peli muy apreciable, con buenos actores, bien dirigida y con un guión inteligente. Pero no apta para todos los públicos. Abstenerse alérgicos al acento porteño.
En esta peli hay dos historias complementarias pero diferentes.
La competición deportiva de enfrentarse ante la inmensidad del mar y dar la vuelta al mundo: ¿En solitario? Pues no.
Aunque físicamente, se supone, que debe estar solo, en la embarcación disfruta de todos los medios tecnológicos y de una comunicación permanente con asesores, técnicos y familia.
El desarrollo de la narración resulta muy entretenido. La perspectiva dentro del navío es realista y, en ocasiones, impresionante. Funciona bien como peli de aventuras.
Por otro lado está el apunte del polizón. Él también quiere realizar un viaje hacia el mundo que cree perfecto. Su viaje no es de superación es de supervivencia.
Posiblemente su director, Christophe Offenstein, acierte en presentar a los personajes sin prisas. Y en mostrarnos su relación con unas cuantas pinceladas.
François Cluzet construye un personaje no demasiado simpático pero de manera certera.
A mí me emocionó, me llegó, me entretuvo.
Como dato nefastamente negativo señalar el pésimo asesoramiento médico. Al personaje interpretado por Samy Seghir se le diagnostica una anemia drepanocítica con la toma de tensión arterial y con la auscultación. No sé si echarme al suelo de risa o morir de vergüenza ajena.
Esta peli es más interesante por lo que plantea que por lo que cuenta y cómo lo cuenta.
La historia de un hijo raro y con mal fondo con trama de thriller, con psicólogo, ajedrez y secretos de antiguos noviazgos.
El relato resulta algo convencional con sorpresa final.
Pero las cuestiones que nos propone son de lo más interesante. Nos resulta muy difícil concebir que el mal esté insertado en el ADN de las personas y más aún si se trata de niños. Nos obstinamos en buscar una razón y en ponerle un nombre a su trastorno.
Ya he hablado en otros post sobre el trastorno antisocial de la personalidad como cuando comenté Horas de luz de Manolo Matji, por cierto una estupenda película.
Tengo la tentación de destripar la peli pero me voy a contener.
Esta producción ya valdría la pena por dos descubrimientos: la niña Abril García que interpreta a una Laura llena de dulzura y la actriz Maria Molins que no conocía porque sus trabajos han sido en el mundo del teatro que interpreta magníficamente su papel.
José Coronado ya nos tiene acostumbrados a sus grandes actuaciones, aquí vuelve a estar inmenso.
Al director Jesús Monllaó Plana le animo a que siga adelante en el difícil mundo del cine pero le recomiendo que no escoja caminos tan convencionales.
Los hermanos Pastor se han atrevido a entrar en el género apocalíptico, muy de moda, tal vez, por la difícil situación actual.
Habíamos visto destruir la ciudad de Nueva York y el fin del mundo por guerras, meteoritos, planetas enteros, infecciones y sobre todo zombis.
Los pastor nos sitúan la acción en una reconocible Barcelona y eso ya es novedad y además ahora el peligro parte del interior de cada persona en forma de enfermedad mental, concretamente de agorafobia. Estos dos planteamientos ya de principio la hacen interesante.
Los protagonistas son dos individuos nada heroicos. Un gestor que se dedica a despedir trabajadores, con la excusa del saneamiento empresarial, interpretado por un en racha José Coronado y un informático no muy espabilado, un Quim Gutiérrez correcto.
Estos dos individuos tendrán que hacer un curso acelerado de supervivencia post-apocalíptica y deciden ir en busca del hogar que está representado por una Marta Etura, como siempre encantadora, un personaje positivo y esperanzador que me recordaba al que interpretó en Celda 211.
Los dos protagonistas en un viaje por el subsuelo barcelonés se van conociendo y humanizando y terminan cayéndonos simpáticos.
La peli está bien rodada y mantiene el interés. He oído críticas despiadadas por su final pero a mí me gustó.
Los últimos días es cine de género pero bien realizado y con un aire nuevo de renovación que no da la sensación de ya visto y que solo ha costado seis millones de euros. En los USA les hubiera salido por un pico.
Fer me acompañó, a él le entusiasmó.
A los hermanos Pastor les diría que progresan adecuadamente.
Por la mañana había realizado una buena caminata. Fuimos a comer a casa de unos buenos amigos y me puse ciego de callos con garbanzos, posiblemente los más ricos de mi vida.
Decido ir a ver El cuerpo.
La peli comienza por los derroteros más trillados del thriller y empiezo a dar cabezadas. Me esfuerzo por seguir despierto. Me bebo una coca-cola de tirón pero me vence el sopor.
A ratos me duermo y a ratos veo el desarrollo en una morgue con flashback constantes donde aparece Belén Rueda guapísima con unos vestidos impresionantes.
José Coronado lleva un peinado imposible, un policía que hace añorar a Santos Trinidad, ahí sí que daba gloria verlo.
Ya me empiezo e espabilar pero hasta ahora he seguido la trama sin dificultad.
Oriol Paulo me trata de confundir constantemente pero eso no consigue mantenerme entretenido.
Me dan ganas de gritar: ¡Me aburro!
Hugo Silva no está muy inspirado. Cuando comparte plano con Belén Rueda, ésta lo anula.
Hace unas semanas mi amigo Koldo me llamó ofreciéndome acompañarle a una entrega de premios a los que su hija estaba nominada.
Conocí a Koldo en la década de los 80 hace casi 30 años. Fuimos compañeros y conectamos bien. Compartíamos aficiones (la comida, el cine) e ideología política.
La vida nos distanció pero hemos ido sabiendo el uno del otro y el cariño y la amistad no desaparecen a pesar de la distancia y del tiempo.
Se trataba de la entrega de premios de la Unión de Actores, un sindicato que aglutina a la mayoría de los actores españoles.
Se entregan premios en categorías de teatro, cine y televisión y se materializa en el Teatro Circo Price de Madrid.
Quedamos unas horas antes del evento y tomamos una birras y nos pusimos al día de nuestras vidas y de nuestros hijos.
En la puerta del teatro empezó la emoción de reconocer a muchos actores españoles. Identificaba a los cómicos y Koldo, presumiendo de buena memoria, les ponía nombre.
Por fin vimos a su hija Ainoha. Muy guapa y muy delgada con un vestido rojo, espectacular la indumentaria y ella misma. La recuerdo cuando era niña, muy despierta, muy viva, muy inteligente.
Ha intervenido en varias obras de teatro y en alguna serie de televisión. Estaba nominada a la mejor actriz de teatro de reparto, pero reconocía sus escasas posibilidades ya que una de sus compañeras en la obra Incrementum estaba también nominada. Se trataba de María Isasi amiga de Ainoha e hija de Marisa Paredes que ya había sido nominada en otras cuatro ocasiones.
Ya entramos en el Teatro. Los famosos posaban ante los reporteros gráficos en un escenario de fondo rojo. Me subí y me puse a hacer fotos como si fuera un periodista más. Mi cámara es antigua pero hace buenas fotos (dentro de lo que cabe). Me acordé de Elena que me había aconsejado que no la olvidara.
En unas buenas localidades nos sentamos para ver la gala.
Vicente Cuesta, secretario general del sindicato, comenzó con un discurso claramente político criticando los recortes especialmente en cultura. Hubo algún grito de protesta pero una gran ovación apoyó las palabras de Cuesta.
Se fueron entregando premios. Los agradecimientos, como siempre, interminables.
Especialmente emotiva resultó la entrega del premio a mejor actriz protagonista de teatro a la gran Asunción Balaguer que nos puso a todos en pie.
Ainhoa como era previsible se quedó sin el premio. María Isasi se lo llevó muy emocionada.
Todas las actrices iban muy guapas y los actores en cambio oscilaban desde arreglados a muy desaliñados. En general todos muy simpáticos.
Al final se entregó el premio a toda una carrera a la grandísima Concha Velasco. Estuvo simpática y en su agradecimiento también habló de la crisis. A pesar de pasar de los 70 sigue en activo y su aspecto y su habla siguen siendo juveniles. Pepe Sacristán apareció a mitad del discurso con el premio en la mano y sin nada de prudencia la agarró y no la soltó, intentando cobrar un protagonismo que no le correspondía. Bastante inadecuado.
Terminó la gala y Koldo y yo nos bajamos a la platea y nos rozamos con los actores galardonados o no. Estaba emocionado. A dos metros tenía a José Coronado, a Alicia Borrachero (a la que felicité y me lo agradeció muy agradable), a Pilar Bardém (con su energía habitual), a la bella Inma Cuesta, Asunción Balaguer…
Esperaba que Pilar Bardém terminara una entrevista, y Koldo con la cámara preparada, para pedirle una foto, cuando se acercó a mí muy sonriente la premiada Concha Velasco. Le pedí que posara conmigo y muy simpática accedió. Le dije: “crecí contigo y estás superjoven, muchas gracias“.
Antes de irnos Koldo me hizo unas fotos de recuerdo.
Nos despedimos de Ainhoa.
En un bar cerca de Embajadores nos comimos una tortilla de patata, unas croquetas y unas anchoas. Nos bebimos unas cuantas cervezas (las mías sin alcohol). Teníamos mucha sed, tal vez por la emoción y por el calor.
Todo muy divertido: el sarao, la compañía de mi amigo, las fotos, los actores tan simpáticos, muchas chicas guapas.
Koldo: gracias por la invitación y por tu amistad. ¿Quién me lo iba a decir?
Vi acompañado de Elena de nuevo este peliculón. Hice un comentario en Noviembre de 2011 cuando no conocía ni sospechaba que fuera a ganar el Goya.
La trama es ciertamente complicada y el verla por segunda vez me ha permitido apreciar detalles que no recordaba o de los que no me había percatado.
Hay una sucesión de escenas sin diálogo que son estupendas y pensé lo inútil que hubiera sido incluir la voz en off que tanto detesto.
Éste es el cine que me entusiasma, ese en el que no todo está claro, en el que hay que descubrir las cosas y puedes suponer más que saber.
Si la peli hubiera sido americana Santos Trinidad hubiera quedado mal herido y podría protagonizar un par o tres de secuelas. Aquí solo podemos esperar una precuela.
Enrique Urbizu ya ha demostrado que es un director competente y aquí, con ritmo de thriller clásico, nos cuenta la huida hacia delante de un poli pasado de rosca que busca desesperadamente su redención.
La narración discurre desde dos puntos de vista. El de Santos Trinidad, el poli y la jueza Chacón (Helena Miquel) que instruye las diligencias de un caso de triple asesinato. El espectador va conociendo lo que cada uno de estos personajes va sabiendo y juega con ventaja lo que hace que nos involucremos más en la historia.
Urbizu recrea magníficamente los ambientes y nos presenta una galería de personajes, algunos no muy bien definidos pero todos interesantes.
José Coronado, al parecer repuesto de sus problemas intestinales, recrea a un policía de pasado turbio que conoce su oficio, dibujándolo con pocas palabras con gestualidad medida pero con maestría. Tal vez el mejor papel de su carrerra.
No habrá paz… es cine negro español de calidad, de gran calidad. Una película que deja clavado al asiento y que lamentas que termine. Por favor, necesito más.