Tenía muchas esperanzas puestas en esta peli de espías con toques eróticos.
Ese cartel con el rostro de Jennifer Lawrence sobre fondo rojo me atraía.
Pero la peli es un fraude y una decepción.
Se supone que se desarrolla en la época actual, así lo delatan los móviles que aparecen, pero hablan del padre estado como si el comunismo siguiera vivo y usan disquetes como si estuviéramos en los ochenta.
Da la impresión que han cogido un relato de la Guerra Fría y lo han adaptado de forma chapucera a los dos mil.
Hay escenas muy bochornosas en la peli, especialmente las dedicadas a la Academia de Gorriones.
Sentía la extraña sensación durante todo el metraje que me estaban tomando el pelo. Un producto de diseño que combina erotismo (del malo), con violencia (gratuita), con una trama de espías dislocada por el tiempo.
He aprendido que los buenos relatos de espías son los que se mueven en la ambigüedad moral de los protagonistas, donde no hay buenos ni malos, o más bien todos son malos en un oficio que tiene poco o nada de noble.
Aquí hay dos bandos el americano de las libertades y el ruso el de la dictadura del estado.
Con sicarios soviéticos despiadados y espías made in USA bondadosos.
Nunca he sido muy fan de esta Jennifer y tampoco esta peli me ayuda a mejorar en este sentido.
Esta modesta producción británica combina tres géneros que me gustan: la comedia romántica, el cine dentro del cine y la Segunda Guerra Mundial.
Retrata bien la Inglaterra asediada por los alemanes con los bombardeos y la lucha por la supervivencia como nación.
Una época en la que los hombres estaban en el frente y las mujeres tuvieron su oportunidad para ocupar sus vacantes en la industria, en muchas facetas de la vida y también en el cine.
Relata bien la elaboración de un guión que pretendía ser una obra de propaganda política y me encanta como van resolviendo las sucesivas exigencias que se plantean.
Hay también una defensa del oficio de actor por parte del inconmensurable Bill Nighy realmente estupendo.
Una producción muy british con una fotografía y una ambientación muy cuidadas.
Lone Scherfig ejecuta con oficio y sensibilidad una obra algo impersonal, pero eficaz.
La británica Gemma Arterton cumple con su papel de protagonista.
La peli tiene la virtud que puede gustar a mucho tipo de público.
Giuseppe Tornatore va haciendo, desde la década de los ochenta, una peli cada dos o tres años.
Tiene sesenta años. Aún le queda carrete.
Su anterior peli La mejor oferta fue estupenda. Además acudí a verla con mi madre. No puedo evitar emocionarme.
Pero aquí la ha cagado.
La historia de un viejales, que está profundamente colado de una jovencita a la que saca más de treinta años, a la que pretende seguir enamorando después de su muerte, es un empalago.
No puedo evitar que el personaje que interpreta Jeremy Irons me caiga fatal.
Abandona a su familia por una relación ocasional y en la lejanía con una maravillosa Olga Kurylenko.
Pretende atrapar sentimentalmente a su amante de manera póstuma a base de mensajitos y vídeos programados, en una especie de tortura/chantaje emocional.
Además sus misivas son tan empalagosas y ñoñas que resultan repelentes.
Hay un cierto tufillo a viejo verde que esconde su perversión tras la cortina del amor sentido profundamente.
El director se empeña en explicarnos, innecesariamente, como le van llegando los mensajes.
Además la peli es aburrida.
Sus 116 minutos resultan soporíferos.
Lo peor es que no puedes desear la muerte del protagonista, para que acabe esa tortura, porque ya está difunto.
Querido Giuseppe, esperemos que en tu próxima peli estés más acertado.
El biopic es un género complicado, casi todos resultan demasiado episódicos.
El debutante Matt Brown se empeña en llenar su relato de momentos intensos. Ya sabéis los actores ponen cara de emoción, la música de cuerda (tararí tararí), primeros planos… Estilo pastelón para conseguir mover emociones en el espectador.
Eso funciona cuando no se le ve el plumero, pero aquí canta demasiado.
La peli está repleta de tópicos. Alguno me encanta como la suegra que esconde las cartas de la nuera, ¡qué bonito!
La tuberculosis es tratada como era de esperar. Sucede y presenta los síntomas siempre vistos en el cine.
Dev Patel demuestra sobradamente que es un pésimo actor, despertando sentimientos opuestos a los que pretende. Su presencia resulta francamente irritante.
Jeremy Irons hace lo que puede en medio de este desaguisado, demuestra su valía de buen actor.
Tampoco favorece nada el interés del espectador que el tema de fondo, las matemáticas, parezcan, no una ciencia, sino una religión.
Una producción canadiense que usando las reglas del cine de Hollywood pretende rendir homenaje a Jesse Owens.
Se esfuerza en crear momentos épicos y emotivos con carreritas y conflictos entre entrenador y atleta. Lo consigue medianamente.
Por otro lado nos relata la discriminación que sufrieron judíos y negros en los Juegos olímpicos de Berlín.
Pero Owens también sufrió segregación en su país.
Se establece un cierto paralelismo entre los USA y la Alemania de la época.
Owens se sorprende cuando en la Villa Olímpica encuentra que no hay dormitorios para blancos y negros, sino que son comunes.
Cuando vuelve a Estados Unidos y va a ser homenajeado es obligado a entrar por la puerta de servicio.
Pero a mí lo que me gusta, lo que me atrae es ver estos Juegos desde el punto de vista de Joseph Goebbels.
El pobre se esfuerza en montar las mejores olimpiadas de la historia.
El estadio es la caña, enorme, estupendo. Los atletas bien entrenados.
Todo un homenaje al triunfo de la raza aria y al Tercer Reich y va llega un negro de Oakville, Alabama, Estados Unidos y le jode las Olimpiadas ganando las cuatro medallas más importantes de atletismo.
¡Qué putada! ¡Pobre Goebbels! ¡Qué decepción!
Pues sabes que te digo: ¡Qué se joda!.
En la peli aparece la directora Leni Riefenstahl que rodó el primer documental sobre los Juegos Olímpicos, Olympia, utilizando técnicas innovadoras. Es considerada una de las grandes cineastas de la historia.
Este aspecto de la peli es de lo más interesante. Se observa su afán de dar un carácter épico a este enfrentamiento deportivo.
Es interpretada por la atractiva Carice van Houten, de lo mejor de la peli.
Pero lo realmente sensacional de esta proyección es que me acompañó mi adorada Elena. Echó una cabezadilla, pero la peli le gustó.
Acudo con mi amigo Adolfo a ver el enfrentamiento entre dos de los superhéroes de DC Comics.
Con un inicio soporífero y con muchos comentarios previos nefastos nada prometía un final feliz.
Pero conforme avanza la historia fue creciendo mi interés.
Los tres personajes principales tienen una infancia compleja y son inadaptados sociales.
. Bruce Wayne / Batman, el único sin superpoderes, que basa su fuerza en su traje y su batmóvil.
Trastornado desde que contempló el asesinato de sus padres.
Sin amigos, sin novia conocida.
Rico y solitario.
Teme el abuso de poder de Superman y también, tal vez, quiera acabar con él por pura envidia.
Por cierto el batmóvil se refiere al coche, ¿cómo se llamará su teléfono?, ¿batcelular?.
Aquí es interpretado por Ben Affleck, un pésimo actor y un gran director.
Es posible que su actuación sea de lo peor de la peli.
Clark Kent / Superman es un emigrante ilegal que fue adoptado por unos granjeros.
Su relación con Lois es compleja.
Ella tiene cierta tendencia a caer de rascacielos.
No soy el primero que se ha planteado la cuestión del sexo con Superman.
No creo que exista vagina en el mundo capaz de soportar el empuje del kryptoniano. Imaginemos que en medio de la pasión y llevado por ella, Superman se pasa un poco (solo un poco) de entusiasmo, los destrozos en su partener podrían ser letales.
Aunque el control fuera absoluto, su esperma eyaculado atravesaría cualquier estructura, lo cual obligaría a la marcha atrás de manera obligatoria y apuntar hacia entramados prescindibles.
En cualquier caso un lío.
Además no termino de comprender como es capaz de sentir los peligros de su novia y en cambio cuando su madre (a la “que tanto quiere”) lo necesita ni se entera. Eso solo tiene un nombre: mal hijo.
Entiendo su sufrimiento. Tiene demasiados problemas.
Tampoco Henry Cavill es un buen actor, ni siquiera mediocre… Vamos que es malísimo. Inexpresivo total.
Lex Luthor, es el tercero en discordia, el detonante de la rivalidad entre los superhéroes DC.
Es muy malo. Su padre le zurraba de pequeño.
No anda bien de amigos, ni de novias y el medio clon que crea es feísimo.
A su favor: cuenta con un buen sentido del humor que contrasta con la solemnidad de los otros dos citados que son un muermo.
Al menos Lex es un tío gracioso que sabe encontrar el lado cómico a la vida, si bien es cierto que su sentido del humor es peculiar.
Es rico y se aburre. Como entretenimiento vuela el Capitolio. ¡Chiquilladas de niño mimado!
Jesse Adam Eisenberg es mucho mejor actor que sus oponentes y sabe llenar de matices a su personaje, resultando el más atractivo.
Estos tres desgraciados protagonizan esta peli que yo imaginaba pésima y no es tanto. De hecho a pesar de sus 153 minutos de duración no se hizo larga.
La que salva realmente el film es Diana Prince / Wonder Woman (La Mujer Maravilla), de la que sabemos poco de su pasado, pero es la que saca las castañas del fuego cuando se enfrentan al monstruoso engendro creado por Lex Luthor.
La muchacha no se amilana y con su escudico y su espadica hace maravillas.
Lástima que su presencia sea tan breve.
Interpretada por Miss Israel, Gal Gadot. Realmente impresionante. (Pongo foto).
La vamos a seguir viendo en La Liga de la Justicia.
La peli se debería haber titulado: La Mujer Maravilla salva el culo al murciélago y al kryptoniano.
Otro título posible: La Mujer Maravilla protectora de animales e inmigrantes.
No consigo recordar ni una sola peli buena de Bille August.
El guión, de origen literario, tiene empaque aunque cuenta con bastantes errores y subtramas ridículas, pero el conjunto de la historia resulta atractivo.
Un profesor aburrido, un cultureta en toda la regla (Raimund Gregorius) que abandona todo por seguir un impulso, el de resolver un enigma, resulta poco creíble, pero atractivo.
Es también de interés el puzzle que se va componiendo de la historia de ese médico y escritor (Amadeu).
El mayor lastre de la peli es su mala dirección (iba decir pésima, pero me he contenido).
Bille August es un mal director y no consigue trasmitir credibilidad ni a la trama ni a los personajes.
Además no sabe sacar provecho de sus actores.
Jeremy Irons nunca ha sido un gran actor, pero aquí es lo mejor.
Ni siquiera a la bella y virtuosa Mélanie Laurent le consigue sacar partido el director danés.
Había en el cine un grupo de amigas de cierta edad. Una de ellas la debía de haber recomendado. Todas se acercaron y le daban la enhorabuena por su “brillante” elección. Una comentaba: “qué bonita“. Otra decía: ” y la música, qué música más bonita“.
Yo pensaba: habré visto otra película.
A mis amigos Chona y José María también les gustó, aunque hablando con ellos reconocieron sus múltiples defectos.
El tema de la verdad y de la mentira es un asunto muy interesante. En mi opinión con la verdad se va a todas partes y antes se pilla a un mentiroso que a un cojo.
En este juego de historias metidas dentro de otras historias se basa esta peli.
El tema y el planteamiento son interesantes.
Pero adolece de dos graves defectos.
Primero que las historias no llegan a emocionar y la del soldadito americano en el París recién liberado es tan conocida que resulta repulsiva.
Segundo: la voz en off lastra toda la narración. Los que me leéis ya sois conocedores de mi aversión a este recurso que en general es absolutamente innecesario, que trata al espectador como retrasado explicándole lo que ya ve. Aquí resulta insufrible.
Tercero: los actores están más que discretos, incluido Jeremy Irons que está como pasando de todo, con escaso interés. El guapo de moda Bradley Cooper es un actor más que limitado.
El día 20 de Octubre por la noche acudí a ver el pre-estreno de esta peli y 12 días después me pongo a hacer la crítica. ¿Porqué esta tardanza? Diversas circunstancias lo han impedido, la fundamental la falta de un estado de ánimo adecuado. Pero vayamos a Margill Call.
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Contar como se descubre una crisis financiera de una gran empresa, en un escenario tan claustrofóbico como unas oficinas y que todo discurra en menos de 24 horas, consiguiendo que tenga interés y a ritmo de thriller es un reto muy complicado. Pues el director debutante J. C. Chandor lo ha conseguido.
Margin Call es una peli que engancha, que interesa y que además instruye. Se comprende porque estamos padeciendo esta maldita crisis. Unos desaprensivos vendían basura a precio de oro a unos tontos que la compraban. A los desaprensivos y a los tontos les movía la avaricia, el dinero.
El comienzo de la peli es brutal y aleccionador. Es una especie de guía de cómo despedir eficazmente, sin criterio pero con eficiencia.
Chandor juega una baza ganadora en su peli: el contar con un grupo de actores que son y están soberbios que llenan la pantalla de humanidad porque su avaricia es la de la mayoría de nosotros. Destaca un Jeremy Irons inconmensurable.
La peli está llena de grandes frases contundentes e ilustrativas.
En un momento de la peli se dice (refiriéndose a la situación de crisis de la empresa): “Todo esto parece un sueño”. Y le replican: “No, ahora estamos despertando”. Efectivamente la economía mundial vivió un sueño, una gran mentira de crecimiento y falsa prosperidad con la ilusión estúpida que cada vez se era más rico porque se compraban acciones o casas que a los pocos días valían más.
Es muy llamativo que una de las preguntas más oídas en la peli es cuánto gana cada personaje y por supuesto son cantidades astronómicas, como si el valor de una persona se midiera por lo que gana.
El cine americano apuesta con frecuencia por contar la historia reciente, esta vez con mucho acierto.