La proyección de esta peli en el Cine Club Alcarreño está plenamente justificada.
Ha obtenido numerosos premios y nominaciones.
El relato (en blanco y negro) nos lleva por la vida de dos jóvenes y un niño que recorren las calles de México Distrito Federal, en busca de un mito del rock mexicano Epigmenio Cruz.
El debutante Riuzpalacios utiliza diferentes recursos cinematográficos.
Desde la cámara pegada al cogote del protagonista (detestable), hasta estupendos planos secuencias en la Universidad en huelga.
Con una fotografía sucia y desenfocada en ocasiones, mientras que en otras nos deleita con algún plano bello y delicado.
La primera mitad discurre de una forma tediosa e insufrible.
Pero a raíz de la visita a la asamblea de estudiantes y la presencia de la estupenda Ilse Salas, la peli parece que mejora, que encuentra un rumbo.
No es que se vuelva colosal, solo se hace menos insoportable.
Hay un retrato de la juventud y de la sociedad mexicanas en ese viaje en busca de una idea, de un recuerdo, de una ilusión.
El encuentro con Epigmenio Cruz, el que hizo llorar al mismísimo Bob Dylan, es antológico. El anhelo de estos niños se ve roto cuando el mito cobra vida en la persona de un viejo malhumorado que simplemente se queda dormido.
No soy capaz de quemar en la hoguera la ópera prima de Alonso Ruizpalacios, muy al contrario creo que su peli contiene elementos valiosos que son prometedores.
Después de una segunda temporada muy decepcionante vemos, Elena y yo, esta tercera.
Después del ataque al corazón de la CIA con la que terminaba la anterior temporada (y no quiero hacer demasiados spoilers) se nos presentan las consecuencias en la familia Brody, sobre todo en su hija adolescente Dana (papelón).
Por otro lado padecemos con la estupenda Carrie Mathison metida en un maquiavélico plan del Director Saul Berenson.
Una artimaña retorcida y enrevesada, pero genial que da cuerpo a toda la temporada que cobra brío y enjundia.
Desde el principio de la serie queda claro que no hay buenos ni malos, mejor dicho hay malos y peores.
En esta temporada se toma partido por la CIA que aunque con medios poco ortodoxos y nada legales, parece tener claros sus objetivos.
Hay que aceptar que el fin justifica los medios para no cabrearte continuamente con lo que vamos viendo.
La temporada no solo se desarrolla bien sino que termina mejor, eliminando a uno de los personajes que ya era un lastre para la serie.
Claire Danes demuestra ser una actriz excepcional, dando calidad a su personaje, rellenándolo de miles de matices.
Estupenda Nazanin Boniadi interpretando a la experta en finanzas Fara Sherazi. Un personaje clave, pero que no deja de ser una chica modesta y sencilla con sus escrúpulos morales y éticos.
En la vida real Boniadi es portavoz de Amnistía Internacional EE.UU. (AIUSA), con un enfoque personal en la convicción y el tratamiento de los iraníes jóvenes, las mujeres y los presos de conciencia.
Ella tiene su propia página en el blog oficial de Amnistía Internacional EE.UU. y ha escrito artículos de opinión en medios de comunicación como CNN y The Huffington Post.
Elena está enganchada y yo, lo confieso, también.
Dos cosas he sacado en claro:
Primero: las historias de espías son siempre atractivas.
Segundo: yo no serviría para ese trabajo. Soy demasiado flojo.
Más que la historia, que es floja, lo que importa en Vulcania es el ambiente.
Se trata de una distopía, una parábola de la industrialización, de la explotación y del comunismo.
Esas fábricas trasnochadas sucias y enajenadas tienen algo muy atractivo.
La presentación de esta colonia aislada y alienada, con esa clase dirigente explotadora que mantiene sus privilegios con el miedo y el oscurantismo, es muy perturbadora.
Es la primera peli de ficción de José Skaf, después de haber dirigido un documental muy valioso (Gonzalo Suárez: Sam Peckinpah, director salvaje) y varios cortos.
Este director compone una peli interesante, con cuatro pesetas, obteniendo un resultado meritorio.
Aura Garrido tiene esa cualidad especial, que solo poseen los tocados con la mano divina, que la quiere la cámara. Su presencia resulta fascinante.
Tal vez, resultan un poco chocantes los poderes estilo Magneto de Rubén Ochandiano.
Es una peli muy de festival.
A mí me ha gustado moderadamente, pero es mucho mejor que muchos productos americanos que tienen más éxito comercial.
Isabel, amiga de muchos años de los Multicines Guadalajara, me comentó que no había tenido casi ningún espectador. Solo ha durado una semana en la cartelera.
David Recio y un servidor fuimos juntos a verla. Hemos contribuido a subir la cuota de espectadores.
Danny Collins, al que da vida Al Pacino, es un viejo rockero que persiste en una vida disipada (drogas, mujeres, alcohol).
Decide cambiar su existencia cuando recibe, cuarenta años después, una carta de John Lennon.
Es una historia de redención que se debate entre el drama y la comedia.
Todo gira alrededor de Al Pacino, cuya presencia ocupa todo el metraje.
Su director solo es conocido por dirigir series de televisión de escaso éxito.
La peli no mantiene un ritmo adecuado, con muchos momentos chirriantes.
Avanza a trompicones y la interpretación de Al Pacino resulta, en ocasiones, estrambótica.
Hace una caricatura de sí mismo, creando un personaje excesivo, con una actuación desmesurada que repugna.
Muchos elementos de melodrama de telefilm y un guión sensiblero y repleto de tópicos: nieta marisabidilla pero encantadora, mánager amigo de toda la vida, nuera perfecta, hijo con enfermedad terminal, novia con tendencia a la infidelidad, madurita deseada, crisis creativa…
A veces entretiene y otras muchas irrita.
La relación entre Pacino y Annette Bening resulta poco verosímil y protagonizan los peores momentos de la peli.
Bobby Cannavale me ha sorprendido muy gratamente componiendo el mejor personaje y defiendo un guión ridículo con dignidad. Le recordaba de malo malísimo en Boardwalk Empire (Serie de TV).
Las mejores escenas son las musicales que lamentablemente se prodigan muy poco.
A pesar de todo no me ha disgustado. La he visto con buena predisposición.
Empezaré reconociendo que pegué dos o tres cabezadas, no más de cuatro, durante la proyección.
El ritmo lento, cadencioso, aburrido, soporífero lo favorecía, pero en absoluto es una disculpa a una actitud reprobable.
Curiosamente mis pausas somnolientas no impidieron que disfrutara de la esencia de la trama y comprendiera la historia en toda su complejidad. Lo cual habla más del ritmo de la peli que de mi perspicacia.
Dos hermanos que llevan más de cuarenta años sin hablarse, a pesar de su vecindad.
Solo un perro que transporta mensajes les permite una exigua comunicación.
La desgracia los une al padecer sus hermosas ovejas tembladera o scrapie.
Enfermedad causada por priones al igual que la Enfermedad de la vacas locas o Encefalopatía espongiforme bovina.
Es un drama rural con toda la contundencia de la expresión.
Nuestro buen amigo y admirado Daniel nos aclaró que una peli puede ser aburrida, pero eso no significa que sea mala. Puede ser tediosa y buena. Como puede ser divertida y mala.
A mí personalmente me gustó. No se me hizo larga, pero mis episodios de sueño ayudaron a hacerla más llevadera.
Propongo hacer un montaje obviando las escenas que nunca llegué a ver.
Hace tres años hice una crítica despiadada de Combustión la anterior peli de Calparsoro. Me defraudó profundamente.
De la que nos ocupa había visto el tráiler y me había gustado.
Esperaba un producto rutinario, una peli de atracos y poco más.
Pero Cien años de perdón me ha sorprendido gratamente.
Desde el principio engancha, con unas escenas potentes.
Conforme avanza la trama se va convirtiendo en una peli con tintes de denuncia social.
Calparsoro nos abre las puertas de un banco, pero además nos adentra en las cloacas del poder.
De hecho la corrupción se vuelve protagonista del relato.
En la peli se nos muestra como los corruptos y poderosos son capaces de cualquier cosa, y digo cualquier cosa, por taparla.
En la peli tenemos Presidenta del Gobierno que es tajante en sus órdenes. ¿En quién pensaría Calparsoro?
Para hacer aún más perfecto el relato, Daniel lo impregna de un intenso humor negro realista. Precisamente su verosimilitud lo hace mejor.
Imposible no empatizar con los asaltadores de bancos que han dejado a miles de familias en la calle, que nos han robado con las preferentes, las cláusulas suelo, los intereses de usura…
Tosar siempre solvente.
Rodrigo De la Serna sublime componiendo un personaje con muchas aristas y buen sentido del humor.
Nada mejor que un atracador argentino, ¡la concha de tu madre!
Me gusta la idea de los profesionales que saben manejar la información y los tiempos, que conocen cuales son los límites.
El final resulta catártico. El Uruguayo, el Gallego y los demás tienen cien años de perdón.
La desquiciada Carrie Mathison y el ambiguo Nicholas Brody.
Una pareja destinada a la destrucción.
En general mantiene la tensión que mezcla espionaje, política, terrorismo islámico, patología psiquiátrica, conflictos familiares y crisis adolescentes.
Me horroriza la tensión a la que son sometidos los personajes, sobre todo la familia de este congresista de doble vida.
Me molesta la incoherencia argumental de algunas cuestiones que son increíbles. Si fuera de la CIA me cargaría a los dos protagonistas sin dudarlo. Ya sé que me meto mucho en el papel.
Me asombra la buena química sexual que padecen los dos adversariosbarraamantes fervorosos.
Me gusta que los malos no sean solo los islámicos. Los mandamases amaricanos son también presentados como muy malvados. En realidad, no hay buenos.
El último episodio es sorprendente y bestial.
Seguiremos viéndola, pero a mí me aburre ligeramente. Me parece más de lo mismo.
Hubiera eliminado a los protagonistas y continuado esta serie de espionaje, pero con otros.
Destacar la impresionante interpretación de Claire Danes.
El retrato de una paciente maniacodepresivo (Bipolar) es perfecto. Por una vez la cuestión médica resulta realista.
El visionado para mí de esta peli en el Taller de Cine de Azuqueca de Henares ha sido una gratísima sorpresa.
Se trataba de una peli de la que nunca había oído hablar.
Una comedia romántica al uso (chico conoce chica, chico y chica cortan, chico y chica se reconcilian) con el decorado de los convulsos sesenta y la música de los Beatles.
Se han cogido treinta canciones de los genios de Liverpool como sustrato para elaborar un guión.
Me encanta el musical como idea y éste me ha entusiasmado.
La peli me parece un gran homenaje a la libertad, una idea por la que se luchaba en los sesenta, ya medio cicatrizadas las heridas de la Segunda Guerra Mundial, pero en plena Guerra Fría, que se hacía muy caliente en Vietnam.
Las canciones de los Beatles supusieron un hálito de aire fresco y, en parte, contribuyeron a convulsionar una sociedad conservadora encerrada en sí misma, en sus ideas perennes.
La peli contrapone la gris vida de los astilleros ingleses con la colorista y cosmopolita Nueva York, en eso hace trampa.
Su desarrollo es vertiginoso y la trama no para en las canciones, muy al contrario, avanza con ellas.
Me lo pasé fenomenal.
Curiosidades:
La directora Julie Taymor vio el estreno de Across the Universe sentada junto a Paul McCartney.
Estaba nerviosa por la opinión que podría tener el músico acerca de la peli.
Ella le preguntó que le había parecido y él respondió:
– “¿Qué más se puede pedir?”
.
.
.
.
.
.
Ringo Starr, Yoko Ono, Paul McCartney y Olivia Harrison elogiaron la película después de verla.
.
.
.
.
.
.
.
.
Sadie, con su pelo rojo fuego y temperamento apasionado, es una referencia a Janis Joplin.
.
.
.
.
.
.
El personaje de JoJo es una clara referencia a Jimi Hendrix.
.
.
.
.
.
.
Daily Variety informó que los realizadores tuvieron que pagar a los propietarios de los derechos de las canciones de los Beatles (ATV / Sony Music y Michael Jackson) sobre diez millones de dólares para las 30 canciones utilizadas en la película (aproximadamente 330.000 dólares por canción).
Como condición para el uso de las canciones, los carteles publicitarios de la película no podían mencionar a los Beatles ni los nombres de los compositores.
Sin embargo, los propietarios de los derechos de las canciones de los Beatles fueron incapaces de prohibir los nombres de John Lennon y Paul McCartney en los créditos de la película.
.
.
.
.
Salma Hayek pidió específicamente aparecer en la película.
.
.
.
.
.
.
Esta película fue estrenada en los Estados Unidos el 9 de octubre, el cumpleaños de John Lennon.
.
.
.
.
El concierto de la azotea hacia el final de la película es una referencia a la intervención en ese lugar de los Beatles encima de la sede de Apple Records, su última aparición pública.
La policía intentó interrumpir el espectáculo en el último concierto de los Beatles en Londres durante el rodaje de Let It Be (1970).
.
.
.
.
Según Julie Taymor se utilizaron 30 canciones de los Beatles como base para el guión que cubre eventos, entre 1963 y 1969, pero en la película esos 6 años se comprimen en dos.
.
.
.
.
El Porsche psicodélicamente pintado aparcado delante del edificio (concierto de la azotea) era una referencia al Porsche 356C Cabrio propiedad y conducido por Janis Joplin.
.
.
.
.
Los dibujos de desnudos de Jude y Lucy se basan en los de John Lennon y Yoko.
.
.
.
.
.
.
Algunas escenas se derivan de acontecimientos reales de 1960, como la protesta violenta de los estudiantes en la Universidad de Columbia.
.
.
.
.
La escena bajo el agua, Jude y Lucy alude a John Lennon y Yoko Ono en la portada de la revista Rolling Stone Número 335 (22 de enero de 1981). Fotografiados por Annie Leibovitz.
.
.
.
.
.
.
La compañía discográfica de Sadie se llama “Fresa Jamz“, la de los Beatles “Apple Corps“.
Comedia romántica de enredos con el paisaje al fondo de la crisis.
Como comedia romántica es previsible, absolutamente previsible.
Los enredos son demasiado liosos como para ser creíbles, convertidos en esperpento producen un cierto rechazo.
Tal vez, el retrato de la crisis sea de lo poco aceptable.
Esos primeros minutos con los tópicos que conformaron una época:
– La vivienda es una inversión segura, siempre en alza.
– Te damos el cien por cien, después la alquilas y ganas dinero.
– La banca española es sólida.
– No hay nada más seguro que invertir en sellos.
– Mejor que invertir en turista es en Preferentes…
Me llama la atención la escasa química entre los dos guapos protagonistas Michelle Jenner y Hugo Silva.
En cambio los veteranos Verónica Forqué y el casi olvidado Óscar Ladoire están mucho más graciosos.
Pero la pareja cómica, los realmente divertidos son unos estupendos Belén Cuesta y Ernesto Sevilla. Su interpretación es solvente, con naturalidad. Son los que consiguen salvar una peli que está a punto de naufragar casi constantemente, pero su presencia ocasional lo impide.
La comedia es un género extremadamente difícil y caer en el ridículo, en la vergüenza ajena es muy fácil.
Lamentablemente en esta peli estas dos circunstancias ocurren con frecuencia.
Durante la proyección de la peli no salía de mi asombro.
¿Qué era aquello?
¿Quién podía responsabilizarse de tal desaguisado?
¿Cómo alguien había invertido dinero en esto?
Cuando salía de la sala me encuentro con mi amigo Jesús Hernando que me pregunta qué tal.
Le respondo:
– Tendré que mirar en el diccionario para encontrar el calificativo justo. Ahora soy incapaz.
Mejor… solteras es una sucesión de escenas inconexas, sin una línea argumental clara, con situaciones repetidas que no hacen avanzar la trama, que titubea entre el ridículo y la estafa directa al espectador.
No sé cual es el objetivo de la peli, pero creo que es poner mi paciencia a prueba, a ver cómo reacciono ante una provocación continua a mi (limitado) intelecto.
Un espectador se salió de la sala a los 80 minutos. ¡Qué envidia padecí!
La liberación que sintió debió de ser orgásmica.
Yo aguanté hasta el final porque soy un profesional.
En resumidas cuentas la peli es abominable, aborrecible, detestable, odiosa, repudiable, repugnante, repulsiva, despreciable, deleznable, atroz, execrable, vituperable, condenable, deplorable, censurable, incalificable, intolerable…
Y posiblemente me quede corto.
Destacar que su protagonista Dakota Johnson, también ocupó el papel principal en la considerada peor peli de 2015, Cincuenta sombras de Grey.
Salí satisfecho del cine pensando que al menos algo había aprendido de historia de España.
Mi idea de Juana la Loca es la que Juan de Orduña me trasmitió en Locura de amor con la actriz Aurora Bautista.
La corona partida es una peli política que relata la difícil transición de la Corona de Castilla desde la muerte de Isabel I hasta la llegada al trono de su nieto Carlos I de España.
Todo está impregnado de un carácter teatral, con un ritmo exasperantemente lento.
Los diálogos son enfáticos y demasiado rotundos, le dan a la narración un carácter pesado e irreal.
Los actores interpretan no a personajes sino a estereotipos.
Especialmente penoso Raúl Mérida destrozando a Felipe I, el Hermoso.
Salvo a Irene Escolar haciendo de Juana I de Castilla, que sabe mezclar cordura y trastorno mental componiendo un personaje muy interesante.
Me cae bien Rodolfo Sancho en Fernando de Aragón, ya se sabe la tierra tira.
La ambigüedad del Cardenal Cisneros (formidable Eusebio Poncela) es bastante atractiva.
Anima mucho el cotarro la calentorra Germana de Foix a la que da vida (y qué vida) la bellísima Silvia Alonso. Un gran descubrimiento.
A pesar de sus defectos y de algún error, creo que un cine que nos cuente nuestra historia es siempre bueno.
Trata de la emigración de una chica irlandesa al Nueva York de los años cincuenta.
No tiene especiales problemas. No pasa necesidad, no sufre discriminación, tiene el visado y los papeles hechos, va con empleo, pero padece nostalgia y soledad.
Todo bastante suave.
Brooklyn es un melodrama sin estridencias, tal vez previsibe, domesticado, sencillo, incluso simplón, pero a mí me ha encantado.
Es posible que debajo de mi apariencia cruel y despiadada de crítico entrado en años y pálido por no recibir más luz que la que refleja una pantalla de cine, se esconda una nenaza que se emociona con los sentimientos básicos de una chica de pueblo.
A mí la vida de Eilis Lacey, interpretada a la perfección por Saoirse Ronan, me ha llegado al corazón.
Sus afanes son simples: trabajar, prosperar en la vida, encontrar un buen muchacho, ir al cine a ver El hombre tranquilo, bailar los viernes por la tarde en el salón parroquial, recordar su Irlanda natal…
Tal vez esa inocencia, esa simplicidad, esa humildad sean los que me han emocionado.
Ha llegado a ser candidata a los Oscars.
Solo recomendable para hombres con corazón de colegiala del siglo pasado.
De esta peli lo mejor es saber poco del argumento para sentir las emociones que te trasmite y las sorpresas.
Hay dos partes claramente delimitadas.
La primera es un auténtico prodigio. El empeño de una madre por criar a su hijo evitando la sordidez y la mezquindad de la situación y los esfuerzos para evadirse de ella tanto, primero, mentales y, después, físicos.
En esa hora inicial se nos va presentando la situación y el horror se apodera de nosotros.
La madre Brie Larson y, sobre todo, el niño Jacob Tremblay están portentosos.
La parte final de la peli nos relata la difícil adaptación a la cotidianidad después de una experiencia tan traumática de la madre y el descubrimiento de la realidad, de la vida, por parte del hijo.
Tal vez haya menos intensidad, menos pasión, pero sí mucho interés.
Es una peli irlandesa, rodada en Canadá que se ha colado, sorprendentemente, entre las nominadas a los Oscars.
Una buena peli, que a mí me ha llegado. De las que no se olvidan.
Recomiendo llevar pañuelitos de papel.
Yo usé como 20 kleenex, pero es que estoy resfriado.
La peli cuenta la investigación y heroica cruzada que un forense entabla para dar a conocer los daños cerebrales que ocasiona el futbol americano.
Su protagonista es el inefable Will Smith.
Peli compuesta a mayor gloria de su protagonista.
Es retratado como místico, responsable, trabajador, desprendido, generoso, perseverante, entregado, elegante, humano, con un motón de masters y cursos, pero sobre todo quiere ser un buen americano.
Parece que asociar un deporte donde se dan cabezazos continuamente y mamporros por doquier con daño cerebral es algo obvio.
Desde hace muchos años se conoce la Demencia pugilística.
Pues la peli se obstina en presentarnos a este doctor nigeriano como el más listo y luchador del mundo, sin que haya la más mínima sombra en sus intenciones.
La peli trata al espectador como retrasadico. Reincide en el mensaje una y otra vez y subraya hasta el hastío los sentimientos que el espectador debe padecer con una música declaradamente adecuada y unas imágenes que se mueven entre lo empalagoso y lo ridículo.
Por supuesto tiene final feliz. Al héroe le dan la nacionalidad americana y termina ganando la batalla ante la poderosa y malvada NFL. El “sueño americano” una vez más cumplido.
Todo se mueve entre lo repulsivo y lo ñoño, pero lo que más me ha llamado la atención ha sido la cara de “estoy estreñido” que pone Will Smith.
Aunque también opta por otras expresiones que van desde “como me molestan las hemorroides” a “esto va a ser una fisura anal“.
No quiero ser despiadado con el famoso actor amigo de Pablo Motos, tal vez lo que pretendiera era cara de “voy a ponerme profundo a ver si me dan el Oscar“.
En cualquier caso le aconsejo una dieta rica en fibra y el uso de un buen laxante.
Mis amigos David y Adolfo que me acompañaron aún fueron más duros.
Los Coen esta vez componen una sátirabarrahomenaje al cine clásico de Hollywood hecho en estudios.
En esa época las películas se producían como en una fábrica (de sueños).
Los guionistas, actores, directores, maquilladores, atrezistas, tramoyistas y productores estaban en nómina y trabajaban todo el año.
Uno de estos últimos es el protagonista, un Josh Brolin magnífico.
Se relata su azarosa vida durante 29 horas.
En ese plazo de tiempo tiene que resolver el secuestro de un actor, el embarazo de una estrella soltera, la sublevación de los guionistas comunistas, la homosexualidad de algún director y actor, buscar protagonista de un drama, lidiar con las lluvias en México, emparejar a dos actores, responder a una oferta de trabajo, confesarse, ir cenar a su casa y conciliar a la prensa amarilla del corazón.
Una vida intensa que él considera divertida.
Los Coen nos amenizan con números musicales, peplums, coreografías imposibles a lo Esther Williams y submarinos soviéticos.
Joel y Ethan no dejan títere con cabeza y dan palos a todos los gremios.
La peli es moderadamente divertida. Se ve con una sonrisa en la boca, pero no despierta demasiadas carcajadas.
Es mejor cuando se habla de ella que cuando se ve.
A mí me ha encantado porque retrata el mundo (loco e increíble) del cine de estudio, donde se realizaban muchas películas, malas, regulares, buenas, muy buenas y obras maestras. Un sistema, que dio maravillas, que lamentablemente ya no volverá.
Impagables el monólogo (fallido) de George Clooney, el número musical de Channing Tatum y Scarlett Johansson surgiendo de las aguas.
Para mí que suelo ir solo al cine habitualmente fue un lujo contar la compañía de tres amigos: David, Adolfo y David. Un especial agradecimiento.
La comedia, la buena comedia, siempre habla de cuestiones serias.
Gregory La Cava realiza una crítica demoledora de una clase social parásita que vive insensible a las desgracias ajenas.
La trama se desarrolla durante la Gran Depresión y compara la vida de los habitantes del vertedero con la de los del imaginario Hotel Waldorf-Ritz.
Construye una peli divertida con grandes momentos absurdos.
Interpretaciones antológicas, especialmente las femeninas.
Los títulos de crédito iniciales son maravillosos. La cámara se mueve de manera elegante desde el lujo a la pobreza.
Tal vez, el final sea demasiado complaciente, llegando al buenismo, pero ¿a quién no le gusta un final feliz?
Un auténtico placer ver clásicos del cine en la pantalla grande del EJE (Espacio Juvenil Europeo). Una oportunidad única.
Curiosidades:
Carole Lombard tenía la costumbre de improvisar introduciendo palabrotas en los diálogos. Lo que obligó realizar varias tomas.
.
.
.
.
William Powell sugirió a su ex-esposa, Carole Lombard, para el papel principal con la explicación que en su vida real el romance con Lombard había sido muy parecido al de los personajes de Godfrey e Irene.
.
.
.
.
Cuando William Powell y el director Gregory La Cava tuvieron un desacuerdo sobre cómo se debía de interpretar a Godfrey.
Se bebieron mientras conversaban una botella de whisky en el camerino de Powell.
Al día siguiente, La Cava volvió al set de rodaje con un gran dolor de cabeza, pero Powell no estaba allí.
El director recibió un telegrama de su estrella: “Es posible que hayamos encontrado a Godfrey anoche pero hemos perdido a Powell esta mañana”
.
.
.
.
Esta es la única película con seis nominaciones al Oscar por la dirección, el guión y los cuatro premios de actuación sin ser nominada a la Mejor Película.
Además de William Powell y Carole Lombard se quedaron sin estatuilla Alice Brady y Mischa Auer.
.
.
.
.
.
.
Aunque las estrellas William Powell y Carole Lombard se habían divorciado hacía tres años en el momento del rodaje de la peli, cuando se le ofreció el papel a Powell declaró que la única actriz para el papel de Irene era Lombard.
.
.
.
.
Cuando Irene, interpretada por Carole Lombard, y Molly, interpretada por Jean Dixon, están llorando en la cocina, Godfrey, interpretado por William Powell, entra, borracho después de su discusión con Tommy, interpretado por Alan Mowbray, las líneas de la canción que canta son:
“For tomorrow may bring sorrow/ So tonight let’s all be gay./ Tell the story of the glory”.
Estas líneas vienen de “Beba un Highball“, una canción de la Universidad de Harvard, pero se supone que Godfrey ha estudiado enla Universidad de Pennsylvania.
Por lo que agrega al final de la estrofa “de Pennsylvania”
Los escritores probablemente lo agregaron para evitar la contradicción.
.
.
.
.
.
.
Esta película fue producida en un periodo difícil en la larga historia de Universal.
El estudio se había recuperado del reciente fracaso, Oro en el Pacífico (1936).
A pesar del costo relativamente económico de My Man Godfrey (menos de 700.000 dólares) el éxito de la peli contribuyó poco al reflotamiento del estudio.
Mischa Auer, que interpreta al protegido Carlo canta en varias ocasiones la canción “Ochi Chornya“.
Nueve años después, en Diez Negritos (1945) su papel del Príncipe Nikita Starloff comienza a tocar las primeras notas de “Ochi Chornya” al piano antes de conocer su fallecimiento.
.
.
.
.
La mansión Bullock está situado en 1101 Park Avenue, Manhattan, Nueva York.
1101 Park Avenue se encuentra en la calle East 89, justo detrás de la famosa milla de los museos de la Quinta Avenida, a sólo unas pocas cuadras al norte y al este del Museo Metropolitano de Arte en East Calle 82 y la Quinta Avenida.
Considerada como una de “Las 50 mejores comedias de todos los tiempos” en 2006.
Basado en el libro “1101 Park Avenue” de Eric Hatch .
Fue seleccionada para su preservación por el Registro Nacional de Cine en 1999, como culturalmente significativa por la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos.
El hecho de que el poseedor del copyright no renovara los derechos de autor de la película, dio lugar a que se caiga en el dominio público, lo que significa que prácticamente cualquier persona podría duplicar y vender una copia en DVD de la película.
Jane Wyman tiene un papel sin acreditar.
Se le puede ver de pie en la parte de atrás de la multitud en el Waldorf Hotel Ritz cuando Godfrey hace su discurso condenando a todos como “imbéciles”.
.
.
.
.
En 2002, la película fue remasterizada y restaurada y coloreada con eficacia por primera vez.
.
.
.
.
El hotel donde se organizó la caza del tesoro es el “Waldorf Hotel Ritz” que no existía.
Sin embargo, uno de los mejores hoteles en la ciudad de Nueva York en 1936 fue el Waldorf Astoria, y otro de los mejores hoteles en la ciudad de Nueva York en ese momento fue el primer hotel Ritz-Carlton de los EE.UU., que fue construido en la ciudad de Nueva York en 1917.
El “Waldorf-Ritz” era una fusión de esas dos marcas icónicas.
.
.
.
.
Cuando fue adaptado y transmitido como un episodio de la Radio Teatro Lux, el 9 de mayo, 1938 “My Man Godfrey”, David Niven interpretó a Tommy Gray.
Niven más tarde la estrella en la nueva versión, Un aristócrata Mayordomo (1957).
.
.
.
.
Al principio de la película, y esporádicamente a lo largo de ella, a Godfrey, interpretado por William Powell, le llaman “Duke” su amigo Mike y otros vagabundos de la ciudad, pero nunca se llama Duke fuera de la zona del vertedero.
.
Está ubicada y filmada durante la Gran Depresión.
Se incluye entre las “1001 películas que hay que ver antes de morir“, editado por Steven Schneider.
Pocas películas y series han tenido como tema central las investigaciones de la CIA.
Homeland en su primera temporada tiene dos protagonistas como ejes narrativos.
Por un lado Carrie Mathison interpretada por la estupenda Clare Danes.
Por otro Nicholas Brody, que da vida Damian Lewis.
La primera es una agente de campo de la CIA que ha estado durante años en Oriente Medio, con problemas mentales, que trata de ocultar.
El segundo un marine secuestrado por los terroristas durante ocho años.
La serie se basa sobre las investigaciones, la obsesión, de la agente Mathison, sobre el supuestamente “convertido” Brody.
La virtud de esta primera temporada es descubrirnos el sombrío y oscuro mundo del espionaje, donde la legalidad es asaltada sistemáticamente por la Razón de Estado. Donde el fin justifica los medios.
Los personajes son planteados de forma poliédrica. No son buenos, ni malos.
Llenos de problemas familiares y personales.
Personas en continuo conflicto.
Tal vez hubiera preferido que se me dieran menos datos o de forma menos explícita, lo que hubiera contribuido a hacer algo más enigmática la serie.
Destacar, incluso elevar a los altares, a Clare Danes que compone una protagonista estupenda con una capacidad interpretativa impresionante.
Aunque a mí me ha gustado moderadamente a Elena le ha entusiasmado.
Veremos como avanzan el resto de temporadas que pensamos ver de tirón.
Me olvidaba mencionar a la bella Morena Baccarin que ahora está especialmente de moda por el estreno de Deadpool de Tim Miller.