Veo esta peli antes que se estrene la segunda parte.
Mi amiga Fátima me habló bien de ella.
Me gusta el inicio. A mí los mundos distópicos me parecen muy atractivos.
Ha habido Guerra Mundial y los supervivientes viven la amurallada ciudad de Chicago.
La sociedad se ha organizado en cinco categorías (Verdad, Abnegación, Osadía, Cordialidad y Erudición).
Los chicos deben elegir donde meterse, pero hay una muchacha que es divergente…
Después del planteamiento inicial viene una especie de instrucción militar estilo marines, que resulta de lo más manida. Con poco interés y ya muy vista.
No hay nada original, salvando el inicio, todo el resto es más de lo mismo.
Rob Cohen, director de pelis de acción recibe el encargo de perpetrar un thriller erótico para mayor gloria de Jennifer Lopez.
La Jenni es la protagonista absoluta e interviene también en la producción.
Yo idolatro a Jennifer Lopez. Soy un rendido admirador de esta diosa. Todo lo que haga me parecerá bien. En consecuencia, cuando se habla de religión se pierde la objetividad, aunque nunca he pretendido serlo.
A pesar de contar con la belleza de esta diva, la peli es un fiasco absoluto.
Este engendro no merece haber llegado a los cines. Se trata de un sub-producto que como mucho merecería estar en una sesión triple de telefimes de domingo por la tarde en una cadena con tres espectadores de audiencia.
La estructura narrativa es mediocre.
El guión es una burda copia de Atracción fatal.
No hay el menor atisbo de originalidad.
Todo es previsible y risible.
Hay momentos involuntariamente delirantes.
Ni siquiera mi adorada Jennifer Lopez consigue salvar este desastre absoluto.
Es un insulto para el espectador.
Tal vez, haya sido blando y generoso. Espero que me disculpéis, pero mi veneración hacia Jenni me ha impedido ser demasiado cruel.
Mejor At Middleton como se ha llamado en el original.
Con cierto aire de telefilm nos cuenta un día en el campus de una universidad americana, donde unos padres acompañan a sus hijos para conocerla.
El ambiente donde se van a encontrar Andy Garcia y Vera Farmiga es ese paisaje de césped y edificios impolutos típicamente americano, de sitio “bien”. En absoluto una Uni pública.
Estos dos maduritos interesantes se conocen y se enamoran.
La historia transcurre plácidamente, pero con una gran carga emocional.
Tal vez haya momentos un pelín forzados y situaciones demasiados dramáticas, pero la historia funciona bien y esa relación imposible emociona.
Los dos actores dan un auténtico recital de interpretación. Sin olvidar a los dos dos adolescentes que también cumplen.
De nuevo una peli fruto de la provechosa colaboración entre Rafael Azcona y Luis García Berlanga.
José Luis López Vázquez y Laly Soldevilla son dos prometidos. Él viaja con su madre a Sitges para casarse.
La localidad está llena de extranjeras en biquini. Para un señor serio de Burgos supone un auténtico impacto.
La madre fallece inesperadamente antes de la boda. Deciden ocultarlo para no suspender el festejo.
Estos dos genios del cine español se vuelven a reír con mucha sorna y mucha mala leche de esa España rancia, donde los novios se tienen que esconder para darse un casto beso.
Pero aquí el ambiente ha cambiado. En este pueblo de playa se respira libertad.
La cesura en los personajes es personal, nace de su educación, del qué dirán.
¿Habrá posibilidad de que estas dos mentalidades se entremezclen? o ¿serán aceite y agua?
Las escenas finales con la comitiva mortuoria son antológicas, impresionantes, ridículas, tristes, esperpénticas…
Carlos Saura, Rafael Azcona y Elías Querejeta. Éstos son los tres nombres propios sobre los que se sustenta esta peli. Director, guionista y productor.
La peli se realiza en el año 72, lo cual es vital para comprenderla.
El Franquismo seguía vivo y nadie preveía su fin en aquellas fechas, pero España se había abierto, gracias al turismo los españoles conocían otras realidades.
En los setenta en España se realizaban tres tipos de cine:
Un cine comercial que como máximo exponente tenía al landismo.
La denominada tercera vía del cine español. Un cine urbano, plagado de nuevos personajes y problemas, derivados de la sociedad nacida del gran milagro económico español. Películas como Los nuevos españoles (Roberto Bodegas, 1974) o Tocata y fuga de Lolita (Antonio Drove, 1974).
Frente a ambos modelos, amables y poco interesados en acometer reflexiones de índole política, surge la última gran propuesta fílmica de los setenta: el cine metafórico.
En aquella época para hacer crítica social era imprescindible utilizar, la parábola y la metáfora y así conseguir sortear la censura, que seguía siendo inflexible pero muy miope.
Por eso Saura realiza su peli más surrealista, homenajeando a su admirado Buñuel.
Es un análisis de la sociedad franquista y de sus elementos básicos.
Para comprenderla hablaré de ella por partes.
Ese caserón solitario en un páramo inhóspito y aislado es la España de la época. Contrasta la luminosisdad exterior con la penumbra del interior.
Fernando (Fernán Gómez), uno de los hijos, representa la religión rancia que sustentaba al régimen, que bajo la apariencia de misticismo era mutilante y castradora.
Juan (José Vivó) otro pilar de la sociedad, es la represión sexual. Con un cráneo relleno de semen.
José (José María Prada) es la autoridad representada en el ejército. En su infancia, hasta la primera comunión, lo vistieron de niña. Tal vez intente esconder su homsexualidad bajo los uniformes militares.
La madre, Rafalela Aparicio, la auténtica autoridad de la familia. La matiarca que maneja esa manada de lobos. No puede dejar de ser el centro de la vida en la casa, simulando crisis convulsivas. Es llevada por las criadas en silla elevada, mientras las insulta y las llama ladronas y guarras.
Las niñas, que representan el futuro (pesimista) de esta España, que juegan a imitar los comportamientos que observan de sus progenitores.
Ana (Geraldine Chaplin) es la modernidad, el elemento perturbador de una sociedad encerrada que no soporta lo nuevo. Esta actriz fue musa de Carlos Saura en varias de sus películas.
Los elementos surrealistas sirven al director para contar la realidad, con elementos de comedia, donde se ve la mano del gran Azcona.
Una peli que es preciso analizar desde su contexto histórico para comprenderla.
Yo la vi en su estreno y no la entendí. La recordaba triste oscura como esa época.
Menos mal que estaba Geraldine con su radio cassette para darnos esperanza.
Paul Haggis es el director de la multipremiada Crash (Colisión) del 2004.
Este director canadiense se prodiga poco.
Aquí vuelve a insistir con las vidas cruzadas.
Tres relatos como fondo las relaciones entre hombres y mujeres.
El gran defecto de la peli es que una historia es muy mala, otra regular y la tercera buena.
La trama que se desarrolla en Roma es un fiasco absoluto. Adrien Brody, un norteamericano que hecha pestes de estar en la Ciudad Eterna. ¿Pero qué te pasa eres tonto total? Se enamora de una gitana metida en un lío que no veas.
Por otro lado Liam Neeson, escritor, en París, recién separado de una maravillosa Kim Basinger, se lleva un rollo muy raro con Olivia Wilde. (Incesto a la vista).
La historia mejor estructurada y la más creíble es la que protagoniza una estupenda Mila Kunis (esta chica vale un Potosí). Una madre que cometió un error y lucha por la custodia de su hijo.
Éste es el argumento más consistente y con más matices, que es interrumpido (lamentablemente) por las otras historias.
Propongo hacer un montaje con esta historia que se desarrolla en Nueva York y olvidar las otras dos.
Promocionada como una parodia de las pelis del 007.
Me sorprendo.
Se trata de una producción británica.
Kingsman es un producto bien elaborado. Con mucho sentido del humor, con una comicidad que se arriesga sin llegar a caer en el ridículo, aunque aveces, lo roza peligrosamente.
Hay un derroche de violencia, que a mí me dejó atónico y que casi me llega a irritar.
Es una producción arriesgada porque está pensada para un público adulto que puede agradecer los desmadres formales y de la trama, percibiendo el peligro que se corre.
Me gusta que se ría de todos los tópicos de las pelis de espías. Con un tono gamberro y excesivo.
Me encanta el final. La princesa de un país escandinavo concede un premio especial por salvar al mundo.
Estupenda la recuperación de un Mark Hamill muy estropeado.
Matthew Vaughn es un director que promete. Ésta es su quinta peli. ¡Sigue así!
La Segunda Guerra Mundial fue el desastre más colosal de la historia, no cabe duda.
Como estela dejó una Europa rota con miles de vidas marcadas.
De una de esas existencias habla Dos vidas.
¿Me estaré volviendo un intelectual?
Los regímenes comunistas estuvieron obsesionados por conocer la vida en el “mundo capitalista”. Articularon una densa red de espías.
Como se dice la peli: “por mucho que se sepa de una persona, nunca es suficiente”.
Se apela a la inteligencia del espectador que se debe afanar desde el principio en encontrar la verdad.
Una historia increíble basada en la pura realidad, con tono de thriller se describe una drama familiar que termina siendo un folletón de tomo y lomo marcado por la mentira y los intereses de estado.
Una peli potente, bien interpretada, bien dirigida, que me ha dejado atado a la butaca.
Conocer la realidad del pasado es fundamental, pero, a veces, se paga un precio muy alto.
Creo que he conseguido hablar de la peli sin desentrañar la trama. Lo cual me llena de orgullo y satisfacción.
Primera peli de estos dos directores, Luis García Berlanga y Juan Antonio Bardem, escritores a cuatro manos del guión.
El retrato perfecto de una época triste y oscura que estos dos maestros saben disfrazar de comedia costumbrista para distraer a la censura y entretener a los espectadores.
La peli comienza con una mofa de los dramas históricos de la época, protagonizados por Aurora Bautista y dirigidos por Juan de Orduña.
La actriz que interpreta la reina que no quiere rendir Valencia o Palencia es una joven Lola Gaos.
Cuando el personaje de Fernando Fernán Gómez le explica cuestiones técnicas sobre una peli que ven en el cine, otro espectador airado de dice con guasa: “cállate ya, Juan de Orduña”
El retrato de esta pareja que malviven realquilados y que depositan sus esperanzas en sueños diferentes, pero imposibles.
Juan (Fernán Gómez) estudiando electrónica por correspondencia, en unos cursos que nunca acaban.
Carmen (Elvira Quintillá) jugando a todos los sorteos que se va encontrando.
Cuando por fin gana uno resulta que su sueño se ve roto…
En esa España miserable el cine era el gran refugio para evadirse de la realidad, cuestión que está muy bien representada en la peli.
Mis padres cuando se casaron estuvieron viviendo realquilados y yo nací en esa habitación con derecho a cocina y pasé los dos primeros años de mi vida, en la calle Ramón y Cajal. Esa vivienda ya no existe, pero de niño me acercaba, en ocasiones, a verla.
La imagen final de esta pareja, repartiendo regalos a los pobres que duermen en bancos con el fondo de Torre España en construcción, es desoladora y esperanzadora a la vez.
La ópera prima de estos dos directores es una gran peli.
Acudo con Andrea a ver esta peli, que ella ha elegido.
El asunto a priori es interesante. Tratar en clave de comedia la movilidad exterior de nuestros jóvenes.
La pregunta, que también surge en la peli: ¿Cómo un país puede dejar escapar a los jóvenes mejor preparados de la historia española?
Con este material se podía haber realizado una buena comedia.
Desgraciadamente no ha sido así.
Resulta sorprendente que hayan participado cuatro guionistas (Antonio Sánchez, David S. Olivas, Oriol Capel y Nacho G. Velilla) para terminar perpetrando un bodrio.
La peli resulta aburrida. Hay elementos desquiciantes. Con personajes caricaturescos.
Todo es previsible, agotadoramente previsible.
Se suceden los tópicos mal hilvanados.
Uno de los elementos, que colaboran dramáticamente a hundir definitivamente la peli es la presencia de Yon González, con una actuación penosa.
Como siempre hay cosas salvables.
José Sacristán que sale con dignidad de este infraproducto, robando protagonismo y planos al resto de los actores.
Blanca Suárez intenta salvar su personaje, con una interpretación muy profesional.
Reconozco la bis cómica de Julián López. El final coincidiendo casi con los créditos, me resultó muy gracioso. Por lo menos salí riéndome, lo que no había hecho durante el resto del metraje.
Una peli infumable.
A Andrea, que es más generosa y más buena que yo, le pareció solo un poco buena.
Tercera peli del gran Berlanga, con guión a ocho manos de Juan Antonio Bardem, José Luis Colina, Edgar Neville y del propio Luis García Berlanga.
Los que me leéis habitualmente ya conocéis mi admiración por Edgar Neville del que he comentado varias pelis.
Novio a la vista es el retrato de una decadente burguesía española de principios de siglo.
El relato de unas vacaciones en la playa con unos niñosbarraadolescentes llenos de vida y de energía (como decía el anuncio de Nocilla) y sus padres llenos de prejuicios, dados al chismorreo, embebidos de mentira y falsedad.
Los padres de Loli (Josette Arno), una niña de quince años, deciden que se debe hacer novia de un sobrino de los Villanueva, un señor ingeniero que le saca más de diez años, porque es un buen partido.
Loli se resiste, prefiere seguir jugando con sus amigos.
La peli está repleta de cosas graciosas y de críticas a unos personajes que resultan patéticos.
Los Villanueva, tan admirados por todos y en boca de todos, no llegan a aparecer en pantalla, aunque son unos personajes fundamentales.
Hay un barniz de inocencia, de buena voluntad, pero solo es una capa externa, porque en el fondo hay muy mala leche.
Tal vez ese disfraz engañara a los censores, claramente miopes, incapaces de ver el negro fondo que se nos muestra.
Camuflar el retrato social de comedia da muchas posibilidades.
Recuerdo que la vi de pequeño en la tele. Me fascinó la batalla de piñas que enfrentaba dos concepciones de la vida, un pasado rancio y un futuro rebelde.
Peli neozelandesa independiente que obtuvo tres oscar, dos para las actrices y otra al guión, de la también directora Jane Campion.
Es curioso que después del éxito de las tres su carrera ya no florecería más que entonces.
Es un drama romántico de tomo y lomo.
Una historia de amor loco entre un capataz y su señora muda.
Todo adornado con hermosas, incluso impactantes, imágenes y la música Michael Nyman, maravillosa, aunque a mí me resulta un poco cargante, pero yo de música no entiendo nada.
Holly Hunter compone un papel estupendo con una gran expresividad sin necesidad de gesticular en exceso y sin palabras. Su complemento perfecto es su hija en la ficción Anna Paquin, todo un derroche de efusividad y además no sabe quedarse callada.
Para el papel de Holly Hunter también se barajaron el nombre de otras actrices: Sigourney Weaver, Anjelica Huston, Jennifer Jason Leigh, Isabelle Huppert, Juliette Binoche y Madeleine Stowe.
Harvey Keitel está inconmensurable. Su personaje (George Baines) sabe enamorar con parsimonia, poco a poco, a la calladica Ada McGrath, terminando en un amor arrebatado, loco, incontrolable.
Esta película brasileña es un folletón disfrazado de thriller.
Su estructura narrativa atrapa al espectador desde el principio.
La desaparición de una niña es el detonante para que la policía escarbe en la vida de los implicados y de los padres para encontrar turbiedades.
Al escuchar las declaraciones sucesivas se va completando el rompecabezas sentimental en el que se encuentran metidos, o más bien hundidos.
La historia está muy bien narrada, sin fisuras. Una historia sólida, pero llena de matices. Como los buenos relatos hay cabos sin atar que el espectador puede imaginar para redondear la trama.
El final sorprendente (?) te deja sin aliento (textualmente).
Queda claro también en Brasil se puede hacer cine del mejor.
Vuelve a contar como protagonista con Brendan Gleeson.
Se trata de un buen sacerdote que recibe una amenaza de muerte, que se ejecutará en una semana, por parte de un feligrés que sufrió abusos en su infancia.
La narración nos va guiando por estos siete días.
Brendan Gleeson solo intenta hacer el bien, sin santurronería, encontrando provocaciones y desprecios a lo largo de su recorrido.
Es sometido a una auténtica prueba de fuego de su fe.
La peli es un drama, cocinado con muchas dosis de un humor muy negro que a veces cuesta asimilar.
La fuerza de su protagonista es imparable, un auténtico animal cinematográfico.
Una apuesta atrevida, perturbadora, emocionante con mucha mala leche.
Nominada a los oscar a mejor peli, obtuvo a la mejor canción.
American Film Institute la ha incluido en el Top 10 de Mejores películas del año.
El primer acierto de la peli es que no intenta realizar una biografía de Martin Luther King Jr.
Solo se centra en unos hechos concretos. La marcha por el derecho al voto de los negros desde Selma a Montgomery (Alabama), en 1965.
La peli tiene además la virtud de su sencillez en el planteamiento, con un guión bien construido, narra los hechos de manera cronológica dando la visión de los manifestantes, de los líderes activistas y del Presidente Lyndon B. Johnson.
De realización clásica, con una fotografía muy vistosa y sin florituras estilísticas.
Los actores están todos formidables. Destacaría a los secundarios Tom Wilkinson y Tim Roth.
A mí la historia me ha emocionado, me ha tocado la fibra.
He estado repasando las críticas y casi todas han sido positivas. Solo mi admirado Javier Ocaña ha sido duro:
“Por su gruesa puesta en escena, Ava DuVernay no consigue salir de la mediocridad (…) no logra convertir en emoción cinematográfica uno de los periodos más esenciales en la historia americana del siglo XX”
Yo me dejo guiar más por la pasión más que por la razón. Posiblemente tenga razón Javier Ocaña, pero mi corazón no me engaña.
La combinación de José Luis Cuerda, Wenceslao Fernández Flórez, Rafael Azcona y Alfredo Landa da como resultado El bosque animado.
Estos cuatro nombres representan lo mejor del arte del siglo XX español.
La adaptación de la novela del coruñés no era fácil, pero Azcona lo logra componiendo un guión que se desarrolla dentro de un universo fantástico con naturalidad.
Porque uno de los grandes aciertos de la película es recoger con armonía elementos cotidianos, personajes conocidos e integrarlos en un mundo fantasioso, incluso surrealista.
El humor, la gracia de la peli entronca con lo cotidiano y con lo absurdo. Conviviendo estos dos elementos con armonía.
De los personajes y de los actores se podría hablar mucho, pero estoy vago y solo voy a hacer unos apuntes.
Bellísima Alejandra Grepi.
Tito Valverde lleva un lío con la cojera de muy padre y Señor mío, a veces, bascula a un lado, a veces al otro. ¿Será un elemento del guión? ¿Será que el actor se liaba?.
Maravillosa la idea del alma en pena (Miguel Rellán) que espanta a los clientes del bandido Fendetestas.
Una peli muy divertida que se ríe, y al mismo tiempo reivindica, la vida cotidiana y las tradiciones gallegas.
Elena elige este western para la noche del viernes.
Sus atractivos a priori:
Un director solvente como Henry Hathaway, autor entre otras muchas de la maravillosa Niágara.
Actores de la valía de Gary Cooper y Richard Widmark.
La presencia de la bella e interesante Susan Hayward.
La peli es una del oeste de aventuras con un grupo de personajes movidos por la codicia y alguno por la bondad.
Los paisajes están retratados de forma magistral. El desfiladero es una parte importante de la peli.
Tal vez los personajes masculinos sean arquetipos.
Gary Cooper es el hombre honesto.
Richard Widmark representa al vividor, de buenos sentimientos, aparentemente cínico y egoísta, pero solo aparentemente.
Cameron Mitchell personifica los defectos del ser humano. La avaricia, la lujuria, la cobardía… Demasiados pecados capitales.
Penoso como se representa al mejicano Víctor Manuel Mendoza que es poco más que un comparsa en la trama, teniendo todo el protagonismo los yanquis.
Susan Hayward es el personaje más complejo. Representa la mujer fatal, que arrastra a todos hacia la perdición. Queda poco claro hasta donde la mueve el amor y hasta donde la codicia. En cualquier caso un personaje y una actriz maravillosos.
Los indios son el peligro oculto durante todo el metraje, la amenaza perenne. Solo al final atacan y son representados como enemigos distantes y malvados a tope.
Hay un aire a clásico en la peli, a producción bien hecha.
La peli resulta muy entretenida y está llena de buena escenas y magníficos diálogos. Pongo un ejemplo:
– Las mujeres hermosas hablan la misma lengua en todo el mundo.
A Robin Wright le ofrecen digitalizarla para hacer pelis con ella de protagonista, pero sin ella físicamente.
Un maravilloso Harvey Keitel, su agente de toda la vida la trata de convencer.
Esos primeros minutos prometían.
Pero de pronto esnifando una droga alucinógena, la protagonista se sumerge en un mundo de dibujos animados abigarrado, colorista, intenso, asfixiante y tremendamente aburrido.
Ari Folman pierde el sentido y nos muestra un sindiós que no sabemos a donde va ni que pretende. Una ceremonia de la confusión que aburre.
Lo que podía ser un arco iris visual (y lo es) me saturó. En absoluto me atraía. Muy al contrario, me repugnaba.
Curiosamente cuando regresa, brevemente, a la realidad (cutre, sucia y maloliente) me volvió a atrapar, pero solo fueron unos minutos.
Que conste que a otros críticos de mucha más valía que yo sí les atrajo. Copio lo que escribió en su estreno Jordi Costa para el diario El País:
“El director corresponde a la fertilidad imaginativa de Lem con un despliegue de afortunadas ideas visuales, transformando el afilado tono cómico del original en un poema onírico de aire melancólico”
A mí, en cambio, los 120 minutos de la peli me parecieron tres días insoportables.
Me declaro devoto de Magical Girl, después de verla cuatro veces me sigue apasionando, por lo que decido explorar el primer largo de su director.
Intentaré abstraerme en mis comentarios de su peli posterior. Sin comparaciones.
Carlos Vermut nos ofrece un puzzle de vidas cruzadas unidas por un fino hilo conductor, la presencia de este superhéroe Diamond Flash.
La peli está plagada de ideas geniales, tal vez morbosas, pero geniales. Pongo un ejemplo, con el que arranca la peli.
Una niña desaparece. La policía pide alguna foto reciente a su madre para la identificación. A su hija no le gustan que la retraten y la progenitora no tiene nada que darle al inspector. Decide llamar a los padres de las amigas para ver si la han capturado en alguna instantánea de algún cumpleaños. No tiene éxito, pero tal vez haya alguien que tenga…
El mundo en el que nos sumerge Vermut está lleno de pasiones (retorcidas), porque hay pedofilia, abusos machistas, violencia, atracciones fatales, equívocos, situaciones incomprensibles y angustiosas…
Muchas emociones que hacen de Diamond Flash una peli de difícil digestión. Una peli que no puedes recomendar a nadie.
Resulta muy difícil eludir comentar aspectos que destripan la peli. Por lo tanto si piensas verla no sigas leyendo lo que está en cursiva.
Me ha resultado especialmente turbadora la idea que una esposa salvada de una violación por este superhéroe enmascarado se enamore de él. Que además ella sea víctima de violencia doméstica y odie a su marido, pero no quiera romper esa relación con la esperanza que vuelva su salvador. Lo más gordo, su marido y Diamond Flash sean la misma persona. ¿A qué es jodido?
La manera de rodar de Vermut es a base de planos fijos con un montaje austero. Eso permite a los actores interpretar mejor su papel y meterse mejor en las situaciones, evitando continuos cortes al realizar más planos en una misma secuencia.
En una entrevista el director explica el porqué de esta manera de rodar, además que es mucho más barato y se necesitan muchos menos medios técnicos, de los que no disponía. El resultado es magnífico y esta forma de rodar me gusta mucho.
Esta ópera prima es sumamente atractiva, deslumbrante, incluso.
Inquietante, turbadora, arriesgada, no complaciente, hipnótica.
A Carlos Vermut solo le puedo decir, después de haber visto tu filmografía completa, te idolatro.
Esteban Navarro y Xavi Daura, son los Venga Monjas. Llevan siete años publicando sus vídeos irreverentes y divertidos.
Una madre encarga a Venga Monjas un vídeo basado en el personaje Don Pepe Popi que su hija fallecida había imaginado. La niña era admiradora de la pareja de humoristas.
Carlos Vermut se mueve en la cuerda floja entre la comedia y la tragedia, con un tono gamberro y emotivo.
Terminas llorando y riendo al mismo tiempo con cierta sensación de culpabilidad.