Todos podemos coincidir en que Roland Emmerich tiene algún problema. Le gusta demasiado destruir. Si mis cuentas no fallan ésta será la tercera vez que destruye La Casa Blanca.
Asalto al poder tiene elementos de autoparodia que la hacen divertida ocasionalmente y otros momentos de exaltación patriótica que también despertaron carcajadas en los críticos en el pase de prensa.
Hay un plano en que una niña enarbola la bandera presidencial que a mí me hizo llorar de risa.
Es otra nueva superproducción que ha costado unos 150 millones de dólares. Imaginad la cantidad de pelis que se podrían hacer en España con esa cantidad.
Se está implantando el cine de escombro donde se destruye a troche y moche en una verbena interminable de explosiones, colisiones, demoliciones e incendios.
Es cine basura que pretende entretener como si diversión y sentimientos o inteligencia fueran incompatibles.
A mí me divierte más El hijo de la novia (por poner el primer ejemplo que se me ocurre) que esta porquería.
Pero no todo es basura. En medio de todo este berenjenal de artificio hay toques de humor y un gran personaje como el Guía de visitas de la Casa Blanca (interpretado por Nicolas Wright) que no consigue salvar la peli pero es lo único que merece ser recordado.
Hace unas semanas vi Objetivo: La Casa blanca que inexplicablemente me gustó, tal vez por que sus pretensiones eran menores.
Al final del metraje Asalto al poder se intenta convertir en un thriller, resultando bochornoso.
Lo peor de todo es que me lo pasé bien. Pensaba: cuando haga la crítica podré ser cruel.
Se emplearon seis plantas carnívoras (seis Audrey II) de diferentes tamaños, todas articuladas. Como promoción Audrey II concedía entrevistas y en alguna ocasión la plantita intentó tragarse al periodista de turno.
El personaje más atrallente, en mi opinión, es el de Steve Martin, un dentista sádico que se dedica a la odontología para colmar sus apetencias.
Rick Moranis después de aparecer en los ochenta en varias comedias de éxito desapareció del panorama cinematográfico.
La peli fue filmada en los estudios Pinewood en Inglaterra, de tamaño colosal, donde se rodaban las pelis de 007.
Se rodaron varios números musicales que no aparecen en la peli pero que se pueden ver en YouTube.
En cambio Audrey Hepburn era la única opción para su director. En un principio la actriz rechazó el papel por el estilo vanguardista que Donen quería imprimir a su película pero terminó aceptando.
Finney, Hepburn y Donen son los tres pilares sobre los que descansa esta producción.
Sus dos protagonistas ocupan el cien por cien del metraje. El atractivo natural de Audrey, que además interpreta a una muchacha encantadora, a veces se ve anulado por un arisco y poco amigable Finney que lastra la película.
Donen disecciona el amor y el matrimonio y nos representa las diferentes etapas de una relación simbolizadas por los diferentes vehículos que van utilizando. En un montaje desordenado pero que da dinamismo a la producción.
Es curioso que conforme aumenta la calidad del automóvil disminuye la afectividad de la relación. ¿Tener un coche viejo mejorará la relación de una pareja? Yo por si acaso no me cambio de coche.
El Mercedes 230 que aparece perteneció al director.
Destacar la presencia de una jovencísima Jacqueline Bisset que tuvo que ser doblada por sus escasas dotes interpretativas.
No había visto esta peli de culto y mi impresión no ha sido muy buena.
Mark Wallace me resulta antipático e insoportable. Muchos diálogos me parecen innecesarios. El humor resulta forzado y hay escenas que pretenden ser cómicas sin conseguirlo. Los personajes secundarios resultan caricaturescos. Los cambios de edad de los actores están mal conseguidos.
Francamente me ha decepcionado. Tal vez deba ser quemado en la hoguera de los iconoclastas. Es muy posible que me lo merezca. Pero la primera norma del crítico de cine es la sinceridad. Podré pecar de tonto pero no de mentiroso.
Jeff Nichols estrenó en 2011 la interesante Take Shelter. Ahora nos ofrece un relato con múltiples.
Se nos sumerge en esa América profunda, lejana a la soleada California o la cinematográfica Nueva York.
La historia se desarrolla en Arkansas y más concretamente en el río Misisipi. La isla que aparece se encuentra a las afueras de la ciudad de Eudora.
Se trata de la mayor producción que ha sido rodada en este estado americano.
Los protagonistas son perdedores marginales que malviven, a veces, aferrados a su pequeño mundo. En esto me recuerdan a Bestias del Sur salvajes.
Este ambiente y este tipo de personajes encajan bien dentro de lo que se ha dado en llamar el Gótico americano.
Pero Mud también es una historia de amor, de amor destructivo, lesivo pero inevitable. Los sentimientos superan a la lógica y al sentido común.
También es un relato de iniciación, con esos muchachos muy espabilados, que se sienten atraídos por un perseguido y deciden ayudarle por lo que tiene de aventura y de riesgo.
Riesgo que se percibe también en el Misisipi con sus aguas turbias y contaminadas.
Mud, el personaje que interpreta Matthew McConaughey, se traduce al castellano como barro, está lleno de aristas pero derrocha humanidad. Su vida se ha visto lastrada por ese amor tóxico que le ha llevado al abismo.
El bueno de Matthew McConaughey que se siempre se ha distinguido por llevar el torso desnudo aquí no se quiere desprender de su cochambrosa camisa blanca. Su interpretación es absolutamente apabullante. El mejor papel de su vida.
La historia discurre de forma elegante, sin prisas, tal vez con algún tributo innecesario a la comercialidad.
Sorprende ver a una Reese Witherspoon en un registro de choni americana, origen y detonante de la desgracia.
Acudí a ver Mud la tarde del estreno (viernes 30 de agosto) a la primera sesión y sorprendentemente había una cola decamétrica. Menos mal que había salido con tiempo. Entre los compradores de entradas muchas adolescentes.
En la sala fui el único espectador. Me ocurre con frecuencia.
Aquí realiza una peli que se puede encuadrar en el que se podría llamar género nórdico. Inaugurado por la Trilogía Millenium y que ha seguido con pelis como En un mundo mejor o La Caza.
En todas estas pelis de temática variada se nos presenta una sociedad que vista desde la lejanía parece idílica y civilizada pero que en el fondo es decadente y enferma.
Los personajes son fríos y poco expresivos contagiados por el ambiente gélido que se nos ofrece reiteradamente en panorámicas desde el aire.
La trama se trasmuta durante el metraje desde interesante a convencional, terminando en un mal telefilm de sobremesa.
Más que la intriga tiene interés el drama personal. Pero Lasse Hallström desaprovecha esa oportunidad de salvar la película y deja sin desarrollar suficientemente los personajes.
Impresionante Mikael Persbrandt en su interpretación de médico con problemas que no puede dejar atrás su pasado.
El presupuesto de El Llanero Solitario se estima en unos 250 millones de dólares. Una auténtica barbaridad. Pero con todo ese montón de pasta se pueden hacer grandes cosas o grandes bodrios.
Esta peli es sobre todo muy divertida. Del principio al fin resulta entretenida. No hay momentos en los que la trama decaiga.
Suceden muchas cosas y todas bien relatadas. Hay mucho humor, aventuras, personajes interesantes, acción…
Una de las normas del buen crítico es no hablar de la fotografía. Me la voy a saltar. Aquí las imágenes son estupendas con una nitidez extraordinaria. Ver esos grandes paisajes del Oeste en una pantalla grande es maravilloso.
Pero he identificado varias referencias más al cine de Ford. El personaje de John Reid (El Llanero Solitario) tiene una clara inspiración en Ransom Stoddard de El hombre que mató a Liberty Valance. Un idealista que cree en la Ley y en el progreso y que se enfrenta a la dura realidad de la violencia del salvaje Oeste.
Esa mujer enamorada del hermano de su esposo con el que se reencuentra después de muchos años es un homenaje a Centauros de desierto.
Estos detalles y otros que se me escapan dan un toque de calidad a esta peli.
Los dos protagonistas son dos anti-héroes, muy alejados del estilo actual. Uno es un indio medio loco marcado por un error en su infancia. Otro un muchacho torpe y simplón.
Ninguno de los dos ejerce la violencia de manera intencionada, sus éxitos son fruto de la suerte y de la casualidad y también de Silver, el caballo blanco que es el gran héroe de la historia.
Hay una crítica al progreso por encima de todo lo demás, sin respetar el medio ambiente o a las personas.
Depp interpreta a un indio poco expresivo por lo que está más contenido que lo habitual, lo que hace su interpretación mucho menos irritante. En la versión en inglés se le llama Tonto como en el cómic pero aquí se ha doblado como Toro, a lo cual no encuentro explicación (razonable).
Tal vez solo sea cine de entretenimiento pero lo es de calidad.
Evan Goldberg ySeth Rogen han escrito y dirigido (por primera vez) esta Juerga hasta el fin.
Tienen en su curriculum ser los autores de los guiones de Supersalidos y Superfumados y de alguna serie de televisión. Éstas dos pelis que menciono no las he visto, no me he atrevido.
Un grupo de actores que se interpretan a sí mismos se ven atrapados en la casa de James Francocuando llega el Apocalipsis.
Son la nueva generación de actores que se han hecho famosos por su intervención en comedias de dudoso gusto.
La peli se ensaña con estos nuevos ídolos de Hollywood. A parte de someterlos a crueles padecimientos, los muestra torpes e inmaduros.
He de reconocer que hubo momentos en los que me partí de risa, pero solo algunos pocos chistes me hicieron gracia. La mayor parte del metraje resulta cansino y sin sustancia.
Es un humor zafio basado en la supuesta carga de comicidad de cada uno de los famosetes, sin el menor atisbo de inteligencia.
Magnífico ver a Emma Watson defendiendo su honor con una descomunal hacha.
Evan Goldberg y Seth Rogen tienen el desparpajo de ridiculizar a las estrellas que ellos mismos han encumbrado, lo cual es digno de admiración.
El retrato de estos jóvenes es descarnado. Son inmaduros, egoístas, hipócritas, mentirosos, sin verdaderos amigos. Viven en la superficialidad, en un engaño continuo.
Disfrutar con esta peli tiene un cierto componente de sadismo. Es pasárselo bien con el padecimiento ajeno, aunque éste tal vez sea merecido.
He de reconocer que ver Hollywood en llamas tiene cierto morbo.
La peli me parece mejor cuando pienso en ella que cuando la estaba viendo.
Ya es una costumbre que mis sobrinas, Lara y Ángela, vengan unos días a visitarnos en verano.
Hace dos años vimos Los Pitufos e hice mi pitufocrítica, que os recomiendo (me quedó muy graciosa).
Vemos este verano la Dos, en lo que empieza a ser una tradición (o más bien maldición).
Me esperaba lo peor. Esos seres azules y empalagosos que son todos iguales me repugnan. La idea de una raza de solo hombres con una única mujer (la horrorosa Pitufina) creada por Gargamel, el ultraenemigo de Los Pitufos, me pone literalmente enfermo.
Pero el pasar una tarde de cine en familia puede más que la amenaza de soportar una peli infame. Además aunque algo no me guste y lo ponga a parir no quiere decir que no disfrute. El cine siempre es una experiencia mágica y maravillosa.
Como ya he dicho me esperaba lo peor pero el inicio con una sátira sobre las alergias alimentarias me hizo reír, y eso es un buen comienzo.
Los Pitufos siguen siendo insoportables lo cual te empuja a comprender al malo e incluso a solidarizarte con él.
Pero Gargamel ocupa demasiado espacio en el metraje y me cargó un poco.
Neil Patrick Harris no ha mejorado desde la Uno, pero su relación con su padrastro sí me pareció interesante. Brendan Gleeson es un gran actor y verlo en un registro cómico resulta atractivo.
Azul el hijo de Patrick, interpretado por Jacob Tremblay, es clavadico a mi sobrino Borja de pequeño.
La peli discurre más o menos entretenida. Los mejores momentos son cuando Pitufina acompañada de sus hermanos malotes se vuelve malvada. Las travesuras del trío resultan divertidas.
El gato Azrael sigue siendo uno de los mejores actores.
El paseo turístico por París en cigüeña es espectacular.
La crítica sobre el papanatismo hacia los famosos es estupenda y muy real.
Los Pitufos 2 han pitufomejorado respecto a la Uno porque tienen menos pitufoazúcar y más pitufopimienta. Pero aún así hay un exceso de pitufoedulcurante que la termina haciendo pitufoempalagosa.
Os resumo las opiniones de mis pitufoacompañantes y su pitufocalificación de la peli (del 0 al 10):
Marta: Estupendas las imágenes de París. Gargamel es un asco, es un personaje odioso y muy estúpido. (4,5)
Elena: Me gusta que la hermana malota se vuelva buena, y su hermano es muy gracioso. (5)
Rubén: Asombrado por el retraso de Pitufina. (5)
Andrea: Lo mejor los malotes. (6,5)
Ángela: El gato me cae mal y no me hace gracia. (8)
Lara: Me gusta que Gargamel se quede solo por que es muy feo. (5,95)
Vemos en el sofá de casa esta peli con Fer y Adrián.
Ya ha dejado de ser original la realización de una peli como si fuera un vídeo casero. Pero aquí consigue meterte bien en la historia.
Pocas veces se nos ha explicado como los superhéroes van aprendiendo a manejar sus poderes.
Tres chicos, por obra y gracia de la casualidad o del destino, se convierten en superhéroes. Son los tres muy diferentes. Como todo el mundo sabe un gran poder exige una gran responsabilidad. De eso precisamente habla Chronicle.
De peli de instituto a cine de ciencia ficción. Esa es la mutación que sufre la historia.
Al igual que los personajes que de ser estereotipos con alma en ese universo que son los institutos americanos pasan al mundo de los personajes de ficción.
A mí siempre me ha gustado pensar que por ser pobre o marginado un individuo además tiene que ser buena persona.
Hace muchos años oí en la radio una entrevista a un miembro de una ONG que había sido agredido salvajemente, que declaraba que ser necesitado no garantiza que se sea buena gente. Él ayudaba simplemente porque lo necesitaban. Eso me impresionó.
En Chronicle el muchacho marginado, inadaptado escoge el camino del mal (el reverso tenebroso de la Fuerza). En cierto modo lo comprendemos. Su vida ha sido muy dura y su padre un cabrón de tomo y lomo. Y lo peor, cuando consigue ligar, va y vomita encima de la chica (muy cariñosona ella).
Esta producción de tan solo doce millones de dólares consigue entretener y da motivos para la reflexión. Su desarrollo es brillante. Su final, un desmadre absoluto, sorprende y es la cumbre que corresponde a su evolución.
Actores desconocidos que hace bien sus papales. Maravillosa la jovencita Ashley Hinshaw, que hasta ahora ha intervenido más en series de televisión.
Esas batallas de Kaijus contra Jaegers tienen mucho de añoranza de la infancia y en eso comprendo a Guillermo. Cuando era niño me encantaban las pelis de Godzilla con esa mezcla de terror y catástrofes, dos de los géneros más comerciales. Mazinger Z me fascinó más bien poco. Los Transformers ya me pillaron mayor (de la peli no he podido olvidar a Megan Fox).
Si a un director como Guillermo del Toro le das la friolera de 180 millones de dólares (unos 140 millones de euros) y le dices que haga una guerra entre Transformers y Godzillas la puede liar parda.
Pero hacer una película colosal no garantiza que sea buena.
Las peleas entre monstruos y robots están bien rodadas, no son confusas (no demasiado) pero son excesivamente largas y al final se hacen eternas.
Del Toro se apunta al cine de escombro como El Hombre de Acero o la por estrenar Elysium. A mí esa veneración por la destrucción me molesta gravemente.
Además Pacific Rim está llena de tópicos, con personajes de palo, que son más esteoreotipos que personas de verdad.
No me voy a extender comentando las penosas interpretaciones de los actores. Al parecer se barajó el nombre del inefable Tom Cruise para protagonizar esto que nos ocupa. Posiblemente no fue elegido porque el presupuesto se hubiera disparado más aún.
Rinko Kikuchi, la sordomuda que no usaba bragas en Babel, ha prosperado y tal vez sea la única interpretación salvable.
No cometí el error de verla en 3D. La peli es demasiado oscura, con mucha lluvia, mucha noche y mucho fondo del mar. En 3D debe ser tenebrista.
He oído decir que del Toro da un sello de autor a su superproducción palomitera. A mí, muy al contrario, me parece una obra absolutamente impersonal.
Neill Blomkamp nos sorprendió en 2009 con Distrito 9, una peli con garra, posiblemente una terrible metáfora sobre el Apartheid.
Ahora nos presenta un futuro tan creíble que nadie lo dudaría. Año 2159. La tierra es un planeta superpoblado y supercontaminado donde malviven en pésimas condiciones sanitarias y laborales los ciudadanos controlados por unos robots que hacen de policías. En Elysium (una plataforma espacial) habitan los ricos que disfrutan de un mundo sano y feliz. (No es demasiado diferente a la situación actual).
La presentación es muy correcta, tal vez demasiado breve y demasiado interesante.
Matt Damon, ese chico sanote que hemos visto crecer desde que hiciera la mili de soldado Ryan, es un buen protagonista, simpático y que se esfuerza por ser un buen ciudadano. Musculado para la ocasión, cuando sale sin camiseta se nota que lleva la pared abdominal maquillada. Víctima de las circunstancias toma el camino de la subversión como única posibilidad. Ahí es cuando la peli empieza a flaquear.
No deja de ser entretenida pero discurre por los caminos ya trillados del cine de acción, esta vez con exotraje con poderes de superhéroe.
Parte del rodaje trascurre en el mayor basurero del mundo a las afueras de Ciudad de México, donde se almacenan millones y millones de toneladas de porquería. Los actores lo pasaron realmente mal. El olor era nauseabundo e insoportable. A las pocas horas se encontraban recubiertos de una capa marrón que era literalmente estiércol.
Neill Blomkamp se ha vendido (otro más) a Hollywood. La industria americana del cine tiene ese poder maléfico que arrastra a directores con buen futuro al reverso tenebroso del cine comercial, del más de lo mismo que es lo que vende.
Las grandes productoras americanas tienen la capacidad de trasformar una historia interesante en un producto clónico para contentar a un público que, supuestamente, exige eso y no acepta cambios.
Las escenas de la monjita con el niño Matt (antes de hacer el servicio militar) al principio y al final de la peli me produjeron erupción cutánea, con prurito intenso, malestar general y vómitos.
Para colmo: final feliz. Querido Neill, no se puede caer más bajo.
Una pena, penita, pena. Un buen proyecto malogrado.
En poco más de media hora llegamos a Madrid. Esta ciudad hermosa y dura, en verano se hace más asequible al visitante.
Acudo con mi sobrijo Adrián, un cinéfilo de pro que quiere hacer de lo audiovisual su profesión. Incansable conversador, capaz de hablar de cine durante horas, ha visto las pelis más raras que te puedas imaginar. De cada diez que comentamos en solo una estamos de acuerdo, en las demás discrepamos gravemente.
Mi cinéfilo sobrino estaba interesado en ver esta exposición.
Con algo de fresquete por un aire acondicionado a toda marcha y con mucho público fuimos recorriendo sus salas.
Muchos aparatos previos al cinematógrafo, artilugios muy interesantes con el objeto de obtener imágenes en movimiento.
De Georges Méliès se exhiben muchos de sus cortos y resulta asombroso como se internó en géneros de los más dispares: el de capa y espada, cine de época, religioso, musical, ciencia ficción…
Méliès llegó a realizar más de 500 pelis pero sólo se conservan poco más de cien.
Aficionado a la magia, cuando asistió a las primeras proyecciones de los hermanos Lumière les quiso comprar su aparato y éstos se burlaron de él pues suponían que su éxito era una moda efímera.
Méliès fue el inventor del montaje y de los efectos especiales que solucionaba con el truco del paso de manivela. Aunque concebía el cine desde un punto de vista teatral con un solo enfoque, colocando la cámara de manera estática.
Los estudios que fundó a las afueras de París son los primeros de la historia del cine.
Ejercía un control absoluto sobre sus pelis. Un auténtico hombre orquesta, hacía de productor, director, actor, maquillador, guionista…
En la exposición se pueden ver muchas de sus pelis. Estuvimos durante dos horas y media y no nos dio tiempo a verlo todo.
La que más público congregaba era Viaje a la Luna de 1902. Llena de buen humor y de inocencia con unos selenitas entre divertidos y terroríficos. Emocionante ver las caras de los espectadores que observaban con una sonrisa de complaciencia.
Abierta hasta Diciembre. Con la tarjeta de La Caixa la entrada es gratuita. Educativa y divertida. No conviene perdérsela.
Recuerdo perfectamente cuando fui al estreno siendo muy niño. No he podido olvidar muchas de sus escenas y en su momento quedé impresionado por su colosalismo. Tal vez la volví a ver en el colegio unos pocos años más tarde y después de más de 40 la revisiono.
Antes había pelis de romanos y del oeste que llenaron mi infancia. Ahora se llaman Péplums y Westerns.
Impresionante la cantidad de caballos que se utilizan. El despliegue de medios es apabullante.
Lo que no fui capaz de ver en la infancia es que bajo el disfraz de peli de romanos se esconde una peli política.
El poder usado de forma absoluta, la adulación hacia los poderosos, la demagogia, la falta de ética, la mentira, la corrupción acabaron con el Imperio Romano. Todo esto suena tan actual.
Podría decir que también se critica a la Monarquía pero Cómodo no es hijo de Marco Aurelio sino de un gladiador. Así que quedo confuso.
Costó más de veinte millones de dólares y fue el gran fracaso comercial de la Paramount de ese año.
Christopher Plummer está estupendo interpretando al alienado emperador. A diferencia de Stephen Boyd que está realmente penoso. Él achacó a esta película la ausencia de éxito en su carrera como actor.
Los decorados de 55 días en Pekín fueron realizados en las Rozas. Se desmontaron enteros para realizar el foro romano de esta producción que batió todos los récords en el tamaño de un decorado. Hasta ahora no han sido superados.
A diferencia de otras pelis de la época, yo creo, que ha mejorado con los años. No es una historia redonda. Se recrea demasiado en su producción exhibiendo los exagerados medios que emplea. La historia de amor es floja, con poca pasión. El metraje es excesivo (casi tres horas). Pero la relación homosexual entre Cómodo y Livio y la visión desde un punto de vista político le dan mucho interés.
Alec Guinness (El Emperador Marco Aurelio) admitió que nunca fue capaz de ver más de 20 minutos de la peli terminada.
Ver estas historias que llenaron mi infancia tiene un tono de nostalgia y algo de decepción. La mirada de un niño llena de asombro se ha tornado en la mirada de un viejuno que comienza a volverse crítico con todo, incluso con las pelis de su niñez.
Esta 360. Juego de destinos se basa en el recurso, ya muy manido, de las vidas cruzadas que se va convertir en un género.
Las historias se enlazan con elegancia y la peli discurre plácidamente con escasas pretensiones.
Me da la impresión que hay algo de autobiográfico en esta peli cuyo guión ha sido escrito por Peter Morgan.
La globalización nos permite saltar en pocas horas de Viena a Londres y a Denver… Una brasileña puede conocer a un inglés en un viaje a Estados Unidos.
Las historias son todas diferentes con pocos puntos en común. Tal vez todos los personajes buscan la felicidad de muy diferentes maneras.
Los actores transpiran sinceridad. Con interpretaciones muy correctas. Destaca Anthony Hopkins con un monólogo en una reunión de alcohólicos anónimos que es toda un declaración vital.
Las actrices están todas bellísimas a Rachel Weisz la vi especialmente delgada (¿me tendré que empezar a preocupar?)
Si veo en el cartel de una peli los nombres de Michael Caine y Morgan Freeman supongo que es una buena peli. Cualquier cosa en la que intervengan estos dos veteranos se espera que tenga calidad.
Ahora me ves es una peli hecha como una receta de cocina. Metes en una cazuela grande actores solventes de reconocido prestigio, otros más jóvenes de moda, una chica con minifalda, un romance entre un americano y una francesita, alguna peleíta, una persecución en coche, y (el secreto de esta receta para hacerla diferente) una trama de magia con prestidigitadores justicieros de por medio. Seis semanas de rodaje con muchos efectos especiales y una cámara ágil. Y ya está: peli rematada.
Había visto el trailer y me había seducido. Tal vez las piernas de Isla Fisher.
La presentación de los personajes es simplista pero efectista y el discurrir es un absurdo total desquiciante por su inverosimilitud por su falta de coherencia.
Pensé: Esto es cuestión de dejarse llevar y no plantearse demasiadas cuestiones básicas. Intentar disfrutar.
Pero me resultó imposible. El guión ofende la inteligencia. Solo la abstracción absoluta del sentido común y de la lógica pueden hacer digerible este plato.
La química entre Mark Ruffalo y la parisina Mélanie Laurent no es nula es negativa y hacen ese romance emético.
La sorpresa final (que yo esperaba) es tan descacharrante como absurda. Volví a pensar: ¿Se están burlando del espectador? ¿Me están tomando el pelo?
Solo el vil metal ha podido convencer a los actores en intervenir en un proyecto así.
Es insultante como Hollywood pretende colocar este engendro a los espectadores de todo el mundo, suponiendo que se van a tragar cualquier cosa.
De hecho una vez terminada la peli, se re-escribió parte del guión y se volvieron a rodar nuevas escenas. Por lo que el presupuesto se disparó a 140 millones de dólares.
Todo está pensado a mayor gloria de su protagonista. ¡Es que es ideal de la muerte!
Padre ejemplar que prepara tortitas a sus hijas y las lleva al cole en coche. Que dejó su trabajo como investigador de la ONU para pasar más tiempo con su familia. Y cuando se desata una epidemia zombi… ¿quién puede salvar al mundo? Pues solo él (mejor dicho Él).
Podéis pensar que le tengo envidia porque es guapo y rico y yo feo y no rico. Pues efectivamente, le tengo mucha envidia.
A mí siempre me hubiera gustado ser guapo, ser como Pitt hubiera sido la caña. Él tiene 50 años y está en forma, estupendo. Yo con unos años más estoy hecho una carracla. Medimos más o menos lo mismo. Pero solo nos parecemos en la talla. En lo único que le mejoro es en la familia, es que la mía es estupenda.
Esta peli reúne todas las convenciones del género zombi. Pero aquí corren que se las pelan y son super-agresivos. Pero son tratados, la mayor parte del metraje, con un ente único, no como individuos cada uno peligroso por sí mismo.
Lo mejor, sin duda, son las escenas de zombis que me pusieron los pelos de punta, pero más como peli de acción que de terror.
Pitt en las entrevistas dice que es un hombre normal y no un superhéroe y eso es falso. Se clava un objeto metálico en el abdomen que le atraviesa saliendo por la zona lumbar. Lo deben de operar, eso no queda claro, y a los tres días (no es guasa) recobra el conocimiento y no llevaba ni un triste gotero. Se levanta y a matar zombis como un campeón.
El guión de la pandemia está bien pero la parte del protagonista es increíble de todo punto.
Brad nos guía por el mundo en una especie de turismo zombi, que me recordó los cambios de escenarios del agente 007.
Posiblemente sea el bombazo del verano como anunció su productor pero solo es un producto comercial para lucimiento de Él.
Me olvidaba: el 3D innecesario, francamente molesto, solo sirve para confundir.
Esta vez el gran Wilderarremete contra los periodistas y los políticos. Realiza una sátira social cruel (pero, tal vez, merecida) a “los caballeros de la prensa”.
Los diálogos son como una ametralladora rápidos y certeros.
En ciertos momentos se abandona el tono realista para caer en el esperpento.
Yo no puedo evitar partirme de risa. La considero la comedia perfecta con grandes personajes muy bien interpretados, con magníficos secundarios, con un guión excelente, unos diálogos impresionantes y un desarrollo con mucho ritmo.
Luna Nueva es una gran película pero Wilder hace con un guión similar otra cosa tan perfecta como la de 1940 (de la que hablaré próximamente).
El argumento es más o menos: Un grupo de periodistas esperan que se realice el ahorcamiento de un pobre diablo que accidentalmente ha cometido un homicidio. El alcalde y el jefe de policía desean que se celebre la ejecución porque les supondría ganar las elecciones…
Esto es claramente una tragedia de tomo y lomo. Wilder se encarga de darle la vuelta y convertirlo en una comedia, como hace en El apartamento.
Destacar la presencia de una jovencísima Susan Sarandon como novia del periodista Hildy Johnson que le da bien la réplica.
Se cuenta que se conocieron en 1960 en un restaurante. Walter Matthau comía un bocadillo. Jack Lemmon entró en el local y pidió gambas fritas con chocolate helado a lo que el primero le reprochó: “¿Cómo puede pedir una cosa así en un restaurante judío?“. Jack Lemmon sólo contestó: “¡Hola!” Pero fue suficiente para que se hicieran inseparables.
Carol Burnett interpreta un papel muy agradecido, su final es especialmente trágico. Su actuación me parece excepcional.
Una gran película ideal para desternillarse de risa.
Se trata de una peli de ambiente bélico con trama de espionaje y amorío de por medio.
Rodada durante la Segunda Guerra Mundial es claramente una peli de propaganda bélica.
Con los típicos elementos de humor que tanto gustan a Billy Wilder. Esta vez la comicidad recae sobre el general italiano, ninguneado por los alemanes.
Tiene un aire teatral pero esto no lastra la peli que discurre entretenida.
Es curioso como Anne Baxter está mejor cuando hace de mala.
Wilder vuelve a contar con la colaboración del actor y director Erich von Stroheim que interpreta a un soberbio General Rommel.
La escena en la que se reúne con los mandos aliados resulta poco verosímil pero es muy didáctica y explica como Alemania se fue preparando para la guerra durante casi una década.
El primer día que se presentó al rodaje Erich von Stroheim, Wilder acudió a recibirle: “Es un honor tenerle en mi película, siento gran admiración por su trabajo de director. Posiblemente haya sido un hombre adelantado 10 años a su tiempo“. A lo cual respondió lacónicamente: “Veinte“.
El director realizó un plano de espaldas de von Stroheim y comentó: “De pie, con su grueso cuello tieso en un primer plano puede expresar más que muchos actores con su rostro“.
El ejército británico colaboró como asesor en la realización de la peli, aunque los tanques que aparecen son norteamericanos.
Ingrid Bergman fue la primera opción para el papel de Mouche. El ‘The Hollywood Reporter‘ en noviembre de 1942 informó que el magnate y productor David O. Selznickaprobó el préstamo de su estrella Ingrid Bergman a Paramount Studios para esta película. Al final fue Anne Baxter la que interpretó este personaje. Salía más barata.
La película lógicamente no pudo ser rodada en Egipto que estaba en pleno conflicto bélico y se realizó preferentemente en el desierto de Arizona.
Perdición es una de la películas que más fascinación me han causado en mi vida.
Es puro cine negro. Con personajes ambiguos que generan en el espectador sentimientos contradictorios y estimulantes a la vez.
Por un lado deseas que la trama urdida por la pareja de asesinos salga bien, pero por otro tienes ganas que Edward G. Robinson termine de descubrir el pastel.
Es una historia que está cantado que acabará mal porque estos amores arrebatadores producidos por una mujer fatal (una auténtica harpía) no pueden terminar bien.
Wilder sigue el manual de procedimiento del cine negro con un narrador protagonista con un uso dosificado de la voz en off, que en absoluto molesta.
Cuando ves por primera vez a Barbara Stanwyck embutida “castamente” en una toalla que es del tamaño de Asia Central porque le cubre por encima del pecho hasta debajo de las rodillas y después la ves bajar esas escaleras con una pulsera-tobillera comprendes que el vividor Fred MacMurray se vuelva loco de pasión. Yo cuando la vi por primera vez en la tele con catorce o quince años también me volví loco y no paré hasta averiguar cómo se llamaba esa actriz, en aquellos tiempos no había ordenadores y mucho menos internet y conseguir un dato así era muy complicado.
El concepto de mujer fatal me vino más tarde pero cuando lo conocí enseguida pensé en Barbara Stanwyck y para mí el guión resulta perfectamente coherente porque una mujer así puede conseguir cualquier cosa de un hombre por muy curtido que sea. Pero hay que tener claro que eso no le va a dar la felicidad sino que le llevará irremediablemente a la destrucción.
Decir que perdición es para mí una obra maestra resulta una obviedad. Está llena de momentos inconmensurables porque los personajes tienen tanta fuerza y están tan bien interpretados que resulta todo perfecto.
Edward G. Robinson que tantas veces interpretó personajes de gansters aquí es un evaluador de seguros que tiene un enanito metido en el abdomen que le dice si ha habido fraude o no.
Robinson es un vendaval interpretativo, un torrente que llena la pantalla de energía que vomita las frases con ingenio e ironía. Porque otro de los elementos potentes de esta peli son los diálogos dignos de una tesis doctoral.
Billy Wilder escribe el guión basándose en la novela de Raymond Chandler con un resultado milagroso (¿cómo no podía ser de otra manera?). Los dos colaboraron pero se detestaban mutuamente. Chandler presentó una larga lista de quejas. Una de ellas se referiría a que Wilder recibía llamadas de mujeres constantemente que interrumpían el trabajo.
En 1981 Lawrence Kasdan realizó un remake no confeso (Fuego en el cuerpo) que actualizaba la historia a la década de los 80 y que no estaba nada mal.
Barbara Stanwyck fue la primera opción para interpretar a Phyllis Dietrichson, pero estaba muy inquieta al ver que su papel era una asesina despiadada y manipuladora. Cuando expresó su preocupación a Billy Wilder, le espetó: “¿Es usted un ratón o una actriz?”
Entre 1929 y 1949 la Paramount produjo más de 700 películas, ésta es una de ellas.
Billy Wilder nos relata la vida en la Alemania ocupada después de la Segunda Mundial a través de los ojos de Phoebe Frost, una congresista por Iowa de visita en Berlín para valorar la moral de las tropas, interpretada por una magnífica Jean Arthur.
El panorama que se nos presenta de la ciudad de Berlín es desolador con imágenes aéreas de una sucesión interminable de ruinas.
Pero los personajes se desenvuelven en este paisaje de destrucción con soltura en tono de comedia con toques de esperpento, con historia de amor e intriga de por medio.
Esa mezcla de géneros hace de Berlín Occidente una peli muy interesante.
Jean Arthur interpreta un papel de catetilla puritana y su contrapunto lo pone Marlene Dietrich que vuelve a hacer de mujer fatal con pasado nazi.
Wilder comentó sobre estas dos actrices: “Tengo una dama que tiene miedo de mirarse en un espejo y otra que no deja de mirar”.
Berlín Occidente está llena de momentos divertidos con ternura y el tono general es de una cierta ingenuidad que la hacen entrañable.
En la versión doblada al castellano que vi en DVD cuando hablan del estado del medio oeste (Iowa) lo pronuncian “ova“. Me pareció gracioso y le comenté a Elena, dándomelas de listo, que se pronuncia “ayogua“. Pero la congresista Phoebe Frost interpreta la canción de su estado y lo pronuncia: “ayogüey“. En consecuencia ni los dobladores ni yo tenemos idea de inglés.
John Lund es el protagonista masculino, un galán de la época, con su bigotito (ridículo). Tuvo una carrera corta y su peli más conocida es Alta sociedad (1956).
Pero estos dos actores son eclipsados por la presencia magnética de Marlene Dietrich que a pesar de su anterior vida al servicio El Tercer Reich resulta encantadora por su belleza y su presencia y aquí interpreta a una mujer irónica e interesada con un aire cómico que no tiene en otras pelis.
Una peli entretenida que no es una de las obras cumbres de su director.
Wilder vuelve a colaborar con I.A.L. Diamond para realizar el guión de esta obra maestra que retrata las miserias humanas.
Calvin Clifford “Bud” Baxter (Jack Lemmon) lleva una vida miserable al dejar su apartamento para las juergas de sus jefes de una compañía de seguros. Es víctima de su ambición. Desea ascender en su trabajo por este sistema.
Jack Lemmon vuelve a hacer una interpretación prodigiosa y llena de humanidad su personaje.
Wilder vuelve a disfrazar de comedia una tragedia y conmueve y divierte en proporciones perfectas.
Arremete contra la hipocresía de la burguesía. Esos hombres de negocios, pilares de la sociedad capitalista, que se corren unas juergas estupendas con unas querindongas y no son capaces de gastarse la pasta en un motel y prefieren usar el apartamento de un subalterno.
Hay momentos sublimes, en los que no sabes si reír o llorar, como cuando espera, helado de frío, en un parque con una gabardina encima del pijama. O cuando prepara pasta y usa una raqueta para escurrirlos.
Los momentos más hilarantes son en los que los vecinos le recriminan su vida de juerguista.
A Shirley MacLaine solo se le entregaron 40 páginas del guión. Wilder no quería que conociera como terminaba la peli para que mantuviera la esperanza respecto a su relación con su jefe (Fred MacMurray).
La escena de la fiesta de Navidad en la oficina fue filmada realmente el 23 de diciembre de 1959, con el fin de atrapar a todos con el estado de ánimo adecuado antes de las vacaciones. Billy Wilder rodó casi todo en la primera toma y comentó: “Ojalá fuera siempre así de fácil”.
El estudio postuló a Groucho Marx para el papel del Dr. Dreyfuss, pero Billy Wilder se negó ya que quería que el médico tuviera un carácter dramático.
Fred MacMurray era una persona muy tacaña en la vida real. En la escena en la que le da una propina al limpiabotas se negó a entregarle una moneda de 50 centavos: “En la vida daría yo esa propina”.
Paul Douglas había sido seleccionado para interpretar el papel que luego haría Fred MacMurray pero falleció de un ataque al corazón mientras desayunaba en Nueva York antes de coger el vuelo para comenzar la filmación.
El apartamento está considerada una de las mejores comedias de la historia del cine.
James Wan es el nuevo gurú del Cine de terror desde que en 2004 rodara Saw. Parece ser que en 2015 estrenará A todo gas 7.
Ed y Lorraine Warren, investigadores de renombre en el mundo de los fenómenos paranormales, son llamados por una familia aterrorizada por una presencia oscura en una granja aislada.
Basada en hechos reales sobre la familia Perron.
The Conjuring es una peli tremendamente divertida, llena de sustos pero que además mantiene bien la tensión.
Reúne todos los convencionalismos del género, en una especie de compendio general de cómo hacer una peli de terror.
Tal vez no aporta nada nuevo pero es un producto eficaz.
A pesar que entré de los últimos a la sala, unos amigos se ocuparon de buscarme un magnífico asiento en la fila 7 bien centradica.
Mi compañero de la derecha daba unos saltos en su butaca que me asustaban más que la peli. Le pregunté si estaba contratado por la productora para aumentar la tensión en la sala.
Es la segunda peli como director de James DeMonaco, con mucha experiencia en series para televisión.
En 2022 los USA viven en una situación de prosperidad gracias a que una vez al año, durante 12 horas por la noche, los asesinatos quedan impunes, es la noche de la Purga.
Ethan Hawke se ha hecho rico vendiendo sistemas de seguridad para la nochecita en cuestión, es un claro partidario del evento (por el interés te quiero Andrés).
Las imágenes con las que empieza la peli de tiroteos y asesinatos con cámaras de seguridad me resultaron francamente impactantes. La historia me atrapó hasta el final.
The Purge funciona bien como peli de terror aunque detrás de esta apariencia hay mucho calado moral.
La dirección es efectista con adecuados recursos narrativos.
Una noche que puede ser empleada para cometer crímenes y esto sirva de catarsis para un país resulta imposible pero cuando se refiere a los Estados Unidos de América te lo puedes creer. Imaginemos que los miles de muertes violentas anuales se produjeran en una sola noche y se usaran los millones de armas que acaparan los norteamericanos. La historia de este país está cimentada en la violencia (de éste y posiblemente de cualquier otro).
En la peli se plantea el asesinato por diversión pero también por envidia. No hay nada que despierte peores sentimientos que la prosperidad de un vecino.
Es el segundo largometraje de su director Zal Batmanglij, estadounidense de origen iraní.
Una ex-agente del FBI que ahora trabaja para una agencia privada de investigación se infiltra en un grupo antisistema y se convierte al ecologismo.
Cuento el argumento y destripo la peli, en el convencimiento que después de leer hasta el punto final nadie irá a ver esta producción.
La historia sigue el manual al pie de la letra del espía infiltrado.
El tema de la secta ecologista está tratado con una puerilidad y una zafiedad horrorosas. Sin el menor atisbo de profundización en la cuestión.
Los personajes son esquemáticos y se pasa superficialmente sobre ellos.
Pretende ser un alegato del ecologismo pacifista y en contra de la industria farmacéutica, pero el tratamiento esquemático e infantiloide ejercen casi el efecto contrario.
Conforme avanza el metraje empeora la peli. Hay momentos que pretenden ser dramáticos y dan vergüenza ajena. Todo termina degenerando en un telefilm de baja estopa que provoca graves efectos secundarios (cabreo, aburrimiento…)
Su protagonista Brit Marling está entre penosa e insoportable. Amenaza con estrenar cinco pelis el año que viene.
Es increíble que una producción de tan baja calidad haya llegado a los circuitos comerciales.
En esta peli Billy Wilder se ensaña con el mundo del cine. En ese universo las estrellas solo lo son fugaces. Satiriza sobre la fama y la inadaptación de muchas personalidades del cine mudo que no supieron adaptarse al cine parlante.
A Wilder se le ha atribuido la cualidad de ser un gran contador de historias pero que su cámara no estaba a la altura de sus relatos. Aquí claramente demuestra que esto es falso.
El principio de El Crepúsculo de los dioses es imaginativo desde el punto de vista visual y de guión. Un cadáver flota en una piscina y lo vemos desde el fondo y este muerto es el que nos va a relatar la historia en un largo flash-back que dura casi todo el metraje. Para la filmación de esa escena el director uso un truco con espejos.
La peli está llena de situaciones morbosas como el chimpancé muerto. Wilder fue invitado por el matrimonio Reagan a la Casablanca y Nancy le preguntó sobre el significado del mono en la casa de Norma Desmond. A lo que Wilder le respondió: “Está claro que se acostaban”.
La atmósfera es claustrofóbica con el escritor en horas bajas Joe Gillis atrapado en esa casa con elementos terroríficos y por esa mujer.
Sunset Boulevard es un thriller con elementos de tragedia pero carece de toques cómicos que caracterizan al genio Wilder.
En un pase antes del estreno para profesionales de Hollywood, Louis B. Mayer (jefe de la Metro y uno de los hombres más influyentes del cine de la época) se dirigió a Wilder y le espetó: “¡Es usted un cabrón! Ha desprestigiado a la industria del cine. Ha mordido la mano que le convirtió en alguien y que además le dio de comer. Deberían alquitranarle, emplumarle y arrojarle del país”. El director solo respondió: “Que te jodan”.
William Holden no fue la primera elección para el papel de Joe Gillis ya que hasta entonces había participado en pelis de poco éxito. Pero su buena interpretación facilitó que volviera a repetir con Wilder, entre los que hubo una buena amistad.
Varias actrices rehusaron el papel de Norma Desmond pero Gloria Swanson aceptó interpretando a una mujer más vieja que ella. Su actuación está considerada de las mejores del cine. Cuando Barbara Stanwyck vio la peli se arrodilló ante Gloria Swanson y el besó el vestido, totalmente admirada.
Entre Holden y Swanson se establece una relación malsana de amor-odio con un desenlace fatal.
Erich von Stroheim (director y actor) interpreta al exmarido y criado Max Von Mayerling con una entrega absoluta a la diva que ayuda a mantener su situación de falsa realidad, en una especie de servilismo total. Stroheim dirigió una docena de películas, sobre todo en la época muda, siendo su producción más importante la estupenda Avaricia de 1924. Como actor participó en 74 títulos.
La “Mansión Desmond” no se encontraba, en realidad, en Sunset Boulevard. Fue construida en 1924 por William Jenkins, costó 250,000 dólares. Su segundo propietario fue Jean Paul Getty , que la compró para su segunda esposa. Mrs. Getty se divorció de su marido millonario y recibió la custodia de la casa, ella se la alquiló a la Paramount para la filmación. La mansión fue demolida en 1957, y un edificio de oficinas se ubica en el lugar.
La “Mansión Desmond” es un personaje más, su aspecto decadente y majestuoso sitúa muy bien a los personajes. Todas las fotos de Norma Desmond que aparecen decorando la casa, sobre todo el salón, son de Gloria Swanson.
La secuencia en la que aparece el director Cecil B. DeMille corresponde realmente al rodaje de la peli Sasón y Dalila de 1949. El famoso director se prestó a colaborar de actor.
Una peli tan interesante por sí misma como por la gran cantidad de anécdotas y referencias que la completan. Todo ello hacen de El Crepúsculo de los dioses una de las pelis más importantes de la historia del cine.