Lucio es un profesor jubilado, paciente mío que acude con regularidad a mi consulta.
Es una persona extremadamente educada, siempre con un libro en la mano para ocupar la espera.
Compartimos la afición al cine.
Un día me comentó sobre una peli de la Guerra Civil Americana con escenas muy violentas, que tenía interés en volver a ver. A pesar que navegamos por internet no pudimos identificarla.
Hace unos días me comentó que como fruto de sus investigaciones había descubierto tres pelis de corta duración del año 1962 sobre este tema.
Las he visto gracias a su recomendación.
Los tres mediometrajes son de un director francés llamado Roberto Enrico tienen como tema esta guerra.
Lucio recuerda que se exhibieron en su estreno en el cine madrileño, de la Gran Vía, Palacio de la Música y solo duró en cartel una semana.
Vayamos con la peli.
La batalla de Chickamauga fue una de las más terribles en toda la Guerra Civil Estadounidense.
Los Confederados lograron frenar el avance de las tropas de la Unión, pero el precio de la guerra fue muy alto, dejando más de 4.000 muertos, un sinfín de heridos y otro más de desaparecidos.
Un niño rubico juega a caballito con su esclavo negro. Su madre le impide seguir con la diversión.
El niño contrariado se adentra en el bosque. Después de haberse quedado dormido, al regresar tiene que atravesar el campo de batalla…
Roberto Enrico nos muestra los horrores de una batalla desde el punto de vista de este chiquillo.
El bosque vuelve a ejercer su labor cinematográfica de mundo de misterio.
El relato está salpicado de elementos surrealistas capaces de producir emociones encontradas en el espectador.
Un mediometraje extraordinario con una fotografía en blanco y negro muy inquietante.
El rubico solo es consciente de la tragedia cuando descubre su casa…
El vídeo de abajo no es un tráiler, es el film completo.
Los tres corto/mediometrajes que se proyectaron juntos en 1962 de Robert Enrico son:
El cine ha dado muy buenas aproximaciones al drama carcelario y grandes bodrios.
Convicto retrata a la perfección un tipo de personaje que se padece en las cárceles.
Eric Love es un muchacho que ha pasado su vida, primero en casas de acogida y después en reformatorios.
Ha sabido adaptarse al mundo penitenciario. Es lo único que conoce.
David Mackenzie lo explica de manera magistral en los primeros minutos de la peli.
El muchacho llega a un penal de adultos y realiza de manera concienzuda todo lo necesario para sobrevivir en una prisión. Desde luego que no es un pardillo. Se sabe a la perfección el Manual del buen caco.
Con esto Mackenzie demuestra que se ha preparado bien el tema, que parte de la realidad para hacer su peli.
Porque el director sabe huir de estereotipos falsos para dar verosimilitud a su trama.
El joven Love hace lo que ha aprendido. Para sobrevivir en un mundo hostil se ha hecho violento.
Sus enemigos son los carceleros y los presos, osea todos los que le rodean. Es un alumno aventajado y domina todas las técnicas para la violencia. Es un psicópata.
El ejemplo que recibe de su padre es el mismo que ejecuta. Su progenitor está empeñado en domesticarlo, pero el prototipo que da es justamente el contrario.
Entre ellos, padre e hijo, hay una relación difícil, más bien imposible de amor-odio que solo puede desembocar en la violencia teñida de cariño y de culpabilidad.
Mackenzie domina bien los tiempos ejecutando una peli electrizante, que te deja sin habla y pegado (más bien acojonado) a la butaca. Sin que la acción dé un momento de respiro.
Contado con una verosimilitud absoluta. Sin trampas de guión, yendo al grano. Sin artificios formales. Con una fuerza narrativa imparable que te hace desear que la peli no acabe, aunque posiblemente no consigas soportarla.
Una peli imprescindible.
Lo mejor que he visto en este (hasta ahora) penoso 2015.
En contraposición absoluta los veteranos Judi Dench, Maggie Smith y Bill Nighy cumplen con su cometido, tal vez, un poco despistados con una trama insostenible.
Curioso, que al antes galán, Richard Gere se le meta en este club de ancianitos.
Focus es una mezcla de thriller, comedia romántica y peli de timos, con protagonista con tirón comercial (Will Smith) y chica supermaciza.
Es el típico producto de consumo hollywoodiense absolutamente de diseño, preparado para engatusar a un público poco exigente.
Con una trama entre delirante, absurda y traidora, funciona en algunas escenas.
Detrás de las continuas y forzadas vueltas de guión no hay más que artificio, sin la más mínima intención de profundizar y de crear una estructura sólida.
Ni siquiera la impresionante Margot Robbie consiguió distraerme. En ella hay algo también falso, retocado, siliconado que me empacha cuando la estoy viendo durante 104 minutos.
El final es de traca. El colmo de las insensateces.
La típica basura con la que el Hollywood actual nos bombardea semana sí y semana también. Cine escoria, mucho peor que las palomitas que nos comemos en la sala.
La peli fue rodada casi en su integridad en Sos del Rey católico, provincia de Zaragoza.
Todo el pueblo participó o colaboró con la realización de la peli.
En su momento fue la peli más cara del cine español, costando 250 millones de pesetas.
Participaron alrededor de 500 extras.
Fue un rodaje difícil por la insistencia de Berlanga de realizar largos planos secuencia, que a mí me encantan.
Alfredo Landa se quejaba de tener que haber subido a un cerro en 41 tomas, hasta que se dio por buena.
Al año siguiente se rodó El caballero del dragón de Fernando Colomo, con 300 millones de pesetas de presupuesto.
Azcona y Berlanga se atrevían con todo y fueron capaces de hacer una comedia amable sobre la Guerra Civil Española.
No digo que no sea divertida, pero es demasiado complaciente, demasiado condescendiente. Falta la mala leche que otrora usaban con generosidad.
Está bien el retrato de esos soldados que desnudos en el río son iguales sin importar en que bando lucharan.
A mí su tono de farsa desmedida y absurda no me gusta. La crítica al marqués o a los curas queda descafeinada, su tratamiento simplón olvida un análisis más profundo.
Tal vez la intención de ambos cineastas era la de contentar a todos y no herir sensibilidades y esa puede ser una de las causas por las que a mí no me atrae.
Cuando había que engañar a los censores se agudizaba el ingenio y se creaban pelis más profundas. Cuando ya se podía decir todo se perdió el encanto de descubrir el trasfondo.
Una comedia, demasiado esperpéntica, que en mi opinión no pasa de aceptable.
Desde luego no es una obra maestra de las que Berlanga hizo en los cincuenta y sesenta.
La continuación de Ana y los lobos, siete años después obtuvo la nominación al Oscar como Mejor película de habla no inglesa, el Premio Especial del jurado en el Festival de San Sebastián y en Chicago, el Premio Mejor Guión.
En solo siete años España había dado un vuelco político inesperado.
Saura realiza esta secuela fiel al estilo metafórico de la primera.
El personaje interpretado por José María Prada ha fallecido. La peli se inicia con la familia rodeando su tumba, en clara alusión de la muerte del Caudillo.
La familia se encuentra dividida. La mayoría quieren poner a la venta las tierras para la construcción de viviendas y conseguir un pelotazo urbanístico.
Carlota representa la tradición franquista, pero partidaria del enriquecimiento.
Victoria, la más pequeña, hereda la visión mística de su tío Fernando (ahora empeñado en volar), dada al sacrificio, incluso a la autolesión.
Natalia, la mayor, da vida al “libertinaje”, a las ganas de vivir y experimentar. Interpretada por una jovencísima Amparo Muñoz, que nos regala un desnudo, imprescindible en todas las pelis de la época.
Ana (Geraldine Chaplin) es recibida como una más de la familia, sigue siendo el personaje inocente, en la que confía la abuela que cumple cien años.
Rafaela Aparicio interpreta un papel muy lucido, estando absolutamente inconmensurable. Con una gracia y un desparpajo ante la cámara como si fuera una actriz joven.
Ella agredeció públicamente a Carlos Saura que la hubiera sacado de sus papeles de chacha, permitiendo que demostrara lo gran actriz que era.
La peli resulta muy divertida, con abundantes toques de humor y sus rasgos surrealistas la hacen tremendamente moderna, atrevida. Posiblemente ningún director actual se permitiría las licencias narrativas con las que Saura enriquece su peli.
Su final triste, desgarrador, esclarecedor es impresionante en su fondo y en su forma, con esa cámara en grúa que se aleja de esa familia absurda, pero realista.
Ganadora del Goya a la mejor peli hispanoamericana en 2013.
Azul y o tan rosa plantea un amplio abanico de cuestiones sociales, que a mí me parecen obvias, pero que lamentablemente siguen sujetas a controversia en mayor o menor medida.
A pesar de la amplia gama de personajes, todos tienen en común la búsqueda de la propia identidad.
La peli tal vez padece de un rodaje demasiado efectista, sin nada original, con cierto aire de culebrón.
Pero la fuerza de Miguel Ferrari, director y guionista, y el interés por mostrarnos cuestiones sociales compensan las deficiencias narrativas.
El uso de los temas musicales, de lo más variopinto, es una de sus mejores bazas, junto con unas muy buenas interpretaciones.
En Venezuela obtuvo un gran éxito comercial, aquí en España pasó lamentablemente desapercibida.
Un acierto su proyección en Azuqueca de Henares dentro del ciclo Cine y Feminismo.
Puro vicio ha despertado opiniones encontradas. Muchas positivas y algunas negativas.
Pongo dos ejemplos:
Luis Martínez: Diario El Mundo:
“Puro cine, cine vicio. (…) el más brillante, contradictorio y dolido ejercicio de cine del año (…) deslumbrante monumento cinematográfico de Paul Thomas Anderson”
Carlos Boyero: Diario El País:
“Voy a leer la novela (…) para descifrar el enigma de si el material literario que ha adaptado al cine Paul Thomas Anderson es tan vacuo, insoportable, absurdo, inútilmente kilométrico como su película.”
Yo no soy devoto ni detractor de Paul Thomas Anderson. Lo cual me permite ser más imparcial.
Puro vicio es un thriller disfrazado de comedia.
Su estructura narrativa y sus elementos básicos son de cine negro.
Hay un investigador privado con pasado turbio, una mujer fatal, polis corruptos…
Hay algo que recuerda El sueño eterno o, incluso, Chinatown, salvando las distancias, por supuesto.
Hay un claro homenaje a El gran Lebowski. Doc nos recuerda mucho a El Nota.
Pero la narración está filtrada por la psicodelia de una época, los años setenta, y la del personaje.
Porque Larry “Doc” Sportello es un porrero de tomo y lomo. Él mismo llega a poner en duda la percepción de la realidad.
Ese estado de embriaguez cannábica se trasmite al espectador que se plantea también qué es verdad y qué es fruto de las drogas.
Eso unido a una historia alambicada en donde todo el mundo parece mentir hace que la trama sea algo más que confusa, casi enigmática.
En varias escenas anduve perdido en una maraña de diálogos, donde se mencionan personajes con nombres en inglés.
Hay una comicidad subyacente que resulta chocante en diversos momentos, pero que la hacen muy divertida.
Van apareciendo un montón de actores con papeles más o menos largos y absurdos, pero todos se drogan.
Joaquin Phoenix no reluce, su interpretación es demasiado plana y su presencia constante en la pantalla llega a aburrir.
A mí me ha gustado, a pesar de sus defectos, pero en absoluto me parece una peli colosal.
Si no la firmara Paul Thomas Anderson habría pasado desapercibida.
Michel Houellebecq es un escritor francés seguidor de Marine Le Pen, famoso por sus declaraciones xenófobas y polémicas.
En esta peli se interpreta a sí mismo.
Aunque simula ser un falso documental, es claramente una historia de ficción.
Lo más atractivo de la peli es precisamente la poco atractiva figura de su personaje protagonista.
Cualquiera que lo viera sentado en un banco en la calle pensaría que es un mendigo alcoholizado. En lo segundo acertaría.
Está claro que se interpreta así mismo y el resto de los personajes aunque dirigidos por un guión también.
La peli nos muestra como este personaje va engatusando a sus secuestradores para terminar no siendo la víctima.
Se produce el extraño fenómeno de un síndrome de Estocolmo al revés.
Houellebecq es un personaje patético, hilarante, egoísta y mezquino, pero tiene el extraño don de conseguir lo que quiere.
A pesar de su xenofobia no le hace ascos a la bella Fátima que se alquila para su disfrute.
Llegó un momento que comencé a conectar con la historia y me partí de risa.
Cuando terminó la peli tuve la extraña sensación que me habían tomado el pelo. Todo es un montaje para promocionar el ego (con mayúsculas) de este personaje.
Que quede claro: la peli carece en absoluto de mensaje. No hay conclusión. Solo disfrutar del desarrollo y olvidar.
Presentar al personaje del narco Escobar desde un punto de vista es el primer gran acierto de esta peli.
Un canadiense que enseña surf en las playas colombianas se enamora de María, una jovencita maravillosa.
Pero resulta que es sobrina de Pablo Escobar Gabiria.
Desde los ojos del surfista vamos conociendo al personaje que da vida un inconmensurable Benicio del Toro.
Escobar se nos presenta como una fuerza arrolladora, un pater que inspira respeto, pero sobre todo miedo.
Hay algo de El Padrino en este Escobar. Le falta la sofisticación y la elegancia, pero ese tono paternal, autoritario, falsamente comprensivo, está aquí también.
El problema es que Josh Hutcherson no es Al Pacino.
A este actorcillo, que le estamos viendo en la saga de Los Juegos del Hambre, le falta personalidad y su interpretación hace aguas constantemente.
Para dominar la pantalla y el cotarro está Benicio.
El tono de tragedia con un desafiante Escobar, hasta el último momento, es impresionante.
Carlos Boyero escribió:
“La película carece de garra, el guion es simple y no encuentras nada apasionante (…) película olvidable y grisácea”
Veo esta peli antes que se estrene la segunda parte.
Mi amiga Fátima me habló bien de ella.
Me gusta el inicio. A mí los mundos distópicos me parecen muy atractivos.
Ha habido Guerra Mundial y los supervivientes viven la amurallada ciudad de Chicago.
La sociedad se ha organizado en cinco categorías (Verdad, Abnegación, Osadía, Cordialidad y Erudición).
Los chicos deben elegir donde meterse, pero hay una muchacha que es divergente…
Después del planteamiento inicial viene una especie de instrucción militar estilo marines, que resulta de lo más manida. Con poco interés y ya muy vista.
No hay nada original, salvando el inicio, todo el resto es más de lo mismo.
Rob Cohen, director de pelis de acción recibe el encargo de perpetrar un thriller erótico para mayor gloria de Jennifer Lopez.
La Jenni es la protagonista absoluta e interviene también en la producción.
Yo idolatro a Jennifer Lopez. Soy un rendido admirador de esta diosa. Todo lo que haga me parecerá bien. En consecuencia, cuando se habla de religión se pierde la objetividad, aunque nunca he pretendido serlo.
A pesar de contar con la belleza de esta diva, la peli es un fiasco absoluto.
Este engendro no merece haber llegado a los cines. Se trata de un sub-producto que como mucho merecería estar en una sesión triple de telefimes de domingo por la tarde en una cadena con tres espectadores de audiencia.
La estructura narrativa es mediocre.
El guión es una burda copia de Atracción fatal.
No hay el menor atisbo de originalidad.
Todo es previsible y risible.
Hay momentos involuntariamente delirantes.
Ni siquiera mi adorada Jennifer Lopez consigue salvar este desastre absoluto.
Es un insulto para el espectador.
Tal vez, haya sido blando y generoso. Espero que me disculpéis, pero mi veneración hacia Jenni me ha impedido ser demasiado cruel.
Mejor At Middleton como se ha llamado en el original.
Con cierto aire de telefilm nos cuenta un día en el campus de una universidad americana, donde unos padres acompañan a sus hijos para conocerla.
El ambiente donde se van a encontrar Andy Garcia y Vera Farmiga es ese paisaje de césped y edificios impolutos típicamente americano, de sitio “bien”. En absoluto una Uni pública.
Estos dos maduritos interesantes se conocen y se enamoran.
La historia transcurre plácidamente, pero con una gran carga emocional.
Tal vez haya momentos un pelín forzados y situaciones demasiados dramáticas, pero la historia funciona bien y esa relación imposible emociona.
Los dos actores dan un auténtico recital de interpretación. Sin olvidar a los dos dos adolescentes que también cumplen.
De nuevo una peli fruto de la provechosa colaboración entre Rafael Azcona y Luis García Berlanga.
José Luis López Vázquez y Laly Soldevilla son dos prometidos. Él viaja con su madre a Sitges para casarse.
La localidad está llena de extranjeras en biquini. Para un señor serio de Burgos supone un auténtico impacto.
La madre fallece inesperadamente antes de la boda. Deciden ocultarlo para no suspender el festejo.
Estos dos genios del cine español se vuelven a reír con mucha sorna y mucha mala leche de esa España rancia, donde los novios se tienen que esconder para darse un casto beso.
Pero aquí el ambiente ha cambiado. En este pueblo de playa se respira libertad.
La cesura en los personajes es personal, nace de su educación, del qué dirán.
¿Habrá posibilidad de que estas dos mentalidades se entremezclen? o ¿serán aceite y agua?
Las escenas finales con la comitiva mortuoria son antológicas, impresionantes, ridículas, tristes, esperpénticas…
Carlos Saura, Rafael Azcona y Elías Querejeta. Éstos son los tres nombres propios sobre los que se sustenta esta peli. Director, guionista y productor.
La peli se realiza en el año 72, lo cual es vital para comprenderla.
El Franquismo seguía vivo y nadie preveía su fin en aquellas fechas, pero España se había abierto, gracias al turismo los españoles conocían otras realidades.
En los setenta en España se realizaban tres tipos de cine:
Un cine comercial que como máximo exponente tenía al landismo.
La denominada tercera vía del cine español. Un cine urbano, plagado de nuevos personajes y problemas, derivados de la sociedad nacida del gran milagro económico español. Películas como Los nuevos españoles (Roberto Bodegas, 1974) o Tocata y fuga de Lolita (Antonio Drove, 1974).
Frente a ambos modelos, amables y poco interesados en acometer reflexiones de índole política, surge la última gran propuesta fílmica de los setenta: el cine metafórico.
En aquella época para hacer crítica social era imprescindible utilizar, la parábola y la metáfora y así conseguir sortear la censura, que seguía siendo inflexible pero muy miope.
Por eso Saura realiza su peli más surrealista, homenajeando a su admirado Buñuel.
Es un análisis de la sociedad franquista y de sus elementos básicos.
Para comprenderla hablaré de ella por partes.
Ese caserón solitario en un páramo inhóspito y aislado es la España de la época. Contrasta la luminosisdad exterior con la penumbra del interior.
Fernando (Fernán Gómez), uno de los hijos, representa la religión rancia que sustentaba al régimen, que bajo la apariencia de misticismo era mutilante y castradora.
Juan (José Vivó) otro pilar de la sociedad, es la represión sexual. Con un cráneo relleno de semen.
José (José María Prada) es la autoridad representada en el ejército. En su infancia, hasta la primera comunión, lo vistieron de niña. Tal vez intente esconder su homsexualidad bajo los uniformes militares.
La madre, Rafalela Aparicio, la auténtica autoridad de la familia. La matiarca que maneja esa manada de lobos. No puede dejar de ser el centro de la vida en la casa, simulando crisis convulsivas. Es llevada por las criadas en silla elevada, mientras las insulta y las llama ladronas y guarras.
Las niñas, que representan el futuro (pesimista) de esta España, que juegan a imitar los comportamientos que observan de sus progenitores.
Ana (Geraldine Chaplin) es la modernidad, el elemento perturbador de una sociedad encerrada que no soporta lo nuevo. Esta actriz fue musa de Carlos Saura en varias de sus películas.
Los elementos surrealistas sirven al director para contar la realidad, con elementos de comedia, donde se ve la mano del gran Azcona.
Una peli que es preciso analizar desde su contexto histórico para comprenderla.
Yo la vi en su estreno y no la entendí. La recordaba triste oscura como esa época.
Menos mal que estaba Geraldine con su radio cassette para darnos esperanza.
Paul Haggis es el director de la multipremiada Crash (Colisión) del 2004.
Este director canadiense se prodiga poco.
Aquí vuelve a insistir con las vidas cruzadas.
Tres relatos como fondo las relaciones entre hombres y mujeres.
El gran defecto de la peli es que una historia es muy mala, otra regular y la tercera buena.
La trama que se desarrolla en Roma es un fiasco absoluto. Adrien Brody, un norteamericano que hecha pestes de estar en la Ciudad Eterna. ¿Pero qué te pasa eres tonto total? Se enamora de una gitana metida en un lío que no veas.
Por otro lado Liam Neeson, escritor, en París, recién separado de una maravillosa Kim Basinger, se lleva un rollo muy raro con Olivia Wilde. (Incesto a la vista).
La historia mejor estructurada y la más creíble es la que protagoniza una estupenda Mila Kunis (esta chica vale un Potosí). Una madre que cometió un error y lucha por la custodia de su hijo.
Éste es el argumento más consistente y con más matices, que es interrumpido (lamentablemente) por las otras historias.
Propongo hacer un montaje con esta historia que se desarrolla en Nueva York y olvidar las otras dos.
Promocionada como una parodia de las pelis del 007.
Me sorprendo.
Se trata de una producción británica.
Kingsman es un producto bien elaborado. Con mucho sentido del humor, con una comicidad que se arriesga sin llegar a caer en el ridículo, aunque aveces, lo roza peligrosamente.
Hay un derroche de violencia, que a mí me dejó atónico y que casi me llega a irritar.
Es una producción arriesgada porque está pensada para un público adulto que puede agradecer los desmadres formales y de la trama, percibiendo el peligro que se corre.
Me gusta que se ría de todos los tópicos de las pelis de espías. Con un tono gamberro y excesivo.
Me encanta el final. La princesa de un país escandinavo concede un premio especial por salvar al mundo.
Estupenda la recuperación de un Mark Hamill muy estropeado.
Matthew Vaughn es un director que promete. Ésta es su quinta peli. ¡Sigue así!
La Segunda Guerra Mundial fue el desastre más colosal de la historia, no cabe duda.
Como estela dejó una Europa rota con miles de vidas marcadas.
De una de esas existencias habla Dos vidas.
¿Me estaré volviendo un intelectual?
Los regímenes comunistas estuvieron obsesionados por conocer la vida en el “mundo capitalista”. Articularon una densa red de espías.
Como se dice la peli: “por mucho que se sepa de una persona, nunca es suficiente”.
Se apela a la inteligencia del espectador que se debe afanar desde el principio en encontrar la verdad.
Una historia increíble basada en la pura realidad, con tono de thriller se describe una drama familiar que termina siendo un folletón de tomo y lomo marcado por la mentira y los intereses de estado.
Una peli potente, bien interpretada, bien dirigida, que me ha dejado atado a la butaca.
Conocer la realidad del pasado es fundamental, pero, a veces, se paga un precio muy alto.
Creo que he conseguido hablar de la peli sin desentrañar la trama. Lo cual me llena de orgullo y satisfacción.