La peli se desarrolla durante poco más de 24 horas. Un niño pequeño (Ismael) viaje desde Madrid a Barcelona para conocer a su padre.
Durante la proyección me emocioné, llegue a llorar, cuestión no muy difícil porque soy de lágrima fácil. Salí muy satisfecho. La peli me había calado.
Pero han pasado unos días. A mí me gusta reposar y meditar antes de criticar.
El análisis post-visionado desmonta mi buena impresión inicial.
Hay pelis que después de vistas ganan, encuentras cosas que se te habían pasado en la proyección o detalles que la mejoran.
En otras ocasiones, como en ésta, te das cuenta de lo poco verosímil del guión. Dejas de creerte los personajes…
Asombroso el viaje del niño, sus inquietudes y que hable como un viejuno.
El personaje de Mario Casas está mal construido. Su cojera, su activismo social me parecen de palo. No tengo mala opinión sobre este actor, de hecho en La mula o en Grupo 7 me gustó mucho.
En cambio el personaje de Sergi López me resulta estupendo, real y simpático. Aunque, bien mirado, la historia de su fracaso como músico es un poco tramposa.
Belén Rueda es una gran actriz y aquí está estupenda. Deja por una vez su papel de sufridora oficial del cine español. Vamos, que por esta vez no hace un belenrueda.
A pesar de lo dicho os la recomiendo. Os hará sentir y os emocionará. Eso sí, prohibido el análisis posterior.
Decido asistir. Me levanto temprano. Frío intenso con una helada respetable.
Desde las ocho y diez de la madrugada los voluntarios de Cruz Roja Guadalajara montan, en el Poliderportivo del Colegio de la Paloma, lo necesario para prestar la primera asistencia a supuestos damnificados por una catástrofe.
Gema, la encargada de prensa de Cruz Roja, me explica con detalle el objetivo del simulacro y sus pormenores.
Más tarde acuden los voluntarios de Azuqueca de Henares que se encargan del dispositivo sanitario.
Llegan los figurantes para dar más verosimilitud a la actividad.
Agradable saludar a antiguos amigos como Javi, Mara y José María.
Impresionante ver como estos chicos están llenos de ilusión y ganas de hacerlo bien. Aficionados que actúan como profesionales.
Vuelvo a casa heladico-heladico.
Espero que os guste el vídeo que he editado.
Os pongo la foto de la agrupación de Azuqueca que se brindaron a posar.
Aunque parezca increíble, fui el único periodista que asistió.
Cuando paso por Media Markt es imposible resistir la tentación de mirar y comprar DVDses. Elena elige casi al azar esta peli.
Su director Mark Mylod se ha dedicado preferentemente a la televisión.
Un golpe de suerte se trata de un thriller con algo más que toques de comedia negra.
Desde el principio me recordó a los hermanos Coen. El paisaje de Alaska, los personajes, el tema, incluso los actores pertenecen al universo de los famosos cineastas judíos.
Una trama bien urdida, con un buen ritmo narrativo, con imágenes potentes, con giros de guión bien construidos.
Extraordinariamente divertida.
Robin Williams es un actor que me gusta y que admiro, un magnífico comediante.
Holly Hunter interpreta a una simuladora de Síndrome de Tourette, lo que le permite decir palabrotas e improperios con absoluta libertad.
Hablaré primero del personaje (brevemente) y después de la peli.
Lady Diana Spencer, Princesa de Gales, me despierta la misma compasión que cualquier otra persona que haya muerto prematuramente.
Se dice que llevó una vida triste y no fue feliz. ¿Cuántas mujeres son abandonadas por su marido y además pasan hambre y necesidad y aún así salen adelante?
Diana ni pasó necesidad, ni nada parecido. Vivió en la opulencia y posiblemente en el despilfarro. Si no fue feliz es que, tal vez, fuera un poco torpe. Muchos con menos son felices.
Que contribuyera en acciones humanitarias me parece fenomenal. Pero es muy fácil hacer explotar una mina o dar un abrazo a un niño herido y luego dormir esa misma noche en un hotel de cinco estrellas. Que su labor a nivel mediático tuviera repercusiones, no lo dudo.
Para mí tiene valor la acción de sanitarios que dentro de Medicus Mundi, por poner un ejemplo, trabajan y viven en condiciones pésimas (iguales a la población que atienden) ayudando físicamente y de manera directa a quien lo necesita. O sin ir más lejos, voluntarios de Cruz Roja o de Cáritas que emplean su tiempo en colaborar con los demás.
Ninguno sale en la tele y son merecedores de nuestro reconocimiento mil veces más que reinas y princesas que con dar un beso a un niño se ganan la admiración de los consumidores de propaganda divulgada por la caja tonta.
Pasemos a la película.
No sé si será verdad o no la historia de amor que nos cuenta Oliver Hirschbiegel pero resulta de los más empalagosa y fallidamente sensiblera. La cantidad de edulcorante por frame es tan alta que podría causar graves complicaciones a cualquier diabético y esta grave enfermedad a quien no sea.
Este director es conocido por haber participado en series de televisión como los Borgia o la inefable Rex: Un policía diferente. En su haber figura la realización de la muy apreciable El hundimiento.
Aquí perpetra un drama romántico enfocado a no destacar ni un solo defecto de su personaje protagonista (la nombrada princesita). Dejando a parte algunos episodios, realmente inverosímiles que ofenden la inteligencia, la trama resulta de muy escaso interés.
Todo está pensado para ensalzar la figura de la protagonista.
El termino hagiografía se refería en origen al relato de la vida de los santos. En la actualidad también se aplica a las de personas que, para su biógrafo, reúnen méritos tan excepcionales y están a un nivel tan separado del resto que en la práctica se les trata como a santos.
Decir que este relato es hagiográfico sería quedarse corto. A Diana se la presenta perfecta.
Además me resulta repugnante el recatamiento que se tiene para evitar ver, ni por asomo, desnuda a la princesa.
Su factura es de telefim-basura pero con más medios (mal empleados).
Naomi Watts, que es una muy buena actriz, hace lo que puede con su papel. Intenta imitar andares y gestos de Diana pero su personaje resulta indigesto.
Primeramente se pensó en Jessica Chastain pero no pudo hacer este papel por cuestiones de calendario.
Naveen Andrews interpreta al doctor Dr. Hasnat Khan. El personaje resulta increíble y repulsivo, con una pedantería insoportable, repitiendo sin cesar que se dedica a salvar vidas. Al actor lo conocemos de la serie Perdidos.
Mi intención era ver El Hobbit: La desolación de Smaug pero había una cola inmensa y llegué a la taquilla más tarde de la hora de inicio y la opción horaria más conveniente era ver este bodrio. Debía de haber dormido menos siesta.
Película argentina que veo dentro de las proyecciones del Cine Club Alcarreño.
Es impresionante la cantidad de espectadores que asistimos a estas pelis. La mayor sala de los multicines casi llena.
Santiago Mitre nos ofrece una peli política siguiendo las tribulaciones de un estudiante, con escaso interés por los estudios, pero con una gran capacidad de manipulación, que se va introduciendo en el mundo de la política universitaria de la mano de su novia, una profesora activista.
A Mitre le preocupan poco las ideas y le divierte más contarnos los manejos de los políticos, eso que se da en llamar acción política. Esa política con minúsculas en la que los esfuerzos van dirigidos a obtener votos y alcanzar el poder, pactando con quien sea y por lo que sea.
Ese debate se plantea, se verbaliza. Todo sirve para obtener el poder y cambiarlo todo para que todo siga igual.
El joven Roque con muchas habilidades sociales resulta ser manejado por un profesor con más experiencia y ansias inconmensurables de poder que no duda en traicionarlo para obtener sus fines.
Película con enjundia suficiente como plantear debates interesantes pero tal vez no demasiados constructivos, como ocurre en la peli.
Lástima que esa consistencia en el planteamiento se vea herida de muerte por el lenguaje cinematográfico empleado.
El uso continuo e irritante del primer plano es detestable. Odio profundamente esta forma de rodar. Tal vez solo esconda la falta de recursos económicos pero hay otras opciones.
Lo que podría haber sido una peli muy interesante en el fondo, termina siendo insoportable en la forma.
Louis Malle se inspira en sus experiencias en un internado francés durante la Segunda Guerra Mundial.
En Adiós, muchachos hay una descripción de la adolescencia, pero también está el retrato de la sociedad en la Francia ocupada por el ejército alemán.
No hay que olvidar que Francia permaneció en manos de los alemanes cuatro años y que muchos de los franceses colaboraron activamente con el ejército de ocupación o volvieron la cabeza hacia otro lado. Tan solo una minoría participó en la Resistencia.
También hay que recordar que Francia, a órdenes de los nazis, detuvo y envió a campos de concentración a muchos judíos y disidentes políticos, entre ellos un número no despreciable de españoles republicanos.
Louis Malle nos muestra todo esto desde el punto de vista de estos niños que observan y sobreviven en esa dura realidad.
La peli está llena de ternura, de emotividad de sensibilidad, de emoción. Con una fotografía y una banda sonora que nos sitúan de manera perfecta en la época.
El relato es sutil, sin estridencias, sin dramas excesivos pero es duro, aleccionador, y descorazonador, terrible como la verdad.
La película se basa en la obra pictórica de Pieter Brueghel el ViejoCristo cargando la cruz (os pongo la imagen).
Esta producción polaca dirigida por Lech Majewski nos recrea la realización del cuadro y la historia de doce personajes de la pintura.
Gran parte de la peli carece de diálogos. Me gusta observar y descubrir las historias y los personajes sin que las conversaciones interrumpan ese proceso que exige esfuerzo pero es muy gratificante.
El director además usa planos medios y generales al igual que el pintor y se olvida de los primeros planos, cuestión que agradezco sobremanera. Ahora hay una especie de moda de poner la cámara desmesuradamente cerca de los actores, por una nefasta influencia de la televisión. Esa manera de rodar se considera de autor y no deja de ser más que un recurso barato y cultureta que ha desembarcado del telefilm más mediocre.
Las historias de los personajes son desde costumbristas a muy violentas, como la paliza que recibe el hereje de manos de los milicianos españoles custodios de la verdadera religión católica.
Me ha gustado su puesta en escena esteticista que pretende recordarnos que estamos dentro de la obra pictórica.
Una peli muy interesante, una apuesta arriesgada pero con muchos rasgos de calidad.
A Elena no le gustó, las escenas violentas la desagradaron profundamante.
En 1976 Brian De Palma nos ofrecía una peli extraordinaria. Me declaro admirador de este director. Por ello voy a evitar comparaciones. Me olvidaré de la Carrie de los setenta.
Recuerdo perfectamente cuando acudí a su estreno, tenía 18 años recién cumplidos. La mezcla de terror y drama personal me fascinó. Unos meses antes había visto Hermanas que me había impresionado sobremanera. No puedo olvidar ese sofá olvidado en una estación. Me dan ganas de revisitar a De Palma.
En 2013 la directora Kimberly Peirce nos ofrece una peli entretenida con una atmósfera asfixiante y desasosegadora.
Carrie White da una pena terrible. Acosada cruelmente en el instituto y machacada psíquicamente por su pecadora madre.
El final es desmesurado pero a mí no me ha disgustado, tal vez demasiado largo.
Julianne Moore compone su personaje de manera perfecta. Una de las grandes actrices del momento.
El mayor acierto de la peli es una magnífica Chloë Grace Moretz que da vida a esa pobre muchacha, llena de ternura, de inocencia, de bondad. Ya sé que se desmadra al final con lo de la telequinesia. Pero yo la disculpo porque se lo merecen. Un castigo duro pero justo 🙂
Me gusta tanto esta actriz que casi la prefiero a la Sissy Spacek de los setenta.
Al final he caído en comparaciones. De perdidos al río: me gusta más la versión de De Palma a pesar de Chloë Grace Moretz.
Por cierto, la Carrie del cartel se parece más a Natalie Portman que a su verdadera protagonista. Fíjate bien.
Decir que la comedia es un género difícil es insistir en lo ya conocido. Hacer reír es mucho más difícil que hacer llorar.
Desde los primeros fotogramas conecté perfectamente con la peli. Si se sabe crear complicidad desde el principio es más fácil enganchar al espectador.
Esa primera escena me parece un auténtico prodigio.
Tres bodas de más se debate entre la comedia romántica, la bestia estilo hermanos Farrelly, la escatológica y la nostálgica como de Jerry Lewis. Algo me recordó al Profesor Chiflado (cosas de los circuitos neuronales).
La idea de basar una peli en bodas no es nueva pero da mucho juego. No hay nada más esperpéntico que una boda.
A mí resultan de lo más divertido. La gente se disfraza, las chicas e repintan y todo el mundo parece estar inclinado al exceso en el comer, en el beber y en el ridículo. Es un ejercicio de catarsis, de olvido de la rutina. Siempre hay una rubia fresca, un tío del pueblo que bebe más de la cuenta, alguna abuela emocionada… En el lado malo de la balanza que te gastas una pasta.
En la peli salen casi cuatro bodas diferentes. La del pueblo es puro Berlanga.
Quim Gutiérrez se está convirtiendo en el rey de la comedia española.
Inma Cuesta deja sus anteriores papeles dramáticos y se nos presenta como la nueva princesa del género, extraordinariamente convincente.
Bernardo Bertolucci lleva 40 años haciendo pelis y es curioso que ahora que es un anciano nos hable de la adolescencia.
Lorenzo, el raro del instituto, prefiere encerrarse en un sótano que ir a esquiar en la Semana Blanca. Verá pelis en el portátil, leerá libros de vampiros… Vamos, un planazo.
Su tranquilidad se ve truncada cuando aparece su hermana que busca refugio para pasar la abstinencia a la heroína.
Los dos hermanos, solo de padre, se tienen que soportar y aunque parezca paradógico, sin moverse del sótano realizan un viaje que les lleva a entenderse y a quererse.
Las aspiraciones de Bertolucci son hacer una peli pequeña que cuente una historia sencilla con muy escasos medios. No hay intención de grandes reflexiones ni de generalizar. Es lo concreto, lo personal lo que interesa.
Tal vez la simplicidad de la historia y el ambiente oscuro del sótano no contribuyen a recrear un relato divertido pero hay la suficiente fuerza emocional como mantener la atención del espectador.
Javier Bardem se ha trasmutado en una caricatura, su actuación es excesiva, como ya viene siendo habitual.
Brad Pitt, como el resto de los personajes, va despistado por la peli.
Cameron Diaz interpreta el rol de una mujer fatal y está arroladora, aunque da bastante miedo. A mí verla en pantalla me intimida, no quiero imaginar en la vida real. Impresionante cuando se beneficia a un descapotable (raro-raro). Es lo mejor (o lo único bueno) de la peli.
Con un buen director y unos actores estupendos se puede hacer una caga… como ésta. ¡Ay el guión! ¡Qué importante es el guión!
Este movimiento artístico surge cuando muchos de los críticos y escritores de la revista especializada “Cahiers du Cinéma” (Cuadernos de Cine) -fundada en 1951 por André Bazin– deciden incurrir en la dirección de filmes hacia finales de los años cincuenta, tras haber desempeñado la profesión de guionistas durante los años precedentes. Tales son los casos de François Truffaut, Jean-Luc
Reveo esta peli después de que se mencionara en la última sesión de coloquio del Club amigos del Cine.
La primera vez que la visioné fue en la transición en un cine de Arte y Ensayo, muy posiblemente en el cine Eliseo en Zaragoza. Años más tarde, en los ochenta, la vi en la ahora denostada televisión pública en la Dos en un ciclo dedicado a su director.
Si soy capaz de recordar estos datos es porque desde la primera vez me subyugó y por eso se quedó impreso su recuerdo para siempre. La hemos visto en casa varias veces más.
François Truffaut nos presenta de manera descarnada, realista pero para nada sentimentaloide la vida de Antoine Doinel, personaje mítico de la historia del cine.
Es imposible no empatizar con Antoine. Niño malquerido, no deseado, castigado por un profesor intransigente y abandonado por unos padres egoístas e intolerantes incapaces de preguntar a su hijo el porqué.
Antoine es un niño travieso, inquieto, pero en él no hay en absoluto maldad.
Despierta una ternura y una compasión inmensas. Pero es un muchacho fuerte y decidido con una claridad de ideas asombrosa y con un espíritu de lucha admirable, aunque destila candidez.
Detrás de las peripecias de su protagonista está el retrato social de una época.
Antoine Doinel me sacaría a mí 10 o 12 años. Su entorno en los cincuenta en Francia me parecen equivalentes a los sesenta en España. Las calles, los abrigos, las clases me resultan familiares. Tal vez la disciplina en mi época era mayor por ese universo gris de franquismo y nacionalcatolicismo que lo impregnaba todo. La ausencia de símbolos religiosos en la vida de Antoine Doinel es una gran diferencia.
François Truffaut rueda con extraordinario vigor, como buen conocedor de la técnica y del lenguaje del cine. Usa planos cenitales, travelings, planos-secuencia, todo con elegancia y saber hacer. Los primeros planos son escasos y medidos, recurso que detesto y que ahora se usa en exceso.
Rodar en exteriores, en ambientes reales fue muy usado por los cineastas de la Nouvelle vague. Para evitar cargar con voluminosos equipos de sonido estas escenas se rodaban sin ruido ambiental que luego se añadía en el montaje.
El título de la película proviene de la expresión francesa “faire les quatre cents golpes” que significa “vivir una vida salvaje”, como lo hace el personaje principal. La traducción literal de la expresión sería “hacer los 400 trucos sucios”.
Todos los jóvenes actores que, sin éxito, audicionó Truffaut, para el papel de Antoine fueron utilizados en las escenas del colegio.
François Truffaut hace una pequeña aparición en la película. Acompaña a Antoine en la atracción de feria y después se le ve fumando un cigarrillo en la calle.
La interpretación de Jean-Pierre Léaud es prodigiosa. Truffaut tardó mucho tiempo en encontrar al actor adecuado.
Si consigo el resto de las pelis de la saga de Antoine Doinel las veré.
Os pongo al final un vídeo con una versión del tema de Luis Eduardo Aute de Cine, cine más cine por favor. Una canción maravillosa.
Zoomwooz es una experiencia escénica concebida como cine en directo.
Acudimos a verla a la Casa de la Cultura de Azuqueca de Henares dentro del Certamen de Teatro Espiga de Oro.
Desde el comienzo quedé sorprendido, pero lo que se me ofrecía no me interesaba en absoluto y mucho menos me divertía.
Tuve la tentación de abandonar la sala pero me contuve.
Música turbadora e insoportable e imágenes que me no atraían.
Afortunadamente después de cuarenta minutos de tedio absoluto terminó el espectáculo. El público aplaudió.
A Elena tampoco le había gustado. Había aplaudido por educación. Es que Elena es superbuena y muy considerada.
Mi asombro era mayúsculo al ver que personas inteligentes que conozco sobradamente habían aplaudido.
Antes de salir de la sala comentamos con nuestro amigo Pablo. A él le había gustado.
Admiro y envidio a las personas que saben encontrar valores positivos en algo que a mí me ha parecido insoportable.
Que quede bien claro que no tengo nada contra Karla Kracht y Andrés Beladiez (dramaturgo alcarreño de prestigio) a los que pido perdón por no haber sido capaz de disfrutar, ni apreciar su obra.
Película canadiense que veo dentro de las proyecciones del Cine Club Alcarreño.
Chloé es una ginecóloga que trabaja en una Clínica para mujeres en Palestina pero vive en Israel. Tiene amigos a un lado y al otro del muro que separa dos pueblos marcados por el odio, la violencia y la incomprensión.
La manera de rodar de su directora Anaïs Barbeau-Lavalette me parece detestable. La cámara pegada a la nariz o al cogote de los actores, con planos desenfocados que me resultan especialmente molestos. Cuando aleja la cámara y da planos largos o medios gana. Le aconsejaría que aprendiera de los clásicos como el gran John Ford.
Al margen de esta queja, que lastra la peli, Inch’Allah es brillante. El acercamiento a personas reales dentro de este sempiterno conflicto es de lo más interesante.
Los personajes no son unívocos, son multifacetarios con sus propias contradicciones.
Los dos bandos intentan arrastrar a Chloé hacia su posicionamiento.
La gran virtud de esta peli es la ausencia de maniqueísmo.
Las imágenes de personas escarbando en la basura me resultan impactantes y lamentablemente familiares. Conmovedora la imagen del niño siempre vestido con una capa de superman.
Todos los actores están bien, pero el peso de la peli descansa sobre Evelyne Brochu, una actriz con una capacidad de trasmitir emociones (con muy poco) impresionante. Sencillamente maravillosa.
Una peli mal rodada pero que aún así comunica verdad. Turbadora, triste, pesimista, real…
Acudo al pase de prensa de esta peli en una sala de Universal en el Paseo de la Castellana.
Ir a ver estas proyecciones supone un esfuerzo ímprobo. Conducir hasta Madrid. Aparcar, con su coste económico correspondiente. Comer un bocadillo o más bien engullirlo…
Pero hay recompensas. La mayor compartir sala con críticos conocidos. Me hace sentir importante.
Esa tarde pude reconocer a Carlos Marañón, director de la estupenda revista Cinemanía, que leo todos los meses, además de Fotogramas.
Los asientos extraordinariamente cómodos y mi costumbre por el sesteo invitaban a la somnolencia.
La idea inicial de la peli no es demasiado original. Un cuarentón incita a sus antiguos amigos de la adolescencia a terminar un circuito de bares, que no consiguieron acabar en su momento.
Cuando parecía que la peli iba a discurrir por los senderos trillados de resacón en, aparecen unos robots-barra-extraterrestres con sangre azul que pretenden robar los cuerpos.
Todo se salvaría si este disparate tuviera gracia, pero es que no la tiene.
Las escenas de acción son reiterativas y todo suena a ya visto.
Podría decir que las reflexiones sobre el peterpanismo y sobre los iguales que se vuelven las personas de cuarenta o más son interesantes pero eso ya lo han dicho otros.
A la vuelta a casa un atasco horroroso por un accidente con un camión cruzado.
Desde luego esa tarde no había valido la pena ir al pase de prensa. Así es la vida.
Me han permitido pertenecer en la Asociación de Informadores Cinematográficos de España. Sin la menor intención de menospreciar a esta prestigiosa asociación de críticos y periodistas de cine pero mi aceptación me hace pensar que admiten a cualquiera.
Recuerdo perfectamente que veía las películas de los Hermanos Marx las tardes de los sábados en televisión. En aquella etapa apreciaba mucho el humor y la risa. Ahora me sigue pasando igual.
Detestaba profundamente cuando Harpo Marx se ponía a tocar el harpa, era un sufrimiento interrumpir la comedia y oír ese instrumento.
Vemos Sopa de ganso porque se cumplen 80 años desde su estreno. Fue originalmente incomprendida pero con los años ha ido aumentando en incondicionales y ahora se considera la mejor peli de los Hermanos Marx, aunque eso es discutible como todo.
Se pueden sacar muchas conclusiones de esta peli pero la más importante es que Rufus T. Firefly presidente de Freedonia no hay que llamarle principiante, porque te declara una guerra.
La ciudad de Fredonia en Nueva York, se quejó de la utilización de su nombre con una “e” adicional. La respuesta de Los Hermanos Marx fue: “Cambien el nombre de su ciudad, que está haciendo daño a nuestra imagen”.
El dictador italiano Benito Mussolini prohibió la película en Italia porque pensó que era un ataque directo a él. Cuando la noticia llegó a Los Hermanos Marx declararon que habían llegado al éxtasis.
Cuando se le preguntó cuál era el significado político de esta película, Groucho Marx dijo: “¿Qué significado? Éramos sólo cuatro judíos tratando de conseguir una risa.”
El país ficticio de Sylvania fue llamado “Amnesia” en los primeros borradores.
Una de las pocas películas con Harpo Marx en la que no realiza un solo de arpa, aunque toca las cuerdas de un piano.
En el guión original, Chicolini y Pinky eran primos y Bob era el hijo de Firefly.
Los primeros borradores del guión incluyen escenas en un teatro de ópera y a bordo de un zeppelin. Fueron suprimidas por falta de presupuesto.
El director Leo McCarey es uno de los grandes de la comedia de los años 30 y 40, descubridor de la pareja cómica de Stan Laurel y Oliver Hardy y ganador de numerosos premios oscar.
Margaret Dumont siempre interpretaba el mismo papel de viuda rica enamorada de Groucho Marx, éste llegó a afirmar que era el quinto hermano Marx. En la época mucho público creía que estaban realmente casados. Margaret no comprendía la mayoría de los chistes de los hermanos pero era una experimentada actriz de comedia y aguantaba el tipo como podía.
Copio un par de diálogos de esta peli:
Groucho: No es que me importe, pero, ¿dónde está tu marido?
Margaret Dumont: ¡Ha muerto!
G: Seguro que solo es una excusa.
MD: Estuve con él hasta el final.
G: No me extraña que falleciera.
MD: Lo estreché entre mis brazos y lo besé.
G: Entonces, fue un asesinato. ¿Te casarías conmigo? ¿Te dejó mucho dinero? (Responde primero a lo segundo)
.MD: ¡Me dejó toda su fortuna!
G: ¿No comprendes lo que intento decirte? Te amo.
G: Pensarás que soy un sentimental, pero ¿te importaría darme un mechón de tu cabello?
MD: ¿Un mechón de mi cabello?
G: Y no te quejes. Te iba a pedir toda la peluca. Cásate conmigo y tendremos nuestra propia familia.
MD: Oh, sería maravilloso. Y dime, cariño, ¿tendríamos una bonita casa?
G: Pues claro, ¿no estarás pensando en mudarte?
MD: Temo que después de llevar algún tiempo casados encuentres una mujer hermosa y te olvides de mí.
G: No te olvidaré. Te escribiré todas las semanas.
Sopa de ganso es Marx en estado puro, con sus genialidades y sus defectos.
Jamás se vio una declaración de guerra tan divertida.
La escena del falso espejo es todo un clásico.
Esta crítica se la dedico a mi amigo Félix, que hace tiempo que no veo, un incondicional de estos hermanos.
Acudimos a este monólogo dentro de la trigésima edición de la Muestra de teatro Espiga de Oro de Azuqueca de Henares.
Durante dos horas el fundador de Animalario mantiene la atención del espectador.
Hay momentos de humor, experiencias personales y análisis político, mucho análisis político.
San Juan nos habla de la transición, de la monarquía, de la herencia del franquismo, de la influencia norteamericana en la democracia española, de la socialdemocracia…
Un análisis diáfano, clarificador, aleccionador, sujeto a debate.
El capitalismo nos ha absorbido, nos ha llevado a su bando. Todos tenemos (o queremos tener) una casa en propiedad, un coche, una tarjeta de crédito (o muchas y de color dorado), un móvil cojonudo, un plan de pensiones, un seguro de salud privado…
Nuestra aspiración y nuestra felicidad reside en el consumo. De esta manera arranca el monólogo de Alberto que sigue por caminos diversos pero muy interesantes.
Se termina enlazando con la gran esperanza del Movimiento 15-M.
A mí me gustó mucho-mucho. Tal vez ya era todo conocido o sospechado pero necesitas que alguien te lo diga de vez en cuando. Y San Juan me lo dijo claro y alto.
La bibliografía sobre la que se basó la expuso en el escenario al final de la función. Os pongo una foto.
Hace un año veía y comentaba Los Juegos del Hambre, terminaba diciendo que quería ver la dos. Recuerdo que me la recomendó una joven paciente, una niña encantadora de unos 14 años que después de leer los libros no había salido decepcionada con la peli.
Esta Los juegos del hambre: En llamas mantiene un magnífico pulso narrativo. Se ve con interés.
A pesar de sus casi dos horas y media de duración, se me hizo muy corta. Cuando terminó pensaba que tan solo había pasado una hora o poco más y me sorprendí. Quería más, me había sabido a poco.
Tiene todos los ingredientes para convencer: acción, amoríos, rebeldía, emoción, aventuras…
Jennifer Lawrence carga con todo el peso de la peli. Es una heroína a la fuerza. Su afán de sobrevivir la ha convertido en un icono para los rebeldes. Pero ella no está conforme con su destino.
El final, ligeramente sorprendente, hace que desees ver la tres.
Fui a la primera sesión y lo habitual es encontrar una sala vacía. Ayer el cine estaba a rebosar, repleto de adolescentes, de chiquillas sobre todo. Era el más viejuno con ventaja.
Ver una sala llena siempre gusta, da esperanza para que este arte no desaparezca.
Las niñas que estaban detrás mío se mantuvieron calladas durante toda la proyección. Al final una comentó que le había decepcionado pero su amiga le replicó que era muy fiel al libro y le encantaba.
Las jovencitas que tenía delante no pararon de meter ruido, chillar, hablar. Jugaban al móvil, saltaban, extraordinariamente molestas. Les llamé la atención en dos ocasiones, primero con amabilidad y después algo más contundentemente pero no me hicieron ni el más mínimo de los casos.
La primera era una peli de bajo presupuesto, en ésta se han gastado la friolera de 140 millones de dólares. Tal vez tenga unos efectos especiales más elaborados y los actores hayan cobrado mucho más.
Robert Guédiguian es un director francés de padre armenio y madre alemana, que utiliza su Marsella natal como escenario de sus películas.
Las nieves del Kilimanjaro hace referencia a una canción francesa de Pascal Danel muy popular que se canta en la peli.
Puede interpretarse como una fábula social.
Una familia obrera vive feliz a pesar que el marido ha perdido el empleo. Preparan un viaje soñado y celebran su aniversario de boda. Un suceso traumático cambia el curso de sus vidas.
Para mí lo más atractivo de la trama es como se transforman los protagonistas cuando intentan comprender a los demás. Ese ejercicio de entendimiento es especialmente difícil tratándose de un agresor.
Pero los obreros que desfilan por la peli son víctimas de la crisis y en lugar de unirse para luchar contra el capital se dedican a competir entre ellos.
La peli resulta tremendamente emotiva, sencilla, realista aunque tiene un aire de cuento moral que la enriquece.
Me declaro de lágrima fácil y lloré como una Madalena.
Salí del cine emocionado, impresionado y ligeramente avergonzado porque hubo momentos que no me pude controlar e incluso sollocé sonoramente, llamando la atención de los que me rodeaban.
Pero a parte de apelar a mis sentimientos Las nieves del Kilimanjaro plantea cuestiones interesantes: la lucha de clases, el papel del sindicalismo, la culpa, el aburguesamiento, la deshumanización de la justicia, la venganza y los efectos del delito sobre las víctimas. Mucho a lo que dedicar tiempo para meditar.
Jasmine vive en una mentira pero es feliz en la superficialidad.
Cuando su vida se desmorona como un castillo de naipes (al fin y al cabo solo era eso) se encuentra sin amigos (eran también mentira), sin dinero, sin vida…
Recurrir a su hermana, a la que humilló y estafó, le supone una degradación insoportable.
La desprecia, la cree inferior. Ella se considera genéticamente con clase, superior.
Pero Jasmine es absolutamente despreciable. Nunca ha sido nada por sí misma, si algo fue se lo debe al dinero que fraudulentamente consiguió su marido.
Se me viene a la cabeza alguna infanta con una historia parecida.
La actriz:
No puedo ocultar mi devoción por la maravillosa Cate Blanchett.
No soy capaz de recordar ni un solo papel en la que Galadriel no estuviera estupenda e incluso soberbia.
Aquí tiene un traje a su medida.
Su interpretación de Jasmine es emotiva, sentida, llena de matices, impresionante, perfecta…
Capaz de seducir y de repugnar. De despertar sentimientos, de hacer humano un personaje despreciable.
Nadie se ha merecido más un Oscar que ella.
La hermana:
Ginger es adoptada como Jasmine. Las dos compartieron los mismos padres.
A diferencia de su hermana, Ginger es trabajadora, luchadora. Se esfuerza en mantener su empleo de cajera de supermercado de barrio, cuida de sus hijos y busca el amor.
Tal vez, sus parejas no sean los hombres adecuados, los mejores, pero ella los necesita.
Cuando la engañan, no se derrumba, sale adelante.
No es rencorosa. Su hermana la estafó y la despreció pero ella la acoge en su casa y la ayuda en todo y hasta intenta comprenderla.
Ginger es maravillosa y la actriz que la interpreta Sally Hawkins también. Sabe darle ese toque de sencillez, paletismo y ternura que la hace… pues, eso, maravillosa.
Magnífico también Alec Baldwin. Le encuentro cierto parecido a un exjugador de balonmano.
El director:
Woody Allen ha dirigido 48 pelis, está a punto de cumplir 78 años.
Vuelve a EE.UU. después de sus excursiones por Europa que no han sido para nada despreciables.
Esta peli la hace en su adorada Nueva York y en un San Francisco poco glamuroso.
Aquí me ha sorprendido. Mi impresión es que siempre había mirado con complaciencia la banalidad de los ricos y salvo en muy contadas ocasiones no nos había relatado la pobreza.
EnBlue Jasmine nos contrapone dos clases sociales, dos hermanas diferentes como la noche y el día (ya suponéis cual es para mí el día).
Yo veo a un Allen imaginativo, rompedor, comprometido y con una visión muy certera de los personajes y de la vida.
En los dos mil ha pasado con más pena que gloria rodando la saga de Arthur con su broche final Arthur 3: La guerra de los mundos (2010), que no he tenido el gusto de ver.
Ahora en Malavita mezcla comedia paródica con thriller.
Los críticos se han ensañado con el pobre Luc. Por cierto todo el mundo se empeña en pronunciar luc cuando se debe de decir lic.
La idea es divertida. Realizar una parodia de las pelis de gangsters cogiendo a uno de sus mayores iconos y hablo de Robert De Niro. Este gran actor se mete en los últimos años en lo que sea, su ritmo de pelis anuales es increíble pero a mí me suele resultar convincente.
Todos los actores están adecuadoss y los personajes que defienden están bien construidos.
Cuando ya se han mencionado todos los tópicos posibles sobre el enfrentamiento de culturas (francesa y americana) la peli avanza mostrándonos las historias de cada miembro de esa familia.
Tal vez las subtramas de los adolescentes sean las más entretenidas.
El final se vuelve violento y es casi lo mejor.
Hay escenas memorables como el visionado en un cine club de Uno de los nuestros dirigida por Martin Scorsese que (casualmente) también produce la peli que nos ocupa.
Robert De Niro está más contenido que en otras ocasiones.
Es un placer volver a ver a Michelle Pfeiffer que sigue tan delgaducha como siempre.
Tommy Lee Jones borda su papel con una interpretación muy medida.
La adolescente en la peli Dianna Agron (en realidad tiene 27 años) está estupenda, interpretando a una arrebatadora lolita de armas tomar.
El perro de esta familia es el que da nombre a la peli en España, más adecuado que el soso The Family en inglés. No sé si me explico. Que el perro se llama Malavita.
Besson no llega al nivel de sus años noventa pero realiza una peli entretenida y que no pierde ritmo.
Por sistema acudo a ver pelis españolas. Pero tal vez la comedia es el género que más temores me despierta.
Esa tarde de domingo decidí hacer sesión doble. Primero ésta y después Malavita.
Desde el primer momento se apuesta por la comedia trasgresora y disparatada. Y desde el inicio me cautivó.
Me dejé llevar por ese continuo de equívocos y malentendidos que retuercen la trama sin que pierda coherencia. Cuestión realmente meritoria.
Hay violencia, bastante bestia y despiadada, pero no resulta exagerada ni me consiguió molestar, lo cual demuestra el grado de complicidad que llegué a tener con la peli.
Tal vez en algún momento decae pero vuelve a resurgir con momentos desternillantes que me hicieron llorar.
Destaco a Joaquín Núñez que ya me llamó la atención en Grupo 7 y que en ésta, haciendo de abogado corrupto, está magnífico.
Amodeo no deja escapar la oportunidad de reírse (y hacer crítica) de esa sociedad impostada y falsa, o de los empresarios fracasados que buscan una solución absurda a un problema que ellos mismos se han creado.
No hay que fiarse del trailer, es mucho peor que la peli.
No es alta comedia, no hay sutileza, ni elegancia. Es humor salvaje pero con mucha diversión.
El plateamiento es ingenioso. Un noble quiere ver interpretados por mujeres los personajes femeninos de Shakespeare. En aquella época estaban prohibidas las intervenciones femeninas y eran hombres travestidos los que las ejecutaban. Para ello recurre a unas meretrices para que intenten desempeñar el papel de actrices.
Las escenas suceden con más o menos gracia pero no hay genialidad en el guión.
Se desaprovecha la ocasión de ver interpretar algún pasaje del genial inglés, me parece imperdonable.
Se compara la profesión de actor con la de ramera. Ambos mal pagados (en general), en los dos se actúa y se venden al mejor postor.
Los actores son los que levantan y mantienen un guión flojo.