Se habla de la lucha contra la adversidad y del espíritu de superación.
Demasiadas cosas buenas para intentar siquiera hablar mal.
A Dani Rovira lo tenemos encasillado mentalmente en la comedia.
Su papel es claramente dramático.
Algo falla en mi cerebro que me cuesta tomarlo en serio.
Karra Elejalde se reafirma en lo buen actor que es.
En sus diálogos con Dani Rovira se lo come por las patas.
Curiosamente vuelven a ser yerno y suegro en la ficción.
Alexandra Jiménez está portentosa, con una interpretación impresionante. Su capacidad de comunicar sentimientos en infinita.
La peli funciona a ratos como comedia, pero mucho menos como drama.
Hay una voluntad demasiado manifiesta de emocionar, de conmover al espectador.
Algunas de las tramas secundarias solo están enfocadas a eso, a “llegar al corazón”.
No digo que no tenga mérito hacer un ironman.
Más aún si eres enfermo de esclerosis múltiple.
Pero no creo que para demostrar que puedes luchar contra la enfermedad tengas que hacer una hazaña como correr, nadar e ir en bici un montón de kilómetros, que además no es bueno para la salud de nadie.
Yo he conocido a muchos pacientes de esclerosis múltiple y todos han intentado seguir con su vida.
Concretamente Raúl, amigo de mi hijo desde la infancia, un muchacho excepcional, siempre alegre y simpático, especialmente bondadoso.
A pesar de su patología sigue trabajando, llevando una vida normal y será padre en unas semanas.
No hace falta que corra una maratón, para mí sigue siendo un héroe derrochando entusiasmo y vitalidad, lleno de ilusiones.
La última vez que le vi su máxima preocupación era que su perro se alegraba más de ver a su esposa Marta que a él.
Clint Eastwood y Tom Hanks nunca habían colaborado. Es su primera peli juntos.
Tom es el americano bueno. Con sesenta años sigue en el candelero.
Clint es uno de los grandes del cine norteamericano, con 85 parece en plena forma.
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La peli está compuesta como pedazos de un puzzle que vamos descubriendo para al final tener la imagen completa.
Pero curiosamente no hay trampas, desde el principio sabemos el desenlace, sabemos la historia.
Esto da una especial dificultad para atraer la atención del público.
Alejado de trucos baratos y de cambios de guión sorprendentes, la historia de Sully interesa porque es sincera.
Tanto el director como el actor creen en lo que hacen y eso llega al espectador.
Hanks interpreta a un piloto con experiencia, cabal, profesional, que sabe lo que tiene que hacer y lo hace bien.
Tiene sus dudas, porque es humano, pero sabe que ha hecho lo mejor.
A veces, lo mejor y lo correcto no se corresponden.
Esto que planteo debería ser lo más natural y lo es.
Pero la vida esta llena de perezosos, inconscientes y vagos.
La defensa del buen hacer que realizan este tandem es magnífica.
Se trasmite ese mensaje positivo, y en estos tiempos no está mal que nos llegue una peli con buenos valores que aplauda lo bien realizado.
Pero es que además de buenas intenciones, Sully trasmite emociones.
Hanks sabe llegarme al corazón y llenarme de sentimientos que hicieron saltar las lágrimas.
Después de haber llorado lo mío con Yo, Daniel Blake, ver esta película provocó que acabara con todas mis reservas de kleenex.
Carlos Boyero ha escrito:
“Eastwood es incapaz de contagiarme ni un gramo de pasión, tensión o entretenimiento con la reconstrucción de la hazaña (…) Todo es plano y romo en esta tediosa película”.
Su esposa cayó enferma, tuvo que cuidarla durante años hasta que falleció.
No tuvieron hijos, aunque le hubiera gustado mucho.
Sufrió un infarto. Su cardióloga no le permite incorporase al trabajo.
Daniel es un analfabeto digital. Nunca ha tenido ordenador y no sabe manejarse en internet.
Está metido en una maraña de solicitudes de subsidios.
Katie es madre soltera.
Sus dos hijos son de padres diferentes.
No terminó el bachillerato y no supo elegir a los hombres.
Después de vivir muchos meses en una pensión, el estado le da una casa en una localidad alejada de Londres.
Intenta sobrevivir con ayudas sociales y el banco de alimentos.
Ken Loach, con su guionista de cabecera Paul Laverty, compone un drama social.
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Con ritmo pausado y carácter naturalista nos presenta la historia de estos dos personajes atrapados por la necesidad y una administración que no se lo pone fácil.
Obtuvo la Palma de Oro en el Festival de Cannes. Un premio que no todo el mundo aplaudió.
Loach, fiel así mismo hace cine de denuncia social, pero del que emociona, del que te llega a las entrañas.
Porque Daniel y Katie son personajes de verdad, de los que nos cruzamos por la calle y no reconocemos.
Lloré cuando la veía y lloro cuando escribo este post.
En esta tercera temporada ya tenemos instalado a Francis Underwood (Kevin Spacey) en la Casa Blanca.
Pero las cosas no vienen rodadas. Todo son complicaciones.
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Por otro lado Doug Stamper (Michael Kelly) se recupera de la agresión que padeció en el último capítulo de la segunda temporada.
Para que os centréis éste es el lugarteniente de Underwood.
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Dos mujeres se convierten en enemigas.
Por un lado la Congresista Jackie Sharp (Molly Parker).
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Por otro la candidata Heather Dunbar (Elizabeth Marvel).
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Las cosas se le complican cuando sus relaciones con su ambiciosa esposa Claire Underwood (Robin Wright), se deterioran.
Me resulta asombroso que un personaje tan repulsivo como el presidente Francis Underwood me resulte tan atractivo.
Francis es calculador, malvado, soberbio, sin escrúpulos, sin lealtad, sin barreras morales. Un auténtico psicópata de la política.
Su ambición es desmedida. Todo por el poder. Y cuando digo todo, es todo.
Robin Wright interpreta a la Primera Dama, que por cierto ejerce de directora de alguno de los episodios, es gélida como la Antártida. Me da un poco de miedo.
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Curiosamente los discursos y los debates de los políticos que aparecen en la serie son muy interesantes y no aburren.
Posiblemente en esta serie no hay buenos. La bondad es una cualidad que escasea en la política norteamericana.
Es una serie soberbia. De diez.
Preparados para ver la cuarta temporada, pero antes vamos a retomar las series nórdica y nos disponemos a ver dos temporada de Bron (El puente).
Nos pegamos noventa minutos conversando sobre ella.
Yo soy muy superficial. Mis compañeros me descubren infinitos matices y lecturas que no había sido capaz ni de vislumbrar.
Muy enriquecedor.
Para terminar la tarde vemos este corto de 1903, posiblemente el primer western de la historia del cine.
Rodado en planos fijos generales, con un lenguaje cinematográfico muy simple.
Pero en una escena incorpora un ligero movimiento de cámara, que resulta una gran novedad.
Los asesinados mueren muy mal.
Asalto y robo de un tren tuvo un gran éxito y contribuyó de forma notable a que el cine se convirtiera en un espectáculo masivo.
Las pequeñas salas de cine, conocidas como nickelodeones, se extendieron por Estados Unidos, y el cine comenzó a surgir como industria.
La semana que viene veremos Dos hombres y un destino (Butch Cassidy and the Sundance Kid) de George Roy Hill, con Robert Redford, Paul Newman y Katharine Ross.
Basada en el libro “The Snowden files. The inside story of the world’s most wanted man” escrito por Luke Harding, y en un libro escrito por Anatoly Kucherena, el abogado ruso de Edward Snowden.
Narra los acontecimientos que siguieron a la publicación por parte del diario The Guardian de los documentos clasificados que aportó Edward Snowden sobre el programa secreto de vigilancia mundial de la NSA (Agencia de Seguridad Nacional) en 2013.
Oliver Stone nos relata meticulosamente las experiencias de Edward Snowden.
Nos lo presenta como un patriota que no pudo soportar los abusos del gobierno norteamericano.
La peli mantiene la atención y el relato es interesante.
Tal vez todo lo contado ya nos sonaba, pero la peli me sirve para ordenar mis ideas.
Oliver Stone no le imprime a su historia un pulso narrativo intenso y se queda en una producción correcta y didáctica, que no es poco, sin llegar a emocionar.
Vivimos en una sociedad anestesiada.
Capaces de tragar sapos y culebras.
Aquí en España con la corrupción de la que parece que estemos desensibilizados.
En los USA con este descomunal atentado contra los derechos civiles que no ha traído ninguna consecuencia.
Nada cambió. Seguro que la NSA sigue espiando impunemente a millones de ciudadanos en el mundo.
El único perjudicado es Edward que vivirá perseguido toda su vida por difundir la verdad.
A este negocio de la animación se han metido todas las productoras.
Warner Animation Group no se podía quedar fuera del business de los dibujos animados que llena las salas con familias devorando palomitas y Pepsi Boom.
La idea es buena.
Es romántico pensar que los niños son distribuidos por cigüeñas.
Soy de una generación a la que nunca se nos explicó como venían los niños.
Yo hasta los diez años estaba convencido que los recién nacidos eran traídos por la Ciconia ciconia.
Como toda la animación actual, esta peli es de una calidad técnica impresionante.
Pero la trama es demasiado estridente, con un intento desmedido de entretener continuamente.
Vamos, que se han pasado de frenada y ha salido un producto chillón y arrítmico.
Tal vez la parte final sea la mejor.
Lo de la natalidad a mí me emociona, tal vez por ser abuelo reciente.
Ver como esos hogares reciben a los neonatos me emociona, aunque los traigan las cigüeñas.
Benedict Cumberbatch interpreta a un neurocirujano pedante y chulito.
Empezamos mal. Este personaje me cae fatal.
Tiene un accidente. Se queda inútil de las manos…
La peli nos sumerge en una trama enrevesada de magia y brujería que se acompaña de un barroquismo de efectos especiales que lamentablemente no me impresionan.
Luego se lía en bucles espacio-temporales, para colmo de mis desdichas.
La peli no consigue interesarme nunca.
El Dr. Extraño me cae mal todo el metraje.
Me aburro como una ostra.
Solo la presencia ocasional de mi adorada Rachel McAdams consigue despertarme de mi sopor.
¿Será el Dr. Strange el peor héroe de esta Marvel-Disney?
Estas cuatro amigas, que protagonizan esta peli, me parecen maravillosas.
Seguro que las cuatro directoras lo son también.
Se trata de un proyecto fin de carrera de cuatro jóvenes realizadoras graduadas en Comunicación por la Universidad Pompeu i Fabrá de Barcelona, que ha obtenido sus reconocimientos:
2014: Festival de Cine de Albacete: Premio Abycine Indie.
2015: Festival de Cinema d’Autor de Barcelona: Premio del público.
2015: Festival de Cinema de Tarragona: Premio del Jurado Joven, Mención especial.
Mi admirado Javier Ocaña, al que por cierto pude saludar hace unos días, escribió de ella:
“Es un triunfo, el relato más auténtico sobre la amistad juvenil del cine español reciente, un golpe salvaje a las certezas vitales de una chica de 19 años”
Mi opinión es discrepante.
Sus setenta minutos de metraje se me hicieron eternos.
Conversaciones intrascendentes, sin interés.
Mal fotografiada. A las actrices no se les consigue ver la cara en casi toda la peli.
Con un sonido pésimo.
Nada me ha atraído.
Yo las hubiera suspendido.
Menos mal que seguramente estaré equivocado y estas cuatro directoras llegaran lejos en el mundo del cine. Eso les deseo.
Nunca he sido muy de Bertolucci. Siempre ha habido algo en sus pelis que no me ha acabado de gustar.
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No tuve interés en ver esta Soñadores cuando se estrenó.
Agradezco que sea proyectada en el Taller de Cine de Azuqueca de Henares.
En The Dreamers hay tres películas.
Por un lado el fondo de la Revolución de Mayo del 68, de la que por cierto no se ha hecho la gran peli.
Por otro el maravilloso homenaje y canto de amor al Séptimo Arte. Con unas referencias extraordinarias. (Pongo al final del post la lista de las pelis que se citan en la peli).
Momentos extraordinarios como esa carrera por el Louvre para superar la marca de Odile (Anna Karina), Arthur (Claude Brasseur) y Franz (Sami Frey) en Banda aparte – 1964 – Jean-Luc Godard.
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O esas afirmaciones sobre el cine que curiosamente comparto antes de conocerlas:
“Yo era uno de los insaciables.
De los que siempre se ponían en las primeras filas.
¿Por qué nos sentábamos tan cerca?
Quizá porque queríamos recibir las imágenes los primeros, cuando aún eran nuevas, frescas.
Antes de que saltaran las vallas de las filas siguientes.
Antes de difundirse de fila en fila, de espectador en espectador, hasta que, agotadas, de segunda mano, del tamaño de un sello, volvían a la cabina del proyeccionista.
Quizá la pantalla era además una pantalla que nos protegía del resto del mundo”.
Pero el núcleo central de esta producción es la relación entre estos tres jóvenes.
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Se aislan en su casa para vivir una especie de amor loco.
Dos hermanos con una relación perturbadora que introducen en su círculo al americano Matthew.
Tres jóvenes burgueses que se abandonan a sus juegos y a la desidia existencial convirtiendo un elegante domicilio en una sucia cochiquera.
Hay escenas turbadoras y llenas de erotismo, pero extrañamente no despiertan en mí el sentimiento de atractivo sexual. Debo de estar mayor.
Los tres protagonistas Michael Pitt, Louis Garrel, Eva Green están estupendos, componiendo magníficos personajes que no dejan de asombrar y de atraer.
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Pero esta historia de relación a tres, tormentosa y escabrosa no me engancha lo sufifiente y me parece demasiado alargada, demasiado explícita.
A veces, en el cine se dice más con una mirada o con un gesto que con una larga escena que incide en lo ya sabido.
Todo ello no quita para que la dirección de Bertolucci sea impecable y en algunos momentos brillante, con movimientos de cámara muy elegantes.
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Curiosidades y anécdotas:
Es la adaptación de la novela ‘The Holy Innocents‘ (“Los sagrados inocentes“), trasladada a guion por el propio autor, Gilbert Adair.
La escena en la que el pelo de Isabelle se incendia sucedió de verdad.
No estaba planificado.
Eva Green se suponía que se inclinaba hacia delante y daba un beso de buenas noches a Matthew, pero accidentalmente su pelo se prendió en llamas con la vela.
Bernardo Bertolucci decidió dejarlo.
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A Leonardo DiCaprio se le ofreció el papel de Matthew, pero lo rechazó porque estaba en la pre-producción de El aviador (2004).
Michael Pitt, que tiene una considerable semejanza con DiCaprio, ocupó su lugar.
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Hubo escenas en el guión que representan las relaciones sexuales mucho más evidentes entre los personajes de Matthew y Theo, pero no fueron filmadas.
El director Bernardo Bertolucci declaró:
– “El sexo gay estaba en el primer guión, pero tenía la sensación de que era demasiada materia. Se convirtió en redundante”.
El actor Michael Pitt dijo en una entrevista:
– “Estaba en el guión y es lo que me comprometí a hacer. Pero ellos dijeron que no iban a hacer eso”.
Para que los actores se sintieran cómodos y naturales en escenas de desnudos de la película, el director Bernardo Bertolucci les obligaba a estar desnudos mucho antes de la toma real.
Jake Gyllenhaal fue inicialmente considerado para el papel de Matthew, pero lo rechazó debido a la naturaleza explícita de las escenas de desnudos.
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Director Bernardo Bertolucci estaba tan impresionado con los actores que actuaron de forma tan natural desnudos, que escribió una larga escena adicional sin acreditar en el guión donde los tres actores principales están abiertamente desnudos.
Se eliminó en la sala de montaje.
Primera película desde Orgazmo (1997) de Trey Parker, que fue estrenada en cines en los EE.UU. con una calificación NC-17.
A pesar de su calificación NC-17, los principales circuitos teatrales como Regal y AMC acordaron mostrar esta película.
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En la peli aparecen los fragmentos de películas muy conocidas: La reina Cristina, A Band of Outsiders, Freaks, El precio del poder (1932) y La Venus rubia.
Las pelis a las que se hace referencia en Soñadores son:
Bande à part – 1964 – Jean-Luc Godard.
Corredor sin retorno – 1963 – Samuel Fuller.
Luces de la ciudad – 1931 – Charles Chaplin.
Paisà (Camarada) – 1946 – Roberto Rossellini.
Los amantes de la Noche – 1948 – Nicholas Ray.
Johnny Guitar – 1954 -. Nicholas Ray.
Jules y Jim – 1961 – François Truffaut.
Ha nacido una estrella – 1954 – George Cukor.
Rebelde sin causa – 1955 – Nicholas Ray.
Sed de mal – 1958 – Orson Welles.
Los cuatrocientos golpes – 1959 – François Truffaut.
Pierrot le fou – 1965 – Jean-Luc Godard.
Persona – 1966 – Ingmar Bergman.
La Chinoise – 1967 – Jean-Luc Godard.
El hombre de la cámara – 1929 – Dziga Vertov.
Freaks – 1932 – Tod Browning.
Scarface – 1932 – Howard Hawks.
La Venus rubia – 1932 – Josef von Sternberg.
La reina Cristina de Suecia – 1933 – Rouben Mamoulian.
Sombrero de copa – 1935 – Mark Sandrich.
Una rubia en la cumbre (The Girl Can not Help It) – 1956 – Frank Tashlin.
Al final de la escapada – 1960 – Jean-Luc Godard (Argumento: François Truffaut).
Mouchette – 18967 – Robert Bresson (Libro: Georges Bernanos).
Las canciones que suenan en la peli:
Third Stone From The Sun – Jimi Hendrix
Hey Joe – Michael Pitt & The Twins of Evil
Quatre Cents Coups (Score From “Les Quatre Cents Coups”) – Jean Constantin
New York Herald Tribune (Score from “A Bout de Souffle”) – Martial Solal
Love Me Please Love Me – Michel polnareff
La Mer – Charles Trenet
Song For Our Ancestors – Steve Miller Band
The Spy – The Doors
Tous Les Garçons et Les Filles – Françoise Hardy
Ferdinand (Score from “Pierrot Le Fou”) – Antoine Duhamel
Dark Star – The Grateful Dead
Je Ne Regrette Rien – Édith Piaf
Queen Jane – Bob Dylan
I need a man to love – Janis Joplin
Maggie M’gill – The Doors
No strings (I’m fancy free) from Top Hat, Let’s face the music and dance – Irving Berlin
Estamos ante otro producto comercial cocinado en la trastienda de Hollywood para llenar salas.
No existe la más mínima ambición artística, solo planos consecutivos con la idea de atraer al espectador.
Da igual que no haya coherencia argumental, que la trama sea un dislate… Si consigues marear al espectador y que se olvide del funcionamiento de la neuronas más nobles del sistema nervioso central, misión cumplida.
Mezcla el autismo, con el blanqueo de capìtales por la mafia, con acción con armamento pesado…
Ben Affleck es el encargado de dar vida a un individuo con síndrome de Asperger, con dotes de francotirador de élite y muy listo para los cálculos matemáticos. Difícil combinación.
Para colmo se enamora de la frágil (y maravillosa) Anna Kendrick. La pobre no encuentra su sitio en esta peli.
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Affleck es infinitamente mejor director que actor.
Estamos ante un thriller psicológico con elementos eróticos.
Una combinación adecuada para tener éxito en taquilla.
Pero también la mezcla perfecta de un telefilm de domingo por la tarde en Antena 3.
El comienzo es bueno con un planteamiento de la trama que se va componiendo con flashbacks.
Como siempre sobra la voz en off, que afortunadamente desaparece a lo largo del metraje.
De lo mejor es la interpretación de alcohólica de Emily Blunt. Estos personajes atormentados son muy agradecidos. Tal vez se lleve nominación a los oscars.
Sus compañeras de reparto también están estupendas.
La bella Rebecca Ferguson y la sensual Haley Bennett.
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Conforme avanza la historia pierde interés, con malo de palo, sin carisma y sin trasfondo.
Lo mejor que sean estas tres actrices las grandes protagonistas.
Lo peor que se convierta al final en un producto rutinario, sin la menor originalidad.
Durante los noventa y los inicios del siglo XXI fuimos compañeros de trabajo.
Ahora somos compañeros de butaca de cine.
La Conferencia que se proponía me parecía de máximo interés, pero no dejaba de ser un reto difícil.
Herir sensibilidades con este tema es muy fácil.
Llego a la sala de medios de la UNED de Guabalajara diez minutos antes.
El local está abarrotado.
Impresionado por la asistencia.
Me dedico a buscar una silla.
Me despisto y no saludo a Ángela la esposa de Daniel.
Reconozco a Santiago, educador y colaborador del conferenciante.
El director de la UNED decide que nos traslademos de sala.
Ésta se encuentra situada al lado del gran salón de actos, es más amplia, pero también se queda pequeña.
Le comento, en broma, a Ángela que tal vez Daniel se ponga nervioso ante tanto público.
Nunca he visto alterado a mi amigo.
La experiencia de Daniel como psicólogo clínico es inmensa. Toda una vida dedicada a la aplicación de su profesión en el ámbito penitenciario.
Con tono pausado y didáctico comienza su conferencia.
Nos introduce en el tema de la sexualidad para dejar claros unos planteamientos iniciales.
Nos diferencia los conceptos de pedofilia y pederastia.
Un público muy atento que incluso toma apuntes.
La manera de darnos el punto de vista del agresor es brillante.
Se basa en la novela Lolita la obra más conocida del escritor de origen ruso, nacionalizado estadounidense, Vladimir Nabokov publicada por primera vez en 1955.
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Humbert es el protagonista y el narrador de la novela.
Daniel nos relata su biografía de manera cronológica y nos introduce en las claves psicológicas del pederasta.
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Después para explicar el punto de vista de la víctima nos presenta la novela “Instrumental” de James Rhodes, basada en su dolorosa biografía.
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El orador avanza con ritmo pausado y didáctico, sus relatos son estremecedores, pero nos los trasmite de forma desapasionada y profesional.
Ya lleva casi noventa minutos de conferencia.
Por último nos brinda sus experiencias en un programa que él mismo diseñó y realizó con la ayuda de un educador (Santiago) y una trabajadora social en el Centro Penitenciario Madrid 2 (Meco) desde finales de los noventa hasta 2014.
Nos describe el programa y sus objetivos que aunque básicos no dejan de ser ambiciosos para este tipo de individuos.
Da alguna pincelada sobre la prevalencia de estos internos en la institución y cuenta alguna anécdota.
Sus experiencias darían para un curso prolongado.
Responde a varias preguntas con un público muy interesado.
Una joven le pregunta sobre un estudio que afirmaba que todos los pederestas han sido víctimas en su infancia.
Daniel lo niega rotundamente: “quién afirma eso nunca ha estado con ningún pederesta“.
Aplausos antes y después de las preguntas.
Mi amigo ha salido muy bien parado de este reto.
Una conferencia brillante donde ha sabido combinar psicopatología, literatura y cine, pues sus referencias cinematográficas han sido frecuentes.
Es el primer largo que vemos esta nueva temporada en el Taller de Cine de Azuqueca de Henares.
Bogdanovich nos retrata los inicios del cine en los USA.
Quedaba todo por inventar y por descubrir.
El lenguaje cinematográfico aún no había sido hallado.
Como dice el cámara al director, había que decidir dónde poner la cámara y decir acción.
Se nos muestra el enfrentamiento entre los grandes estudios y los independientes, con el uso de técnicas gansteriles.
La pugna en los montajes entre director y productor.
El inicio del fenómeno fan.
La rivalidad entre las actrices.
El divismo de los actores.
Contado con un ritmo, en ocasiones frenético.
Usando en muchos momentos el slapstick.
Estupendas las escenas en las que estos cineastas/espectadores se emocionan viendo El nacimiento de una nación de D.W. Griffith.
Es curioso que una peli que homenajea el cine mudo haya sido rodada en color.
Al parecer Orson Welles instó a Bogdanovich a fotografiar la película en blanco y negro, pero el estudio se resistió a esta idea.
En la retrospectiva a Bogdanovich de marzo de 2008, celebrada en el Teatro Castro en San Francisco, fue presentada en blanco y negro.
La peli resulta ocasionalmente divertida, aunque su mayor cualidad, posiblemente, sea su carácter didáctico.
Algunas anécdotas:
Para el estreno de Los Ángeles, todos los invitados (y algunos críticos) pagaron cinco centavos para ver la película.
Sin embargo, la reacción de la crítica no fue buena y un crítico (David Sheehan) alegó que no valía la pena pagar ni un centavo para verla.
Tres generaciones de la familia O’Neal aparecen en esta película: Ryan O’Neal, su hija Tatum O’Neal , su hijo Griffin O’Neal (el niño entrega los rollos de película), y su madre Patricia O’Neal (uno de los aficionados fuera de la sala de cine).
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Cybill Shepherd afirma en su autobiografía que rechazó el papel de Kathleen Cooke que interpretó Jane Hitchcock.
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Peter Bogdanovich quería a Jeff Bridges, Cybill Shepherd, John Ritter y Orson Welles para los papeles principales.
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Por último, destacar la presencia de la maravillosa Stella Stevens con una larguísima carrera en cine y televisión de 1960 hasta 2005, cuando hizo su última peli.
Tal vez su papel más popular sea el de Stella Purdy en El profesor chiflado de Jerry Lewis.
El fondo de la historia planteado en La fiesta de las salchichas es interesante.
Todo un supermercado vive con la idea de llegar a una vida mejor cuando son comprados. Desconocen su triste final, ser devorados por gigantes insaciables.
Hay subtramas de amor, entre una salchicha y un panecillo.
Otras de enfrentamiento entre alimentos árabes y kosher.
O la aventura de una salchicha deforme en el exterior, con decapitación incluida.
La peli está llena de ideas originales, de ocurrencias simpáticas.
Los dibujos y el estilo de animación es muy pixar.
Lo que pretende ser una peli desternillante solo consiguió arrancar alguna leve sonrisa en mí.
Todos los diálogos están repletos de palabras malsonantes y soeces. Hasta tal punto que no hay ni una sola oración gramatical ausente de algún taco.
Las referencias sexuales son constantes, llegando a saturar.
En definitiva lo que pretendía ser un producto adulto acaba siendo un producto juvenil-adolescente del que disfruta con frases en las que se coloca puto delante de cada sustantivo.
De hecho la sala estaba llena de jovencitos que gozaban con este vocabulario.
Afortunadamente no había ningún niño.
Porque hay que dejar bien claro, que este caso, cine de dibujos animados y público infantil no van de la mano.
Antes y después de verla he oído comentarios elogiosos.
Siempre puedo pensar que tal vez esté equivocado.
Pero me creo poseedor de un don divino.
De una gracia que solo unos pocos elegidos poseemos.
Una capacidad especial para apreciar la calidad y descubrir lo penoso.
Por ello soy tan poco influenciable.
Ya sé que lo que acabo de afirmar suena a pedantería, a soberbia.
Pero no es mérito mío, es una cualidad innata.
Seguramente a Ron Howard y a Tom Hanks le pusieron un número en un trozo de papel.
Ellos preguntaron:
– ¿Es un teléfono?
– No. Es una cifra de dólares.
Los dos pusieron cara de satisfacción y aceptaron.
Da igual que Ángeles y demonios (2009) fuera un fiasco con un argumento infumable y además un fracaso en taquilla.
Hollywood funciona con sus propias reglas, equivocadas a veces, pero la combinación Dan Brown, Ron Howard y Tom Hanks parece taquillera.
Además al actor y al director les ofrecían rodar en Florencia, Venecia y Estambul.
Que más se puede pedir, te pagan por hacer turismo.
Da igual que el argumento sea incoherente.
Que las situaciones sean ridículas.
Los diálogos penosos e hilarantes.
Que haya continuos giros de guión para confundir al espectador.
Todo da igual si te van a pagar una pasta gansa.
Howard dirige con método una thriller imposible.
Hanks pone cara de circunstancias en cada escena.
De paso metemos a Felicity Jones que está de moda y a la danesa Sidse Babett Knudsen para dar un toque de calidad europeo.
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Pongamos también bonitas tomas, estilo publi-reportaje, de estas ciudades tan cinematográficas.
Así se confecciona un producto comercial que consigue engañar a gran parte del público, que sale convencido que le han dado cine de calidad cuando lo que le han metido es un gol en propia meta.
Inferno es solo basura, envuelta en papel de regalo, pero solo basura. Y estoy siendo generoso.
Con Mónica Gallo y Diego Gismero hemos comentado la actualidad cinematográfica alcarreña con la primera película de la temporada del Cine Club Alcarreño, Todos queremos algo de Richard Linklater.
También hemos comentado brevemente el segundo día del Taller de Cine de Azuqueca de Henares, Así empezó Hollywood (Nickelodeon) de Peter Bogdanovich.
Hemos terminado con dos grandes estrenos que podemos ver en los Multicines Guadalajara:
Con Diego Gismero y Mónica Gallo hemos comenzado hablando del primer día del Taller de Cine de Azuqueca de Henares en que vimos la peli Viaje a la luna (Corto) de Georges Méliès.
Tim Burton acierta volviendo a sus esencias presentándonos unos personajes raritos.
Él en su infancia y juventud no fue precisamente popular y, tal vez, por ello sabe representar ese universo de marginados, de inadaptados sociales que son superiores a los demás, aunque no deseen serlo.
La peli funciona bien como retrato de personajes.
La presentación de los mismos es ejemplar y todos resultan muy atrayentes.
Con esa mezcla tan interesante de super-héroes y marginación, con una cierta melancolía interior de saberse poseedores de dones envidiables, pero al mismo tiempo apartados de una vida normal.
Estos niños peculiares se ven obligados a permanecer ocultos no solo en el espacio sino también en el tiempo.
Y en esto es donde yo me pierdo.
Nunca he sido muy bueno en comprender los movimientos en el tiempo.
Me lío dos veces al año con el maldito cambio de hora. Osea que imagínate con estos bucles temporales.
El guirigay de los malos con ojos blancos y los “huecos” invisibles para casi todo el mundo es un lío.
La peli se pierde en un sinfín de efectos digitales que me superan.
En la relación abuelo-niño percibo cierta ñoñería que me molesta levemente.
En resumen: Burton vuelve a sus personajes, pero se lía con los efectos especiales.