Hollywood es sobre todo una industria donde lo prioritario es sacar beneficios. Lo artístico se lo dejan a los europeos.
Esta vez la ocurrencia, recogiendo la moda del feminismo, es hacer una peli con la ya muy usada trama de robo en grupo.
Quiero que se me entienda bien. Al decir “moda del feminismo” no expreso sino que es un tema que está de actualidad, que debería haber sido fundamental desde hace muchos años.
A los productores de La Meca del Cine les ha debido de parecer gracioso juntar a unas cuantas actrices de primera fila, más o menos, y emplear un esquema ya probado. En una especie de feminismo de falda de tubo y tacón alto.
Ocean’s 8, siendo muy generoso, resulta ser una payasada intrascendente y aburrida.
Repleta de tópicos, de diálogos insulsos y sin chispa.
Se trata al espectador como retrasado mental ofreciendo un guión desquiciante y desquiciado, repleto de artificios y de trucos patéticos.
Se supone que estas señoritas van a hacer el atraco perfecto con una trama que es pura eme (con perdón).
He de reconocer que Sandra Bullock nunca me ha caído bien, ahora intervenida por el mismo cirujano plástico que todas y con la misma cara que todas, me cae aún peor. Nunca ha tenido gracia, pero aquí menos aún.
Salvo a Anne Hathaway que por una vez deja de hacer de chica debilucha (floja) y se muestra como una femme potente, descubriendo su cara más atractiva de malota. Por cierto, sin operar.
No es una peli, es un despropósito que lejos de ser feminista arrastra un tufillo a rancio de lo más desagradable.
Si te fijas en la foto de abajo de la premiere, la única que parece satisfecha y contenta es la Hathaway. A las demás de las ve incómodas.
Alicia se ha convertido en una capitana intrépida que se enfrenta a los piratas malayos y a los convencionalismos sociales.
Es una mujer adelantada a su tiempo. Valiente y decidida.
Ese retrato me parece un buen ejemplo para las niñas que vayan a ver esta peli.
La pequeña aventura de navegación que se relata al principio funciona como un corto. Me encantó.
La peli es visualmente muy atractiva. Muchos colorines. Muchos efectos visuales.
Tanto que puede llegar a saturar, a pesar tanto que asfixia.
La idea de viajar por el tiempo por medio de la codiciada cronosfera está bien y el tiempo personificado mejor aún.
Pero la peli es ligeramente aburrida, no hay demasiadas sorpresas y una vez saturado de imágenes bellas e impactantes parece que todo lo que sigue te da igual.
El Sombrero Loco es un coñazo de tío y el rollo de su familia muy tedioso.
Al final resulta un pastelón.
Lo mejor Tweedledum y Tweedledee (Patachunta y Patachún, Tararí y Tarará o Do mi sol y Sol mi do en la traducción española).
Sufragistas en un homenaje a las mujeres que a principios del siglo pasado pelearon por obtener el voto.
Está bien que se nos recuerde que los derechos sociales se alcanzan con la lucha y con la reivindicación.
La sociedad avanza gracias a los que se esfuerzan para que así sea.
Lo que ahora nos parece de lo más normal hace cien años era visto como algo estrambótico y lamentablemente aún hay países en los que las mujeres no pueden votar.
En España las mujeres tienen sueldos menores que los hombres y sobre ellas se ejerce una violencia machista intolerable.
La idea de la peli me parece de lo más acertada.
Además la protagonista es una chica trabajadora con una vida desgraciada que se hace sufragista por amistad y por las circunstancias de la vida y esa actividad reivindicativa la vuelve más desdichada aún.
Sarah Gavron filma la peli con una torpeza manifiesta.
Rueda con una cámara tambaleante, con profusión de primeros planos y desenfocados. Todo lo cual me molesta profundamente.
A su peli le falta emoción y energía. Hay momentos sensibleros que me emocionaron (ye es conocida mi labilidad afectiva).
El peso de la peli recae sobre una estupenda Carey Mulligan que lo da todo y que resulta muy convincente.
La presencia de Meryl Streep es meramente testimonial. Que nadie espere ver una peli esta gran dama de la escena. Su aparición no llega a dos minutos.
Una peli bien intencionada, pero lamentablemente mal rodada. Eso sí: necesaria.
Jean-Pierre Jeunet ha sabido dar a sus pelis un sello personal que no siempre ha sido bien aceptado por el público.
En 2001 obtuvo un éxito rotundo con Amelie, que se convirtió en una peli de culto.
El extraordinario viaje de T.S. Spivet es una producción franco-canadiense rodada en EE.UU.
Se estrenó en 3D, afortunadamente la vemos en el Cine Club Alcarreño en 2D, como Dios manda.
Efectivamente esta producción es un viaje a un paraíso visual lleno de color, de artificios formales, de barroquismo visual, que a algunos críticos ha empachado, pero a mí me ha encantado.
Cansado estoy de producciones “independientes” con la cámara salpicada del sudor de los actores, con desenfoques, con malos planos intencionados, con titubeos del que sostiene la cámara…
Este viaje es extraordinario en la forma, pero también en el fondo.
Ese niño superdotado, marcado por la desgracia, sabedor de ser incomprendido por todos los que le rodean, incluida esa familiar tan disfuncional como tierna y atractiva, vive el viaje hacia un premio que además lleva consigo la aceptación de su naturaleza personal.
El niño Kyle Catlett es un actorazo, en ningún momento sobreactúa y sabe dar el tono preciso a su personaje.
Helena Bonham Carter ya se ha especializado en papeles de rarita y da igual que la dirija Tim Burton o que salga en Los Miserables siempre parece interpretar el mismo personaje.
Acostumbrados a tanta tragedia en el Cine Club Alcarreño, se agradece una comedia, aunque tenga un fondo dramático.
El presupuesto de El Llanero Solitario se estima en unos 250 millones de dólares. Una auténtica barbaridad. Pero con todo ese montón de pasta se pueden hacer grandes cosas o grandes bodrios.
Esta peli es sobre todo muy divertida. Del principio al fin resulta entretenida. No hay momentos en los que la trama decaiga.
Suceden muchas cosas y todas bien relatadas. Hay mucho humor, aventuras, personajes interesantes, acción…
Una de las normas del buen crítico es no hablar de la fotografía. Me la voy a saltar. Aquí las imágenes son estupendas con una nitidez extraordinaria. Ver esos grandes paisajes del Oeste en una pantalla grande es maravilloso.
Pero he identificado varias referencias más al cine de Ford. El personaje de John Reid (El Llanero Solitario) tiene una clara inspiración en Ransom Stoddard de El hombre que mató a Liberty Valance. Un idealista que cree en la Ley y en el progreso y que se enfrenta a la dura realidad de la violencia del salvaje Oeste.
Esa mujer enamorada del hermano de su esposo con el que se reencuentra después de muchos años es un homenaje a Centauros de desierto.
Estos detalles y otros que se me escapan dan un toque de calidad a esta peli.
Los dos protagonistas son dos anti-héroes, muy alejados del estilo actual. Uno es un indio medio loco marcado por un error en su infancia. Otro un muchacho torpe y simplón.
Ninguno de los dos ejerce la violencia de manera intencionada, sus éxitos son fruto de la suerte y de la casualidad y también de Silver, el caballo blanco que es el gran héroe de la historia.
Hay una crítica al progreso por encima de todo lo demás, sin respetar el medio ambiente o a las personas.
Depp interpreta a un indio poco expresivo por lo que está más contenido que lo habitual, lo que hace su interpretación mucho menos irritante. En la versión en inglés se le llama Tonto como en el cómic pero aquí se ha doblado como Toro, a lo cual no encuentro explicación (razonable).
Tal vez solo sea cine de entretenimiento pero lo es de calidad.
Que termine una saga que ha ocupado 10 años de nuestra vida da un punto de tristeza.
Hemos visto crecer y desarrollarse a tres niños que se han hecho mayores y han acabado haciéndose novios, hemos vivido sus aventuras y conocido un mundo fantástico con sus reglas y sus personajes. Pero todo ha terminado.
¿Y cómo ha sido ese final? Pues sencillamente apoteósico. Esta última entrega es formidable llena de acción y de emociones.
Hay batallas, persecuciones, se descubren misterios por resolver y hay sorpresas, malos que eran buenos y otros malos que solo eran regulares, pringaos que se descubren héroes, unos gigantes estupendos, explosiones, incendios, indignados… Vamos: la caña.
A mí el personaje que más me ha gustado en toda la saga ha sido sin duda Hermione Granger, la más lista y la más guapa. Aunque Ron Weasley demuestra ser el más espabilado que se queda con Hermione. Porque, sí amigos, Ron y Hermione se hacen novios, ya desde pequeños se veía que había química entre ellos y en los últimos episodios incluso tensión sexual.
Harry sigue pareciéndome un soseras y con el rollo ese de atormentado.
Evité verla en 3D y creo que hacerté, en la versión tridimensional parece que se ve muy oscura.
Desde que en 2001 se estrenara La Piedra Filosofal he sido fiel seguidor el joven mago.
A los personajes se les coge cariño, como a los hijos. Los ves nacer, crecer, de pequeños hacen monerías y son graciosos y luego llegan a adolescentes y se vuelven mayores y ya dejan de ser graciosos, pero ya no hay remedio ya les tienes cariño y hagan lo que hagan los sigues queriendo.
Bueno, pues lo dicho, a Harry, Ron y Hermione los considero de la familia. Pero ya no son graciosos, se han vuelto unos muermos y ya no se les aguanta.
Esta reliquias de la muerte, o ¿es reliquias de la saga? aburre al más incondicional.
De la anterior “El Misterio del Príncipe” casi no me acuerdo y eso es malo-malo, señal inequívoca de que no me entusiasmó. Y esta Reliquias la vi ayer y casi la he conseguido olvidar.
Los personajes van desorientados por el metraje de la peli pero es que el director no se conoce el camino.
Los malos, incluido el Señor Oscuro (Voldemort), son de palo. No dan miedo a nadie. Eran mejores cuando no se les veía como ocurría en las primeras pelis.
En los primeros episodios de la saga había sorpresas y misterios. Conocimos el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería y nos gustó empezar el curso. Ahora los niños se han hecho hombres y son de la generación nini, ni estudian, ni trabajan, ni entretienen.
Pero aún queda algo que salvar en la peli. El cuento que lee Hermione de las Reliquias de la Muerte, con unos dibujos magníficos como sombras. Y cuando Ron tiene que destruir el horrocruxes y éste mete el dedo en la llaga de sus celos y sus envidias y se ve a Harry y Hermione entregados a la pasión, aunque convenientemente censurados para no ofender sensibilidades de padres.
Que nadie se preocupe veré la segunda parte, pero ruego que me hagan un resumen (estilo: “en episodios anteriores”) porque seguro que no recordaré nada de la primera parte.
El día 5 de Mayo fui a ver esta peli en 3D. Diez euracos que no me importa pagar pero que no es un precio económico para los tiempos que corren. El cine ha dejado de ser el espectáculo-arte del pueblo que fue en el siglo XX.
Vamos a la peli.
Visualmente la Alicia en el País de las Maravillas de Burton es deslumbrante los personajes “no humanos” interaccionan a la perfección con los humanos. El conjunto es de una belleza plástica muy atractiva. El 3D colabora pero cuando llevas un rato de peli te acostumbras y no lo notas. A lo bueno se adapta uno rápido.
Me encantan los dos gorditos que son muy graciosos. Y la Reina de Corazones (Helena Bonham Carter) es magnífica: “Qué le corten la cabeza”.
El ritmo de la película es sensacional manteniendo bien el interés.
La actriz que interpreta a Alicia (Mia Wasikowska) lo hace fenomenal y se va creciendo a lo largo del metraje. Una gran promesa para el cine futuro.
En mi opinión lo peor de la película es Johnny Depp en el papel del Sombrero Loco. Su presencia elentece el ritmo de la historia. A mí me resultó irritante. Es como si Burton se distrajera cuando interviene este actor y perdiera la orientación. Ya sé que los fans de Depp estarán totalmente en desacuerdo pero en mi opinión Johnny está de más.
El giro que toma la peli al final traiciona el espíritu de Lewis Carroll. De la esencia abstracta y rompedora del novelista, Burton pasa a contar en el tramo final una especie de Crónicas de Narnia, con niña heroína y batallita final al estilo que puso de moda el Señor de los Anillos.
Me olvidaba decir que la música es excelente y merece la pena quedarse a los créditos del final de la peli para oír la canción.