Apaches Entertainment, Atresmedia Cine, Zircozine, Escándalo Films, Maestranza Films, Telefónica Studios y Ran Entertainment, en asociación con BMedia 2013-Backup Media. Con la participación de Atresmedia, Movistar+, Canal Sur Televisión y TVG. Con el apoyo del ICAA, ICO, Junta de Andalucía, AGADIC y Xunta de Galicia
Guion
Rafael Cobos, Fernando Navarro
Reparto
Mario Casas, Luis Tosar, José Sacristán, Ingrid García Jonsson, Claudia Vega, Nya de la Rubia, Ignacio Herráez, José Manuel Poga, Manuel Salas
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Sinopsis
Toro es un thriller de acción que transcurre durante 48 frenéticas horas. Dos hermanos se reencuentran después de cinco años. Uno ha estado en la cárcel. El otro ha robado a un peligroso perista y ahora huye junto a Diana, su hija pequeña. Los tres emprenden un viaje por una Andalucía violenta, mítica, agreste y salvaje. Un viaje en el que aparecen las viejas heridas del pasado y en el que los hermanos se ven obligados a reconciliarse para salvar la vida.
Kike Maíllo nos había anticipado un tráiler de Toro muy potente que invitaba a ver la peli.
Los créditos comienzan estupendos.
La presencia de Luis Tosar y José Sacristán son siempre garantía de calidad.
La peli se inicia bien, pero a la media hora pierde fuelle y credibilidad.
El guión mantiene situaciones poco verosímiles.
Hay un gran esfuerzo en hacer un thriller con mucha acción, algo muy comercial.
Pero el director nos muestra trucos ya muy vistos carentes de fuerza propia.
Mario Casas se convierte en un Rambo justiciero, después de haber perdido 6 litros de sangre puede con todo. Se convierte en el José Tomás del cine de acción patrio.
Es curioso que este chico está mejor cuando actúa y no habla. Cuando pronuncia sus diálogos no está demasiado inspirado.
Espero que haga una buena recaudación, lo deseo de corazón.
Pero Toro es un producto comercial bien (?) hecho, pero con fallos de guión y una trama poco creíble.
Esta segunda entrega de True Detective ha cosechado malas críticas.
Le pregunté a mi sobrijo Adrián. Me dijo que le había gustado.
Solemos discrepar.
Nada apuntaba hacia el éxito de la futura relación serie-espectador.
El asesinato de un personaje de una ciudad de segunda del estado de California es encargado a tres policías.
Está claro que la designación está pensada para el crimen no se resuelva.
La Detective Ani Bezzerides (Rachel McAdams) marcada por el abandono de su madre, su hermana artesana y actriz porno, su padre gurú de una secta.
Sus relaciones sentimentales (sexuales) no perduran y como venganza su “exnovio” la denuncia por acoso.
Rachel McAdams es una actriz bellísima que yo idolatro. Aquí sale mal aliñada, con su pelo despeinado y sus mechas californianas desteñidas. Aún así me parece super atractiva.
El Detective Ray Velcoro trabaja de extranjis para un mafioso venido a menos. Su relación con su hijo es difícil y con su ex imposible.
Su mujer fue violada y se mantiene la duda sobre la paternidad biológica de su hijo.
Es interpretado por un Colin Farrell en estado de gracia, alcohólico y toxicómano.
El tercero en discordia es Paul Woodrugh, un poli de carretera que oculta sus relaciones homosexuales. Interpretado por Taylor Kitsch.
En contra de lo que sus superiores podían suponer se empeñan en resolver el caso que les lleva por senderos tenebrosos de vanganzas y especulación inmobiliaria. ¡El ladrillo, cuántos disgustos ha dado!
La primera temporada era más tétrica, más tenebrosa, con un aire existencialista filosófico.
Aunque esta segunda no tiene ese carácter poético, está construida en unos personajes rotos por la vida que tienen su propia moral que respetan y cumplen.
Son personajes de cine negro, con esa ambigüedad moral tan inquietante y atractiva.
La trama de la peli está bien urdida.
Hay muy buenos momentos de acción, con orgías de tiros incluidas.
No consigo encontrar el motivo porqué hacer otro remake.
La falta de imaginación en el cine norteamericano es preocupante.
La cartelera está llena de remakes, refritos, versiones, spin offs, secuelas, precuelas y enfretamientos de superhéroes.
Pero esta Victor Frankenstein supera todos los despropósitos imaginables.
Daniel Radcliffe interpreta a Igor. Hay actores que son fagocitados por un personaje y llevan el sello grabado a fuego para el resto de sus días.
Ver a Radcliffe es como contemplar una especie de muerto viviente, fallecido cuando terminó la saga de Harry Potter.
Además su Igor es indefendible.
Por otro lado James McAvoy ejecuta a un joven Frankenstein, una especie de loco que da vida a un engendro compuesto con restos de animales en una escena de las más desagradables de la historia del cine.
El director Paul McGuigan intenta imitar el ambiente y el estilo visual de Guy Ritchie en Sherlock Holmes (2009), con un resultado muy deficitario.
El guión de la peli es un sin sentido, una sucesión de despropósitos sin límite. Como diría José Sazatornil: “yo no aguanto este sin dios”.
Al final consiguen dar vida al nuevo Prometeo que se parece más Terminator que a Boris Karloff.
Si Mary Shelley levantara la cabeza se retorcería de dolor y sufrimiento.
Paul McGuigan ha creado una peli monstruosa (en el peor sentido).
Cuando terminó la peli me sentí bien. Había acabado este calvario y aguantado hasta el final heroicamente.
Aunque el tratamiento no es dramático, el tema sí lo es.
Durante el metraje vamos descubriendo la azarosa vida de la señorita Shepherd.
Maggie Smith compone un personaje que se hace atractivo por lo contradictorio y por su magnífica interpretación.
Esta veterana consigue llenar de matices a su protagonista y hacerlo real, tangible.
La descripción por parte del escritor Alan Bennett del olor que desprende la señorita Shepherd es muy aclarativo, unido a sus sucias ropas, me dio bastante asquete.
La peli no me gustó. No me hizo gracia.
La trivialización del drama de esta enferma me molestó.
Tercera entrega, después de Misericordia y Profanación, de esta magnífica saga de Los casos del Departamento Q.
Carl Mørck, más hecho polvo que nunca, y el vitalista Assad se lían a investigar un mensaje de auxilio en una botella.
Hans Petter Moland sucede en la dirección a Mikkel Nørgaard y no logro encontrar diferencias. Mantiene el mismo tono.
La peli está repleta de imágenes impactantes, de esas que se fijan en la retina del cinéfilo y se convierten en referencias.
La trama es sucia, endiablada, y lo digo en todos los sentidos.
Pero lo más interesante es el enfrentamiento entre los dos protagonistas.
Estos dos detectives, marginados y machacados por la vida mantienen posturas vitales contrarias.
Carl Mørck es descreído, ateo, negativo, sin fe, ni futuro.
Assad es creyente, le mueve la esperanza y está convencido que nada ocurre por que sí. Piensa que esta misión no es por casualidad sino por la Providencia Divina.
Mørck encuentra su Redención, porque lo necesita, porque precisa agarrarse a algo para poder seguir adelante.
Tal vez no haya sido Dios, sino el Destino, pero eso le va a servir para seguir con su existencia.
Nikolaj Lie Kaas, interpretando a la perfección al detective más atormentado de la historia, pone una cara entre asco y sufrimiento realmente antológica.
Una peli imprescindible para los amantes del género “noir sucio”.
La pena que al ser danesa va a tener poco público.
No puedo evitar recordar la versión en dibujos animados de 1967, llena de alegría y vitalidad.
Este remake es técnicamente perfecto, rodado, como dice en los créditos al final, íntegramente en los Ángeles, como si eso fuera un mérito.
La selva y los animales recreados por ordenador son igual de reales que los que aparecen en un documental del National Geographic.
El director de Iron Man 2 le da un tono serio, incluso solemne e inserta las canciones del clásico del 67. Es un contraste chirriante que no entra ni con calzador.
La peli se desarrolla aburrida, solo al final adquiere algo de energía, de fuerza.
Pero lo peor es la escasa credibilidad que da ese pequeño actor a su personaje. Da la impresión que le decían: pon cara de susto, pon cara de miedo, pon cara de alegría y el niño respondía con una mueca.
Porque Neel Sethi no sabe dar vida a Mowgli, pero la culpa no es suya sino del director de casting. El pobre solo tiene 13 años.
La perfección técnica no va unida a la emoción.
Esta peli no resiste comparaciones.
Me dan ganas de ver la de dibujos y olvidarme de ésta.
Viendo los dos carteles se confirma todo lo que he dicho.
Una producción canadiense que usando las reglas del cine de Hollywood pretende rendir homenaje a Jesse Owens.
Se esfuerza en crear momentos épicos y emotivos con carreritas y conflictos entre entrenador y atleta. Lo consigue medianamente.
Por otro lado nos relata la discriminación que sufrieron judíos y negros en los Juegos olímpicos de Berlín.
Pero Owens también sufrió segregación en su país.
Se establece un cierto paralelismo entre los USA y la Alemania de la época.
Owens se sorprende cuando en la Villa Olímpica encuentra que no hay dormitorios para blancos y negros, sino que son comunes.
Cuando vuelve a Estados Unidos y va a ser homenajeado es obligado a entrar por la puerta de servicio.
Pero a mí lo que me gusta, lo que me atrae es ver estos Juegos desde el punto de vista de Joseph Goebbels.
El pobre se esfuerza en montar las mejores olimpiadas de la historia.
El estadio es la caña, enorme, estupendo. Los atletas bien entrenados.
Todo un homenaje al triunfo de la raza aria y al Tercer Reich y va llega un negro de Oakville, Alabama, Estados Unidos y le jode las Olimpiadas ganando las cuatro medallas más importantes de atletismo.
¡Qué putada! ¡Pobre Goebbels! ¡Qué decepción!
Pues sabes que te digo: ¡Qué se joda!.
En la peli aparece la directora Leni Riefenstahl que rodó el primer documental sobre los Juegos Olímpicos, Olympia, utilizando técnicas innovadoras. Es considerada una de las grandes cineastas de la historia.
Este aspecto de la peli es de lo más interesante. Se observa su afán de dar un carácter épico a este enfrentamiento deportivo.
Es interpretada por la atractiva Carice van Houten, de lo mejor de la peli.
Pero lo realmente sensacional de esta proyección es que me acompañó mi adorada Elena. Echó una cabezadilla, pero la peli le gustó.
Siento una especial emoción y alegría al ver esta peli en común con mis amigos del Taller de Cine de Azuqueca de Henares.
Además habían acudido un grupo de jóvenes cineastas que rodaron un plano.
Creo que no la había visto desde los años ochenta cuando se proyectó en televisión, pero la recordaba perfectamente.
Hay pelis que olvidas en unos días, a veces en minutos, y otras que recuerdas para siempre.
Cuando la vi por primera vez terminé confundido.
Ahora, cuando estoy viviendo la etapa final de mi vida y tengo más experiencia (aunque no más sabiduría), la he disfrutado plenamente.
Está claro que Buñuel utiliza el cine con una libertad absoluta y critica sin piedad a una clase social que se ve claro que desprecia.
La peli está impregnada de un fino humor, incluso en los momentos más dramáticos.
Y sobre todo hay muy mala leche, de esa que solo sabe exhalar un genio como el Maestro de Calanda.
Mi veneración absoluta hacia esta peli y su autor.
Curiosidades:
Luis Buñuel declaró públicamente que considera la película un fracaso y que si se hubiera realizado más tarde en París, se habría vuelto más extremo, insertando escenas de canibalismo.
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Fue prohibida en Rusia porque la idea de que la gente no pueda “dejar un partido” fue considerada ofensiva y en contra del gobierno.
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La escena en la que aparecen un oso y tres ovejas durante la cena se basa en un incidente real en una cena, a la que Luis Buñuel asistió en Nueva York.
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En su autobiografía Luis Buñuel afirma que fue invitado por la Warner Brothers para trabajar en una historia que con el tiempo se filmó por Robert Florey con el título de The Beast with Five Fingers (La bestia con cinco dedos) en 1946.
“El ángel exterminador” contiene muchos de los elementos de esta película anterior incluyendo la gran mansión, el recital de piano, y apuñalamiento de una mano sin cuerpo.
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De todas las películas de Luis Buñuel del periodo mexicano, ésta es la única de la que tuvo completo control creativo.
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El título de la película está inspirado en una idea de José Bergamín.
Al principio se iba a titular Los náufragos de la calle Providencia, pero Bergamín le comentó que quería titular una obra teatral El ángel exterminador, y Buñuel, entusiasmado, le pidió prestado el título, a lo que Bergamín respondió que no era suyo, sino de una obra muy antigua, el Apocalipsis de la Biblia
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El guión de la película fue originalmente titulado “The Castaways of Providence Street” (Los Náufragos de la Calle Providencia).
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El director de fotografía de la película, Gabriel Figueroa, se acercó frenéticamente a Buñuel, una vez que había visto el corte final de la película con la preocupación de que se daban varios casos de repetición.
Pensó que se trataba de un error de montaje.
Buñuel le aseguró que la repetición era una opción creativa y le recordó que editaba sus propias películas.
Figueroa se mantuvo escéptico pensando que la repetición era inútil y un error de edición, incluso después de su explicación.
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A pesar de que nunca se ven abiertos en la película, Luis Buñuel insistió que los armarios debían estar llenos de ropa durante el rodaje.
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Tras el éxito en Cannes de Viridiana, a Buñuel se le permitió volver a rodar una película con entera libertad, aunque no con todos los medios económicos que hubiera deseado.
Y todo ello porque El ángel exterminador es un retrato de la alta burguesía.
Buñuel se quejó en sus memorias de lo parco que hubo de ser en cuanto a diseño de producción en esta película en particular:
A veces he lamentado haber rodado en México El ángel exterminador.
Lo imaginaba más bien en París o en Londres, con actores europeos y un cierto lujo en el vestuario y los accesorios.
En México, pese a mis esfuerzos por elegir actores cuyo físico no evocara necesariamente a México, padecí una cierta pobreza en la mediocre calidad de las servilletas, por ejemplo: no pude mostrar más que una. Y esa era de la maquilladora, que me la prestó.
Buñuel, Luis (1982). Mi último suspiro. Barcelona: Plaza y Janés. p. 288.
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Muchas de las escenas fueron improvisadas en gran medida, sobre todo la escena en la que se vendaron los ojos antes de que una oveja es sacrificada.
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Sobre el título de la película, Buñuel le dijo a su amigo Bergamín:
– “Si viera El ángel exterminador sobre una marquesina, me gustaría entrar al cine en el acto”.
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El título también era una referencia a una secta española, Los apostólicos de 1828 y a un grupo de mormones.
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En la escena de la iglesia, la primera que se rodó, Rita Macedo aparece como “Lucía de Nobile“.
No fue capaz de completar la película debido a su embarazo.
Fue sustituida por Lucy Gallardo.
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Se incluyen entre los “1001 películas que hay que ver antes de morir“, editado por Steven Schneider .
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Cuarenta y ocho años más tarde, dos de las estrellas, Silvia Pinal y Jacqueline Andere, están apareciendo en una telenovela mexicana, Soy tu dueña (2010).
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Esta película recibió el Premio Fipresci de la crítica internacional y premio de la Sociedad de Escritores del Cine en Cannes de 1962.
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Esta película ocupa el lugar decimosexto en la lista de las 100 mejores películas del cine mexicano, según la opinión de veinticinco críticos y especialistas de cine en México, publicada por la revista Somos en julio de 1994.
Además es listada entre las mil mejores películas de todos los tiempos por el New York Times.
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En la película Midnight in Paris (2011) de Woody Allen, el personaje Gil Pender (Owen Wilson) viaja en el tiempo a la década de los 20 y conoce, entre otros, a Luis Buñuel (Adrien de Van).
En ese encuentro, Gil le propone a Buñuel la idea de El ángel exterminador y el propio Buñuel se muestra sorprendido ante la premisa sin terminar de entenderla.
Podría hacer un copiapega de esa crítica a ésta y sería perfectamente verdad.
Objetivo: Londres promete acción a raudales, un machote que puede con todo, un presidente USA ejemplar, un malo malísimo, su dosis de patriotismo y escombros por doquier.
Esta peli cumple lo que promete, pero da un poco más.
Es una peli previsible, pero está bien rodada, mantiene la emoción, hay alguna escena virtuosa y te divierte.
Es cine de palomitas, no hay que ponerse a analizar nada porque te puedes cabrear, entre tiros y explosiones hay un tufillo desagradable.
Pero la peli te lleva, te arrastra y te impide pensar y se disfruta con ella.
La trama es sabida, entre otras cosas porque te la cuenta el tráiler sin tapujos.
Los magnatarios que acuden al funeral del presidente británico son víctimas del terrorismo orquestado por un traficante de armas.
Cascan los presidentes de Italia, Japón, Alemania, Francia… Todos con un gran parecido a los actuales.
Dentro de Lobos sucios hay dos historias y dos protagonistas.
Una, la encabezada por una convincente Marian Álvarez, que habla sobre la explotación de las minas de wolframio por parte de los alemanas, durante la posguerra española y en plena Segunda Guerra Mundial.
La otra es la historia de la ayuda que presta una campesina, magnífica Manuela Vellés, para pasar judíos a Portugal.
Estas dos mujeres son hermanas.
Mientras que la historia de los judíos cruzando de noche el río Miño funciona muy bien, la de los mineros del preciado metal es más deficiente.
A mí especialmente me defraudó la parte de los presos forzados a trabajar de mineros. Me pareció poco creíble.
Hay amoríos (previsibles), nazis malos (previsibles), guardias civiles que al final tienen su corazón y solo obedecen órdenes (previsibles)…
Me atrajeron las escenas que retratan esa Galicia profunda, con bosques que parecen encantados, con unas tomas aéreas (con drones) muy atractivas.
Se podía haber explotado más el carácter de vidente (bruxa) de Marian Álvarez para darle un aire más mágico a la peli.
Lo peor son los dos espías ingleses que se abrazan con cada buena noticia y que piensan que van a ganar la guerra ellos solos. Muy de palo.
Acudí magníficamente acompañado de mis dos amigos David y de la bella Elena. Creo que les gustó.
A pesar de las malas críticas Lobos sucios es una peli interesante que nos cuenta un capítulo desconocido de nuestra posguerra.
Tal vez se le podía haber sacado más partido, pero es una peli digna de consideración.
Es un producto de consumo para un público infantil poco exigente.
Aún así disfruté de la escasa presencia de mi admirada Charlize Theron.
Aunque he de confesar mi debilidad hacia Jessica Chastain, a la que idolatro.
La peli no es aburrida, pero carece de emoción. Todo es bastante previsible.
Mi adorada Marta hizo una aportación muy interesante.
Apuntaba que la presencia de los goblins en esta peli es una referencia a la peli de culto Dentro del laberinto de Jim Henson de 1986. (pongo un vídeo: Ojala vinieran los goblins…)
Carrie Mathison quiere llevar una nueva vida en una Fundación, pero su pasado le persigue.
En esta temporada el escenario fundamental es Berlín.
Además de terroristas, de la CIA y de la inteligencia alemana y rusa, contamos con la intervención de la prensa y de los hakers.
Estos dos elementos son actores fundamentales en el teatro del terrorismo internacional y en su lucha por parte de los estados.
La serie desde la tercera temporada no ha perdido interés.
Se incorporan nuevos personajes como la jefa de la CIA en Alemania (Miranda Otto dando vida a Allison Carr) o los espías rusos y disfrutamos (o padecemos) con los ya conocidos.
Carrie vuelve a utilizar su fase maniaca para intentar comprender la realidad, su patología psiquiátrica sigue muy presente.
Los últimos episodios son escalofriantes, interesantes e insoportablemente realistas.
Los atentados de París y Bruselas están presentes en el visionado de la serie que fue realizada antes que sucedieran.
Como ya es costumbre se nos plantean problemas morales en la guerra contra el terrorismo de un calado trascendente.
Hemos visto las cinco temporadas de tirón.
Ya es hora que Elena y yo cambiemos de registro.
Además no nos queda más remedio porque aún no está completada la sexta temporada.
Nos despedimos de momento de la extraordinaria y maravillosa Claire Danes, el alma de la serie, y del resto de los protagonistas, de alguno definitivamente.
Los que se animen a verla que se salten la segunda temporada, incluso la primera.
Esta quinta es estupenda.
Claramente estamos viviendo una edad dorada de las series.
La hagiografía (del griego: ἅγιος, «santo», y γραφή, «escritura») es la historia de las vidas de los santos.
Es el relato de la vida del Santo Pedro Poveda.
La peli nos lo presenta lleno de bondad, de buenas intenciones, sin fisuras.
Es lógico que lo nombraran santo porque carece de defectos.
Fundador de la Institución Teresiana de carácter seglar, femenina y católica. En su tiempo claramente renovadora y avanzada.
La realización de la peli resulta torpe, con momentos ridículos y chirriantes.
No termino de comprender las escenas supuestamente cómicas, basadas en un humor rancio, caduco, de peli de los sesenta, con un aire casposo.
Pero lo peor de todo es el horrendo maquillaje de Raúl Escudero que le resta expresividad, que me deja con la incógnita si detrás de esa capa de cremas se esconde algo capaz de trasmitir algún sentimiento.
Yo estoy totalmente a favor del cine religioso, pero Poveda es un producto que no sirve para reivindicar este cine, ni la vida del santo en cuestión.
Por cierto, según tengo entendido, hacen falta dos milagros para declarar a alguien santo. En la peli no vienen relatados.
La comicidad de esta secuela, de la que tuve la suerte no ver la anterior, reside en presentar a una familia.
A mí personalmente me parece que sea griega da igual. De hecho se podría llamar en cada país de estreno según el lugar: Mi gran boda italiana, española, portuguesa o americana... Solo con unos pequeños cambios. En lugar de musaca, espaguetis o paella o bacalao o hamburguesa…
Nada más comenzar te das cuenta que es una peli de baratillo sin pretensiones, ni un guión sólido, sin construcción de personajes.
Repleta de tópicos, de lugares comunes ya muy recorridos que molestan, e incluso irritan.
Conforme avanza el metraje te tienes que ir resignando.
Miré al rejoj y me quedaba una hora por delante. Me di por vencido.
Me relajé, deje ni cabreo a un lado e intenté disfrutar de los chistes ya conocidos, de las gracietas previsibles, de los personajes estereotipados.
Mi diabetes empeoraba por momentos. Al final del metraje cuando los momentos edulcorados se prodigaban pensé: tendré que tomarme otra Metformina cuando llegue a casa.
Al final salí convencido que no era tan mala.
Me encontré con mi amigo Jesús Hernando. Le di mi opinión. Me dijo que chocheaba.
Estoy de acuerdo con él me estoy volviendo mayor y hasta a este engendro le encuentro virtudes.
Mi médico me ha prohibido la bollería industrial y estas pelis. No me desea una muerte prematura.
El Cine Club Alcarreño nos ofrece una peli libanesa.
Me esperaba con esta nacionalidad conflictos religiosos o raciales.
Amin Dora nos ofrece un retrato amable de un barrio el que habitan cristianos ortodoxos.
A pesar de la incansable voz en off, el inicio es divertido.
Se van presentando de manera esquemática los personajes y la infancia del protagonista.
El conflicto surge cuando nuestro músico tiene un hijo con síndrome de Down que chilla por la ventana de su casa y molesta a los influenciables vecinos.
El padre en lugar de defender los derechos de su hijo inventa una estratagema…
Está claro que la clave es de cuento.
Pero para que una historia así funcione tiene que contar con la complicidad del espectador.
Cuando se deja al lado lo verosímil y se trata a los personajes como tontos, el espectador tiene que aceptar esa falta de veracidad para que disfrute de la peli (¿comportarse como tonto?).
Yo me he negado a ser cómplice de esta farsa. No puedo dar el visto bueno a esta historia increíble y chirriante.
Lo que para el resto de la sala pudo ser un disfrute, para mí fue una tortura.
La actuación de Georges Khabbaz, gran protagonista de la peli, se mueve entre lo ridículo y lo penoso.
En cambio Lara Rain, la callada esposa, compone un papel estupendo y me cautivó profundamente. (No puedo evitar poner foto).