En esta producción francesa los dos personajes protagonistas son contrapuestos.
Madeleine Beaulieu es una chica fuerte, preparada, sometida a un autoentrenamiento brutal, convencida que el fin de la humanidad llegará pronto. Quiere estar dispuesta para sobrevivir.
Cuando llega al ejército se encuentra que, para ella, es como un club recreativo, en el que en lugar de comer sardinas pasadas por la turmix, te dan flanecitos de postre.
Arnaud Labrède es un chico que ayuda a su hermano en el negocio de casetas de jardín. Es conciliador, tiene poca iniciativa. Se deja llevar.
Se alista por seguir al objeto de su amor. En el campamento destaca y progresa por ayudar a los demás.
Es lo contrario que la rígida Madeleine.
Los dos deciden vivir el sueño de ella, de una existencia salvaje en la naturaleza… Hasta que el hambre aprieta…
Estos dos personajes abordan la vida de manera diferente, pero el amor les hace confluir.
La peli está contada en clave de comedia, con algún momento gracioso.
Cuando acabó la peli me quedé preguntándome qué decir en mi crítica.
Me había dejado que ni fu ni fa.
Recurrí a mis amigos. Gracias a las ideas de Mercedes, Daniel y Mari Asun he podido escribirla.
Segundo de Chomón es uno de los grandes pioneros de la historia del cine.
Seguidor de Méliès, lo imitó y lo superó en los trucajes cinematográficos, lo que ahora llamamos efectos especiales.
Inventor del cine de animación y del stop motion.
Nacido en Teruel, trabajó en los estudios Pathé y en Italia, colaborando en grandes producciones de la época.
No es por presumir, pero ya conocía de su existencia antes de ver este documental.
Ramón Alós utiliza recursos muy variados para componer su película: entrevistas, trozos de filmes, material de archivo, ficción con actores, docudrama, relato con voz en off.
Además de mostrarnos una biografía del cineasta, nos introduce en un enigma sobre la existencia de su hermano Primo de Chomón.
Esta especie de subtrama no me resulta más interesante que la historia central, pero reconozco que puede ser un aliciente.
El resultado es brillante.
El documental es un género que goza de buen estado de salud y que a mí cada vez me gusta más.
Imprescindible para cinéfilos de pro, como mi sobrijo Adrián.
Efectivamente en los treinta últimos minutos de la peli se relata la batalla, en la que lucharon canadienses.
Con una magnífica sensación de realismo. Rodada desde el punto de vista de los soldados en las cenagosas trincheras improvisadas, creadas por las bombas..
Pero la peli son 114 minutos y quitando la batalla el resto es un telefilm con clara vocación de serlo.
Fue considerada la mejor peli canadiense de 2008.
Reúne todos los ingredientes para ocupar un espacio en las tardes de domingo en Antena 3.
Personajes estereotipados. Realización plana. Uso de la música cansinamente para mover sentimientos. Amoríos de baratillo. Desarrollo predecible. Escenas caricaturescas…
Si alguien quiere verla que se vaya de tirón al minuto 80.
Se nota que ese bondadoso anciano, al que tanto se debe querer, había leído mi lista de deseos de Amazon.
Esta peli me la recomendó mi admirado Javier Ocaña.
Por cierto, agradezco a Papá Noel sus regalos.
Powell desde el principio nos muestra al asesino.
Lo que más le preocupa es enseñar su personalidad, el porqué de sus crímenes.
El título en inglés es definitorio: “El mirón” (Peeping Tom).
Mark Lewis, interpretado por Karlheinz Böhm, ha vivido toda su vida con cámaras.
En su infancia era grabado por su padre investigador.
De adulto ve la vida a través del objetivo.
Disfruta mirando a través de un agujero más que observando la realidad.
Por eso se dedica al cine y a la pornografía.
Retraído, introvertido, tímido, disfruta más viendo que viviendo.
Posiblemente la culminación de la vida sea la muerte y que mejor que retratar el horror de la muerte en el rostro de una mujer que contempla su propio fin.
Es curioso que el personaje que más le parece conocer es la vecina ciega.
Él posiblemente también esté ciego para la realidad y viva más cómodo en la ficción.
La peli en su estreno no fue comprendida y resultó ser un fracaso comercial, para convertirse años después en una peli de culto.
Yo le encuentro un cierto aire a Alfred Hitchcock, con el que comparte algunos aspectos de la fotografía y de la trama.
Hay un momento cómico estupendo cuando Lewis habla con el psiquiatra sobre voyerismo. El doctor afirma que es “fácil” de tratar con sesiones durante dos o tres años.
En esa conversación hablan sobre la Escopofilia.
Esta palabra viene de Escopo (espejo) y Filia (amor, gusto) y podría definirse como el instinto o movimiento compulsivo hacia la contemplación placentera.
Así por ejemplo podemos aplicarlo al placer derivado por mirar, por tener un rol pasivo ante la belleza de una u otra manera.
La película fue un escándalo y destruyó la carrera de Michael Powell.
Tarantino, cuando ganó la Palma de Oro en el Festival de Cannes por Pulp Fiction, afirmó que no hacía cine para contentar a todo el público. Su galardón fue recibido con aplausos y abucheos.
El cine de Tarantino no contenta a todo el mundo, no cabe duda.
Yo me incluyo en ese sector disidente.
Quentin sabe contar muy bien sus historias, coloca bien la cámara, construye muy buenos personajes, pero me aburre con su blablablá.
Aquí, en su octava peli, nos ofrece sucesivamante:
De entrantes:
Ración doble de verborrea con el objeto de presentarnos a los protagonistas.
Primer plato:
Espectáculo teatral en una cabaña, con buen dominio de la cámara.
Segundo plato:
Un ratillo de cluedo (adivina quien es el malo).
Para postre:
Sangre, casquería, gore y más casquería.
El inconveniente es que no se trata de bufé libre sino del plato del día y para llegar a lo que más te guste hay que pasar por lo anterior.
Por ejemplo a Fer le gustan los entrantes y el primer plato.
A Marta el segundo y el postre.
O sea que la afirmación del autor se cumple incluso en la misma peli y matizándola podría decirse: No hago pelis para contentar a todo el público y ni siquiera durante toda la peli.
A mí personalmente en esta producción, cuando me empezaba a aburrir con los dos primeros me sirve los siguientes y me espabilo y me entusiasmo.
Tarantino es claramente un autor, sabe impregnar sus filmes con su sello personal y se atreve a narrar lo que nadie, dando originalidad a sus guiones, subvirtiendo los géneros.
Consigue movilizar las entrañas del espectador y en mi caso me hace sentir un placer culpable.
Sé que lo que veo es execrable, horroroso y por ello me siento culpable.
Al mismo tiempo me divierte. Sabe dar un barniz de humor que dulcifica su ingestión.
Como la píldora amarga recubierta de caramelo que hay que tragar rápido para que la podamos soportar.
Puede haber en la Mercería de Minnie (otro posible gran título) una metáfora de la vida. Los buenos perecen para dejar paso solo a malvados, personajes execrables que a pesar de todo te pueden caer simpáticos.
Una peli de difícil digestión (mucha comida), que te gusta y te horroriza más, cuando piensas en ella.
Me han salido muchas metáforas culinarias para hablar de Los odiosos ocho.
Me quedo con las ganas de probar el estofado de Minnie.
Nos volvemos a encontrar con ese detective atormentado, desagradable, arisco, incapaz de sonreír o de empatizar.
El Departamento Q investiga un caso (mal) resuelto hace veinte años.
Prefiero seguir los hallazgos con los detectives y conocer la verdad al mismo tiempo que ellos.
Esta peli apuesta por contarnos de manera fragmentada los sucesos objeto de investigación, eso me molesta. Me parece innecesario, una especie de concesión a la comercialidad que hace más fácil la digestión de la trama, pero le quita misterio.
Siempre tenemos una imagen idílica de los países del Norte de Europa, pero la Dinamarca que se nos ofrece es triste, nublada, oscura, sucia y podrida.
Los villanos de la peli son dos psicópatas, ricos y con éxito que han estudiado en un internado con el prestigio equivalente al Colegio del Pilar.
Este grupo social de clase alta, es protegido por políticos y altos cargos de la administración.
En la peli no se llega a decir que “Hacienda somos todos solo es un eslogan publicitario“, porque es demasiado fuerte para una producción de ficción danesa.
El detective Carl Mørck llega a compadecerse de la marginada, herida y desquiciada Kimmie, tal vez porque comprende sus cicatrices y algo de su pasado se parece al suyo.
La peli tiene un cierto aire de telefilm, pero está narrada con mucha potencia y los personajes y los hechos no son en absoluto complacientes.
Se supone que es una trilogía. Esperamos la siguiente entrega.
La crítica ha maltratado esta peli. Yo voy a defenderla.
La chica danesa nos cuenta muy bien el proceso que sufre este pintor danés en su viaje hacia su conversión en una mujer.
Desde ese punto de vista resulta muy didáctica.
Se detiene en los detalles de esta trasformación, dándose el tiempo necesario para explicar que no es un cambio de un día a otro sino un descubrimiento de poco a poco, con las contradicciones intensas que padece el personaje de Einar Wegener / Lili Elbe.
En este viaje personal la acompaña su, primero, esposa y, después, amiga Gerda Wegener, interpretada por la maravillosa Alicia Vikander.
La peli no solo plantea y desarrolla el tema de la transexualidad, sino el de la sociedad europea de principios del siglo XX, especialmente por parte de la medicina.
El periplo que Lili Elbe realiza a través de las consultas médicas es de peli de terror.
Desde los que la tratan con Rayos X, hasta los que sugieren la craneotomía como sistema de curación o el puro y duro internamiento psiquiátrico.
Ni siquiera el médico que decide realizar una intervención de cambio de sexo obra con cordura, al meterse en un territorio no explorado que no termina bien.
Eddie Redmayne vuelve a optar al Oscar por su interpretación. Compone un personaje femenino demasiado cursi y blandengue, una especie de caricatura de lo femenino. Se pasa de frenada y su Lili es más femenina que las propias mujeres.
Se mueve entre lo sensiblero y lo ridículo, pero consigue trasmitir, a pesar de todo, la esencia de su personaje.
La que realmente está formidable es Alicia Vikander que se mueve entre el desconcierto y el amor en el que persevera.
Buenas interpretaciones, magnífica ambientación, estupenda fotografía y cierto aire de calidad británica.
Tom Hardy, uno de los actores en alza del panorama cinematográfico actual, interpreta a los dos hermanos gemelos Kray.
Estos “hombres de negocios” (ilegales) son personajes reales, muy conocidos en la capital británica. Aún hoy en día se siguen contando anécdotas sobre ellos y su peculiar manera de ser.
La peli funciona muy bien como retrato de los dos protagonistas y la actuación de Hardy es muy meritoria pues desde el principio se identifican muy bien a los dos personajes.
La historia comienza muy bien, incluso brillante.
Hay un largo plano secuencia, recorriendo el Club con Reggie Kray, magnífico, un claro homenaje a Uno de los nuestros de Scorsese, pero sin la horrorosa voz en off.
Este tipo de planos suelen entusiasmar a los cinéfilos. Iba decir una grosería, pero me contengo.
También una escena violenta y humorística de una pelea en un bar con puños americanos y martillos muy divertida.
Pero conforme avanza la peli, pierde fuelle.
La menuda Emily Browning no me termina de convencer y su presencia lastra la narración, centrándose más en ese amorío que en las fechorías, que parecen más entretenidas.
Siendo una buena peli, no pasará al Olimpo de las grandes pelis de gángsters.
Por un lado la descripción de una familia disfuncional (¿cómo todas?).
Por otro “el Sueño Americano“.
Esa familia apiñada en una casa es de lo más patéticamente divertida.
La abuela (la más cabal), la madre enganchada a las telenovelas, las hijas, el exmarido que vive en el sótano, el padre divorciado que no aguanta a su ex y es abandonado por su tercera esposa… Soportando todo el hogar la sufridora y luchadora Joy, una magnífica Jennifer Lawrence.
Sorprende verla haciendo en una sala de los Multicines de heroína en Los juegos del hambre: Sinsajo – Parte 2 y en la de al lado de ama de casa al estilo ¿Qué he hecho yo para merecer esto?.
Me aburre Robert De Niro interpretando siempre el mismo papel con sus tics demasiado vistos.
Esta chica, que no da más de sí, inventa una fregona que termina vendiendo en la teletienda y se hace rica y famosa.
¡Estoy harto del Sueño Americano!
Ésta y muchas otras pelis nos muestran como, con suerte y tesón, se puede salir de la miseria de la clase media (baja) americana.
Es el consuelo que se ha inventado el cruel capitalismo para dar esperanza a los pobres, pero al mismo tiempo culparlo por su situación precaria.
Si no has salido de la clase obrera es porque no has sido ni lo suficientemente listo, ni trabajador. Es culpa tuya. No del sistema que te da una oportunidad, aunque sea entre un millón.
La peli se sustenta en la interpretación de la Lawrence, premiada con un Globo de Oro.
Pero la realización y la trama resultan cansinas y aburridas.
Esta peli holandesa nos da la visión de unos niños de la guerra, en su pueblo ocupado por los alemanes.
Hay cosas que escapan a su comprensión, pero se enfrentan a una cruda realidad de colaboracionistas, resistencia… con injusticias y adversidades graves.
La visión infantil es lo mejor de la peli que pierde cuando se retrata el mundo de los adultos.
La peli cuenta con una magnífica fotografía. Cuando se habla de este aspecto es que otros factores flaquean.
Es una oportunidad desaprovechada.
La historia ya ha sido mil veces contada.
Las escenas de acción se resuelven torpemente.
Hay cierta carencia de emociones, con una preocupación excesiva por lo estético, más que por lo ético.
Aún así, la peli se ve con agrado e interesa desde el principio.
Lo peor el alcalde nazi del pueblecito, una especie de caricatura que se mueve entre lo ridículo y lo penoso.
John Ford (director de cine), el hombre que hacía westerns:
John Ford (1 de febrero de 1894 – 31 de agosto de 1973).
Bautizado como John Martin Feeney y que comenzó su carrera cinematográfica con el nombre de Jack Ford, fue un actor, director y productor cinematográfico estadounidense, cuatro veces ganador del Premio de la Academia:
1935. El Delator.
1940. Las uvas de la ira.
1941. ¡Qué verde era mi valle! Mejor peli y director.
1942. La Batalla de Midway.
1943. El 7 de diciembre.
1952. El Hombre tranquilo.
Con una carrera profesional de más de 50 años, en la que participó en casi todas las facetas del arte cinematográfico antes de dedicarse a la dirección.
Ford dirigió más de 140 películas, muchas de ellas de cine mudo, y está ampliamente considerado uno de los cineastas más importantes e influyentes de su generación, siendo muy respetado por otros colegas de su profesión como Ingmar Bergman y Orson Welles quienes lo consideraban como uno de los grandes directores de cine de todos los tiempos.
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Fue también marino y militar.
Participó en la Segunda Guerra Mundial como oficial de los servicios cinematográficos de la Armada de los Estados Unidos y fue herido en combate durante la Batalla de Midway.
Tras el final de la guerra continuó siendo reservista, colaboró en la realización de documentales durante la Guerra de Corea y la de Vietnam y alcanzó el grado de contraalmirante.
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Director de directores, dejaba boquiabiertos a los espectadores, pero también a sus propios compañeros, los que mejor entendían lo que aportaba su cine.
Elevó a categoría de arte el cine más convencional.
“Era uno de esos artistas que nunca pronuncian la palabra ‘arte’, y de esos poetas que no hablan nunca de poesía”, escribía François Truffaut.
Pero siempre rechazó que le trataran como a un autor.
“No hago películas para hacer obras de arte. Ruedo películas para poder pagar las facturas”, dijo el hombre que se presentaba de la forma más humilde posible:
“Me llamo John Ford y hago películas del oeste”.
Dedico este post a los tres mejores directores de la historia del cine, según Orson Welles:
“John Ford, John Ford y John Ford“.
Comentarios sobre Centauros del Desierto:
Una maravilla poder ver esta peli en pantalla grande con mis amigos del Taller de Cine de Azuqueca de Henares.
Hace justo dos años realicé un post sobre Centauros del desierto centrándome sobre todo en el personaje de Ethan Edwards (John Wayne), varios amigos lo han comentado y más que lo que yo escribí son los comentarios los que resultan interesantes.
Tiene indios, pioneros, perseguidores, forajidos, el ejército de la Unión, secuestros, familias, boda y baile.
Pero sobre todo tiene emoción, diversión, muy buenos personajes y una historia de redención de búsqueda sensacionales.
Voy a intentar analizar (dentro de mi modestia) algunos problemas éticos que se plantean.
Está claro desde el principio el choque cultural. Un tema de gran actualidad.
Las culturas india y la occidental se enfrentan sobre todo por el desconocimiento.
El miedo a lo diferente es fundamental.
Se podría pensar que Ford hace una presentación simplista, pero cuando el poblado indio es arrasado por el ejército y es asesinada la “esposa” india de Martin Pawley (Jeffrey Hunter), éste lo considera imposible.
Pero la brutalidad es recíproca.
Considerar al diferente como una amenaza y como enemigo sigue siendo hoy en día habitual.
El machismo es otro de los temas que se tocan en la peli.
Curiosamente aparece tanto en los “civilizados” americanos como entre los indios “salvajes”.
Martin Pawley se escandaliza cuando Laurie Jorgensen (maravillosa Vera Miles) entra en su habitación mientras se baña.
Ella alega que son las mujeres las que limpian y cuidan de los niños y los ancianos y lavan su ropa.
Laurie toma la iniciativa con su pasivo pretendiente.
Martin compra una esposa a los indios por unos gorritos y después la maltrata escandalosamente.
En cambio Ethan, tal vez de cachondeo, la trata con respeto.
En este western las mujeres ocupan un papel fundamental.
Volviendo a las diferencias culturales.
Cuando Ethan y Martin visitan a las blancas rescatadas están en una situación de locura. La inmersión en una sociedad distinta produce el trastorno mental.
El choque cultural es tan intenso que despersonaliza.
Esto ha sido fuente de discusión entre los filósofos.
¿Hasta que punto la personalidad del individuo depende del ambiente social en el que se encuentra?
Otro aspecto importante de la peli es la importancia del dinero.
En la peli, como en la sociedad capitalista, nadie hace nada gratis.
Ethan hace de mercenario para el Emperador de México, por lo que recibe una medalla y obtiene dinero.
Con el que va pagando información e intenta encontrar a sus sobrinas.
Solo el loco Mose Harper no desea dinero. Lo que quiere es una mecedora.
Aún ansiando una cosa material, lo que desea es la tranquilidad de un hogar que representa ese mueble.
Debbie Edwards (Natalie Wood) padece Síndrome de Estocolmo, cuando se niega a acompañar a su familia. Se ha adaptado a su nueva situación, se ha vuelto “salvaje” por eso su tío quiere matarla.
No es soportable que nadie deserte de una cultura y se pase a la enemiga, a la contraria.
El supuesto final feliz se ve ensombrecido cuando Ethan Edwards deja la casa y se va solo. En un plano simétrico al del comienzo de la peli.
Respecto a la dirección de John Ford, yo creo que se ha dicho todo.
Nadie filmó la naturaleza y los grandes espacios abiertos como él.
Colocando la cámara con tal maestría, mostrándonos los sentimientos y los cielos al mismo tiempo.
Respetando al público y al actor nos muestra en toda la peli tan solo un par de primeros planos.
Me arrodillo y te reverencio.
¡Cómo te admiro Ford!
Curiosidades y anécdotas:
Making-of:
Adelantándose a su tiempo, John Ford decidió grabar algunos detalles del rodaje de Centauros del desierto, producida por Warner Bros.
Este making-of está disponible en la edición francesa del DVD de la película.
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Localizaciones:
El rodaje de la película tuvo lugar en diferentes sitios de los Estados Unidos (Aspen, Los Ángeles, Colorado, Monument Valley, Arizona) y en Edmonton (Canadá).
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Natalie Wood en edad escolar:
Natalie Wood iba al instituto cuando comenzó el rodaje de esta película, por ello sus compañeros John Wayne y Jeffrey Hunter tuvieron que ir a recogerla a la puerta del instituto durante el rodaje.
Lo que causó numerosos alborotos entre las emocionadas fans de los actores.
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Documental:
Centauros del desierto fue una de las primeras películas en el mercado de las que se hizo un documental que se emitió por televisión posteriormente.
Gig Young (‘Danzad, danzad malditos’ y ‘Amantes y otros extraños’) se encargó del programa y trajo a Jeffrey Hunter (‘El último hurra’ y ‘El sargento negro’, dos películas dirigidas también por John Ford) como invitado especial.
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Ethan Edwars:
El actor estadounidense John Wayne (‘El hombre que mató a Liberty Valance’ y ‘La conquista del Oeste’) consideraba que Ethan Edwars era el mejor personaje que jamás había representado en la pantalla, por ello en su honor llamó a su hijo Ethan Edwars.
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Patrick Wayne:
El actor que interpreta al joven oficial de caballería en la película, el teniente Greenhill, es Patrick Wayne (‘Cuna de héroes’ y la serie de televisión ‘Vacaciones en el mar’), uno de los hijos de John Wayne.
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America Film Institute:
‘Centauros del desierto‘ ha sido calificada por el America Film Institute, en el puesto número 12 del ranking de las Mejores Películas de la Historia en el año 2007.
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Robert Wagner vs Jeffrey Hunter:
El actor Robert Wagner (‘Locos en Alabama’ y ‘NAVY: Investigación criminal’) fue considerado para el papel de Martin Pawley, que luego representó Jeffrey Hunter.
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Dorothy Jordan:
Dorothy Jordan (‘Escrito bajo el sol’), que interpreta a Martha Edwards en la película, era la mujer del productor del film Merian C. Cooper (‘King Kong’).
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10 días de “no” rodaje en “Centauros del Desierto”:
Durante el rodaje de “Centauros del desierto” (The searchers, 1956) John Ford recibió la visita del delegado de producción para decirle que llevaba diez días de retraso.
Ford agarró el guión, arrancó diez secuencias al azar y dijo:
– “Acabo de recuperarlos”
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La lápida:
Cuando Debbie se esconde del ataque de los indios, se coloca delante de una lápida que dice:
“Aquí yace Mary Jane Edwards muerta por comanches 12 de mayo de 1852. Una buena esposa y madre en su año número 41″.
Se trata de la madre de Ethan Edwards.
De ahí el odio que profesa hacia los comanches.
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Mose Harper:
El carácter excéntrico de Mose Harper, interpretado por Hank Worden, se basa libremente en un personaje histórico real llamado Mad Mose, un luchador indio medio loco legendario de la America del suroeste con una gran afición por las mecedoras.
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“El Hombre Con El Gran Águila”:
Durante el rodaje, un niño Navajo cayó gravemente enfermo de neumonía y necesitaba atención médica urgente.
John Wayne disponía de su propio avión.
Su piloto llevó a la niña al hospital.
Por su obra, de los navajos le nombraron “El Hombre Con El Gran Águila”.
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Lana Wood y Natalie Wood:
Lana Wood hizo de la niña Debbie Edwards y Natalie Wood, que era la hermana mayor de Lana con ocho años de diferencia de la adolescente Debbie Edwards.
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Ethan mercenario:
En el guión de Frank S. Nugent, la medalla que Ethan Edwards da a Debbie se identifica como “un medallón de oro” otorgado por “Maximiliano de México” a los soldados mercenarios que lucharon entre 1865 y 1867 con las fuerzas francesas del emperador Maximiliano.
Esta medalla implica que Ethan sirve en la expedición mexicana francesa durante sus tres años de ausencia y también explica su conocimiento del español.
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Ward Bond lo intenta con Vera Miles:
En una biografía de John Ford se menciona que Ward Bond, en su habitación de un motel después de un día de rodaje, caminó desnudo con las cortinas abiertas con la esperanza de atraer a Vera Miles.
Al parecer, este plan no obtuvo los resultados esperados.
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Jean-Luc Godard:
En 1963 el crítico y director Jean-Luc Godard llamó a esta producción la película más grande de América.
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El afeitado de Ward Bond:
Durante el rodaje del discurso de Ethan relatando el descubrimiento y el entierro de Lucy se requieró más de una sola toma.
John Wayne clavó la escena en la primera toma.
La cámara se había detenido, sin razón aparente.
Sumamente irritado, John Ford le pidió al operador una explicación.
El cámara no fue capaz de dar razón de lo sucedido.
Ward Bond había tirado del enchufe de la cámara con el fin de utilizar su máquina de afeitar eléctrica.
Los técnicos no le dijeron a Ford la verdad, por temor a que le dañara físicamente a Bond.
Pero años más tarde, después de la muerte de Bond, el camarógrafo Winton C. Hoch le confesó a Ford la verdad sobre el incidente en un evento de Hollywood.
El cámara temió por su vida ante la cólera del director…
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El Jefe Cicatriz:
Los actores que interpretan a los indios comanches son navajos, con la excepción del Jefe Cicatriz, interpretado por Henry Brandon, un judío nacido en Alemania.
El lenguaje, la vestimenta y las danzas representadas en la película son todos navajo, no comanche.
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Jeffrey Hunter vs Martin Pawley, diferencia de edad:
Jeffrey Hunter (Martin Pawley) tenía 29 años en el momento de la filmación, a pesar que su personaje se suponía que era un adolescente.
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Hank Worden en dos pelis a la vez:
Hank Worden (Mose Harper) estaba rodando el final de Pacto de honra (1955) y no estaba disponible para algunas tomas en esta película.
En las escenas donde los Rangers montan juntos en Monument Valley, ‘Old Mose Harper’ es otro actor evitando su rostro.
Los planos en los que Harper dispara fueron rodados más tarde.
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De la novela al guión:
El guión de la película fue adaptado por Frank S. Nugent de la novela de Alan Le May de 1954, con mismo nombre.
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La primera restauración:
La primera restauración de la peli se realizó en 1991.
Se digitalizó para su venta en Laserdisc.
De esta versión se han realizado copias para los DVD posteriores.
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El acento de Ken Curtis:
Ford escuchó por primera vez a Ken Curtis usando un exagerado acento que definió como “Colorado tierras secas.”
John Ford le gustó tanto que exigió a Curtis interpretar con ese acento el papel de Charlie McCorry.
Curtis se opuso, pero Ford respondió que el acento mejoraría el papel ingrato del tipo que no se lleva a la chica.
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El 12 no está mal:
En 2007, el Instituto de Cine de América clasificó esta producción como la décimo segunda película más grande de todos los tiempos.
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Ford y el escorpión:
Durante el rodaje en el desierto, John Ford fue mordido por un escorpión.
Preocupado por su inversión, el patrocinador financiero C. V. Whitney preguntó a John Wayne:
– “¿Qué pasa si lo perdemos? ¿Qué vamos a hacer?”
Wayne se ofreció a ver la lesión del director.
Unos minutos más tarde salió de la caravana de Ford y dijo a Whitney:
– “Está bien. John está bien. Es el escorpión el que murió.”
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La prueba de Natalie:
Natalie Wood pasó por una audición “agotadora”.
Fue conducida a una habitación en la que se introdujo a John Wayne y John Ford.
Como relata en su biografía Natalie:
– “El Sr. Wayne se puso de pie (que parecía alzarse más hacia el techo de lo que nadie jamás había visto en mi vida) sonrió y se frotó las manos enormes. Luego se agachó, me recogió y en ningún momento dejó de sonreírme. “Eso está bien, no hay problema en absoluto”, dijo finalmente, bajándome. Y eso fue todo”.
Nunca hizo una prueba más fácil.
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Lorena:
La melodía de los créditos de apertura es “Lorena“, una canción escrita por José Webster y Henry DeLafayette Webster.
Aunque esta canción fue escrita en Chicago en 1857, es más conocida por haber sido cantada por los soldados de la Confederación durante la Guerra Civil.
La letra habla de los anhelos de un hombre por su esposa fallecida.
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La Bandera de Bonnie Blue:
La canción que suena cuando John Wayne se acerca al principio de la película a la casa es una versión lenta de “La Bandera de Bonnie Blue“.
Esta canción fue uno de los “himnos” de la Confederación.
David Lean:
David Lean vio la película en varias ocasiones, mientras se preparaba para rodar Lawrence de Arabia, para hacerse una composición de como fotografiar el paisaje.
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Homenajes de los más grandes directores actuales:
Steven Spielberg, Martin Scorsese, George Lucas, Jean-Luc Godard, John Milius, yPaul Schrader la consideran como una de sus películas más influyentes y le han dado algún tipo de homenaje en su trabajo.
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Emilio Gabriel Fernández y Figueroa:
El hombre mexicano que lleva a los protagonistas con el Jefe Cicatriz se llama Emilio Gabriel Fernández y Figueroa.
El nombre de este personaje, interpretado por Antonio Moreno, es una combinación de los nombres de actor y director mexicano Emilio Fernández y su director de fotografía, Gabriel Figueroa, los cuales eran amigos del director John Ford.
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Madre e hijo:
Olive Carey (la señora Jorgensen) era la madre en la vida real de Harry Carey Jr. (Brad Jorgensen).
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Patrick Wayne:
John Ford era conocido por su mal genio y su hábito de gastar bromas crueles a su reparto y al equipo, pero él fue inusualmente amable con John Wayne y su hijo Patrick Wayne, durante el rodaje.
Fue el primer papel de cierta importancia de Patrick y en la biografía, “Imprimir la leyenda: La vida y obra de John Ford” por Scott Eyman, recordó que:
– “Ford estaba loco por mí…
Todo el mundo tenía su mal día con Ford, pero yo siempre me salvé de eso.
Lo que era bueno y lo malo a la vez.
Yo no era exactamente la persona más popular en el set.
Recuerdo, que él fue el único director que me trató así de bien, hasta el punto que le quise como a un padre.
Pero cuando actuaba no dejé de tener miedo ni un solo instante.
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Lucy y Debbie:
De acuerdo con John Wayne en una entrevista de 1974, John Ford dio a entender en toda la película que Ethan había tenido un romance con la esposa de su hermano, y fue posiblemente el padre de Lucy y Debbie.
Esto significaba que la sed de venganza de Ethan no provenía del asesinato de su hermano, sino de la mujer que Ethan había amado.
Esta cuestión que ahora parece obvia, en el momento del estreno pasó desapercibida casi por completo.
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Cynthia Ann Parker:
La película está inspirada en hechos reales.
En 1836 los comanches secuestraron a Cynthia Ann Parker.
Fue criada por ellos, se convirtió en un miembro de la tribu y dio a luz a un hijo.
Un día los soldados estadounidenses atacaron el campamento de la tribu y entre los “recapturados” estaba ella.
Sin embargo, ella no quería dejar a “su gente”, y lamentó esto y la pérdida de su hijo por el resto de su vida.
Su hijo, Quanah Parker, se convirtió en un líder de Comanches y luchó contra el ejército durante muchos años.
Cuando él y su banda finalmente se rindió, se fue a vivir entre los blancos y se convirtió en un exitoso hombre de negocios.
En realidad la historia se uso en una película muda 1908 (The Bank Robbery).
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1041 Km de distancia:
En la escena culminante John Wayne y Natalie Wood corren por la ladera de una colina en Monument Valley en Utah y descienden al otro lado de la colina en la zona de Bronson Canyon de Griffith Park, Los Ángeles (647 millas de distancia).
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Las 10 cosas que no sabías de John Wayne:
1. HACÍA TRAMPAS AL AJEDREZ
El ajedrez era una de sus pasiones, afición que compartía con alguno de sus compañeros del mundo del cine.
Pero el actor en varias ocasiones fue acusado de hacer trampas.
El también intérprete Robert Mitchum aseguró que con sus grandes manos podía hacer un movimiento mientras cambiaba otra pieza.
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2. APASIONADO DE LA LITERATURA
Le encantaban las novelas de Agatha Christie, aunque sus dos libros favoritos eran de Arthur Conan Doyle, precisamente dos novelas históricas: La compañía blanca y Sir Nigel.
También se declaró fan del escritor Charles Dickens.
3. SU NOMBRE DE PILA
Al igual que muchos otros actores John Wayne se puso un nombre artístico.
Sus padres le bautizaron como Marion Robert Morrison, un nombre, el de Marion, que no le gustaba demasiado, prefería el apodo de Duke, por el que le conocían en su familia.
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4. ERA UN “HUEVO ESCALFADO” PARA JOHN FORD
Pero Duke no era el único mote por el que era conocido.
Durante el rodaje de Centauros del desierto, la actitud de John Ford enfureció a Wayne, quien llegó a decir que “quería matarlo”.
Por su parte el cineasta le gritó en alguna ocasión:
– “¿No sabes caminar? Eres tan torpe como un hipopótamo. Y deja de arrastrar el diálogo, muestra alguna expresión. Pareces un huevo escalfado”.
5. FUE PERIODISTA DEPORTIVO
En su época de instituto fue un alumno muy implicado en la vida académica.
Jugaba en el equipo de fútbol, participó en los grupos de debate y fue presidente del club de latín.
Además trabajó como redactor en el periódico del instituto, en el que escribía sobre deportes.
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6. IMPLICADO EN LA POLÍTICA
Nunca escondió su ideología de derechas.
El actor se enfrentó a Jane Fonda por su discurso anti-guerra de Vietnam y fue un ferviente defensor de Richard Nixon, incluso después del caso Watergate.
A Wayne le gustaba debatir con Paul Newman sobre política, quien le enviaba textos de pensadores progresistas.
7. SUPERSTICIOSO
Una de las cosas que le sacaban de sus casillas era que alguien dejara su sombrero en la parte superior de la cama.
Tampoco se le podía pasar la sal directamente durante una comida. Había que acercársela y dejarla en la mesa.
8. LA ANÉCDOTA DE LOS ZAPATOS AZULES
La primera vez que conoció a Michael Caine, Wayne le aconsejó que nunca llevara zapatos de ante azules.
Cuando el actor británico preguntó por qué, le contestó que en una ocasión conoció a un seguidor que se meó en sus zapatos de ante azules.
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9. IMPRESIONADO CON CHURCHILL
En varias ocasiones confesó a su círculo de amigos que tenía en alta estima a Winston Churchill, Primer Ministro de Reino Unido durante la Segunda Guerra Mundial.
10. ERA UN BUEN GANADOR
Cuando en 1969 se llevó el Oscar a Mejor actor por Valor de Ley, Wayne le dijo a Barbra Streisand que había sido “la suerte del principiante”.
Más tarde, en la fiesta después de la ceremonia, se acercó a Richard Burton -nominado también a Mejor Actor-, le entregó el Oscar y le grito:
Si algo hemos aprendido a lo largo de todos los episodios de The Wire es que nadie es bueno o malo íntegramente.
Esta quinta temporada está dedicada a la Mentira.
Porque esta cualidad está instalada en la ciudad de Baltimore como paradigma de la sociedad norteamericana.
Cuando se habla de verdad y mentira no se puede olvidar a la prensa.
David Simon nos enseña como es la redacción de un periódico y nos enfrenta dos tipos de periodismo.
Uno en el que se defiende ese viejo dicho de: “no dejes que la verdad estropee una buena noticia“.
Y otro basado en la rigurosidad del relato, en la comprobación de los hechos.
El objetivo es vender periódicos. ¿Está justificado todo para obtener este fin?
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Esta misma pregunta nos la podemos hacer cuando los detectives James ‘Jimmy’ McNulty y Lester Freamon deciden inventarse un asesino en serie para conseguir fondos para detener a Marlo “Black” Stanfield el asesino de las Casas Vacías.
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Mientras la vida y la muerte se sucede en las esquinas de la ciudad.
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Omar Little continua su peculiar cruzada contra los narcos.
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Bubbles lucha por rehabilitarse y olvidar su pasado.
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El Alcalde Carcetti deja atrás sus sueños de honradez. Todo vale para llegar a Gobernador del Estado.
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El Senador Clayton Davis, paradogma del político corrupto, sale indemne de las acusaciones echando mano de todo el asqueroso populismo que se pueda imaginar.
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Podríamos hablar también de los trapicheos de jueces y abogados, en un todo vale para prosperar.
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La vida continua en Baltimore, en los USA y posiblemente en el mundo impregnada de mentira.
Desde hace muchos años me ha interesado La República Popular de Corea del Norte.
He visto algún documental en el que salía el famoso Alejandro Cao de Benós, un español que trabaja para el gobierno norcoreano.
Mi amigo Rodrigo (un gran sabio) y yo hemos comentado, en más de una ocasión, la situación de este curioso país.
Álvaro Longoria consiguió los permisos para realizar este documental grabando en Corea del Norte (el país Topo).
Es siempre acompañado por Alejandro o algún otro funcionario gubernamental.
Se nos presenta una Corea del Norte con calles limpias y espaciosas, con pocos coches y gente alegre y que viste de manera diversa.
Se visitan museos, parques de atracciones, monumentos… Todo muy aséptico, muy cuidado.
Cuando se le pregunta a algún ciudadano responde siguiendo un manual preestablecido.
Incluso llegan a ir a una Misa católica. con fieles que cantan fenomenal.
¿Es todo un montaje?
Lo que se ve está en clara contradicción con la propaganda con las que nos bombardean sobre este país.
Álvaro Longoria impregna su documental de una fina ironía y nos presenta de manera independiente las opiniones de periodistas, sociólogos y políticos que contrastan con lo que vemos en la visita guiada.
La propaganda norteamericana se dedica a divulgar cuestiones estrambóticas y se cuenta un ejemplo.
Un ex alto cargo fue condenado por traición. Un bloguero chino comentó humorísticamente que iba a ser devorado en un estadio por lobos hambrientos. Esto que era una broma (de mal gusto) se divulgó como una noticia en los USA.
De la peli no se puede concluir cuál es la realidad de Corea del Norte. Lo que sí queda claro que la propaganda ensucia la verdad.
El documental como obra cinematográfica es magnífico.
El título original de esta peli es Love the Coopers.
Aquí se ha optado por éste mucho más comercial.
Plantea una situación que se presenta en las Navidades, cuando las familias se reúnen (por obligación).
Ya he comentado en alguna ocasión que en torno a la cena de Nochebuena o la comida de Navidad afloran las rencillas, las envidias, los resquemores que unen a las familias.
Esta peli trata de eso, aunque muy torpemente.
Podría haber sido un retrato de la familia americana, pero su chabacanería, su torpeza son tan grandes que solo es bazofia con espíritu comercial de mercadillo de tercera.
Las situaciones se mueven entre el sentimentalismo barato y el absurdo desquiciante.
Las escenas se alargan con la intención de rellenar metraje, da igual con qué, hay que conseguir más de noventa minutos de tedio.
Para este insufrible bodrio se cuenta con actores de prestigio, que son incapaces de sacar sus personajes a flote. La imagen que ofrecen es entre patética y penosa.
Diane Keaton, ya no es lo que fue. Hace años que resulta insoportable.
John Goodman es incapaz de defender un personaje imposible.
. Amanda Seyfried, deambula sin que sepamos qué diablos pinta en la trama.
Ni siquiera Alan Arkin está convincente, con alguna escena insufrible.
Marisa Tomei, en esta ocasión, no me cae ni simpática.
Solo salvo a Olivia Wilde, posiblemente el único personaje bien construido. Sus escenas de flirteo disimulado con el soldadito funcionan en tono de comedia romántica.
La peli acaba con un happy end intolerable e incoherente.
Es una pena que con una idea tan buena y a la que se puede sacar tanto partido se haya hecho esta fechoría.
Además no había cuñados. ¡Qué sería una navidad sin cuñados!
Esta peli familiar plantea el enfrentamiento natural entre dos modelos de masculinidad.
Will Ferrell representa el buen padre, esforzado con sus hijos (hijastros en este caso), detallista, cariñoso, preocupado, implicado, pero soso, pasado de kilos y flojucho.
Mark Wahlberg es el guaperas, musculado, que no suda, solo expele testosterona, va en motaca, es el malote que encandila a todas…
Aquí la pregunta no es con quién se quedaría la madre, tal vez por que la respuesta es obvia, sino con quién se quedarían los hijos.
Con este planteamiento las escenas cómicas se suceden con más bien poco éxito. Mejores las más gamberras e insufribles las más tópicas.
Yo siempre hubiera querido ser como Wahlberg, pero la naturaleza y los carbohidratos me han dado un cuerpo a lo Ferrell.
Que nos queda a los gordos y feos: solo ser buenas personas. Que se puede decir de nosotros, pues cosas como: es muy trabajador, es simpático, es buen padre…
Pero quede claro que a todos nos gustaría ser musculosos y guapos y que se dijera de nosotros: “está como un queso” o “es un desastre, pero está taaaaaan bueno”.
Cuando era más joven le decía a mi madre que me hubiera gustado mucho ser guapo, a lo que mi madre me respondía: “otras cualidades tendrás“.
Volviendo a la peli.
Me reí ocasionalmente, me aburrí muchas más veces y el final me resultó insoportable y ñoño, muy norteamericano.
Reconozco que la presencia de Alessandra Ambrosio en la última secuencia de la peli me resultó muy reconfortante. Pongo dos fotos al, final del post (no puedo evitarlo).
Repaso el cine de Zemeckis y no encuentro peli mala.
Las hay estupendas y pocas regulares, pero ninguna mala.
El desafío es como una peli de atracos de los años setenta, pero con la cámara del siglo XXI.
Philippe Petit nos va relatando su historia desde la antorcha de la Estatua de la Libertad.
Su voz en off resulta la mayor parte del tiempo insufrible y prescindible.
Dejando a parte este incomprensible error, Zemeckis nos ofrece un relato vigoroso y entretenido sobre el sueño de un loco, que como muchas otras cosas en la historia, termina componiendo una obra artística.
La peli corría el riesgo de desinflarse en los minutos cumbre (nunca mejor dicho), pero se resuelve con elegancia y con intensidad.
Las imágenes tomadas en ese cable de acero tienen mucha fuerza y yo que soy acrofóbico lo pasé francamente mal.
Me puse tan nervioso que llamé la atención.
Unas chicas sentadas junto a mí dejaron de mirar la pantalla para seguir mis espasmos y gestos de temor, causando, lógicamente, su hilaridad.
Zemeckis da libertad a su cámara para recoger, con efectos digitales, todas las posibilidades visuales.
Ya señalaba la voz en off como un grave defecto. Otro es el doblaje con un insufrible acento francés (?) de sus protagonistas, que resulta ridículo.
Propongo un nuevo montaje de sonido. ¡Cómo ganaría la peli!
Aún con todo es una de las mejores apuestas de la cartelera actual.
Además es un gran homenaje a las desaparecidas Torres Gemelas del World Trade Center.
Corbacho y Cruz dejan el cine social de Cobardes y Tapas para adentrarse en la comedia esperpéntica.
La idea de encerrar en un AVE a un grupo variado de personas no está mal.
Tenemos un maquinista adicto al Trankimazín y defensor de la química frente al psicoanálisis.
Un azafato cabal enamorado de una muy joven camarera.
Un muchacho que se descubre como neurótico y xenófobo.
Un catalán hipster que no para de usar su móvil, sospechoso de ser independentista.
Una reciénviuda que se sincera en el velatorio.
Una pareja de gilipollas, ella embarazada, él adicto a jueguecillos de móvil. Tontosdelculo.
Una japonesa asombrada ante tanto dislate.
Un politicastro con un maletín y su seguridad, otra tontaca.
Una abogada que pretende beber hasta que considere que ha llegado a su límite, cosa que parece lejana. Paradójicamente la más cabal.
Por último un árabe francófono, que por eso solo resulta sospechoso.
Con todos estos personajes y con una situación extraordinaria se podía haber compuesto una buena comedia, pero, lamentablemente, no ha sido así.
Las situaciones de supuesta comicidad se suceden ocasionalmente.
La peli carece de ritmo y de humor.
He oído comentar que es una representación de la sociedad española actual.
Me resisto a admitir que sea así.
Lo que se vive en ese tren es un dislate. El dominio de los prejuicios, de la intolerancia, de la incultura, de la estupidez.
La peli en lugar de ser alegre se convierte en penosa y triste.
Solo salvo a Carlos Areces, por el que siento devoción, que es un tío muy gracioso y a la maravillosa Toni Acosta que representa la sensatez y la lucidez con un vaso de güisqui en la mano.
Pelis así no ayudan a fomentar el cine español y dan la razón al ministro Montoro. Pero esto es una excepción.
Cançons d´Amor i Anarquia (Canciones de Amor y Anarquía) repasa cronológicamente los más significativos acontecimientos históricos de la causa anarquista.
Cada hecho es ilustrado por una canción, iniciándose con La Comuna de París de 1871 y pasando por la creación de la CNT, los asesinatos de Sacco y Vanzeti…
Realizado a partir de los conciertos celebrados en el año 2014 en el Teatre Joventud de L´Hospitalet, y en el Teatro del Casino de Sanremo.
Se pueden oír canciones en catalán, francés, italiano y castellano.
Repasar, como hace este documental, la historia del anarquismo es analizar la historia del sindicalismo y la lucha por los derechos sociales.
Hay mucho de romanticismo en las ideas anarquistas, que lamentablemente se mancharon, en muchas ocasiones, con violencia.
Pero la violencia de los propios anarquistas es mucho menor que la que se ejerció sobre ellos.
Para el conservadurismo la idea de una sociedad sin dioses ni patrones es extraordinariamente peligrosa, desmonta los principios de una estructura desigual e injusta.
Los hechos que se relatan brevemente y las canciones que las van ilustrando están llenas de emoción, de nostalgia y de idealismo.
En esta sociedad neoliberal en la que solo impera lo material, en la que más vale el que más tiene, se hace necesario, imprescindible, que alguien nos recuerde que hay ideales de cambio, de justicia, de solidaridad que no debemos ni olvidar, ni dejar de anhelar.
Un documental musical muy recomendable para nostálgicos de un mundo que soñamos y que nunca llegó.